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La Sombra Del Deseo

La Sombra Del Deseo

Status: Terminada
Genre:Romance / CEO / Completas / Yuri / Posesivo / Mujeriego enamorado / Triángulo amoroso
Popularitas:4.5k
Nilai: 5
nombre de autor: Cris_R

"Ser una cobarde en el amor, ¿te puede costar tu propio corazón? Freya seguirá huyendo de sí misma."
Tendrá que decidir entre el amor o la pasión
Descubre lo que sucederá 🤓

Esta historia es solo amor entre chicas

NovelToon tiene autorización de Cris_R para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 11: Marcas en mi cuerpo

—¿Por qué traes un suéter de tortuga? —preguntó Charlotte con curiosidad, pero también con una pizca de desconfianza en su mirada—. Hace un poco de calor.

—Tengo frío, probablemente me estoy enfermando —respondí, esforzándome por sonar tranquila. La noche anterior con Min-ju había sido salvaje, dejándome marcas por todo el cuello. Si Charlotte las veía, seguro me mataría.

—Tienes una temperatura normal... pero da igual, ¡vámonos! Muero de hambre.

Charlotte tocó mi frente con preocupación, aunque su voz aún mostraba cierta duda. ¿Lo notaba y lo ignoraba, o simplemente no lo quería enfrentar?

El desayuno transcurrió en silencio. Charlotte me llevaría a unas cabañas fuera de la ciudad, un lugar al que solíamos ir con frecuencia. Sería un fin de semana romántico, o al menos eso era lo que ella pensaba.

—¡Ya llegamos! —anunció Charlotte con su tono juguetón, como siempre.

—Este fin de semana serás toda mía.

Las cabañas eran propiedad de su familia. Habíamos pasado muchas noches allí, haciendo fogatas, asando bombones, riendo con sus padres y su hermana. Esta vez llegamos por la tarde, lo que nos dejaba tiempo para nadar. El lugar era mágico, con árboles enormes y un lago de aguas cristalinas que reflejaban la luz del sol.

—Vamos a nadar, Fraye. Hoy el día está perfecto —propuso Charlotte emocionada.

—Sí, está excelente... Vamos —respondí, cortando la conversación de forma abrupta. Una sensación incómoda me invadió. Me había olvidado por completo de las marcas en mi cuerpo.

—¿Qué sucede, Fraye? —preguntó Charlotte, preocupada por mi cambio de actitud.

—Nada, creo que mejor dormiré un rato. Estoy algo cansada.

Me acosté en la cama, intentando evadir la situación, pero Charlotte no tardó en deslizarse junto a mí para hacerme cosquillas.

—¡JAJAJA! ¡Basta, me haré del baño!

—¡Jajaja, ya veremos! —rió, moviendo sus manos por todo mi cuerpo.

De pronto, levantó mi camiseta para seguir haciéndome cosquillas, y su expresión cambió al instante.

—¿Qué son estas marcas en tu abdomen?

Charlotte gritó tan fuerte que me incorporé de inmediato, temerosa de ver su reacción.

—Probablemente son picaduras de mosquitos. Ya sabes cómo son estas temporadas —dije, intentando reír para aligerar el ambiente.

—¿Tú crees que soy estúpida? ¡Son mordidas y chupetones!

—¿Segura? Mira, parecen más bien picaduras, hasta rojas están. Por favor, cálmate...

Su rostro estaba rojo de furia, pero podía ver algo más en sus ojos, algo profundo y roto. Era la herida invisible que no sabía cómo tratar.

—¡Es de esa estúpida Min-ju, ¿verdad?!

La decepción y los celos se reflejaban en sus ojos. Había una parte de mí que quería darle la razón, porque al fin y al cabo, Min-ju había sido la que había marcado mi piel. Pero aún no podía separar lo que sentía por ella y lo que sentía por Charlotte.

—Sí, son de ella —admití al fin. Negarlo solo haría que continuara gritando.

—¿Cuándo fue eso? —Su tono de voz se suavizó, mostrando su habilidad para calmarse rápidamente. Aunque algo en su mirada me decía que la calma era solo una máscara.

—Ayer. Vino al departamento.

—Ya veo... cuando yo no estaba.

