El Temible Alfa Y Su Mate

Lina

Estaba a punto de abrir la boca para reclamarle cuando un hombre apareció por la puerta, vi como olfateó el lugar y miró a Mateo.

Me sentí completamente avergonzada porque yo posiblemente no estaba sintiendo el olor de mi excitación pero estaba totalmente segura que Mateo y el hombre que acaba de aparecer sí lo percibían.

— Disculpa la interrupción Mateo pero te buscan los alphas quieren hablar contigo— Mateo maldijo.

— Por favor hazlos entrar— el hombre se retiró y Mateo llevó su mirada hacia mí.

— Quiero que vayas a nuestra habitación tomes una ducha te arregles para más tarde porque va a ser la ceremonia.

Claro que quería hablar sobre ello y decirle que no estaba preparada que podíamos esperar un poco más pero al saber que estaban los alfas aquí sabía que no era el momento para hablar con él sobre ello.

Asentí y comencé a caminar para alejarme de aquel lugar, pude escuchar como pasos se acercaban y luego cómo se quedaban en algún lugar.

Me quedé casi en la entrada de la habitación y por alguna razón podía escuchar lo que ellos estaban hablando.

— Mateo qué gusto verte lamento que no sean las mejores de la situaciones— dijo un hombre el cual sonaba algo mayor.

— Está sucediendo algo de lo que no sé?— preguntó a Mateo.

Una parte de mí me decía que era hora de entrar a mi habitación y dejar de escuchar pero realmente sentía que debía escuchar cada palabra que dijeran en esa reunión aún sabiendo que Mateo me pidió que me arreglara y me quedara en la habitación.

— Nos hemos enterado que para tu desgracia has encontrado tu mate.

¿Para tu desgracia?

Una carcajada salió de la garganta de Mateo, podía imaginármelo reír en la cara de estas personas.

— Nada de desgracia, ha sido una bendición que Lina llegar a mi vida— esasa palabras hacen que mi corazón latiera y sobre todo que me hiciera sentir segura.

— Nosotros no creemos lo mismo— otro hombre habló.

— Tu pareja destinada es una humana — dijo esta vez una mujer con desprecio en su voz— eres el alfa más poderoso de todos nosotros y estarás con una humana?— dijo de forma despectiva— no hay duda que una persona como ella no se te acerca ni a los talones lo mejor que puedes hacer es rechazarla por su condición y quedarte con Gloria a ella sí la probamos.

Un golpe fuerte hizo que me sobresaltara.

— Quién diablo se creen ustedes para decirme rechazar a mi mate— aquella voz sonó como un rugido atemorizante.

— No lo decimos de esa manera alfa Mateo, queremos que usted sepa que lo respetamos pero que creemos que lo mejor para su manada es.

—¡Una mierda! ¿Porque ustedes creen saber lo que es mejor para mi manada que yo? Llevo años levantando esta manada y haciéndonos la manada fuerte

que somos.

¿Quieres eran estás personas?!

— Alpha usted debe saber que dependemos de que su manada esté bien. — dijo otro hombre tratando de ponerse a la altura de Mateo ya que su voz se escuchó similar pero aún bastante débil comparada a la de el— si la otra manada se entera que usted está débil...

— Yo no estoy débil, ella solo me va hacer más fuerte.

— Señor lamento decirle que...

Oi un grito y luego un rugido.

Mi instinto me pedía que bajara corriendo las escaleras y me asegurara que Mateo estaba bien, pero la otra parte de mí me recordaba que ellos habían provocado a Mateo, me imaginaba que Mateo se había transformado en lobo y es que jamás había visto un lobo tan grande como el de él y supongo que si ellos decían tenerle tanto miedo y respeto era por algo.

Me metí corriendo a la habitación cuando escuché pasos acercarse.

Aún en la habitación podía escuchar gritos, rugidos y tenía que admitir que una parte de mí estaba feliz de que él estuviera de esa forma, no solo para que lo respetaran a él sino que aprendieran a no hablar mal de mí.

