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Bajo El Mismo Veredicto

Bajo El Mismo Veredicto

Status: Terminada
Genre:Romance / CEO / Arrogante / Ligador / Completas
Popularitas:7.6k
Nilai: 5
nombre de autor: Deiver Gutierrez

Aurora West ha dedicado su vida a construir un futuro brillante en el mundo del derecho. Cuando consigue una codiciada oportunidad de prácticas en el bufete más prestigioso de la ciudad, cree que está un paso más cerca de alcanzar sus sueños. Sin embargo, lo que no esperaba era que su jefe, Rafael Novoa, fuera un hombre tan implacable como fascinante.

Frío, reservado y con una reputación impecable, Novoa es un abogado brillante, pero detrás de su carácter severo esconde un conflicto interno que no está dispuesto a admitir: una atracción innegable hacia Aurora. Aunque intenta resistirse, su presencia desafía cada una de sus reglas, cada uno de sus principios.

Entre juicios, miradas furtivas y una tensión imposible de ignorar, Aurora deberá descubrir si es capaz de derribar las barreras de Rafael y demostrarle que algunas batallas no se ganan con argumentos, sino con el corazón.

¿Podrá él aceptar lo que siente o dictará su propio veredicto antes de permitirse amar?

NovelToon tiene autorización de Deiver Gutierrez para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 13

POV Rafael

Llegué a la oficina por la mañana más que desesperado, estaba ansioso por ver a Aurora para saber que estaba pasando, no prendió su teléfono en toda la noche y esto ya me estaba pintando muy extraño. Intenté mentalizarme y convencerme a mí mismo de que todo estaba bien, así que al llegar a la oficina comencé con mis ocupaciones diarias solo esperando a que mi chica entrara con su preciosa sonrisa como cada día preguntándome si quería café.

Continué con mis ocupaciones intentando despejar mi mente, pero me era completamente imposible, cuando dieron más de las 11 de la mañana considerando que la hora de entrada de Aurora era a las 8, supe que algo estaba muy mal. Sin poder controlarme más, salí de mi oficina dirigiéndome directamente a la de Aurora, al llegar vi que ella no se encontraba ahí.

Caminé a la oficina de Sebastian queriendo preguntar si él sabía algo de ella, esto comenzaba a angustiarme y desesperarme mucho, necesitaba verla y hablar con ella con urgencia.

-¿Sabes algo de Aurora?- Pregunté directamente entrando a la oficina de Stan.

-Buenos días para ti también, ¿Qué clase de modales son esos?- Soltó con burla viendo mi estado.

-No estoy para juegos Sebastian, responde, ¿Sabes dónde está Aurora? Aún no ha llegado a la empresa, ella nunca falta ni llega tarde, además sigue sin responder el teléfono- Decía de forma precisa queriendo obtener respuestas.

-No vendrá hoy, me pidió permiso para faltar- Me dijo con algo de indiferencia.

Mierda...

Ella escuchó la conversación...

Definitivamente tuvo que escucharla, ella no habría faltado al trabajo sin siquiera intentar notificarme, mucho menos después de lo que pasó entre nosotros en estos días. El miedo y el desespero me invadió por completo, me ha de estar odiando en estos momentos, y no la culpo, dije cosas muy estúpidas, pero necesitaba explicarle que no pienso ninguna de esas cosas de ella, necesito decirle que la quiero a mi lado, que me dé una oportunidad de estar con ella y de hacerla feliz...

-¡¿Qué fue lo que te dijo?!- Pregunté angustiado acercándome al escritorio de Stan.

-Solo me pidió el permiso, no dijo nada más- Informó desviando la vista.

-No me mientas Stan, ¿Qué fue lo que te dijo?- Lo conocía a la perfección, sabía que me estaba mintiendo.

-No me dijo nada, deja de molestarme, además, ¿No me acabas de decir ayer que no quieres nada con ella y que no te importa?- Preguntaba él viéndome con una ceja alzada.

