MI DESTINO ERES TÚ

Dragos seguía calmando a Esme pasando su mano por su espalda, dando leves masajes, la tomo de la mano y la guio a la segunda planta, llevándola a la que sería su nueva habitación.

— Ya ni llores hermosa, mira que te parece nuestra recámara, me tomé la libertad de comprar la cama, a mi gusto, esperó que a ti también te guste, la busque lo más cómoda posible, creo que la vendedora me comentó que no se sentirá cuando me levanté, porque créeme que me levanto mucho por las noches, eso siempre ha sido desde pequeño, creo que es porque….

— Esme se posicionó frente a él y con sus manos tocó su cara para decirle— gracias—, esto es más de lo que alguien ha podido darme en toda mi vida, no tengo más palabras.

— Yo solo quiero esto— señalando sus ojos y su sonrisa— es lo que más me llena, no me gusta verte llorar, prefiero verte reír como ahora, te gusta la cama.

— Me encanta, pero ¿estás seguro de querer vivir aquí conmigo?, Tenemos poco tiempo de conocernos y ya has comprado una casa.

— Mírame Esmeralda, ya no soy un joven que se ande con rodeos, prefiero hablarte siempre con la verdad y de frente, sé que eres mucho más chica que yo, solo que tú eres un imán que me atrae constantemente, no puedo alejarme de ti, he atrasado mi viaje a Rumanía para cerrar unos contratos con otras empresas e irme a Dubai para hacer un edificio muy importante y es por el miedo de perderte que puedas encontrar alguien más joven que yo, que te pueda aguantar el paso y no alguien como yo.

— De verdad, te estás escuchando acaso, eres el hombre más sexy, guapo, que me he topado en toda mi vida y me dices que estás inseguro porque te pueda cambiar por otro, yo no quiero que tú dejes de hacer tus planes por mí, quiero que sepas que tú también me atraes en demasía, mejor dicho puedes atraer a muchas, soy yo la que debería ser la insegura de que me dejes por una más bonita y delgada que yo.

— Ninguna podrá ser tú, nunca tendrá esos ojos chispeantes, que cuando me miran me dicen todo sin necesidad de palabras, toda tú me encantas, no solo me encantas, TE AMO ESMERALDA, TE AMO, lo puedes entender.

— Puedes pellizcarme, por favor.

— ¡Pellizcarte!

— Sí, siento que esto es un sueño.

Tal y como esmeralda le pidió, Dragos se acercó y la pellizco, y aunque se quejó, el no dejo que se moviera la abrazo levantándola del suelo para llevarla a la cama.

— Te ves tan hermosa riendo, dime aceptas vivir aquí conmigo un tiempo más en lo que voy a Rumanía.

— Esmeralda acercó su mano a su hermoso rostro trazando con sus dedos el contorno de su mandíbula, lo miro a los ojos y por fin dijo. “Tengo miedo Dragos, miedo a que te burles de mí, que obtengas lo que todos los hombres quieren de una mujer como yo, por eso desde estos momentos te digo que no soy virgen, así que si eso es lo buscas no serás el primer”.

— Crees que yo busco solo tener sexo contigo.

— Para qué nos hacemos tontos Dragos, todo esto que me ofreces, no cualquier hombre en su sano juicio lo compartiría con una gorda como yo, si no es para recibir algo a cambio.

— Sabes algo Esmeralda, me estás ofendiendo, como te lo mencione hace rato soy un hombre de 33 años, te sincero no busco noviazgos de manita sudada, pero tampoco obligo a nadie y menos te obligaré a ti, ya te dije con todas las palabras lo que siento por ti, palabras que no repetiré porque no las quieres escuchar, no quieres darte la oportunidad de amar, no quieres darte la oportunidad de que te amen, creo que eso es en lo primero que tendrías que trabajar y darte cuenta, siento que todo esto se salió de control, será mejor que nos despidamos y si quieres nos vemos mañana.

— Como quieras Dragos.

