Project Universe: Explorers

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Una delicia de olores flotaba en el ambiente: cangrerocas al ajillo, cackaroos asados y otros platillos de nombres tan raros como sabrosos se servían sin descanso en el restaurante CackFood.

—¡Por favor! ¡Otra ronda de Corpiñuelos!

—¡Y yo otro tarro de pastel envasado!

La barra estaba a reventar. El pastel envasado era la sensación del día, aunque la bebida más famosa seguía siendo el Niágara.

—¡Este vaso está delicioso…! —Writz sorbía como si quisiera prolongar ese placer hasta el fin de los tiempos.

El Niágara se preparaba con azucarita, un mineral brillante, dulce y, para sorpresa de algunos, embriagante.

—¡Ja! Ni el pollo asado se compara con esto… —murmuró Alex, con la boca llena de Cackaroo.

Qué falta de modales... Aunque nadie se quejó… todavía.

—Sabes, Heart, creo que deberíamos hacer estas pausas más seguido. —Writz mordió una Fluchicha que, por suerte para él, no estaba carbonizada.

—Mientras tengamos dinero… Ahora mismo nuestro objetivo es llegar a fin del trimestre con lo que tenemos. Alex apareció cuando estábamos a mitad del segundo mes… —Heart cortaba con precisión trozos de Cackaroo bañados en acero fundido, una receta casi diseñada para robots Humex.

—Cómo me gustaría acompañar esto con una Dr Pepper… —suspiró Alex.

—¿Dr qué? —preguntó Writz, curioso.

—Es cierto… ¿qué cosas suelen comer en la Tierra? —añadió Heart.

—De todo un poco, menos minerales. Carne, verduras, pescado, cereales… —empezó a explicar Alex.

Pero la frase se cortó con un dolor repentino en la cabeza. Sus ojos brillaron en celeste por un instante.

—¿¡Estás bien!? —Heart le tomó del hombro.

Alex asintió, recuperando el aliento. El dolor había pasado, aunque seguía siendo igual de intenso que siempre.

—Me sorprende lo que puede causarte una simple mordida de esos infectados… —analizó Writz.

—Al menos agradezco no convertirme en uno de ellos. El sufrimiento constante… eso sí que es peor que la muerte. —Alex se reincorporó.

Heart le acarició la cabeza. Extraño, pero genuino: parecía comprender lo que decía el humano.

—Menos mal que la enfermería supo tratar el Xereos. —comentó la robot.

—Y usando hojas de mentonïlo. Me sorprende que no supieras su nombre cuando delirabas frente al Dr. Caracoloro. —añadió Writz.

—Es un nombre difícil. Además, dijeron que tenía trescientos años de experiencia; pensé que ya sabía de sobra qué hacer… —explicó Alex.

—¿Insinúas que trescientos años es llegar a viejo? —Heart fingió indignación.

—¡No, claro que no! Solo creo que empezó a trabajar cuando la enfermería aún estaba en construcción. —replicó Alex.

El trío rió, ajeno a que la calma estaba por romperse.

Entre la multitud, estallaron gritos y ovaciones.

—¡Es Esker! ¡No puede ser!

—¡Esker! ¡Dame un holografo, por favorcito!

El nombre hizo que el rostro de Heart pasara de tranquilo a crispado. Se giró hacia la multitud, con Alex y Writz siguiéndola con la mirada.

Un ser completamente hecho de agua, con ojos blancos brillantes y dientes afilados como los de un tiburón, avanzaba como si fuera dueño del lugar.

—Hola a todos, lastimosamente solo estoy de paso… Vengo a… —Esker clavó la vista en el equipo Explorers—. Saludar a unos viejos amigos…

La sonrisa del tipo destilaba malicia. Alex podía oler los problemas desde aquí hasta Tangamandapio.

Heart calló, continuando con su Cackaroo metalizado. Los pasos del ser acuoso sonaban como cubos de agua derramándose.

—Me sorprende que ya tengas un equipo oficialmente… Heart… —dijo, sentándose junto a ellos.

La incomodidad de Heart era evidente; no quería verlo ni en pintura.

—Un gusto verte, Esker… —Writz forzó una sonrisa—. ¿Cómo están todos en Heartless…?

Ese nombre hizo que Alex frunciera el ceño.

"¿Heartless…?" pensó, mirando a Heart.

