Me Enamoré De Ti

Sí, no se preocupe, eso sí puedo hacer.

Sergio escribió una nota muy larga para Camila y se la dio al taxista junto con las maletas, el taxista se fue llevando las cosas a la casa de Leonel mientras Sergio cerro la puerta y se puso a llorar dentro su casa, amor, amor, vuelve, mi amor, vuelve, me enamoré de ti, me enamoré de ti, mi vida, te amo, te amo mi vida.

Cuando el chófer llegó a la casa de Leonel, le entrego las maletas y también la nota a Leonel, él tomó la nota, la leyó antes de entrar. En ella decía: Camila, mi amor, perdóname, no quise causarte semejante daño, mi amor, todo es culpa mía, es por eso que te pido perdón, sé que eres una maravillosa madre, sé que Abelito estará bien junto a ti, pero te pido que permitas qué lo vea por favor no lo alejes de mí, yo, yo me veo obligado a estar cerca a María, por mi hijo, ese pequeño no tiene la culpa de lo que hice, no quiero que le pase nada, es por él, solo por él que debo permanecer al lado de María.

Leonel cerro la nota y entro a su casa en donde estaba Camila dándole de lactar a Abelito.

Leonel, llegaron mis maletas, dijo Camila en un tono muy triste.

Sí, y también Sergio te envío una nota, quieres leerla.

¡No!, no quiero, estoy bien así, y estoy segura de que la decisión que él tomo, siempre será la correcta.

OK, igual si luego decides leerla, la dejaré por aquí, prepararé algo de cena si deseas algo en especial me dices.

No, de hecho, no tengo hambre, solo quisiera estar sola.

No, Camila, ¡no!, ¡maldición! Grito Leonel, asustando a Camila.

Leonel, me asustas.

Lo siento, no quise asustarte, solo que odio cuando las personas, tratan de compadecerse a sí mismo, vamos Camila, ya deja de sufrir por Sergio, acepta que se acabó, tienes un hijo ahora enfócate en él, rayos, sabes es mejor que te deje sola, me voy.

Leonel salió azotando la puerta, Camila se acercó a su bebé.

Mi amor, Leonel tiene razón, no puedo dedicarme a llorar, por estar lejos de tu papá, no, debo ser fuerte por ti mi amor, tengo que ser madre antes que mujer, yo me encargaré de ti mi amor.

Camila se quedó dormida y abrazada a su pequeño bebé. Mientras Sergio solo lloraba con una botella qué solo le quedaba algo de licor en la botella, entonces Daniela, llegó tocando la puerta Sergio no abrió por más que tocó, Daniela pensó que ellos salieron, así que se fue a su casa.

Al día siguiente Camila se levantó muy temprano estuvo buscando algo que preparar para el desayuno, cuando escucho que tocaban la puerta ella fue a abrir, era Leonel quien estaba de pie frente a la puerta con una bolsa de supermercado, qué se la enseño a Camila y le dijo.

Traje desayuno.

Oh, gracias de hecho me atreví a buscar en tu alacena, lo siento.

Ja, ja, ja, ja, no te preocupes, como no pasó mucho tiempo por aquí, porque estoy junto a mamá, no tengo nada para cocinar, pero traje solo para el desayuno si gustas luego podemos salir a traer para el almuerzo.

No, no prefiero no salir aún, no quiero encontrarme con Sergio en la calle.

Como quieras, si gustas yo podría ir a traer, solo que tendrás que hacerme una lista.

¡De verdad!, te agradecería mucho.

Sí, y en donde está ese hijo tuyo.

A ti no te gustan los niños verdad.

Bueno, pues nunca he tenido la oportunidad de enseñar a niños felizmente, porque de seguro los ahorco, sé que son muy traviesos de hecho, una vez salí con una profesora de inicial y no, no, te diré que fue una terrible experiencia.

Bueno entonces cuidaré bien de Abelito, para que no te incomode.

Sí, no quiero ahorcar a tu hijo.

Si, no te preocupes.

Leonel se sentó a preparar sus clases mientras Camila preparaba el desayuno, Abelito estaba en la alfombra, empezó a gatear hacia Leonel, él no se dio cuenta, hasta que Abelito toco su pie, Leonel dio un grito.

¡Camila!

Que, que sucede Abelito mi amor, mi amor gateaste, mi pequeño vaya, felicidades mi amor, lo siento Leonel.

Leonel achicó los ojos y miro al pequeño Abelito y le dijo.

Me asustaste mucho pequeño monstruo.

No le hagas caso amor tú no eres un monstruo solo estás aprendiendo de la vida, el monstruo es el que no te entiende.

Leonel sonrió y trato de seguir escribiendo.