Charlotte respiró profundo, y pude ver cómo trataba de procesar lo que acababa de escuchar. Hubo un momento de silencio, un momento que sentí como si el tiempo se detuviera.

—Escúchame, Fraye. No puedo enojarme contigo porque fui yo quien propuso abrir nuestra relación. Pero solo te pido una cosa: que no te deje ninguna marca más.

Intentaba disimular la tristeza en sus ojos con una sonrisa que no llegaba a sus labios. Solo asentí, sintiéndome una completa basura mientras ella salía de la habitación sin decir nada más.

Tiempo después regresó, con los ojos ligeramente enrojecidos, pero llevando un elegante traje de baño negro, su color favorito. Decidí acompañarla al lago. Nadamos un rato mientras bebíamos algo. Charlotte rara vez tomaba alcohol, solo en momentos de estrés, como este. Por lo general, era reservada con los demás, pero conmigo se abría como un libro, hablándome de sus pasiones, como los libros que adoraba leer.

—Si me miras tanto, me voy a desgastar —dijo Charlotte con una sonrisa.

—Es solo que hoy te ves hermosa.

—¿Quieres decir que antes no?

—¡No, no! ¡Claro que no, ehhh!

—Solo bromeo. Tú también luces hermosa, cariño.

Su tono se volvió tan gentil que me derretí un poco.

—¿Puedo preguntarte algo? —dije, sintiéndome nerviosa.

—Claro, dime.

—¿Por qué yo?

Frunció el ceño con curiosidad.

—¿Qué quieres decir?

—Digo, de tantas personas detrás de ti... ¿por qué me escogiste a mí?

Charlotte suspiró y me miró con esa intensidad que siempre me desarmaba.

—Porque tú me mirabas de forma real. Como si no te importara lo que pudiera ofrecerte. Me hablabas sin esperar nada a cambio. Siempre fuiste mi hombro en el que podía recostarme.

Sus palabras hicieron que mi corazón latiera con fuerza. Era cierto: jamás me importó su dinero o su posición. Lo único que disfrutaba era estar con ella como si fuese mi hermana... ¿o tal vez no?

—Ya veo —murmuré, volteando a un lado para que no notara cómo me sonrojaba.

Esa noche, para enmendar un poco el daño, preparé la cena... o algo similar. Solo acomodé bocadillos junto a la fogata. Mientras asábamos bombones, el cielo lucía despejado, lleno de estrellas.

El azul de los ojos de Charlotte se reflejaba en las llamas. Me quedé absorta, perdida en su mirada. ¿Por qué, cada vez que la miraba, mi corazón latía tan rápido? ¿Por qué, si lo único que quería era estar tranquila, el caos de mis sentimientos me envolvía?

Las palabras de Charlotte, su sonrisa, y la forma en que se entregaba a mí, me hacían sentir como si todo estuviera bien... pero no lo estaba. No podía dejar de pensar en Min-ju. Esa energía indómita, esa fuerza que me arrastraba y que, de alguna forma, me daba una sensación de libertad que no podía encontrar en la calma de Charlotte.

Me quedé allí, viendo las estrellas, preguntándome qué pasaría si alguna vez me atreviera a romper esta burbuja en la que vivía, si fuera capaz de entender lo que realmente sentía. Pero, por ahora, solo me quedé callada, abrazando la idea de que tal vez nunca tendría una respuesta.

 

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dora leidy Yara bonilla
buenisima
Cris_R: Me alegra mucho que te gustara, tendré otra continuación para que estés al pendiente 🤓
total 1 replies
Pamela Duran Sandoval
hay Freya pienso que deberías decirle a min que no estás segura de casarte que no te sientes capacitada para dar ese paso en tu vida
Pamela Duran Sandoval
hay frente aún estás enamorada de Charlotte te distes cuenta demasiado tarde
Pamela Duran Sandoval
Freya recuerdas lo que dijo tu madre al despedirse de ti busca tu felicidad y no ocultes tus sentimientos
Pamela Duran Sandoval
la cagastes Freya como pudistes decir eso cuando se nota a leguas que estás enamorada de ella porfavor autora otro capítulo más de su novela gracias
Cris_R: Ya subí,me alegra mucho que te gustara, espero tu apoyo 😄
total 1 replies
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