Un Contrato Para Amar

Escucho sus pasos por el pasillo acercarse a la puerta. Me esfuerzo por controlar mi respiración, me cubro por completo con la sábana y finjo dormir.

La puerta se abre y él ingresa, el aroma de su colonia invade el ambiente. Escucho que abre la puerta del baño y enseguida se oye el agua de la regadera correr.

Entre abro mis ojos para observar cuando sale, tiene una toalla enredada en la cintura. Algunas gotas de agua resbalan por su torso desnudo. Tiene pectorales bien definidos y un abdomen que parece el de una escultura.

Debo de cerrar los ojos o mi respiración agitada va a delatarme. Abre la puerta del armario y supongo que está sacando su ropa de dormir. Lo siento sentarse en el otro extremo de la cama y después recostarse.

No sé en qué momento me dormí, abro los ojos y me sorprendo y avergüenzo al darme cuenta de que estoy abrazada al cuerpo de Emiliano. Mi cabeza está apoyada en su pecho y puedo sentir su respiración y el latir de su corazón.

Para colmo mi pierna está sobre la suya y tiene apoyada su mano en mi muslo. Esto no puede estarme pasando, ¿en qué momento terminé pegada a su cuerpo como una garrapata? Seguramente no pudo dormir bien por mi culpa.

Me muevo con mucho cuidado para no despertarlo y su reacción casi me saca un grito. En lugar de girarse y dejarme levantar, su brazo rodea mi cintura y le acerca más a su cuerpo. Quedamos uno frente al otro.

Me remuevo más fuerte para ver si eso lo despierta y me suelta pero no funciona. No tengo otra opción más que hablarle y despertarlo.

- Emiliano- digo en voz baja- Emiliano- repito y con mi mano doy un ligero golpe en su hombro.

- Mmm- su mano se desliza por mi espalda y baja hasta mi trasero.

- Emiliano, despierta- digo prácticamente en un grito, lo cual logra mi cometido.

- Lo siento, Kat- me dice avergonzado y se separa de mí rápidamente- estaba dormido, no era mi intención.

- Entiendo, no te preocupes- respondo y me cubro de pies a cabeza- creo que fui yo la primera en invadir tu espacio, lamento si por mi culpa no dormiste bien.

- Estoy bien, descanse bastante. Tengo una reunión a primera hora, ¿te molesta si me ducho primero?

- Para nada, adelante- desvío la mirada cuando sale de la cama.

Aprovecho que ingresa al baño y busco mi ropa en el armario, decido ducharme en la habitación para invitados y así no me topo con él semidesnudo.

Me ducho y me visto, peino mi cabello y me maquillo para estar lista a tiempo.

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Llegó casi a la media noche, al entrar en la habitación puedo ver que Kat duerme profundamente. Intento no hacer ruido y no despertarla, tomo una ducha, me colocó únicamente la parte inferior de la pijama y me meto a la cama. Ordené una cama más grande para que estemos cómodos y tengamos espacio suficiente para movernos.

Supuse que al tener a alguien a mi lado me sería difícil conciliar el sueño y no es así. En medio de la noche siento como Kat se acerca, estoy adormilado y no presto mucha atención, el aroma de su cabello me transporta a un sueño profundo.

Horas después percibo un cuerpo moviéndose sobre el mío, aún dormido, Julia llega a mi mente, he soñado tantas veces con que está a mi lado que creo que es eso, un sueño. Paso mi brazo por su cintura y la atraigo a mi torso, ella se sigue moviendo y acarició su espalda bajando hasta su trasero, es el sueño más realista que he tenido y me niego a despertar.

Cuando escucho la voz de Katherine prácticamente en un grito me doy cuenta de mi error y la suelto de inmediato. Me disculpo y ella me dice que no hay problema, incluso acepta que fue ella quien se abrazó a mí por noche y se disculpa si por ese motivo no dormí bien.

La verdad es que hace mucho que no dormía tan bien como anoche, le digo que debo apresurarme porque tengo una reunión a primera hora y necesito ducharme, lo que realmente sucede es que tengo un grave problema entre mis piernas que solo una ducha de agua fría puede solucionar.

Al salir de la ducha ella no está en la habitación, eso me da la oportunidad de vestirme sin incomodarla. Veo el armario abierto y de su lado hay varias bolsas de diferentes tiendas, recuerdo que ayer fue a comprar el vestido que usará en la cena del viernes. El logo de una de las bolsas llama mi atención y no puedo evitar mirar lo que hay adentro. Son varios conjuntos de lencería, muy sensuales todos y mi mente comienza a trabajar imaginando cada uno de ellos en su cuerpo.

