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Una Mujer En La Mafia #2 -

Una Mujer En La Mafia #2 -

Status: Terminada
Genre:Romance / Completas / Mafia / Reencuentro
Popularitas:9.6k
Nilai: 5
nombre de autor: Ashly Rijo

Segundo libro de- UNA MUJER EN LA MAFIA. Aclarando solo dudas del primer libro. No es que es una historia larga. Solo hice esta breve historia para aclarar algunas dudas.

NovelToon tiene autorización de Ashly Rijo para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Una mujer en la mafia

—Sí, tal vez fui la consentida —le dije, con un tono que intentaba ser neutral pero que no ocultaba del todo la amargura. —Pero dime, ¿a qué costo? Fui engañada toda mi vida, Scott. Crecí creyendo cosas que no eran ciertas, y ahora, con cada verdad que sale a la luz, siento como si todo lo que conocía se desmoronara.

Él arqueó una ceja, como si mis palabras le interesaran más de lo que quería mostrar. No me detuve.

—No voy a aferrarme al pasado, no tiene sentido, pero eso no significa que no duela. La verdad golpea fuerte, ¿sabes? , siento que me estoy hundiendo al tratar de asimilar todo esto. Pero por fuera… por fuera soy esta. Soy la persona que ves ahora, alguien que no se va a dejar derrotar tan fácil.

Scott me miró, sin decir nada. Parecía evaluarme, como si buscara algo en mis palabras o en mi expresión. Solté un suspiro, alzando el mentón para dejar claro que, aunque vulnerable, seguía siendo fuerte.

—Y te diré algo más —agregué, mi tono más suave pero aún firme. —A pesar de todo, me da gusto saber que existes. Que tengo un hermano, aunque seas un idiota.

Scott soltó una carcajada seca, llevándose una mano al pecho en un gesto exagerado.

—¿Un idiota? Vaya, gracias, hermanita. Justo lo que quería escuchar.

Rodé los ojos y empecé a caminar hacia la puerta, ignorando su tono burlón. Amelia me seguía, con su típica sonrisa misteriosa, mientras James se mantenía cerca, siempre alerta. Antes de salir, Scott se inclinó hacia mí, su voz baja pero lo suficientemente clara para que lo escuchara.

—No sé si debería decir lo mismo, pero… me alegra que estés aquí. Supongo que alguien tiene que enseñarte cómo se hacen las cosas en este mundo.

Lo miré de reojo, sin responder. Sabía que no era una disculpa ni una declaración sincera de afecto, pero viniendo de Scott, eso era lo más cercano a una aceptación que podría esperar.

Cuando salimos de su casa y las puertas del ascensor se cerraron, dejé escapar un largo suspiro. James me observaba en silencio, y Amelia se quedó en casa con Scott.

—Bueno, eso fue intenso. Vamos por una copa.

No pude evitar soltar una pequeña risa. Aunque el caos parecía seguirme a donde fuera, al menos no estaba sola en esto. Mi hermano era un desastre, pero ahora era parte de mi realidad, y estaba dispuesta a enfrentarlo, como lo hacía con todo: de frente, sin mirar atrás.

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Una semana después...

-

La semana había pasado rápido, pero mi mente no dejaba de dar vueltas. El encuentro con Scott, con mi hermano, seguía resonando en mi cabeza, y lo cierto es que me sentía más confundida que nunca. Durante esos días no supe nada de él. Ni de James, ni de Amelia.

Esa noche, al final del día, decidí que ya era hora de ver qué pasaba.

Bajé las escaleras de la casa con el ruido de mis tacones resonando en el pasillo. Simon y su hermana estaban en la sala, hablando de algo en voz baja. Cuando me vieron, el tono de sus voces se calmó, pero ambos me miraron expectantes.

—¿A dónde vas tan callada? —preguntó Simon, frunciendo el ceño, probablemente preocupado por la expresión en mi rostro.

Sin decirles mucho más, les respondí:

—Voy a ver a mi hermano.

Simon me miró de reojo, como si intentara leerme. Luego soltó una risa seca y asintió.

—Ah, así que ahora resulta que te llevas bien con él, ¿eh? Pensé que le habías dicho que era un idiota —dijo, con cierto sarcasmo en la voz.

No me detuve a contestarle. No quería entrar en esa conversación. Lo ignoré por completo y me dirigí hacia la puerta.

Me subí a mi auto y me dirigí directamente hacia la casa de Scott. No tenía idea de lo que esperaba encontrar allí, pero algo dentro de mí me empujaba a ir.

Al llegar, toqué la puerta. No hubo respuesta. Volví a golpear con más insistencia, pero el silencio fue lo único que recibí a cambio. Me quedé allí por un momento, esperando, pero nada.

Me sentí frustrada y mi paciencia se agotó rápidamente. Saqué mi pistola silenciadora del bolsillo, quitando el seguro con un movimiento mecánico, algo que ya había hecho tantas veces que me resultaba casi automático. La sensación fría del metal en mi mano me dio la determinación que necesitaba.

