One Night In Dubai

Dejando a Kaylin, quien lamentaba los pesares del pasado que sentía tan dolorosos. En el mismo lugar pero en una habitación diferente, Alex se quedó en silencio, contemplando la ventana del segundo piso donde residía su ex amante.

Exhaló bruscamente al recordar la historia que compartió con Kaylin Meyer, un pasado que una vez pensó insignificante y que ahora se desenredaba escena tras escena como una cinta enredada que se reproducía continuamente en su mente.

*Flashback activado*.

"¿Dónde estás?" Alex, esperando durante horas en el lugar acordado, se agitó al ver que su mujer aún no había llegado.

"Justo detrás de ti", Kaylin terminó la llamada y corrió a abrazar a su amante. Sin embargo, antes de que pudiera hundirse en el fuerte calor del pecho de Alexander, sintió un fuerte dolor en la rodilla cuando tropezó con una raíz de árbol y cayó con fuerza.

Alex suspiró y ayudó a Kaylin a levantarse al ver cómo se desplomaba con tanta fuerza.

"¿Por qué debes ser tan descuidada?"

"No soy descuidada, ¡la raíz del árbol es ridícula! Sabía que venía, ¿pero se movió? No, simplemente se quedó en su lugar", se quejó irritada mientras se frotaba la rodilla adolorida.

Alex solo pudo exhalar una vez más al escuchar la respuesta de Kaylin, una respuesta que encontró absurda, culpar a una raíz de árbol que no se movía. Era tal como Cleopatra había descrito alguna vez a Kaylin Meyer: una mujer que nunca podía estar equivocada ni aceptar la culpa.

"¿Qué te tomó tanto tiempo?" cambió la conversación, mirando el rostro de Kaylin que siempre lograba molestarlo en cada momento.

"Lo siento, me quedé dormida y..."

"¿Te quedaste dormida?" Alex repitió incrédulo. Que ella pudiera echar una siesta después de insistir en encontrarse para salir antes de que él tuviera que regresar a Nueva York para cuidar de Alena.

De hecho, en un mes tendría que viajar cuatro o cinco veces para atender tareas repentinas que Bo Arbeto le entregaba, además de su deber principal de proteger a Alena Ricardo.

"Debes saber que tengo que partir a las cinco", Alex miró su lujoso reloj con un logo de corona, un regalo del líder del equipo Delta por resolver un caso importante.

"Lo siento..." Kaylin miró culpablemente el rostro serio e impasible de su amante.

"Tch, mejor me preparo". Alex prefería regresar a su apartamento en lugar de satisfacer el deseo de Kaylin de pasear antes de su partida.

Kaylin siguió inmediatamente a Alex, agarrando su mano para ablandar su corazón.

"Perdóname", reiteró su disculpa. "En realidad, estaba lista antes, pero de repente Rex se puso inquieto y tuve que cuidarlo, y terminé quedándome dormida".

Alex se detuvo en seco, mirando detenidamente a Kaylin para discernir si estaba mintiendo.

"¡Entra!" Abrió la puerta del coche para su mujer después de detectar honestidad en el rostro de Kaylin.

Felizmente, Kaylin se subió al coche y durante el trayecto fue ella quien habló como de costumbre, mientras Alex permanecía en silencio, participando esporádicamente, aunque de mala gana.

"¿Esto es todo lo que llevas?", preguntó Kaylin cuando vio una pequeña maleta junto a la cama de su amante.

Alex asintió y la abrazó fuertemente, una acción que había anhelado hacer. Por lo general, antes de partir, pasaban tiempo en intimidad, algo que habían planeado.

Inicialmente, durante su romance, Alex no se atrevía ni siquiera a tocar a Kaylin. La idea de besarla le resultaba incomprensible, siendo plenamente consciente de sus estatus sociales completamente divergentes. Aún más, dado que su relación era simplemente un acuerdo, o más precisamente, nacido de la compulsión.

Sin embargo, el tiempo pasó y sus encuentros infrecuentes los llevaron a perderse el uno en el otro cada vez que estaban juntos. Y misteriosamente, se convirtió en la norma que cada una de sus reuniones culminara en la cama, incluso si no había una unión completa.