¡Ya! No me puedo concentrar, todo por culpa de ese pequeño monstruo, ¡Camila!, ya tienes la lista iré a comprar, no me puedo concentrar.

Si, está sobre la mesa, dame un minuto, ya te doy el dinero, listo, mi amor, vamos a dejarte aquí para que juegues en tu corralito, terminó de cocinar y luego jugamos si mi amor.

Camila salió de su cuarto y ya no encontró a Leonel fue a ver la lista y tampoco había lista, después de 2 horas llego Leonel trayendo las compras.

Leonel, no alcancé a darte el dinero lo siento, cuanto te debo.

No es nada, si mantienes al monstruo lejos de mi, y me preparas desayuno, almuerzo y cena.

No, eso sería abusar, además también te tengo que pagar de lo que permites quedarme.

Hagamos un trato.

Sí, cuál.

Te quedas en la casa, si la mantienes, siempre limpia y claro que me permitas hacer mis clases desde aquí, porque si la hago en casa de mi mamá, no permite que me concentre.

Bien, y yo compro mis productos.

No ya eso se arregló, yo los compro y tú los cocina para mí también, ah y no olvidemos, monstruo lejos de mí.

Bueno está bien, creo que no puedo dejar escapar esta oferta después de todo debo reunir dinero para mi pequeño.

Bien, entonces está dicho, vamos tengo hambre.

Bien, no me demoro.

Así fue sábado, luego domingo, Leonel salía de la casa de su mamá y en el camino se encontró con María.

¡Buenos días!, profesor Leonel.

María, ese milagro de verte por aquí.

Sí, vine a ver a mi madre.

Es raro en donde estás viviendo ahora, desde ayer que no te veo aquí.

Sí, ahora voy a vivir con el futuro padre de mi hijo.

No me digas, ósea que el director te embarazo, porque yo no, yo me cuidaba.

Cállate, estúpido no vuelvas a repetir eso otra vez de lo contrario, te vas a arrepentir, además te conviene que Sergio esté lejos de esa profesora, o no.

Si, si me conviene, bueno me voy.

Nos vemos, yo si conseguí lo que tú no.

Ja, ja, ja, ja, yo nunca me voy a embarazar.

Estúpido.

Leonel se fue a su casa toco la puerta y salió Camila.

Buenos días, Camila mira traje, pan y estas galletas que le das a ese monstruo.

Gracias, Leonel, mira amor, Leonel te trajo galletita vainilla.

Camila.

Sí.

Me encontré con María.

Ella quien es.

Ja, ja, ja, es curioso que no sepas quién es, es la embarazada de Sergio.

Ah ya la recuerdo, no quiero saber nada de ella.

Pues, me dijo que ya está viviendo, juntos en la casa de Sergio.

Era de esperarse, después de todo va a ser la madre de su hijo.

Ja, ja, ja, ja, si claro.

No le veo la gracia, no entiendo por qué te ríes.

No, solo me imagine, otro monstruo como este, no, no mejor ni me lo imagino, voy a terminar con mis clases,

Bien, en un momento termino el desayuno.

Leonel pasó a su mesa y vio la nota que envió Sergio en el mismo lugar eso quería decir que Camila ni siquiera lo leyó, él continuo y se sentó, a escribir.

Todo estaba bien hasta que Camila le paso la voz a Leonel para desayunar él se levantó y paso por el lado de Abelito.

Hola monstruo, ¡Camila!

Que, que sucede ahora.

Él, cof, cof, el pequeño monstruo se pudrió, esta que huele horrible.

No seas malo, ven mi bebé, tu desayuno está servido iré a cambiar a mi bebé.

Sí, pero cámbiale por uno que no huela así. Qué barbaridad, qué cosa come ese niño, ah ya me echo a perder el apetito, uf.

Leonel, tomarás desayuno, ya está servido.

Sí, si claro, solo que el monstruo me removió el estómago.

No te imagino como padre, pobre de tus bebés.

Yo, yo en realidad Camila, yo no podré tener hijos jamás.

No seas tan duro, contigo mismo, ya llegará el momento en el que estés listo.

No, no entiendes, yo de pequeño tuve un accidente, y los doctores dijeron que a causa de ese accidente, yo jamás podré tener hijos.

Yo lo siento Leonel, lo siento.

No tienes por qué sentirlo, no es tu culpa, en realidad, yo vi al padre de Sergio traté de alcanzarlo, y un auto me atropelló, yo nunca dije por qué me accidente, eres la única en saberlo.

Te prometo no decir nada, y en donde viste al padre de Sergio y de Daniela.

Cuando cruzaba la calle, yo le llamé y nunca volteo a verme, bueno, pero aquí estoy aún para molestar al monstruo.