Mi Tío Kostas

Kostas, después de la gala y la entrevista que concedió al periódico inglés The Times, cayó en cuenta de que Athina, estando en Londres, lo podría leer.

Sabe que la decisión que él tomó la puede afectar si es verdad que lo ama, aunque es lo mejor, pues así se va a desilusionar más de él y olvida su capricho. ¿Pero para él sí fue la mejor decisión? ¿Él sí podrá olvidarla?, pues hasta el momento no ha podido.

Llegó a la mansión junto a Alicia y, aunque decidió darle una oportunidad a su matrimonio, es la primera vez que la lleva a la mansión después de dos años de separación. No habían tenido intimidad; es algo que aún no le nacía hacer a Kostas, pero Alicia se preguntaba si esta noche iba a permitir dar un paso más en su reconciliación.

Kostas estuvo todo el tiempo en silencio, y cuando subió a su habitación, Alicia iba a entrar junto a él.

—¿Qué haces aquí? Puedes usar la habitación que ocupabas antes de abandonar la mansión hace dos años. Está tal cual como la dejaste. —Kostas no se sentía cómodo con Alicia en el mismo espacio.

—Kostas, ¿me estás echando de nuestra habitación? ¿Acaso no le vamos a dar una nueva oportunidad a lo nuestro? —Alicia inmediatamente le reprochó.

—Si, pero aún no estoy muy convencido de dormir contigo. Te pedí que fuéramos despacio y me des tiempo. —Kostas no se movía de la puerta, evitando que Alicia entre a su aposento.

—¿Y quién te dijo que yo quiero dormir contigo? Yo quiero hacer el amor con mi esposo. Ya esperé más de tres meses; no sé qué más despacio quieres ir, o que más tiempo necesitas. Déjame demostrarte que estoy dispuesta a todo, con tal de estar de nuevo contigo como la feliz pareja que éramos en el pasado. —Alicia se acercó a él y empezó a besarlo. Con sutileza lo fue acercando a la cama mientras le quitaba la camisa botón por botón con mucha paciencia.

Kostas, aunque al principio estaba reacio a caer en los encantos de Alicia, entendió que si volvió con ella, va a ser con todas las de la ley, como todo un matrimonio normal.

Se dejó desvestir, se dejó llevar, se dejó besar, se dejó amar, pero él no estaba allí. Estaba en una habitación de hotel, con una chiquilla que se dejó desvestir, se dejó llevar, se dejó besar, se dejó amar. Pero Athina no estaba allí, estaba lejos, muy lejos de él y él la quería a su lado. Quería que fuera ella la que le estaba haciendo todo eso, que fuera ella la que lo llenara de besos; quería que fuera ella la que estuviera esa noche en esa habitación.

—Kostas, ¡¿qué te pasa?! —Alicia le gritó indignada.

En ese momento, Kostas aterrizó en la realidad y se dio cuenta de que la indignación de Alicia se debía a que él no había respondido a ninguna de sus acciones y su amigo mucho menos. Estaba siendo injusto, pero no era capaz de conectarse con su pareja si no era la que quería a su lado.

Se quedó como un ser inerte en la cama hasta que sintió un portazo.

Era Alicia que había salido de su habitación.

Kostas dio un respiro de alivio; no se sentía cómodo con hacer lo que Alicia quería y no lo entendía. Era como si la pequeña hechicera le hubiera lanzado una maldición para que no estuviera con ninguna mujer. Pero la verdad es que su mente está siempre pensando en ella, y en esa magnífica entrega que le dio. Por eso compararla con otra mujer sería una falta de respeto; jamás podrá superarla y eso que él fue su primer hombre.

Tiempo, si, lo que él necesita es tiempo para retomar su relación con Alicia, pensaba Kostas erróneamente; lo que no sabe es que ni con tiempo podrá superar a Athina.

Al día siguiente, Kostas salió más temprano que de costumbre. No quería verse con Alicia y escuchar sus reproches, es más ni le nacía pedirle una disculpa aunque sabía que ella se la merecía.

Ni siquiera esperó a su chófer para dirigirse a su empresa; cuando estaba entrando al estacionamiento, sintió un fuerte dolor en el pecho. Se apretó fuerte con sus manos como si eso calmara el dolor que estaba sintiendo, pero esto solo lo hizo perder el control del auto y se estrelló contra una de las columnas de los separadores. Rápidamente se acercaron los guardias de seguridad del edificio y Porthos, que venía detrás de él en la camioneta de seguridad, rápidamente se bajó para sacar a su jefe del auto.

—Llévame... al hospital Metropolitano... creo que... estoy teniendo... un infarto. —Kostas a duras penas pudo hablarle a su jefe de seguridad.

Kostas estaba pálido y fue llevado por Porthas a la camioneta para dirigirse rápidamente al centro médico.

Mientras Kostas era atendido por los galenos, Athina es llevada por su amiga Ivet a la prestigiosa clínica The Manor. Al entrar, es trasladada rápidamente a la sala de partos.

—Señorita, no puede pasar. —Le decía una enfermera a Ivet: —En este momento la van a atender. No se preocupe, la doctora se va a comunicar con su obstetra de Londres para que le envíe toda la información de su amiga, pero sí necesito la demás documentación de su embarazo, además de las pertenencias de ella y del bebé.

Ivet se tranquiliza y se va a la sala de espera; allí llama a Marlon, que es el nuevo empleado del penthouse, para que le lleve los documentos y la pañalera a la clínica donde tienen a Athina.

Marlon se comunica con Constantin para avisarle que el bebé ya va a nacer, pero este no contesta. Por lo que recuerda, que el señor Philips antes de entregarle el cargo le dejó el número telefónico de su jefe, Athanasiau. Así que sin pensarlo lo llama a él ante la imposibilidad de comunicarse con su propio jefe.

📱 Buenos días, ¿el señor Silas?

📱Si, con él habla.

Athanasiau, se sintió nervioso de que lo estén llamando de un número telefónico del Reino Unido.

Temía que a su princesa le hubiera pasado algo malo.

📱 Señor Silas, soy el cuidador del penhouse del señor Constantin. Lo llamaba, pues él no me toma las llamadas y necesitaba avisarle que la señora ya va a tener el bebé. La tuvieron que llevar a la clínica más cercana del campus universitario. Si se puede comunicar con él, por favor, avísale que ya va a ser padre.

Athanasiau no entendía ni jota. ¿Cuál señora? ¿Cuál bebe? ¿Constantin va a ser papá? ¿Por qué no les había dicho? ¿Será Ivet la que va a tener un bebé de su hijastro? Sí, lo más seguro es eso, pero el susodicho, ¿por qué no había contado nada?

📱¿Ivet va a tener un bebé?

Fue lo único que atinó a decir Athanasiau, pues su cabeza era un caos tratando de organizar lo que su interlocutor trataba de decirle.

📱 No, la que va a tener un bebé es la señora Athina, y su esposo aún no lo sabe. Señor, ¿me escucha?

📱Ya mismo salgo para allá.