Agito mi cabeza de un lado a otro y dejo la bolsa en su lugar, no debo tener esas imágenes en mi mente, Kat es una niña y estamos en esta situación meramente por compromiso.

Me visto rápido porque ya estamos atrasados, estoy luchando con el nudo de mi corbata como ya es habitual y ella ingresa en la habitación.

- Déjame ayudarte- ofrece y se acerca, me sorprende la rapidez con la que hace el nudo.

- ¿Cómo es qué una chica de tu edad sabe hacer el nudo de una corbata?

- A mi padre siempre se le complica y mi madre lo ayuda, ella me enseñó.

- Voy a necesitar de tu ayuda más de lo que me gustaría admitir.

- Es un placer, ¿no vamos?

- Claro.

La llevo a la Universidad y se me ha vuelto una costumbre besarla al despedirnos. Cada vez la noto menos nerviosa con mi cercanía y nuestros besos son más naturales y aunque me he esforzado por convencerme de lo contrario disfruto mucho besar sus labios.

Una vez en la oficina me enfoco en la reunión agendada para esta mañana, el resultado es el previsto. Vuelvo a mi oficina y mi mente comienza a divagar con lo sucedido está mañana.

Sentir su cuerpo junto al mío despertó en mí sensaciones olvidadas, aunque también le adjudicó mi reacción a que estaba dormido y por un momento pensé que era Julia quien estaba a mi lado.

Definitivamente, mi cuero reacciona al pensar en Kat y otra vez estoy en problemas. El sonido de mi celular me ayuda a dejar estos pensamientos de lado.

Llega la hora en que mi esposa termina sus actividades en la Universidad y decido ir por ella e invitarla a comer. Tengo una creciente necesidad de verla y pasar tiempo con ella fuera de la empresa.

La veo salir en compañía de su amiga Sonia, de Javier y del tal Teo que al verme no disimula la aversión que siente hacia mí.

- Hola, amor- la saludo besándola con ternura.

- Amor, qué sorpresa.

- Hola, chicos- saludo a sus amigos y como lo esperaba solo dos de ellos responden a mi saludo- vengo a invitarte a comer.

- ¡Me encanta! Nos vemos mañana chicos.

La tomo de la mano y abro la puerta del auto para que suba. La llevo a uno de mis restaurantes favoritos, quiero conocerla y que me conozca.

- Este es uno de mis restaurantes favoritos, ¿cómo lo supiste?

- No lo sabía, también es mi restaurante predilecto.

- Vaya, ya tenemos algo en común.

Sorprendentemente, no es lo único que tenemos en común, ambos ordenamos el mismo platillo.

- ¿Pudiste comprar lo que necesitas para la cena?

- Sí, espero haber elegido el vestido adecuado.

- Estoy seguro de que sí, en general en tu guardarropa todo es de muy buen gusto.

- Quiero verme bien, es el primer evento al que asisto como tu esposa y después de ver las mujeres con las que te han fotografiado en eventos pasados no quiero quedarme atrás.

- Esas mujeres no poseen ni el 10% de tu belleza.

- No exageres, son mujeres de mundo. Yo solo soy una chica inexperta en todos sentidos.

- Eres la chica más valiente y más inteligente que conozco, no te subestimes.

- Quiero que te sientas orgulloso de mí.

- Estoy orgulloso de ti, nunca lo dudes.

No me gusta verla insegura, me he dado cuenta de que tiene una percepción completamente equivocada de mí. Me considera un Don Juan que cambiaba de conquista cada semana, nada más alejado de la realidad.

Disfrutamos de la comida y de la mutua compañía, el tiempo pasó volando y ya no tenía sentido volver a la oficina. La llevé a casa de su madre y le hicimos compañía un par de horas antes de irnos a descansar.

Me causa gracia su solución a la hora de dormir, ha colocado una barrera de almohadas justo en medio de la cama.

- ¿De dónde salieron tantas almohadas? No sabía que tenía ese cantidad.

- Traje algunas de la habitación de invitados. Así no te molestare y podrás descansar- asegura.

- No me molesta tenerte cerca, si tú te sientes más cómoda así por mí está bien.

Se mete a la cama y a pesar de traer ropa que la cubre por completo sube las sábanas hasta su mentón. Me acuesto del otro lado de la barrera y apago la luz de la mesa de noche.