Tu Dulce Aroma

Habían pasado dos días desde aquella noche, Skylar no había salido de su cuarto y se negaba a dejar entrar a cualquier persona.

Había mandado a sacar todos los espejos de cuarto, no soportaba ver su reflejo. Su rostro hermoso ahora tenía un tono violáceo donde había recibido la bofetada del alfa, el labio partido aun estaba hinchado y sus ojos de tanto llorar apenas si los podía abrir.

No tenía fuerzas para llamar a Kelly, realmente se sentía patético. ¿Qué podría decir? Nada cambiaría los hechos crueles e irrefutables.

Escuchaba como la puerta recibía pequeños golpes una y otra vez, sin respuesta, dejaban la cena en una bandeja otra vez.

Apenas si podía tragar algo de agua, no era solo el dolor físico, era aquello que no podía dimensionar lo que estaba acabando con él.

Pensó por un instante que había sido todo un mal sueño, que en cualquier momento abriría los ojos y todo volvería a ser perfecto.

Pero ya había despertado en dos ocasiones y todo seguía siendo igual.

Tragó grueso tratando de deshacer el nudo que se había formado en su garganta. Sintió como forcejeaban la puerta, maldijo para su interior. ¿Cuándo lo dejarían en paz?

La puerta terminó cediendo y su hermano entró a la habitación, pudo ver en su rostro la preocupación y sorpresa al encontrarlo en aquel estado.

- Sky, ¿qué ha sucedido? ¿Quién te dejó así? - Su voz sonaba molesta, conteniendo la ira que le provocaba ver a su pequeño hermano en ese estado.

- Darren.. - No había visto a su hermano en un largo tiempo, había tenido una discusión con sus padres y ahora vivía en un pequeño departamento junto a su novia. - No es nada... - sentía tanta vergüenza de admitir ante alguien más todo lo que había sucedido.

- Skylar por favor, no digas que no es nada, dime por favor qué sucedió. - Su voz era suplicante.

El omega dudó en sí decir algo más o no, pero en un acto de rebeldía le abrió su corazón a su hermano... Lloró lágrimas amargas relatando lo sucedido, Darren lo abrazó con fuerza entregándole calidez y consuelo.

El alfa escuchaba incrédulo todo lo sucedido y la rabia en su interior crecía como espuma, sabía muy bien los alcances de su familia y a pesar de que entendía el porqué habían dejado que Skylar se hiciera aquellas ilusiones con aquel alfa, quería creer que su madre cuidaría a Sky de repetir su historia.

Solo era tres años mayor que Skylar, pero había visto llorar infinidad de veces a su madre. Lo cuidaba como a un príncipe, siempre le hablaba de que algún día tendría que casarse con un omega y le hablaba del respeto, como cuidar para no hacer sufrir a su pareja.

Todo había cambiado con el nacimiento de Skylar, aquel pequeño bebé que llegó a la casa trajo consigo una nueva faceta de su madre.

Cuándo se dio a conocer su segundo género sería un omega, su madre se volcó completamente en el cuidado del bebé dejando a Darren a cargo de las institutrices.

El alfa resintió la indiferencia de su madre hasta entrar a la adolescencia donde se puso rebelde y se metía en constantes problemas.

Una noche después de que su madre fuera a buscarlo al instituto por una suspensión, se había quedado despierto esperando la llegada de su padre. Él solía pasar mucho tiempo fuera de casa, cada vez que llegaba traía regalos para todos y todo parecían ser muy felices.

Quería hablar con su padre, pedirle que lo envíe lejos a algún instituto fuera del país, algunos de sus amigos ya se habían ido. Quería estar lejos de su madre y hermano, cada día se sentía menos parte de aquella familia.

Sin embargo, cuando estuvo de pie tras la puerta semi abierta pudo escuchar cómo su padre tenía casi acorralada a su madre contra una pared.

