Yura Pregonas es una mujer muy distinta a las que comúnmente se ven en la calle, ya que su piel, su pelo y sus ojos la hacen única entre tantas.
Con sus rasgos delicados, su altura y cuerpo dignos de una modelo, se siente de otro planeta, pero en el mal sentido de la palabra, ya que en su adolescencia todo eso la ha mantenido catalogada como la rara del local estudiantil, hasta que conoció a alguien casi tan exótico como ella, quien más tarde se convirtió en su mejor amigo y por el cual tuvo sentimientos silenciosos para no romper el vínculo de protección que ambos conllevaron con el otro. Sin embargo, no supo más de él luego de su graduación porque su familia se mudó.
Recientemente divorciada y escapando del poder de su exmarido, viajará en busca de una nueva vida.
¿Qué pasará con su mejor amigo cuando se reencuentren?
¿Será que, nuevamente, sus corazones estarán dispuestos a proteger al otro?
¿Su ex esposo le dejará el camino libre sin causar problemas?
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Yura; lenta y descuidada.
Marta está bastante enojada con David porque él ha llevado a los niños y a Sandra para merendar, mientras ella debe quedarse, esperando la suerte de que la busque para una noche romántica a solas, aunque verdaderamente, duda de que eso vaya a suceder porque jamás se lo mencionó.
Él ni siquiera se digno a despedirse como se debería, o sea, con un beso, mínimamente en su mejilla. NO, parece que ahora, para David, tiene lepra o algo así. Simplemente dijo, ‘’me llevo a mis hijos con Sandra a un café’’ y listo, como si fuese una empleada a la cual le dicen el motivo de su salida.
Algunos minutos más tarde se acordó de que él le mencionó que le pidió el divorcio a Yura y no quiere que eso suceda para volver a ser la pobretona que quiso engatusarlo y necesitar trabajar para mantenerse, o cómo siguiente opción, buscarse otro candidato, conquista, etc.
Sube al segundo piso y entra a la habitación de la albina para buscar esos papeles que dictarán su futuro. Ni siquiera tiene unos para reemplazarlos, así que solo los quemará y se hará la tonta si llegan a preguntarle, además solo le garantizará unas horas o días con su vida ‘’normal’’ pero, obviamente, esos esposos hablarán de eso en algún momento, más que nada si es ella quién está tan apurada por firmar.
A Marta no le es difícil encontrarlos, ya que se encuentran en la mesa de noche de Yura; los toma y sale casi corriendo, antes de que alguien la vea.
Directamente fue a la cocina y echó a los empleados, pidiéndoles que la dejaran sola, cosa que hicieron de inmediato porque ‘’las personas que viven allí son raras’’ por el típico hecho de que tienen una relación polígama, en donde, el único feliz es David.
Ella enciende el fuego del electrodoméstico y coloca los papeles encima, permitiendo justamente lo que quiere, que se consuman. Antes de que pueda lastimarse, los mete en el fregadero y observa con calma, mientras sonríe feliz.
—Por unos días estaré tranquila— murmura.
—Buenas tardes— saluda Yura con el ceño fruncido— ¿Qué se ha quemado?— cuestiona sintiendo el mal olor.
—No es nada, no te preocupes— responde hipócrita.—Ya lo solucioné.
—Ok— dice secamente, desconfiando de esa mujer.
La albina sigue su camino, se mete en su habitación y selecciona la ropa para ducharse, además de preparar una muda de ropa para dormir con Aarón, metiéndola en una bolsa de regalo.
Una buena idea para fingir ser invitada de un pequeño cumpleaños.
Ni siquiera debería ocultar el hecho de que dormirá con otro hombre, pero la verdad es que le fastidia la cantidad de preguntas que puede llegar a hacer Marta o el supuesto discurso de moralidad y dignidad que le quiere brindar, como si fuese el mejor ejemplo del mundo.
Cuando ya está lista, agarra su celular y se dispone a salir, pero recuerda el documento de divorcio y lo busca, sin éxito. Su idea inicial era esconderlo para que nadie pudiese robárselo o cambiarlo, aunque está muy segura de que fue lenta y descuidada porque ya lo desaparecieron.
—Seguramente, fue Marta— dice recordando el olor a quemado en la cocina y sonríe sabiendo que esa tonta quiere mantenerla en la lista de ‘’mujeres de David’’.
Aunque ni muerta se ha considerado así en todos estos años.
Justamente pasa por la sala y la encuentra entretenida en su teléfono móvil, pensando que ni siquiera la ha notado, pero antes de abrir la puerta, las palabras de la pelinegra la detienen.
—¿A dónde vas?— cuestiona de brazos cruzados, como si fuese la madre.
—Tengo un cumpleaños— miente mostrando el supuesto regalo.
—No tardes, a David no le gusta.
Yura la ignora y sale para subir a su auto; maneja hasta la casa del pelirrojo y estaciona en el garaje, asegurándose de que este protegido toda la noche.
Yura y Aaron se enamoraron en su adolescencia y nunca se abrieron a contárselo, después de 9 años se reencuentran más maduros y cada uno con sus vivencias a cuestas, pero no se olvidan de lo que sintieron y que ahora cambió aceptando que el amor 💘 siempre estuvo allí 😉 entre la albinita y el rojito; ahora voy por la historia de Gonzalo y Aldana, gracias escritora la disfrute un montón
Imagínate que sea con el bombón 🤤 que chocaste 😉🙃🙈👍🏻
Y Yura, no se dio cuenta que el había trancado la llamada