Sus ojos reflejaban nervios e inquietud: todo en su cara decía "Quiero salir de aquí".

—Perfecto. Subimos a rango estrella. Nuestras hazañas ya se transmiten en toda ARMA… —Esker no apartaba la vista de la robot.

Alex quería preguntar, pero intuía que hacerlo podría tensar aún más la situación.

Su curiosidad, sin embargo, ya estaba encendida.

—¿Qué clase de hazañas? —preguntó Alex, frunciendo el ceño con curiosidad.

—Ah, me alegra que preguntes… A todo eso, ¿qué se supone que eres? —replicó Esker, con una sonrisa torcida.

—Soy Alex, y soy un humano. ¿Tú qué eres? ¿Un bidón andante? —La pregunta hizo que el ser se tensara, pero mantuvo la compostura.

—Soy Esker, un famoso hydronido de estos lares de ARMA. De seguro has escuchado del equipo Heartless, ¿no es así?

Alex negó con la cabeza, sin apartar la mirada.

—Alex es alguien reciente… No lleva mucho tiempo aquí —comentó Heart, mirando al suelo, evitando al hydronido.

—Oh, ya entiendo. ¡Por eso no te ha dejado aún! —Esker soltó una risa burlona que crispó a Alex.

“Ah, ahora sí te voy a aventar todas las de Polo Polo… Pedazo de…” pensó el humano, apretando los puños.

—Creo que es mejor si te retiras, Esker. Ha sido un gusto que te tomaras tu tiempo para saludar —intervino Writz, con voz firme y serena.

Esker sabía que con el elfo no se podía bromear. Su calma y sus palabras siempre tenían un peso inesperado, incluso en momentos tensos.

—Bueno, está bien. Lamento haberles arruinado el almuerzo —dijo Esker, levantándose lentamente.

Alex vio cómo Heart cerraba los ojos, claramente frustrada y agotada.

Esto no se iba a quedar así…

—Oye, ¿y tú estás hecho de agua? —preguntó Alex, tratando de romper la tensión con curiosidad.

—¿Eh? Sí, ¿por qué? —respondió Esker, con desconfianza.

Alex le acercó un vaso vacío, con una sonrisa traviesa.

—¿Me sirves un poco? Es que no quiero caminar hasta la máquina.

El hydronido frunció el ceño, la molestia burbujeando bajo la superficie.

Heart soltó una pequeña sonrisa al escuchar la escena.

—¡Yo no sirvo bebidas! ¿¡Acaso crees que por estar hecho de agua te voy a llenar un vaso como si nada!? —replicó Esker con voz irritada.

—No, solo preguntaba. Tampoco es que sea hidrofóbico —replicó Alex, encogiéndose de hombros.

Heart ya se reía a carcajadas; Alex simplemente disfrutaba ver cómo molestaba al hydronido.

Writz hizo lo posible por contener una sonrisa, refugiándose en su serenidad habitual.

Pero Esker hervía de enojo, las burbujas casi visibles en su cabeza.

—Ah, así que muy gracioso, ¿eh? ¡Ahora entiendo por qué estás en este grupo de ineptos! —gruñó Esker.

—Hey, tranquilo, solo te molestaba un poco. No te me vayas a evaporar… —respondió Alex, sin perder la sonrisa.

—¡No jodas, Alex! —Heart, riendo aún más fuerte, se agarró de él mientras le dolía la barriga.

Alex devolvió la sonrisa al verla tan animada, hasta que sintió un látigo mojado envolver su cuello.

—Oh, oh… —musitó.

Fue arrastrado de la mesa hasta quedar frente a Esker, quien mostraba una mirada amenazante.

—Escucha bien… Más te vale cuidar tus modales frente a mí… No me agradan los idiotas…

Heart apartó al hydronido con un empujón decidido, mientras Alex todavía sentía la marca húmeda en el cuello.

—Si no te agradan los idiotas, entonces deja de actuar como uno, ¡Esker! —Heart se plantó firme frente a Alex, a la defensiva.

El restaurante quedó en un silencio denso, como si todos contuvieran el aliento. Esker lo notó y, con una sonrisa cansada, decidió bajar la tensión.

—Muy bien… Muy bien… Hagamos algo —dijo, alejándose un poco—. Hay una feria no muy lejos de aquí. Mi equipo está allí. El equipo que gane tres juegos se ganará el respeto del otro.