- Esto es tu culpa, siempre has malcriado a ese mocoso. Tu único deber es criar a los niños bien y enseñarles cuál es su lugar. Prepararlos para asumir su puesto en la empresa. ¿Es qué acaso es tan difícil? No tienes nada más que preocuparte, parece que hasta en eso eres una inútil. - El alfa sostenía a la mujer contra la pared mientras ella mantenía la mirada fija en el piso sin decir palabras.

No hubo réplicas, ni perdón, era cierto su padre no era un hombre excepcionalmente cariñoso, pero jamás había sido cruel con él.

Su madre se quedó en el mismo lugar después de que su padre salió de la habitación, parecía petrificada.

Él se acercó a ella y entonces pudo ver la mirada de terror que había en sus ojos, tomó al joven alfa y lo llevó a su cuarto.

- Cariño no debes deambular por la casa tan tarde, es importante que duermas todas tus horas de sueño. - Lo arropo como si fuera un niño pequeño.

-Mamá, escuché lo que te dijo papá. ¿Está enojado porque estoy haciendo las cosas difíciles para ti? - había dolor en aquella pregunta.

Los ojos de la omega se pusieron rojos, las lágrimas querían salir, pero hizo un esfuerzo para aclarar la garganta y tragar aire.

- No, tu padre solo estaba molesto porque no he estado cumpliendo mi deber. Sé que estás enojado conmigo y por eso haces todo lo que haces, cariño, no estoy enojada contigo... En el fondo sé que eres un buen muchacho, tú eres bueno nunca lo olvides. - Las palabras de su madre se quedaron clavadas en su mente.

Había cambiado radicalmente su comportamiento y ya no daba problemas en el instituto, se graduó con las mejores notas, su padre que era muy estricto siempre que estaba en casa le hablaba de los negocios y los planes que tenía para él.

Orgullo de alfa, solo podía decir aquello. Trató de no volver tener que ver llorar a su madre y con los años entendió que ella solo quería protegerlo, volcar su atención a su pequeño hermano para poder cuidarlo y educarlo apropiadamente, le causaba recelo que prácticamente desde la cuna ya estuviera comprometido con el hijo de su mejor amiga.

Él quería escapar de todo aquello, no quería comprometerse a la fuerza con alguien que no quisiera. La sola idea le daba náuseas, cuando entró a la universidad conoció a una simple y linda chica, Megan.

Ella era todo excepto lo que su madre querría para él, venía de una familia acomodada, pero a diferencia de la suya, el padre omega de ella trabajaba en la empresa junto a su padre alfa.

Ella siendo omega estaba cursando la carrera de negocios internacionales, era muy capaz e independiente. Era hermosa, pero no era su prioridad lucir impecable, sino cómoda.

Llevaban dos años saliendo, cuando su padre lo llamó a la oficina.

- Ya es tiempo de que dejes de estar jugando, eres una alfa y debes cumplir tu deber con la familia. - Su padre no le quitaba los ojos de encima.

-¿Jugando? No comprendo padre. - Darren tragó grueso no le gustaba aquel tono de voz.

- Toma - extendió una carpeta - Es el hijo de la familia Donovan, hace tiempo estaba buscando la forma de lograr una alianza con D&A, un compromiso es la mejor forma de conseguir y preservar una alianza en el tiempo. - Su voz se escuchaba sería y un brillo ominoso permanecía en sus ojos.

- ¿Quieres que me comprometa con quién...? Padre, estoy en una relación hace dos años, tengo serias intenciones con Megan, lo lamento, pero no puedo ayudarte con esto. - El joven alfa estaba aturdido.

- No te estoy pidiendo un favor, te he dejado divertirte con esa mocosa porque eres un alfa y debías tener experiencia, pero ya se acabó el tiempo de gracia y es hora de que cumplas con tu deber. Has disfrutado de usar el poder de nuestro apellido, haz lo que corresponde. - Su padre estaba furioso, cada palabra era una estocada.

Darren salió rápidamente de aquel lugar.