-¡¡SÍ!! ¡Joder, sí lo dije! Pero me arrepiento mucho, todo lo que dije solo fue una estupidez tenía miedo de admitir lo que ella me hace sentir, pero te lo diré en la cara, quiero a esa chica, y necesito decírselo en este jodido momento antes de que me vuelva loco, ¿Eso querías escuchar?- Exploté gritándole en la cara todo lo que estaba sintiendo.

-Lo sabía...- Soltó él simplemente con una pequeña sonrisa –Ahora lo difícil será que ella quiera escucharte- Añadió confirmando mis sospechas de que ella escuchó mi maldita y estúpida conversación.

-¡¿Qué te dijo?! ¿Sabes qué? ¡Al carajo! Iré a buscarla a su departamento- Comenté firme a mi decisión dando la vuelta para salir de su oficina.

-No creo que vayas a encontrarla- Susurró casi inaudible haciéndome frenar mi paso, me di la vuelta para verlo a la cara.

-¿Por qué lo dices?- Pregunté con algo de miedo.

-Por nada- Al percatarse que lo había escuchado se hizo el desentendido regresando su vista a unos documentos.

Yo tensé mi mandíbula con molestia y me acerqué hasta estar frente a su escritorio de nuevo.

-Deja de hacerte el tonto Stan, sabes que eres mi mejor amigo pero no estés tentando a tu suerte en este momento, dime en donde está Aurora, ¡Ahora!- Exigí sintiendo mi paciencia esfumarse, necesitaba encontrarla y hablar con ella en este momento o me volvería loco.

Él se quedó en silencio un par de segundos, me miró con el rostro serio y suspiró.

-Salió de la ciudad...- Respondió simplemente dejándome más angustiado de lo que ya estaba.

¿Se fue? No... No, no puede ser, no la pude haber perdido.

-¿Cómo que salió de la ciudad? ¡¿A dónde se fue?!- Pregunté desesperado, nunca me había sentido de esta forma, con el sentimiento de que estaba a punto de perderlo todo, Sebastian me miraba tan sorprendido.

-Fue a visitar a sus padres- Respondió él.

Si fue a visitar a sus padres, eso quiere decir que está en Portland, la pregunta aquí es, ¿Dónde?

-¿Dónde viven sus padres?-

-¿Y yo que mierda voy a saber?- Devolvió la pregunta desenfadado.

-No me mientas Sebastian, necesito que me lo digas- Suplicaba impaciente.

-Lo juro, Rafael, no lo sé, si lo supiera te lo diría, realmente jamás creí verte así de desesperado- Soltó con algo de burla, sabía que podía verme como un completo idiota en este momento, pero para ser sinceros, no me interesaba en absoluto.

Caminé de un lado a otro revolviendo mi cabello, ¿Qué hago? ¡¿Qué hago?! El expediente de Aurora tiene su dirección actual, no la que tenía cuando vivía en Portland... Pensé hasta que tuve una idea, me devolví a mirar a Stan con determinación.

-Bien, esto es lo que va a pasar, vas a llamar a Benedict y le vas a pedir el expediente con los datos personales de Aurora, iré rápido a mi departamento, y cuando vuelva, necesito que tengas esa información en tus manos- Dije sin pausas y mi voz seria.

-¿Cómo crees que lo voy a llamar para pedirle eso?- Preguntó mirándome con un deje de burla en su rostro.

-No me interesa lo que tengas que hacer, vas a conseguirme la dirección a como dé lugar, es una orden Stan- Exigí con voz ronca, lo vi negar con la cabeza con una pequeña sonrisa y tomó su teléfono dándome a entender que haría lo que le pedí.