Nadie me había defendido de la manera en la que lo hizo y eso me hace sentir inmensamente feliz.

El saber que ahora tendría a alguien que no importa que fuera siempre daría la cara por mi.

La puerta de mi habitación se abrió, Ignacio entró sumamente asustado, no sabía si actuar como si supiera lo que estaba pasando o actuar como la débil humana que ellos decían que era.

— Que sucede Ignacio?— Pregunté aún cuando ya sabía.

— El Señor está totalmente descontrolado hace mucho tiempo que no se descontrolaba de esa manera y no logramos detenerlo lamentablemente ahí cinco alfas y dos lunas, los alfas se están transformando para poder evitar que los lastimen pero ni los cinco juntos pueden con él.

¿Y esperan que yo baje?.

— No sé en qué puedo ayudar Ignacio — dije con completa sinceridad.

— Usted es su luna señora estamos completamente seguros que usted no la lastimaría ni aún estando como estamos.

¿Estamos? ¿Quienes están?

Podía ser mi momento para decir que no iba a ayudar a nadie que se ayudaran ellos mismos pero también podía ser mi momento para enseñarles lo que realmente valía y lo que podía hacer no solamente por la manada sino por mi.

Me levanté y seguí a Ignacio quien prácticamente corría yo en su lugar caminaba tratando de mantener la compostura.

Al llegar a la sala principal encontré todo completamente destrozados cinco lobos medianos dos lunas pequeñas detrás de ellos intentando cuidarse y un lobo enorme negro con los ojos rojos evidentemente furioso en posición de ataque y preparado para posiblemente matar.

Esa realmente era una vista bastante aterradora, una parte de mí me dijo que no entrara que podía hacerme daño pero tenía que confiar en mi destinado él no me haría daño ¿verdad?

Un gruñido hacia mí me hizo detenerme por completo luego me di cuenta que Ignacio tenía su mano en mi estómago haciendo que me detuviera, los ojos de aquel enorme y enojado lobo estaban puestos en aquel lugar.

Quité la mano de Ignacio de mí y me acerqué nuevamente poco a poco para luego prácticamente lanzarme encima de aquel lobo y abrazarlo.

— Está bien mi amor tú y yo estamos bien, no importa lo que ellos quieran decir y si opinan que soy débil para ti, prometo que yo voy a demostrar no solo a la manada sino también a ellos que puedo estar a tu altura no te preocupes ahora vuelve a ser Mateo— le pedí esperando que los lobos frente a nosotros no pudieran oírme pero al ver cómo se miraban entre ellos era evidente que sí lo habían hecho.

Estas personas no me iban a apoyar y realmente acaban de demostrarme que yo no necesitaba su apoyo solo necesitaba el apoyo de Mateo y eso evidentemente lo tenía.

En cosa de segundos mi enorme lobo de color negro volvió a ser mi destinado, sonreí. Ignacio le lanzó ropa el cual rápidamente tomó y se colocó.

—Largo de mi casa si no tienen nada bueno que decir no se atrevan a venir otra vez para juzgar a mí luna ni mucho menos mis decisiones, yo sé lo que hago y la Diosa Luna sabe a quién me dio por

destinada.

Aquellos lobos se fueron sin decir nada no porque no tuvieran nada que decir sino porque tenían miedo de decir algo más.

Quizás mi madre tenía razón y si era buena leyendo a las personas aquellas mujeres parecían ser bastantes dóciles en cambio estos lobos estaba segura que querían arrancarme la cabeza y alejarme de este lugar, algo me decía que la unión entre Gloria y Mateo no había sido una elección de Mateo específicamente sino de alguien más que le había puesto en su camino quizás para poder dominarlo.

Eliminé aquellos pensamientos en mi cabeza, definitivamente no quería comenzar a hacer conjetura y mucho menos mencionárselo a Mateo por accidente, todavía no sabía lo que estaba pasando pero algo me decía que esto pronto iba a empeorar.