La Promesa Del Rey

Eran las 5 am y el príncipe regresaba al castillo, entraba en silencio a la habitación y ahí estaba Cayleen arrodillada al pie de la cama abrazando la foto de su padre, se había quedado dormida de tanto llorar.. Al verla sintió un apretón en su corazón, se sentía culpable, entonces se fue..

Entraba Caroline a la habitación, se sentía muy triste al ver a Cayleen en ese estado —princesa! princesa! —la despertaba..

—aahh! Caroline me quedé dormida, que hora es.. —se despertaba adolorida.

—Las 7 am.

—Tengo que ir a desayunar?

—princesa, que pasó anoche, no debería estar con el príncipe?.

Los ojos de Cayleen se empaparon de agua otra ves, y respondió evitando su dolor —el príncipe tuvo que salir y no pudo estar conmigo, pero no te preocupes el ya debería estar aquí, aún no ha regresado?.

—Princesa, el príncipe no tenía ocupaciones, el Rey le ha dado libre esta semana, para que esté con usted.

—Enserio? Mm no lo sé entonces debió ser algo urgente, pero ya debe llegar no te preocupes.

—Princesa cuénteme lo que pasó!.

—Caroline, de verdad no pasó nada, pero no le digas nada de esto al Rey por favor.

—Princesa no puede disimular su tristeza se nota demasiado, aún está vestida así.

—Fui una estúpida Caroline, nunca debí aceptar esta promesa —decía entre lágrimas.

Cayleen ya había llorado lo suficiente y aunque aún le dolía tenía que disimular, se limpió sus últimas lágrimas se cambió muy bella y se dirigió a desayunar en el palacio del Rey.

—Buenos días princesa, se encuentra bien?, —preguntó el Rey observando la triste mirada de Cayleen.

Ella respondió con una gran sonrisa mientras observaba furiosa a Felipe —Buenos días su majestad, nunca había estado mejor.

La princesa se sentó junto a Felipe que se encontraba ya en la mesa, existía tanta tensión entre ambos, que fácilmente el Rey y la princesa Kiara se daban cuenta.

—Su alteza! salude a su esposa, si los vieran ahora, dirían que están peleados o que no han dormido juntos —dijo Cayleen burlona.

—O talves están avergonzados —decía el Rey intentando molestarlos.

—Por cierto por qué no llegaron juntos a la mesa? —preguntó Kiara.

—Princesa, está muy curiosa hoy —respondió Enrique evadiendo la pregunta.

—Mi querida princesa y mi responsable hijo! Irán de luna de miel a una de mis islas, que les parece? Dijo el Rey.

—Creo, que su majestad ha decidido bien, pero no creo podamos irnos, no puedo dejar mis clases con Miranda, aún me falta mucho por aprender, a lo demás el príncipe tiene ocupaciones — respondió Cayleen.

—Y Felipe? Que dices sobre esto?.

—Mi querida esposa tiene razón.

—Claro que no ustedes tienen que irse, Miranda y las ocupaciones pueden esperar —ordenó el Rey.

Todos terminaron de comer y Cayleen no había probado un bocado, seguía pensando y pensando en todo lo que el príncipe le había dicho.

—Cayleen, te encuentras bien? No has probado un solo bocado, dijo el Rey preocupado.

—Su majestad, estoy muy bien, solo no tengo apetito.

—Quieres que te traiga el médico?.

—No su majestad, estoy muy bien no se preocupe.

—Bueno, no te forzaré por que se la razón.

Todos lo regresaron a mirar, mientras el Rey se levantó y se dirigió hacia Felipe, el se levantó y quedó frente a su padre.

Una cachetada cayó en la mejilla de Felipe, la cual a todos sorprendió por qué el Rey nunca había hecho eso, —Que crees que estás haciendo?

—Que cosa padre? —respondió Felipe muy dolido.

—El salir del castillo a esas horas, el dejar a tu esposa sola en la habitación, el ir a beber y disfrutar, nos has faltado el respeto a todos, principalmente a tu esposa, sabes como se sintió ella llorando toda la noche?.

Cayleen solo lo miró y se preguntaba como sabía todo eso el Rey, mientras Felipe contestaba furioso.

—Eso es lo que ella se merece! Casarse solo por dinero que esperaba?

—Me has deshonrado Felipe, nos has deshonrado a todos! Espero que un día recapacites y te des cuenta de todo lo que estás haciendo.