NovelToon NovelToon
El Alfa Y Su Presa

El Alfa Y Su Presa

Status: En proceso
Genre:Hombre lobo / Romance oscuro
Popularitas:4.2k
Nilai: 5
nombre de autor: Marta Garcia

Una luna perdida. Un alfa maldito. Una marca que arde más fuerte que la sangre.

Cuando el reino de Nyra Veyra cae ante la brutal invasión de los clanes lobo, ella se convierte en botín de guerra. Sin títulos, atrapada en un templo de piedra, solo le queda su cuerpo… y un fuego desconocido que empieza a despertar bajo su piel.

Pero hay algo que ni ella ni su captor esperaban:una Marca antigua arde en su vientre. Una conexión salvaje la une a Varkhan, el alfa más temido del norte.
Y él está dispuesto a reclamar lo que el destino le ha entregado. Con placer. Con sangre. Con colmillo.


Entre rituales, deseo y magia dormida, El Alfa y su Presa es una novela de romance oscuro, brujería ancestral y erotismo salvaje, donde el mayor enemigo no siempre es el que te encierra… sino el que arde dentro de ti.

NovelToon tiene autorización de Marta Garcia para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 13 – La jaula y la llama

El silencio del templo era diferente esa madrugada. No era quietud. Era contención. Como un corazón que aguanta el aliento antes del grito.

Nyra caminaba descalza por los corredores, envuelta en una túnica gris que se pegaba a su piel por la humedad. No había dormido. Las palabras de Varkhan aún ardían en su pecho, y el eco del espejo… ese nombre... Elaria... no dejaba de repetirse dentro de ella como una campana enterrada.

Entró a la sala de los espejos por segunda vez esa noche, como una adicta al dolor. El reflejo tardó en aparecer, pero cuando lo hizo, ya no era dudoso.

Era claro.

Su rostro era el mismo y no lo era. La piel más oscura, los ojos más afilados, el cabello decorado con perlas y ceniza. Y una sonrisa tenue, cargada de tristeza y arrogancia.

—No soy tú —murmuró Nyra, tocando el cristal.

Pero el espejo no se desvaneció. Al contrario: una frase emergió grabada en la superficie como humo congelado.

Pero lo eres.

Las manos de Nyra temblaron. Dio un paso atrás. El cristal se agrietó como si respondiera a su miedo. Y entonces, corrió.

—¿Dices que viste a Elaria? —preguntó Mairen, sin levantar la voz.

Estaban en la sala de meditación, rodeadas de incienso. La guardiana había encendido una antorcha sagrada y la miraba con expresión grave. Había escuchado cada palabra sin interrumpir.

—No fue un sueño —insistió Nyra—. No fue solo un reflejo. Era ella. Era yo.

Mairen asintió con lentitud.

—No me sorprende.

—¿Cómo puedes decir eso tan tranquila?

—Porque lo he sospechado desde que llegaste. Desde la primera vez que tocaste el altar. Desde que el fuego respondió a ti como a nadie más desde… desde ella.

Nyra se levantó de golpe.

—Entonces lo sabías.

—Lo intuía. Pero no me atreví a nombrarlo. Porque si lo hacía, tú dejarías de ser solo Nyra.

—Y ahora lo soy —dijo ella, con voz quebrada—. Ahora soy una bruja muerta que traicionó al alfa y acabó entre sus garras.

Mairen se acercó y le tomó la mano.

—Tal vez no has vuelto para repetir el error. Tal vez has vuelto para cerrarlo.

Nyra la apartó.

—O tal vez no debí volver nunca. No soy un lazo. Soy una maldición.

—No.

—¡Sí! —gritó, con los ojos encendidos—. Él me mató, Mairen. Con sus propias manos. Y aún así me ama. ¡Y yo...! —se llevó las manos al rostro—. Yo también lo amo. Pero no sé si soy yo… o si soy ella.

La guardiana guardó silencio. Luego dijo, con voz apenas audible:

—Entonces márchate. Si temes tanto lo que llevas dentro, huye antes de que se encienda por completo.

Nyra la miró como si no entendiera.

—¿Eso me dices?

—No. Eso te ofrezco. Hay un pasaje bajo la torre oeste. Nadie te verá. Puedes huir al bosque y perderte antes de que amanezca. Nadie lo sabrá.

Nyra titubeó.

—¿Y si él me sigue?