Salí de su oficina en ese momento, sabía que le divertía verme así de jodido y afectado por una mujer, era algo que jamás en la vida creyó ver, ni siquiera yo creí que algo así pudiera pasarme; sigo sin saber cómo fue que esto sucedió, pero es así, estoy muy enamorado de Aurora, fui muy idiota, orgulloso y testarudo por darme cuenta hasta este momento, pero tengo que encontrarla para que por fin lo sepa y si ella lo quiere, darnos una oportunidad...

Tal como le dije a Sebastian, fui a mi departamento sin perder el tiempo, estando ahí preparé una mochila con algo de ropa para el improvisado viaje que haría, iría a Portland a buscar a mi chica, y no regresaría a Boston a no ser que ella viniese conmigo, haría hasta lo imposible con tal de poder tenerla a mi lado, hablaría con ella, le haría saber todo lo que soy, mis virtudes y mis demonios, y si aun así ella me aceptaba, dedicaría mi vida a hacerla la mujer más feliz del mundo.

Después de hacer mi maleta y dejar mi saco y corbata en el departamento para estar más cómodo, volví a toda velocidad a mi edificio, esperaba realmente que Stan tuviera la dirección de la casa de los padres de Aurora, estaría perdido si no era así. Al llegar, subí el ascensor y me dirigí a la oficina de Sebastian.

-¿Y bien?- Pregunté en cuanto entré a la oficina.

-Tuve que darle la excusa más estúpida del mundo para que me diera su información, pero la tengo, me debes una muy grande- Dijo él extendiéndome una carpeta sobre el escritorio.

-Creo que me querría golpear si supiera que me enamoré de su alumna estrella... Gracias Stan, te debo una- Terminé por decir sintiendo un alivio en mi interior al tener la dirección de donde suponía que estaba.

-Lo sé... Benedict mencionó que no sabe si aún sigue siendo esa dirección donde viven sus padres, pero fue la última que quedó en el registro- Añadió bebiendo de su taza de café.

-Entiendo, gracias de todos modos. Ya me voy, te quedas a cargo, llámame cualquier cosa- Le dije caminando a la salida.

-Lo haré... suerte- Escuché que gritó antes de que saliera del lugar.

Salí de mi edificio casi corriendo, subí a mi auto y por primera vez subí al límite máximo de seguridad tomando la carretera para llegar lo antes posible a Portland y poder hablar con ella, el saber que había escuchado todas las estupideces que dije en mi conversación con Sebastian me hacía sentir tan miserable y tan imbécil, ella merecía a alguien mejor, pero no podía dejarla ir, así que tendría que cambiar para convertirme en el hombre que ella merece.

Durante el camino intenté llamarla varias veces, pero su teléfono me mandaba directo al buzón de voz, había dos opciones, o tenía apagado su teléfono, o había bloqueado mi número. Sabía que ella se sentía mal, y era completamente mi culpa, haría todo lo necesario para remendar mis equivocaciones...

Conduje por casi dos horas, todo el trayecto pensé en que es lo que le diría cuando la viera, pero nada se me ocurría, no encontraba las palabras correctas para justificar lo idiota que fui, así que solo dejaría que mi corazón hablase cuando la tuviera enfrente, solo tenía que hacerle saber lo mucho que la quiero y que me arrepiento de lo que dije.

Puse el GPS con la dirección que venía en los documentos, conduje por varios minutos dirigiéndome a una de las zonas más exclusivas de Portland, había estado aquí algunas veces por juntas de trabajo, y sabía que esta zona de la ciudad era donde vivían las personas con un estilo de vida más cómodo por decirlo de alguna manera.

Me sorprendía saber que Aurora había crecido en un ambiente tan privilegiado sabiendo la clase de mujer que era, no era por ser prejuicioso, pero muy comúnmente las personas que habían crecido con tantas comodidades solían ser nefastas y altaneras, en cambio Aurora era la mujer más dulce, noble, humilde y amable que he conocido en mi vida, era todo un sueño el poder estar al lado de ella, a cada momento que la conozco, quedo aún más encantado con ella.

