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Overdown: El Despertar Del Elegido

Overdown: El Despertar Del Elegido

Status: Terminada
Genre:Escuela / Superpoder / Fantasía épica / Completas
Popularitas:958
Nilai: 5
nombre de autor: Adryel

Hace años, seis cristales sellaron a Lord Oscuro, un ser tan poderoso que corrompía el mundo. Ahora, un nuevo enemigo quiere liberarlo… y solo un joven con un poder desconocido puede detenerlo.”
Lloyd jamás pensó ser el Elegido de la Esencia Esmeralda. Ahora, arrastrado por una profecía y perseguido por Xandros, deberá decidir entre huir… o salvar al mundo.

NovelToon tiene autorización de Adryel para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

"Entre Luces y Sombras"

Una figura encapuchada camina por un pasillo de piedra corroído por el tiempo. Las paredes están cubiertas de símbolos ancestrales y fragmentos de estatuas derrumbadas. Las antorchas verdes apenas alumbran el camino, pero no lo necesita. Sabe exactamente a dónde va.

Sus pasos hacen eco como si el lugar entero escuchara con atención. El aire es denso. