Cuando una mujer ama, ¿hasta dónde es capaz de llegar con sus acciones? ¿Puede ser capaz de abandonarse a sí misma para ser el arma de la persona amada y cumplir con todos sus caprichos y deseos? ¿Es esto amor? ¿Y qué pasa cuando esa ilusión se rompe en pedazos?
Elyana, ella tiene todas las respuestas, fue capaz de dar todo por un hombre que dijo amarla, mato y robó, usó todo lo que tenía para darle el trono al hombre que amaba, pero cuando obtuvo lo que quería, este hombre simplemente la desechó como si ella no valiera nada.
Al morir, su alma se transformó en una mariposa que voló libre, pero por el dolor y odio que cargaba su alma no pudo descansar, y siendo atraída por sentimientos similares a las de ella, tomo el cuerpo de una mujer llamada Elizabeth, que al igual que ella murió traicionada.
Ahora con esta nueva oportunidad, ella podrá conseguir lo que más anhela, venganza.
El camino de la venganza para Elizabeth y Elyana, se abre...
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Cap 14
Habían pasado los días, y el momento esperado llegó, el día de la boda del príncipe Sebastián y Layla finalmente había llegado.
La mansión de la novia estaba exquisitamente decorada. La pomposidad era visible desde cualquier ángulo; mires por dónde mires se veían lujos y más lujos. Era evidente que el primer ministro quería presumir de su hija, que pronto sería una princesa imperial, lo que lo llevaría a él a ser parte de la familia imperial y estaba orgulloso de si mismo y de su hija.
- mi querida hija supo cómo darle honor a su casa, y no como esa bastarda desaparecida- Dijo la madre de Layla mientras la abrazaba.
- a los muertos no se les debe mencionar en un día tan importante- entró diciendo el primer ministro y le daba un beso a su amada hija.
La familia feliz bajó a la sala dónde se llevaría a cabo la ceremonia, todos los invitados estaban presentes, excluyendo a los emperadores que no estaban presentes y muchos querían saber el motivo de la ausencia de ellos, incluso Elizabeth se encontraba en el lugar mirando el espectáculo con Lila al lado.
- ¿duele el corazón?- Preguntó lila en voz baja mientras sonríe disimuladamente.
-¿Cuál corazón? recuerda Lila que mi corazón fue perforado una y otra vez por una escoria y al final, por tanto dolor elegí morir por mano propia. Mi cuerpo se convirtió en alimento para las bestias a pedido de él. Así que, para ellos-, dijo señalando con la cabeza a la pareja de recién casados, -no hay corazón para perdonar, o sentimientos para sentir siquiera un poco de lástima por ellos-.. Respondió Elizabeth..
Inmediatamente Lila se arrepintió de sus palabras. Quería hacerle una broma, pero solo le trajo malos recuerdos y bajó la cabeza diciendo - Lo siento-.
Elizabeth solamente sonrió y asintió - no te preocupes. Por algo regresé y es para cobrar todas las deudas pendientes-..
Dicho ésto dio la vuelta para seguir a la multitud que iba saliendo afuera, ya que la ceremonia de boda había acabado y ahora debían ir hasta el palacio para la celebración. Habían acordado llevar a cabo la ceremonia de boda en la gran mansión del primer ministro, y luego trasladarse al salón del palacio donde se llevaría a cabo la fiesta de celebración después de la boda, dónde a partir de hoy viviría Layla como princesa.
Cuando estaba por salir de la mansión por inercia miro a un lado, un caminito que llevaba a la antigua casa donde ella fue enviada cuando aún era Elyana, y sin pensarlo dos veces caminó seguida de Lila hasta llegar al lugar. Era la casita del fondo, su lugar de reclusión. Miraba por todos lados recordando los momentos que vivió ahí y por más que buscaba en su memoria, no hallaba nada bueno para recordar.
- mira Lila, este lugar es el reflejo de un alma en pena que clama venganza-.. Dijo mientras usaba su abanico para golpearse la nariz levemente y deteniéndose agregó, - quemaré este lugar cuando todo termine...
En ese momento llega el primer ministro quién se había dado cuenta de que alguien estaba curioseando en aquel lugar donde estuvo viviendo la bastarda antes de desaparecer.
- mi laidy, no es apropiado que una dama recorra sola por ahí. Puede pasar cualquier cosa-.. Dijo sonriendo asquerosamente aquel hombre al que una vez llamó padre.
- Señor primer ministro, no se preocupe, sé cuidarme. Y disculpe si lo ofendí entrando a recorrer sin su permiso, espero me disculpe-.. dijo Eli como una pequeña reverencia.
- no hay problema, para la próxima puedo darle un recorrido por el lugar si quiere.
- no es necesario, aunque me da curiosidad saber quién vivió aquí, ya que parece abandonado-, dijo Elizabeth mientras volvía a mirar la casita.
- alguien sin importancia, que ya falleció.
- Puedo preguntar ¿de quién se trata?- volvió a interrogar Elizabeth.
- la hija de mi primera esposa, producto de un adulterio. Pero desapareció y al buscarla descubrimos que se había fugado con un hombre, lamentablemente ahora está muerta-.. Dijo el primer ministro con una cara fingida de tristeza.
Elizabeth sabía que su padre no la quería, pero nunca imaginó escuchar de él aquellas palabras. La estaba calumniando, una sarta de mentiras dichas para hacerse ver cómo la víctima. Apretó tanto las uñas a la palma de su mano que terminó sangrando. Lila al darse cuenta de ésto se dirigió a Elizabeth para decirle que llegarían tarde si siguen ahí.
