Nicol una chica que pasó la mayor parte de su vida estudiando y trabajando muere en un accidente, pero lo que no esperaba era renacer como la hermana de la villana de la novela que leyó antes de fallecer, pero en dicha novela Nadia la hermana de la villana fallece, ¿ Nicol podrá cambiar su destino ?.
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Capitulo 14
En la mansión Goldwyn Alida se encontraba preparándose para salir, cuando de pronto Nadia ingresa a la habitación de manera apresurada, con un gran ramo de rosas.
- Alida mira lo que te llegó.- lo decía emocionada, pues sabía quién había enviado el gran ramo.
- ¿Quién las envía?.
- Averígualo por ti misma, tiene una nota.
- A ver qué dice, "para la doncella más hermosa del reino".
- Ay, que bonito y no sé equivoca, eres hermosa.
- No menciona quien la envía.
- ¡Enserio!.- dijo arrebatándole la nota y comienza a examinarla.- Si, no lo menciona.
- Tu sabes quién las envío, verdad.
- Tal vez, pero no te lo puedo decir.
Al mencionar aquello Alida aún más curiosa empezó a interrogar a Nadia pero está se rehusaba a decir el nombre de quien había enviado el ramo, y después de un buen rato Alida se rindió.
- Bueno no me digas quien fue, de cualquier manera lo descubriré.- después de decir aquello se le ocurrió un nombre.- ¿Lo envío el príncipe Káiser?
- No, si los hubiera enviado él, hubiera tirado las rosas a la basura.
- Entonces quien fue, Nadia, muero de curiosidad, pero pensándolo bien, es imposible que alguien me las haya enviado, ya todo el reino sabe que estoy comprometida con el príncipe Káiser.
- Pues seguro las envío alguien quien gusta de ti.
- Ay Nadia,eres todo, un casó.
- Claro que sí, el amor entre villanos es fantástico.
- ¿Qué dijiste?.
- Nada, tonterías de niña chiquita, me voy, adiós.
Y sin más Nadia salió de la de la habitación de su hermana para dirigirse fuera de la mansión en donde la esperaba Lucían.
- Tardaste mucho no tengo todo el día.
- Perdón, ya vámonos.- dijo observando a su alrededor pero no podía observar ningún carruaje.- ¿Y el carruaje?.
- ¿Qué carruaje?, iremos a caballo.
Al escuchar aquello Nadia siente miedo, tal vez sea por el accidente que tuvo la verdadera Nadia hace mucho.
- No pienso subirme a uno.
- Es la única manera, si traía un carruaje de su majestad todos empezarían a rumorear.
- Si, pero…
- No me digas que le tienes miedo a un caballo.- lo dijo con burla.- jaja
- No te burles, está bien subiré a ese caballo, pero si me ocurre algo, tú te harás responsable.- dijo aún con miedo.
Sin decir más Nadia se subió al caballo y cuando esté comenzó a correr, Nadia cerró los ojos y agarro con fuerza a Lucían. Al llegar a la mansión del príncipe, Nadia bajo rápidamente del animal y junto a Lucían fueron con el príncipe Hadiel.
- Majestad, la señorita Nadia ya está aquí.
- Que bien, pensé que ya no llegarían, se tardaron mucho.
- Perdone majestad.
- Nadia, le llegaron las rosas a Alida.- pregunto Hadiel.
- Sabía que era usted, pero no escribió su nombre en la nota.
- ¿No?.- dijo dirigiendo su vista a Lucían, quien miraba a los costados evitando la mirada del príncipe.- Lucían.
- Majestad, si descubren que corteja a leydi Alida estando comprometida lo meterá en problemas.- dijo preocupado por la reacción del príncipe.- Además a las chicas les gusta tener admiradores secretos.
- Bien, pero no vuelvas a desobedecerme.
- Bueno y a todo esto para qué me pidió que viniera.- pregunto Nadia curiosa.
- Debes hacerte amiga de Cora, ganarte su confianza.
- ¿Para qué?.
- Para que el plan funcione, debes de hacerle creer a Cora qué es la mejor candidata para ser la esposa del príncipe Káiser.
- ¿Y eso en que ayuda?.
- De esa manera, ella no estará en contra de pasar una noche con el príncipe.
- ¿Ese no es un plan muy radical?.- pregunta Lucían.
- No, si ambos son conscientes de lo que hacen, además, no es necesario que pasen la noche juntos con que se vea salir a Cora de la habitación del príncipe es suficiente.
- Bien lo haré.- lo dijo decidida.- Me ganaré su confianza y me volveré su amiga será fácil.- dijo pero luego recordó lo ocurrido en la fiesta.- O tal vez no.
- ¿Por qué?
- Es que, al defender a mi hermana la trate mal.
- Y eso que, si te muestras arrepentida por lo que hiciste te creerán con facilidad.
Era verdad si se mostraba arrepentida por lo que dijo le creerían con facilidad, solo debe actuar. Después de esa pequeña reunión con Hadiel y Lucían, Nadia volvió a su casa y se dispuso a salir nuevamente pero en esta ocasión se dirigiría al palacio, pues seguramente Cora estaba ahí.
Cuando llegó al palacio, una de las damas de la princesa la guio a donde se encontraba la princesa, Elba se extrañó al saber que Nadia la visitaba pero en el fondo estuvo feliz pues ya la extrañaba.
- Princesa.- Nadia hizo una reverencia.
- No hagas eso, eres mi amiga, a menos que aún sigas enojada conmigo.
- No lo estoy, pensé que usted sí lo estaba por lo ocurrido en la fiesta, solo vine a disculparme.- dijo mirando a su alrededor, al parecer Cora no se encontraba en ese lugar.
- Me alegra que hayas comprendido que tu hermana hizo mal, al tratar de hacerle daño a Cora.
- Así es.- dijo con una sonrisa fingida.- y hablando de Cora dónde se encuentra, también vine a disculparme con ella.
- Mi madre le prohibió la entrada.- aquello dicho por Elba sorprendió a Nadia.
- En serio y ¿por qué?, si Cora es una buena persona.
- Mi madre ve mal a las personas de bajo estatus, pero ya hablé con mi padre, Káiser también lo hizo y mi padre le permitió la entrada así que mañana vendrá.
- Si es así vendré mañana, le debo a Cora una disculpa.
- ¿No te quedarás a platicar conmigo?.
Nadia al ver la expresión triste de Elba decidió quedarse a platicar, ya cuando el sol se ponía, Nadia decidió volver al ducado, al llegar vio a Alida feliz apreciando las rosas recibidas en la mañana.
- Nadie ya llegaste.- menciona para luego dirigirse a darle un abrazo a Nadia.
- ¿Por qué estás tan feliz?
- Ya sé quién me envió las rosas, te dije que lo iba a descubrir.
- Y según tú quién fue.
- No es por ser presumida, pero en el pueblo escuché que el príncipe Hadiel había pedido un gran ramo de rosas estoy segura de que fue él ¿no es así?.
- Sí.
- ja, ja, ja, sabía que era él, pero no me enteré en el pueblo cuando saliste te vi marcharte con el guardia del príncipe, así que lo supuse y tú me confirmaste que es cierto.
- Tramposa.
Dijo Nadia indignada porque cayó en aquella trampa, unos segundos después ambas se echaron a reír.