Finalmente llegué a la ubicación que el GPS marcaba, estacioné mi auto y salí. Observé el lugar, era una casa muy grande, al momento comencé a llenarme de nervios. No había pensado en el obvio detalle de que vería a sus padres, ¿Qué pensarían de mí y mi extraña relación con su hija? ¿Qué pensarían de que estoy loco por ella y quiero robarle toda su pureza e inocencia? ¡Dios! Si ella ya les contó lo que pasó, ¡Me van a matar!

Nunca me había causado gran conflicto la diferencia de edad que tenía con Aurora, ella tenía 23 y yo 36, eran algunos años pero no me molestaba en absoluto y a ella tampoco. Pero no podría decir lo mismo de sus padres, ¿Qué carajo les iba a decir cuando me preguntaran algo sobre nosotros? Ilumíname señor...

Caminaba hacia aquella casa casi persignándome rogando que todo saliera bien. Dios, por favor absuélveme de todos mis pecados para poder ir al cielo antes de que el señor West decida asesinarme, amén. Finalmente al estar frente a la puerta, me armé de valor y toqué dos veces.

Traté de arreglar mi cabello y mi camisa queriendo tener un mejor aspecto, unos cuantos segundos pasaron cuando la gran puerta caoba se abrió dejando ver a una mujer de cabello y ojos castaños, de algunos 50 años de edad, me veía con curiosidad pero aun así tenía una mirada gentil.

-Ho...Hola, buenas tardes- Saludé un poco nervioso.

-Buenas tardes, ¿En qué lo puedo ayudar?- Me preguntó la señora amablemente, por sus facciones podía deducir que había llegado al lugar indicado, pero aun así tenía que confirmarlo.

-Disculpe, ¿Aquí vive Aurora West?- Pregunté tratando de recobrar la compostura.

-Ahhh, sí, ¿Quién la busca?-

-Mi nombre es Rafaeltopher, soy amigo de Aurora, me gustaría hablar con ella, ¿Se encuentra aquí?- Pregunté sin saber realmente que contestar, ella me observó unos cuantos segundos y sonrió levemente.

-Si claro, la iré a buscar, vuelvo enseguida- Respondió con una gentil sonrisa, yo devolví el gesto y solté el aire que retenían mis pulmones cuando entró devuelta a la casa a buscar a Aurora, bueno, al menos sé que está aquí.

Vaya primer acercamiento con mi futura suegra.

Esperé poco más de un minuto hasta que la puerta se volvió a abrir dejando ver a mi hermosa Aurora parada frente a mí, al verme su rostro reflejó notoria sorpresa e incredulidad, sentí que la respiración se me entrecortó al verla. Vestía un short deportivo negro corto, una blusa de tirantes del mismo color, su cabello estaba recogido en un moño desenfadado y su rostro estaba sin maquillaje, se veía tan pero tan hermosa, pero notaba que sus bonitos ojos estaban apagados, sin ese brillo que me encantaba, me sentí tan miserable en ese momento...

Lo siento tanto cariño...

Bien, es ahora o nunca, agárrate bien los jodidos pantalones Novoa y sé valiente por una vez en la vida, deja tu maldito orgullo de lado y deja que tu corazón hable.

Es ahora o nunca...

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Yuly Ponce
Hermosa historia felicidades ❤️
Deiver: gracias por leer
total 1 replies
America Lopez
la recomiendo
Deiver: gracias por leer
total 1 replies
America Lopez
hermosa historia
Tanny Farfan: Felicitaciones escritora, me gustó mucho esta historia, muy linda, bien cuidada, excelente ortografía,
total 1 replies
America Lopez
cobarde...
America Lopez
me gusta la fuerza de voluntad de Rafael
America Lopez
exquisita escritura, me fascina la interpretación de los personajes, felicito a la escritora. Sigamos con la lectura
Deiver: gracias que bueno que te guste la historia
total 1 replies
Rosa Rodelo
Foto, de los protagonistas
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