La noche en que debe morir, Angela descubrirá que en brazos de la muerte se puede aprender a vivir.
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Indagar un poco más.
— Estoy lista. — Dice como si hubiese alguien más junto a ella. Acto seguido, sus ojos se cierran, parece que duerme. Uno de los empleados revisa sus signos vitales y niega con la cabeza. Se escuchan los murmullos de las personas a mi alrededor, realmente me siento impactada de solo pensar que la vida nos abandona en un segundo. Una lágrima rueda por mi mejilla.
— Será mejor que salgamos de aquí. — Me dice Mikha'el tomándome del brazo. Yo únicamente asiento y me dejo llevar.
— ¿Necesita algo de tomar? ¿Se siente bien?
— Sí, no se preocupe, es solo que ver o sentir la muerte de cerca no es fácil para nadie, o al menos eso es lo que creo.
— ¿Tanto miedo le tiene a morir?
— No, no le tengo miedo a la muerte como tal, le tengo miedo a lo que pueda haber más allá; también al hecho de abandonar a mis padres, sé que no resistirían una vida sin mí.
— ¿Y su prometido? ¿También piensa en él? — llevo mi mano hasta el anillo que reposa en mi dedo.
— No lo sé, realmente no lo sé.
—¿Lo ama?
— Sí. — Respondo sin titubear. — hemos vivido tantas cosas juntos, crecimos de la mano, él siempre ha estado para mí y yo para él, supongo que el matrimonio es la consolidación del compromiso.
— No la entiendo. — Sonrío al escucharlo.
— ¿Se ha enamorado? ¿Conoce lo que es el amor?
— No, nunca lo he hecho; el amor es un sentimiento que hace débil a los humanos.
— ¿Y debo suponer que usted es un alienígena?
— Algo parecido, digamos que soy alguien práctico que sabe lo que quiere, lo toma y no lo deja ir; aun cuando lo que he tomado tenga dueño. Tenga claro, señorita de la Torre, que lo que quiero lo tengo; soy paciente y espero el momento adecuado y mi momento con usted ha llegado. — Da un paso largo y se detiene frente a mí impidiendo que pueda avanzar.
— ¿Qué hace? — Levanto la cabeza y lo miro a los ojos.
— ¿Qué quiere que haga? — Inclina su rostro hacia el mío.
— Yo... esto está mal. — Susurro sintiéndolo cada vez más cerca. — Estoy comprometida.
— Con él tiene un compromiso, quítese ese anillo y lo habrá terminado; conmigo tiene un pacto, eso es inquebrantable. — Mi corazón golpea fuertemente dentro de mi pecho, no puedo reaccionar. — Cuando se quite ese anillo y sea consiente de que me pertenece, entonces va a saber lo que se siente estar viva. — Se aleja de mí y me incentiva a seguir caminando. — Hasta el momento usted no es más que una mujer temerosa que tiene que correr lejos para no enfrentar lo que siente, o peor aún, lo que ya no siente. Cuando descubra su verdadera esencia, podrá sentirse libre.
— Me parece que cree que me conoce, y no es quien para dictar juicios sobre mi persona. Amo a mi novio, soy feliz con lo que soy y lo que tengo, tengo una vida perfecta.
— ¿Está tratando de convencerme a mí o a usted misma?
— ¿Sabe qué? No sé que hago perdiendo el tiempo con alguien tan arrogante como usted, que piensa tener la verdad de todo.
— Yo soy parte de la verdad, y cuide sus palabras, no tolero que nadie me hable en ese tono.
— ¿Qué va a hacer? ¿Me va a callar? Inténtelo a ver como le va... — Mis ojos se abren abruptamente cuando su mano se posa sobre mi cintura atrayéndome hacia su cuerpo y sus labios se encuentran con los míos. Mis labios no responden, me quedo paralizada, conozco sus labios, definitivamente los conozco. Decido indagar un poco más cierro mis ojos y lentamente le doy paso al beso que me pide, separo mis labios y él me besa con propiedad, mis labios se mueven al compás de los suyos, son suaves, pero posesivos, la tibieza en ellos es abrumadora y excitante, ¿cómo es posible que con solo un beso y en plena vía pública yo este pensando en que deseo desvestirme? Su lengua es maravillosamente seductora, se mueve al ritmo perfecto hasta encontrarse con la mía que no duda en responderle. Me separo de él cuando siento que el oxígeno me hace falta, pero él está lo más de calmado, como si no le afectara en nada.
— ¿Aún puede asegurar que ama a ese hombre? Estoy seguro de que después de probar mis besos no podrá asegurar lo mismo. — Camina a paso firme alejándose de mí y dejándome con un mar de dudas en la cabeza.
— ¡Oye tú! Espera. — Camino rápido, prácticamente corro tras él, pero no sé detiene. — ¡Te estoy hablando a ti!
— ¿Qué quieres? ¿Ya tienes la respuesta? — Tal parece que las formalidades son parte del pasado.
— No, es solo que no puedes besarme y marcharte como si nada.
— Solo te he besado, aún no te hago mía; si quieres lo solucionamos y me hago responsable.
— ¿Siempre eres así?
— Solo llevo una eternidad siéndolo.
— No es momento de bromas ¿Podrías detenerte? No puedo caminar tan rápido. — Pensé que no lo haría, pero lo hace.
— ¿Qué necesitas?, ¿aclarar que si siente eso que llamas amor por tu prometido? Porque te aseguro que la forma en que respondiste a mi beso dice lo contrario, pero si lo que deseas es sentirte mejor, llámalo y dile que te dejaste besar por un extraño que apenas conociste ayer, aunque no lo creas, la verdad resulta ser liberadora y puede que te convenzas un diez por ciento de estar enamorada y no aferrada a la estabilidad que terminará por llevarte a la tum... — Se queda callado y no termina lo que iba a decir.
— No me conoces. — Niego con la cabeza, pero en el fondo sé que tiene la razón. Me da terror terminar con una relación de tantos años, porque aparte de la actitud que ha tenido Camilo las últimas semanas para conmigo, está el hecho de que ya no lo pienso, ni lo extraño igual que antes, no muero por verlo, mucho menos por besarlo, y eso lo comprobé con el beso del hombre de pie junto a mí. — No te vuelvas a acercar a mí. — Le digo muy segura de mis palabras.
— Eso es imposible, me perteneces. — Me toma del mentón y deja un corto beso en mis labios. — Debo trabajar, un minuto de retraso implica un siglo de caos.
Nota autora:
¿Qué tal la manera de indagar de nuestra protagonista? No la juzgo, yo también llegaría hasta el fondo.
desgraciadamente mis padres siempre me hicieron ver y sentir que yo solo fui la causante de su casamiento.ya que aunque soy la única hija mujer jamás me brindaron amor o cariño.. a mis hermanos varones si..
y es el caso que ahora a mis 36 años y ellos ya separados, mi madre me dijo que para ella yo estoy muerta... y mi papá por su parte cambio el número y desapareció, me dió vuelta la cara cuando más lo necesite... en fin...me siento abortada a mis 36 años