Con la pistola en mano, empujé la puerta, que estaba ligeramente entreabierta, y entré en silencio. La escena que vi al instante me sorprendió. Scott estaba en la sala asustado, con una toalla alrededor de la cintura, espuma cubriendo su cabeza mientras se duchaba. Me miró con expresión de sorpresa, pero rápidamente su rostro se tornó en una mezcla de enojo y desconcierto.

—¿Qué carajos, Adeline? —gritó, su tono irritable resonando en el aire.

Sin inmutarme, me acerqué un par de pasos más y le respondí con la misma frialdad que había usado con él antes.

—Quería entrar —dije, mirando sus ojos con una intensidad que no pensaba dejar pasar.

El ambiente estaba cargado de tensión, pero también de una extraña sensación de incomodidad que no dejaba de invadir mi mente. Scott seguía mirándome como si estuviera evaluando si mi aparición era parte de un mal sueño o si de verdad estaba allí, de pie frente a él, con una pistola en mano y una expresión desafiante.

Sin embargo, intenté relajarme, bajar un poco el tono. No había venido a buscar una pelea, o al menos no a propósito. Me acerqué un paso más, mirando sus ojos, y finalmente, con un suspiro, hablé:

—Solo vine a ver cómo estás, Scott. No he venido aquí para pelear, no ahora. Pero… necesitaba saber algo, saber cómo estabas.

Scott se cruzó de brazos, mirándome con desdén, como si lo que acababa de decirle no tuviera sentido para él.

—¿Cómo estoy? —repitió, y dejó escapar una risa amarga. —¿En serio? ¿Ahora te importa cómo estoy? Me amenazas con matarme, y de repente te preocupas por mi bienestar. Qué bonito.

Mi respiración se aceleró. Sabía que no iba a ser fácil, pero escuchar esas palabras me hizo sentir como si todo lo que había intentado hacer en esos días, lo que había intentado entender, hubiera sido en vano. Pero no iba a dejar que eso me desbordara.

—Te mataré solo si tocas a James —le respondí, mi tono firme, pero controlado. —Solo si haces algo que lo ponga en peligro, si lo lastimas, haré lo que sea necesario. No soy la niña que conociste mirando de lejos, Scott. No soy esa.

Vi cómo sus ojos se oscurecían un poco, como si mis palabras lo hubieran golpeado en un punto sensible. Era obvio que no lo esperaba. Pero lo que me sorprendió aún más fue la reacción que siguió: una sonrisa ladeada, casi divertida, que rompió la tensión en el aire.

—¿James, eh? —dijo, con una media sonrisa mientras daba un paso hacia mí, esta vez con algo de coquetería en su mirada. —Mira, Adeline, lo que traen ustedes dos… no me lo esperaba. Así que, dime, ¿El te volvió esta chica tan fuerte?

Me quedé quieta, procesando sus palabras. La forma en que lo dijo, tan casual, tan casi burlona, me hizo dudar por un segundo. Estaba jugando conmigo, como siempre lo había hecho. Pero esta vez, yo no iba a ceder.

Me acerqué un paso más, manteniendo la distancia que me permitía controlar la situación, aunque la pistola seguía en mi mano, y sin bajarla de la vista, le respondí con firmeza:

—No, Scott. El no me cambio. Y no tengo que justificarme contigo.

Él solo alzó una ceja, y aunque su actitud seguía siendo desafiante, no parecía tan seguro de lo que estaba ocurriendo. Algo en su postura había cambiado, como si, por primera vez, estuviera dudando de sí mismo.

—Lo que sea que traigan, sea lo que sea que haya entre ustedes, parece que las cosas han cambiado —dijo, y por un momento, sus ojos se suavizaron. No lo suficiente como para que pudiera confiar en él, pero sí lo suficiente para darme una pista de que tal vez, tal vez, ya no éramos los mismos dos extraños que nos encontramos la última vez.

Entonces, decidí hacer algo que nunca hubiera hecho antes: dejé caer la tensión en mi cuerpo y relajé un poco la postura. No quería que esto fuera una batalla más, no quería seguir en guerra con él. Tal vez no sabría exactamente qué hacer con todo esto, pero al menos podía empezar a ser honesta conmigo misma.

—Somos novios, al menos eso sigo creyendo.

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Estella Mazo Medina
gracias por tú tiempo ☺️ y felicitaciones estuvo muy bonito todo fue algo diferente y también impactante Dios te bendiga siempre 😊
Ashly Rijo: Muchas gracias cariño. No sabes lo feliz que me hace ver tu comentario. Espero verte en mis próximas novelas .❤️❤️❤️❤️
total 1 replies
Nereida Hernández montes
Malo
Rosalia Gonzalez
Bueno
Ylsi Alvarez
Excelente
Joscarina Figueroa
Actualización
actualización
actualización
actualización
actualización
Joscarina Figueroa
Autora actualiza rápido por favor
Ashly Rijo: Chicas despacio. Es que trabajo y llego super cansada a casa. Pero os quiero por estar tan pendientes cada día. Me esforzaré un poco más.
total 1 replies
Joscarina Figueroa
Autora soy nueva lectora por favor actualiza rápido
Ashly Rijo: Ok jjjj.
total 1 replies
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