Heart observaba la multitud, que empezaba a emocionarse ante el reto. El problema ya no era solo suyo, ahora todos estaban involucrados.

—¿¡Qué dicen, gente!? ¿¡Están listos para una competencia!? —gritó Esker.

—¡Sí! —respondió la multitud con entusiasmo.

Todos salieron del restaurante, expectantes y curiosos. Heart, nerviosa, dirigió una mirada de decepción hacia Esker.

—Los estaré esperando… Si se atreven. Ja, ja… —dijo el hydronido, alejándose con paso firme.

Heart se cubrió la cara con las manos, abrumada.

—¡Ah! ¡Me lleva la gran tuerca! —exclamó, pateando una silla con tanta fuerza que esta salió volando por la ventana—. ¡Ay, cómo odio a ese tipo!

—Heart, tranquila. Solamente vino a molestarnos, es solo eso —dijo Writz con una sonrisa comprensiva.

—¡Ya sé! Pero eso no quita que… Ah… Solo vámonos… ¿sí? —volvió a su actitud pesimista, con la voz baja.

Alex la observó con los brazos cruzados, notando que algo más profundo la perturbaba.

—Heart, ¿ese tipo te hizo algo? —preguntó con preocupación.

Ella levantó la vista y lo miró, con ojos que reflejaban tristeza y nerviosismo.

—Antes, Esker fue miembro del equipo de Heart. Hace varios años. Yo todavía no me había unido oficialmente —explicó Writz, con tono serio.

Heart bajó la mirada, incapaz de ocultar más la verdad. Alex debía saberlo.

—Hace unos veinte años… Esker y yo éramos buenos amigos… Entrenamos arduamente para superarnos… —su voz temblaba y un nudo en la garganta le impedía continuar.

Alex captó el peso de sus palabras, su expresión cambiando a una mezcla de comprensión y tristeza.

—Pero luego… —Heart quiso seguir, pero no pudo evitar que las lágrimas asomaran, junto a símbolos de alerta parpadeando en sus ojos.

—¿Qué fue lo que pasó…? —preguntó Alex con voz suave.

Los parpadeos nerviosos de Heart y las lágrimas le hablaban más que cualquier palabra.

—Alex, mejor ya no… Ya no preguntes… —susurró Writz, mientras Alex asintió en silencio.

—Perdón. No tienes que hablar de eso si no quieres recordarlo —dijo Alex, abrazando con delicadeza a Heart.

Ella abrió los ojos y correspondió al abrazo con una calma silenciosa.

"Gracias por no abandonarnos…" pensó la robot, con el corazón un poco más ligero.

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El trío salió del restaurante; la tablilla del iguagoma, ese dispositivo personal que ayuda a gestionar información y comunicaciones, aún no sonaba.

—Vaya que ese tipo se toma su tiempo para mejorar tus guantes… —dijo Heart, rompiendo el silencio.

—Sí, tal vez deberíamos aprovechar para caminar un poco más, ¿no crees? —Alex guardó la tablilla en su bolsillo.

Heart miró hacia la distancia: globos, juegos mecánicos y puestos iluminaban el horizonte.

Era la feria de la que Esker había hablado…

Un pequeño tic en su ojo le hizo fruncir el ceño con determinación.

"Esker no se saldrá con la suya esta vez…" pensó.

—Podríamos aprovechar para buscar algún anillo élfico por aquí. ¿Conoces algún lugar, Writz? —preguntó Alex.

—No, no suelo transitar estas calles. Normalmente viajo a… Heart, ¿a dónde vas…?

Alex y Writz vieron cómo Heart empezó a caminar decidida hacia la feria, sin decir palabra.

—Y parece que irá a buscar pelea… —comentó Alex, siguiéndola—. ¡Okay, estoy dentro!

Writz los observó irse y se limpió una lágrima de felicidad.

—Chicos… Me alegra tanto ver que ya tomen valor para enfrentar sus miedos, pero… —dijo, con un suspiro—. ¿¡No se suponía que íbamos a comprar un anillo!?

Pues habrá que esperar, mi querido elfo…

¡Esto se va a poner bueno!

El grupo se dirigió hacia la feria, sin percatarse de unos drones voladores que grababan cada uno de sus movimientos.

Estaban a punto de transmitir el evento…

Explorers vs Heartless…

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