Luca pierde la cordura en un viaje de trabajo por California, al cruzarse en su vida con una joven mujer.
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Capitulo 12
Luca
Para cuando reaccioné, me levanté de la silla, acomodé mi ropa, y salí de allí buscándola. Ella ya se había ido, no la ví en el restaurante, ni fuera de el. Si se había ido a su casa, debería haberse tomado el bus, si en auto se tarda una hora en bus, con las paradas, supongo que más. Lo más probable era que si fuera a su casa no la encontraría y ella aún estuviera en viaje y no era un lugar para esperar tranquilo. Decidí que lo mejor era irme al hotel y que mañana la buscaría en la playa. Bruno me escribió preguntando dónde estaba, ellos habían ido al boliche. Hasta allí me dirigí. Llevaba un humor de perros. Fue una noche tan genial, todo paso tan rápido, pero fue tan magnífico, tan carnal y salvaje. Ella realmente sabía lo que hacía, tomo las riendas de la situación, pero sus palabras al final... Sus palabras golpearon mi ego, de tal forma que sentía pesado el estómago, estaba furioso, indignado. Pensaba si realmente era así o solo fue una mentira de ella para molestarme. Las mujeres siempre halagan lo buen amante que soy, pero ella fue tan directa y sincera que.. no sé.. quizás mienten.
Luego de llegar al boliche, se me acerca una rubia bellísima, con un cuerpo magnífico. Tomamos algo, hablamos y decido llevarla al hotel. Por más que lo intenté y lo intenté, no pude tener relaciones con ella, estaba cohibido, no pude lograr una erección y la mujer era una diosa personificada. Me acordé de Zhavia y de todos sus parientes. Maldita mocosa! Me había echado una maldición con sus palabras. La odiaba, quería ir a su casa, tomarla por el cuello y ponerla de espaldas y penetrarl* duro contra la pared como castigo.
La rubia me miraba, se notaba su enojo y desilusión, como si la hubiese hecho perder el tiempo, lo que solo me puso más furioso, quería matar a esa porruda! La rubia me miró y se levantó de la cama, acomodo su vestido y salió de la habitación, yo solo pude quedarme ahí parado sin decir nada, qué podía decir? Quería matar a esa mocosa. Mi abuela tenía razón, "el que duerme con niños, amanece meado".
Por la mañana bajo al resto del hotel, ya estaba yo en mi mesa, cuando llegó Fabrizio.
- Hey amigo, buen día.- Me dijo él fregando sus ojos.
- Buen día.- Respondí todo seco.
- Pasa algo?.
- Nada, por?.
- Parece que estás molesto.
- No pasa nada, si?.
- Si tú lo dices - Me dijo en un tono sarcástico que solo me hizo enojar más.
- Si, si digo que no pasa nada, nada pasa.
- Luca está bien, qué te pasa? Es temprano para esto. Con la rubia preciosa que te llevaste anoche, cómo puedes levantarte de ese humor?.- Y empezó a beber su café, y solo me hizo recordar esa rubia hermosa que no pude ni probar. Y apreté mis dientes y tense mi mandíbula recordando a Zhavia.
- Lo siento. No pasa nada, en verdad, solo me duele la cabeza.
- Veremos a los del proyecto hoy? Deberíamos ir apurando eso, este viaje está llevando más de lo planeado.- Me dijo Fabrizio con mucha verdad. Este viaje solo debía durar unos días, máximo una semana, pero estaba tardando demasiado en terminar el proyecto de las casas. Y a eso se le suma la mocosa idiota que tuve que conocer.
- Si, tienes razón, pero no quiero volver sin cerrar lo de las casas. No quiero tener que regresar aquí, si es posible nunca más en mi vida! Quiero cerrar el trato, hacer el contrato, firmar con ellos y listo. Luego será todo por video conferencia o que viajen ellos a Italia.
- De acuerdo.- Respondió Fabrizio sin indagar demasiado.
- Voy a salir, regreso antes del mediodía.
- Vas a la playa?.- Y Fabrizio tenía una sonrisa burlona dibujada en su cara.
- Por qué preguntas?.
- Es que no sé si la vuelta a Italia se demora por el proyecto... o por cierta chica...
- No digas idioteces - Y lo corte antes de que pueda seguir hablando - Una de las razones por las que no quiero volver aquí es ella. Así que lejos de detenerme en este lugar, solo me da ganas de irme y ni siquiera buscar San Francisco en el mapa.- Le respondí a Fabrizio quien solo se reía y negó con la cabeza.
Salí del lugar y a pesar de mi elocuente discurso a mi amigo, estaba yendo a la playa... a buscarla a ella. Pero no en un sentido romántico, si no más bien en uno asesino. Quería matar a esa chica, tenía unas cuantas palabras que decirle y me las iba a oír todas. Al llegar, espero en las piedras de la escollera, pasa media hora y nada de ella. Así me quedo esperando una hora y nada. Decido ir al parador y esperar allí mientras tomo algo y chequeo trabajo en mi celular, de haber sabido hubiese traído mi laptop y adelantaba trabajo. Así llego el mediodía y nada de ella, me extraño, el día estaba soleado y el mar estaba perfecto para surfear, las olas tenían una buena medida y el aire estaba a favor. Sonreí ante mis pensamientos, parecía un surfista profesional al advertir las características del mar.
Me fui de allí rumbo a la oficina del proyecto de casas sustentables, quedé de encontrarme directamente ahí con Fabrizio y mi hermano. Una vez allí empezamos a discutir con Travis Smith como siempre. No había forma de llegar a un acuerdo con él. El todo hippie amador de árboles y yo un capitalista nato, según sus palabras. No sé porque no aceptaba mis cláusulas, de una forma u otra todos nos veríamos beneficiados. Es imposible que solo persiga un ideal, con ideales no comemos, ni pagamos las cuentas, lo siento pero es la verdad. El dinero nos interesa a todos, incluso a aquellos que persiguen las causas más nobles. Nuevamente quedamos estancados como siempre, y ya la situacion me estaba hartando, quizás lo mejor era no participar de esto.
Salí de ahí, me quedé fuera de las oficinas hablando con Fabrizio por un instante mientras nos fumamos un cigarrillo.
- Esto será así siempre? Parece una pérdida de tiempo, por más que sea un buen negocio, no se si vale la pena el tiempo que estamos invirtiendo acá.- Me dijo Fabrizio y tenia razón.
- Tienes razón, al parecer él y yo somos como el agua y el aceite, jamás estaremos de acuerdo. Bien déjame pensar el asunto y mañana tendré una respuesta.
- De acuerdo, vamos a tomar algo?.- Me dijo Fabrizio.
- Debo hacer algo, pero luego envíame la ubicación e iré.