Esmeralda se levantó de la cama y camino rápido hasta la salida, «tenía miedo», le había dicho que tenía miedo, que podía ofrecerle una niña de 20 años a un hombre de 33, ella había amado y la lastimaron de la peor manera, como entregar su corazón, su cuerpo y su alma a alguien que solo tenía poco tiempo de conocerse, si con el que ella pensaba que por los años de conocerse sería diferente y fue humillada de la peor manera, que podía esperar de él, las palabras son muy bonitas y los hechos que él había demostrado ya, quién no le decía que solo era una treta, ella siguió caminando sin rumbo fijo sin darse cuenta hacia qué dirección caminar, sus lágrimas imposibilitan su visibilidad, ella solo quería morir en ese memento, ¿dejarse amar?, ella se había dejado amar y que fue lo que pasó, le destrozaron el alma y corazón, ella había decido ponerse un caparazón para no ser lastimada, por ningún hombre, ya no los portaría pensaba ella, estaba tan metida en sus pensamientos que ni cuenta se dio cuando atravesaría la avenida que ya se había puesto en verde, si no es porque unos fuertes brazos la sujetaron por la cintura y caer de nalgas sobre la banqueta, situación que la hizo despertar.

— Que pasa contigo, mujer, ¡Por dios!, Casi te pierdo, creo que el destino nos quiere juntos, no crees.

— Quiero que me amen y dejarme amar Dragos, pero tengo miedo, miedo a ser lastimada y humillada como la última vez, si eso me llega a pasar, esta vez si me moriré, porque, porque… YO TAMBIÉN TE AMO.

— Se levantó y comenzó a decirle a las personas a su alrededor, ¡Me ama! Han escuchado ¡Me ama!.. Perdón mi vida ven, te ayudo, solo que no puedo creer lo que me has dicho, dímelo otra vez.

— “YO TAMBIÉN TE AMO DRAGOS”.

— Me has hecho el hombre más feliz del mundo, pensaba decirte más cosas bonitas para que regresaras conmigo, pero fui yo el sorprendido, vamos a casa, sí.

— Vamos.

Los dos caminaron de regreso a su hermosa casa, muestras los dos caminaban, él la abrazo y la coloco delante de él para caminar ella por delante y él detrás tomándola de la cintura.

— Bienvenida de nuevo a tu casa, es importante que busquemos muebles para qué la decoramos a nuestro gusto te parece.

— Hay un pequeño problema mi amor.

— Dímelo otra vez.

— Mi amor.

— Dime mi vida, cuál es ese problema.

— Mi trabajo, no creo que pueda salir siempre temprano, además tengo que decirles en mi casa que tendré que mudarme, mi mamá está muy enferma y necesitan de mi apoyo económico para solventar los gastos, si me voy como le aran.

— Bueno que te parece si me cuentas un poco de tu familia y me llevas a conocerlos para darte mi opinión, aparte ya no eres una menor de edad, mi vida, puedes hacer tu vida también, si quieres puedes ayudarles de lejos, acaso ¿eres su única hija?.

— No, tengo dos hermanos más, pero…

— Pero que mi amor, a ver tus hermanos son menores de edad.

— No

— Tus hermanos tienen alguna discapacidad que les imposibilite trabajar y ayudar a tus papás.

— No

— Entonces porque solo tienes que ayudarlos tú solamente.

— No lo sé, siempre he sido la que da dinero, la que siempre ha velado por ellos, la que está al pendiente de llevarlos al seguro, de darles sus medicamentos, de hacerles de comer, y muchas cosas más.

— Y cuando has visto por ti hermosa, cuando has dicho ahora esto será mío, ahora podré tener un día para mí.

— Ninguna vez, no me da tiempo.

— Desde ahí puede empezar por amarte a ti y dejar que los demás demuestren que tanto te aman.

— Creo que tienes razón, alguna vez mi maestra de psicología me lo dijo, pero no con tus palabras.

— Bueno que te parece si el sábado que es mi día de descanso te llevo a conocerlos.

— Me parece excelente, comamos entonces y después…

— Me llevas a casa, por qué no he visto a mis papás en dos días y estoy segura de que me deben de extrañar mucho, así les llevo algo de comer.

— Eres una mayor, lo sabes.

— No, hasta ahora que me lo dices.

— Te lo diré más seguido mi vida, pero mañana me prometes que ya vivirás aquí conmigo, mira que no puedo estar una noche sin ti.

— Ja, ja, ja no seas payaso, pero no hay muebles.

— Que te parece entonces si el sábado llego temprano a tu casa y después de conocer a tus papás y decirles que viviremos juntos nos vamos a comprar los muebles.

— Hablas en serio.

— Muy en serio.

— Ah, me encanta la idea, qué emoción, te amo.

— Yo también Te amo.

Y esas palabras, junto con un beso apasionado en donde sus bocas se funden y sus mandos recorren sus cuerpos con ganas de más, demuestran cuanto se necesitan los dos.