¿CUÑADA O ENEMIGA?

Al llegar a la empresa, trabaja y come a la vez. Gil la ve y niega con la cabeza. Sus malas costumbres le molestan.

— ¿Qué estás haciendo? ¿Piensas que estás en un comedor?

— Tengo un poco de prisa.

— Nadie te dijo que fueras a perder el tiempo. Era tu hora de comida, no tu hora de consolar locas.

— Eres un imbécil.

— Señorita, no puede hablarle así a su jefe. En su contrato dice que por cada falta de respeto, se le agregará un año más de trabajo.

— ¿Qué? — Betsabé pone una expresión de horror. Gil se ríe al verla asustada. — Dime qué inventaste eso.

— Hubiera sido una buena cláusula, pero no pensé bien en ese momento.

— Yo creó que pensaste demasiado.

— Más o menos, no podía verme muy interesado en ti, hubieras sospechado, y mi padre también. No me convenía.

— ¿Tú padre sabe que...? — Ella no se atreve a preguntar.

— ¿Qué sigo enamorado de Vianey? — Betsabé lo observa incómoda.— Quizás lo sospecha, pero no tiene la certeza, por eso me dejó volver, aunque no fue nada fácil, me dijo que buscará esposa en Inglaterra. Había chicas lindas lo admito. — Betsabé lo observa molesta. — No te pongas celosa. Ninguna estuvo cerca de gustarme cómo tú, mírame, después de tantos años sigo sintiendo lo mismo por ti. Sólo que ahora quiero más que antes. Te quiero en mi cama. — Betsabé lo aleja de ella.

— Eres muy sutil.

— Nunca lo he sido. Ya me conoces.

— Pensé que habías cambiado.

 — No lo hice. Sigo siendo tan sincero cómo siempre.

— Si fueras sincero no hubieras jugado con mi amiga.

— Tenía que hacerlo, mi padre me estaba vigilando, el tenía que verme en una relación. Y ella al ser tu amiga era la mejor opción. Tarde o temprano te acercaría a mi, no se tardó mucho. Ella te uso, ¿por qué no lo entiendes? Sólo te usa. No es una verdadera amiga.

— Si es mi amiga, y no la voy a traicionar.

— Ya lo hiciste, le ocultas tu pasado conmigo.

— Es un pasado sin importancia.

— Si no te importa le contaré, le diré la razón por la que me acerque a ella. Si es una buena amiga se hará a un lado, nos dejará estar juntos sin objeción.

— No lo harás. Te lo prohíbo.

— Convénceme.

— ¿Qué significa?

— Dame una buena razón para quedarme callado.

— Nunca voy a tener una relación contigo. Ya te di una buena razón. — Gil sonríe molesto.

— ¿Por qué me tratas así? Nunca te hice nada malo. Era tu amigo, te quería, te cuidaba, te amaba, dime en qué momento me equivoqué.

— Nunca debiste poner tus ojos en mi. Ese fue el peor error que cometiste. Y si quieres remediarlo tienes que alejarte.

— Lo haré, pero dime por qué.

— Ya te lo dije muchas veces. No te quiero, no siento nada por ti, no me gustas. ¿En que idioma quieres escucharlo?

— En español entiendo perfectamente, el problema es que no te creó.

— Ya déjame en paz. No te tolero. — Betsabé sale corriendo, no soporta la presión. En cualquier momento podría confesarle toda la verdad, esa verdad que la a atormentado por años.

— Betsabé, ¿qué haces aquí? — Kenia, una compañera del trabajo le habla. Ella se limpia las lágrimas y voltea a verla.

— Tomando un poco de aire. ¿Y tú?

— Lo mismo. El estrés me está dando sueño. ¿Tú qué tienes? ¿Estabas llorando?

— El polvo me irritó los ojos.

— Pensé que llorabas por tu jefe.

— ¿De que hablas?

— El señor Maldonado es irritante. Yo no soportaría más de dos minutos en su presencia, me pone la piel chinita.

— Creó que exageras.

— Quizás. Pero tengo una personalidad sensible, compréndeme.

— Lo entiendo. A veces presiona de tal manera que te sientes ahogada.

— Lo peor de todo es que en está empresa la mayoría no sabe nadar. — Ambas se ríen.

— Eres muy simpática.

— Lo intento. — Ambas de quedan un momento más, luego deciden entrar, cada una se va a su lugar de trabajo.

Betsabé nota que Gil tiene un semblante ocupado, eso le da un alivio a su corazón, ve su comida a la mitad y decide dejarla en paz, lo primero es irse antes de que su jefe se interese en ella.

Los días siguientes la actitud de Gil sigue siendo la misma. Le habla por trabajo, de vez en cuando lo descubre mirándola, pero la evita de inmediato.

En un día que a ella le parece normal, Gil la llama a su oficina, cierra las persianas, la puerta y se arrodilla ante ella.

— ¿Qué estás haciendo? Levántate. — Betsabé teme que alguien pase y los vea. Todo está cerrado, pero quiere prevenir.

— Lo siento mucho. ¿Puedes perdonarme?

— No sé por qué, pero levántate ahora.

— Ya se que la pasaste mal por mi culpa, no era mi intención que te hicieran bullying en la escuela, yo no sabía que tú madre se dedicó a eso. Y mucho menos creí que esa loca lo iba a difundir para hacerte daño. Lo siento por no haber estado.

— Eso pasó hace años, ya lo supere.

— ¿No es la razón por la que me odias?

— Yo no te odio.

— ¿Entonces por qué me alejas?

— Por qué entre nosotros no puede pasar nada. Yo te veo cómo mi jefe, nada más. — Ella lo ayuda a levantarse. — Por favor enamórate de alguien mejor que yo. Hay mujer muy bellas, de buen corazón, buena familia, inteligentes, y que sabrán amarte, no te compliquen la vida con alguien que no pertenece a tu mundo.

— Tú eres mi mundo Vianey.

— No. Yo soy Betsabé, esa chica de la que te enamoraste ya no existe.

— Yo te veo exactamente igual. Más linda claro.

— Si me quieres cómo dices alejate de mi.

— ¿Por qué?

— Por qué lo necesito. No quiero revivir el pasado, no quiero saber nada de Vianey.

— Dime la verdad. ¿Qué te hizo mi familia?

— Nada. Ellos no me hicieron nada.

— No te creó.

— Ese es tu problema.

— Si no me lo quieres decir tú, les preguntaré a ellos, ven conmigo. — Gil la saca de la oficina.

— No por favor. No puedo presentarme ante ellos. — Betsabé tiembla de miedo.

— Dime qué hicieron. — Ella guarda silencio. — No quieres, que lo hagan ellos.

— Querían matarme. — Confiesa ella entre lágrimas.

— ¿Qué?

— A tu familia no le vasto con hacerme perder mi vida tranquila, aparte de el bullying, despedir a mi madre e inventar mil cosas de ella, intentaron acabar con mi vida.

— Yo...

— Si me quieres cómo dices alejate de mi.