Penélope buscará la grieta para escapar de los grilletes impuestos por su progenitora para así lograr encontrar su camino y dar rienda suelta a cada aspecto de su vida perdido por tantos años de limitaciones.
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Capitulo 13
Llego el fin de semana y Martina salió de su apartamento con algunas pequeñas cosas especiales, el obsequio que había guardado hace tiempo para su querida prima. Su idea era ayudarla a entrar al mundo que se había perdido estando bajo las faldas de su madre; por eso había planificado cada cosa para que ella conociera de a poco la diversión que podría disfrutar a su edad y en especial del deleite hacia el sexo opuesto.
Martina era una mujer extrovertida y muy directa en cuanto a dar su opinión, sus padres le habían enseñado el valor de la libertad y del trabajo duro, por eso ellos la apoyaban en cada intento de cambiar recordándole que cada acto tiene consecuencias de cualquier tipo, por lo tanto, cuando decidió dejar la universidad para dedicarse a emprender como escultora de madera sus padres fueron los primeros en apoyarla a pesar del descontento de la mayoría de sus parientes; ella siguió adelante con ello aunque el camino fue duro a sus veintiuno pudo sostenerse y ser independiente. Su carisma la llenó de clientes, aunque también ayudaron sus geniales creaciones que representaban la naturaleza de sus sentimientos y su amor incondicional por sus padres, tanto fue su éxito en los siguientes años que amplío su taller generando empleo a nuevos artistas plásticos y dando tutorías sobre el esculpido en madera, pero a pesar de tener tantas ganancias con su sueño aún sentía que le faltaba en su vida la compañía, los hombres se divertían con ella hasta que se daban cuenta de que tener una mujer demasiado segura se convertiría en un grueso problema en consecuencia decidió dejar a un lado esa vida familiar y romántica para enfocarse en divertirse y hacer crecer su trabajo.
Atravesó la ciudad para poder llegar hasta el edificio en donde vivía Penny, al llegar estaciono su robusto Jeep Black and White, bajando de él con una gran elegancia, ella estaba acostumbrada a llamar la atención en cualquier lugar, eso era algo que avergonzaba a su primita, pues ella prefería ser invisible y cuando estaban juntas eso era algo imposible.
Penny sacaba unas cajas cuando vio a Martina haciendo su entrada espectacular, eso a veces le molestaba, aún no se acostumbraba a lo llamativa que podía ser su prima.
–¡cariño, ya estoy aquí!.
–Hola, Martina. Entremos, ya llamaste mucho la atención.
–¡Qué aburrida!, traje muchas cosas para divertirnos esta noche.
– No pienso ser parte de tus locuras.
– Oye hay que celebrar que dejaste las garras de doña Ofelia.
– Deja que entremos al apartamento. No hables de eso afuera.
– Está bien.
Subieron al ascensor, Penny le ayudo a cargar algunas bolsas mientras Martina miraba su teléfono. Al bajar se encontraron con el guapo Santiago, Martina bajo sus lentes para admirar a tan lindo hombre, hacía mucho que no veía un espécimen tan apetitoso.
– ¡Penny!, buenos días. Creí que te habías ido, toque varias veces.
–¡Penny! ¿Por qué no presentas?.
La miro con mala cara.
– Santiago, ella es mi prima Martina.
Ella le tomo la mano tan rápido que lo sorprendió, comenzó a mostrar sus dotes de seducción de forma instantánea haciendo que penny la sacudiera un poco.
– ¡Auch!, disculpa a mi primita. Me llamo Martina dos santos, ¡qué manos tan suaves!.
– ¡Gracias!. — dijo nervioso.
–Martina, suéltalo, lo estás asustando.
– No me lo voy a comer, bueno, todavía no.
Lo dijo con una gran sonrisa. Eso de verdad asusto a Santiago alejando la mano de inmediato.
–¿Por qué estás buscándome tan temprano?.
– Quiero invitarte a un bar nuevo en donde mi banda tocará.
– Bueno, gracias, pero no me interesa tener ninguna relación contigo.
– Vas a seguir con eso, te he pedido perdón bastante. Sabes que será divertido. ¡Vamos!.
– Esperen, me estoy perdiendo de algo, primera vez que me siento ignorada.
– No hay nada que decir. Adiós santiago.
– Claro, que no. Querido Santiago, ella aceptará tu invitación. Para eso estoy yo.
– ¡Martina!.
– Cállate, eres joven, además este hombre está de rechupete. Pasa por ella a las ocho. Quedamos así, chao Santi.
– Ok.