—Él ya no sabe quién tiene entre los brazos. Tal vez aún puede olvidarte.

Cruzó la galería norte con el corazón martillando en el pecho. El miedo se había convertido en impulso. No pensaba. Solo caminaba. El pasaje estaba ahí, tal como Mairen lo había dicho. Apenas una grieta entre columnas, cubierta por una cortina de lino.

La cruzó.

Pero no dio un paso más.

—¿A dónde crees que vas?

La voz fue como un zarpazo en la oscuridad.

Nyra se giró. Varkhan estaba detrás de ella, apoyado contra la pared, la sombra cubriéndole media cara. Pero su mirada… su mirada brillaba con fuego puro.

—¿Me estabas siguiendo?

—Te vi salir. Te vi correr como si quisieras arrancarte la piel. ¿Pensabas que no vendría tras de ti?

—No puedes detenerme —dijo ella, altiva—. No esta vez.

—Oh, claro que puedo.

Se acercó, despacio. Cada paso suyo hacía que la piedra crujiera.

—Eres mía, Nyra. Mi luna. Mi vínculo. ¿Lo has olvidado?

—¡No soy tu prisionera!

—¡Sí lo eres! —rugió él, a centímetros de su rostro—. Eres mi prisionera de guerra. De alma. De sangre. ¡Y si vas a traicionarme otra vez, no dejaré que salgas viva esta vez!

Nyra lo abofeteó.

Él no se movió.

Solo la miró. Y sonrió.

—Ahí estás.

Y la besó.

No con ternura.

Con furia.

Ella intentó resistirse. Golpeó su pecho. Pero su cuerpo la traicionó. Lo deseaba. Lo necesitaba. Y en ese roce brutal, en ese choque de bocas y cuerpos, volvió a sentirse viva.

Él la alzó en vilo, la espalda contra la piedra. Rasgó su túnica sin piedad, dejando su piel expuesta al aire frío.

—¿Esto quieres? —le gruñó al oído—. ¿O solo me provocas porque no sabes si soy tu verdugo o tu amante?

—No sé qué hago —jadeó ella—.

Él la penetró de un golpe. Fuerte. Doloroso. Ella gritó, más de deseo que de dolor. Se movía dentro de ella como un animal salvaje. Su mano enredada en su pelo, su boca en su cuello, sus colmillos rozándole la piel como si pudiera marcarla otra vez.

Nyra arañó su espalda. Lo maldijo. Lo suplicó. Él gruñía su nombre entre los dientes. No hablaban. No pensaban. Solo se rompían el uno al otro con cada embestida.

—Eres mía —decía él—. Aunque me destruyas. Aunque me mates de dolor otra vez.

—No sé sí lo haré —jadeaba ella—. Mátame si quieres. Pero no dejes de tocarme.

El orgasmo la rompió como un alud. Él la siguió segundos después, mordiéndole el cuello hasta hacerla sangrar. Se derrumbó contra ella, aún dentro, jadeando como si acabara de salir del abismo.

Se quedaron así.

Silenciosos.

Temblando.

Y luego, él la abrazó.

—No me dejes —susurró, por primera vez con miedo en la voz.

Y entre ambos, en el suelo, la piedra aún ardía.

Como si supiera que una historia antigua acababa de repetirse.

O de comenzar otra vez.

1
Irma Ruelas
🤩😍😍🥰🥰🥰🌹🌹❤️
Irma Ruelas
🥰🌹🌹❤️
Irma Ruelas
🌹❤️❤️❤️🤩😍
Irma Ruelas
😍🥰🤬🌹🌹🧟🌹❤️🥰🥰
Irma Ruelas
😍🤩🤩🥰❤️❤️
Irma Ruelas
😍🤩🤩🥰❤️❤️🌹
Irma Ruelas
c😍🤩🥰🥰❤️❤️🌹🌹
Francisca Perez
excelente gracias 👌
Grace Cornejo
genial
Tae Kook
Quiero saber qué pasa después!
Mara Crimson: Sigue leyendo!! =)
total 1 replies
Fathi Raihan
Siento como si conociera a los personajes
Mara Crimson: Me alegro que sientas que los conoces, espero que te guste la historia y su evolución!
total 1 replies
Princesa Khun Ria
Me encantó cada detalle en el cap, sigue así y tendrás una lectora fiel ❤️
Mara Crimson: Gracias! Espero que te siga gustando =)
total 1 replies
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play