Así salieron del lugar dejando solo al primer ministro en aquel lugar.
- para ti también tengo cosas preparadas querido padre-.. Pensó para sí Elizabeth.
Llegaron al carruaje y se dirigieron rumbo al palacio. Mientras iban en camino Elizabeth le preguntó a Lila si ya tenía todo listo a lo que ésta solo asintió sin decir nada.
- bien, mi regalo de bodas será un buen espectáculo para todos-. Dijo mientras sonreía mirando el paisaje por la ventana del carruaje.
Habían llegado al salón, los emperadores estaban sentados en sus tronos, y cerca de ellos El príncipe Sebastián y la ahora princesa Layla. Todos los que iban llegando se acercaban a dar sus saludos y felicitaciones a la nueva pareja.
La fiesta transcurría y todos comían y bebían hasta que llegó el momento del primer baile de los recién casados. El baile no duró mucho, y al finalizar los recién casados muchas parejas pasaron a la pista de baile. Elizabeth se encontraba charlando con la emperatriz, y se veía que se llevaban muy bien. Muchos empezaban a murmurar cosas cómo;
- no sabía que la emperatriz fuera cercana a la hija del gran general.
- hay rumores de compromiso entre ella y el príncipe Nicolás.
- vaya joyita se va a llevar como marido, todos saben que ese príncipe es un mujeriego.
- además dudo que sea considerado príncipe heredero algún día.
- La señorita Elizabeth es hermosa, ese hombre no la merece.
Todas esas habladurías las estaba escuchando Nicolás desde un rincón. Había asistido a la fiesta sin llamar la atención. Ya que Elizabeth le había recomendado asistir para disfrutar de un buen espectáculo. Y como buen curioso que es, no se resistió y ahí estaba él ahora, esperando a ver lo que iba a pasar.
Se levantó de dónde estaba y fue directo a donde estaban sus padres y Elizabeth. Saludo y luego estiró la mano para pedirle un baile a Eli.
-¿podría mi hermosa prometida aceptar bailar conmigo?
Elizabeth se disculpó con la emperatriz y acompañó a Nicolás a la pista de baile. Ambos llamaron la atención de todos inmediatamente. Estaban bailando tan exquisitamente que daba placer ver cada movimiento de ellos, la pista se despejó para ellos.
Sebastián se dio cuenta que todos miraban la pista de baile y dirigió su mirada ahí para ver a la hermosa Elizabeth bailando con su odioso hermano. Layla al ver dónde miraba su, ahora esposo, quiso reprochar pero se acordó de la advertencia que le hizo su esposo, asi que sólo pudo bajar la mirada. Ya encontraría el momento adecuado para hacerle algo a esa mujer que atrae los ojos de su marido.
Mientras Sebastián estaba perdido mirando el baile de Elizabeth, un sirviente pasa con una copa y lo agarra para beber. Cuando terminó el baile, vio que Elizabeth se dirigía al jardín y decidió seguirla, pero no la pudo encontrar. Empezó a sentirse mal, muy acalorado así que decidió buscar una habitación para tratar de calmarse y sentirse mejor. Pero a medida que caminaba, sentía más y más calor y su amigo empezaba a crecer y doler, él se estaba descontrolando.
-¡carajo!. Esa última bebida tenía algo - pensó mientras prácticamente corría en una de las habitaciones cercanas, dónde al llegar entra y cerró la puerta. Ya estaba desesperado y empezó a quitarse toda la ropa, y cuando miró a la cama, vio a dos mujeres desnudas tocándose, parecían estar esperando por él. No lo pensó dos veces y se tiró sobre ellas.
Por otro lado, se habían preparado fuegos artificiales para la noche y todos estaban dirigiéndose al jardín para disfrutar de ese espectáculo de colores. Mientras tanto, Layla buscaba a su marido, no podía encontrarlo por ningún lado. Hasta que decidió ir afuera donde todos estaban reunidos.
Una vez que todos estaban afuera esperando los fuegos artificiales, se empezaron a escuchar ruidos muy fuertes en una habitación cercana.
- más duro, más fuerte
- es mi turno, ven dámelo
Palabras obscenas y gritos. Era un verdadero escándalo lo que estaban escuchando. Todos se dirigieron al lugar de donde salían esos ruidos, ya que tenían mucha curiosidad. Incluso, la emperatriz y el emperador. Nicolás estaba cerca de Elizabeth y le murmuró;
-¿por qué presiento que esto tiene que ver con el espectáculo que mencionaste?
Elizabeth solo sonríe y responde - solo disfrútalo-. Pero Nicolás vuelve a hablarle desde más cerca ahora;
-a ti te quiero disfrutar, espérame está noche.
Elizabeth no dice nada y solo lo mira de reojo. Ya todos estaban frente a la puerta y los ruidos que salían de aquel lugar daban vergüenza ajena. Dudaron un poco en entrar y averiguar lo que estaba pasando, pero la curiosidad les ganó y abrieron la puerta que para sorpresa de todos estaba sin seguro. Y más grande fue la sorpresa de todos al ver la situación en la que encontraban esos tres en la cama.
Eran Estefani desnuda arriba de la cara de Sebastián y este le estaba dando placer con su boca mientras que la madre de Estefani daba saltitos arriba de Sebastián.. Todos quedaron en shock con lo que estaban viendo..
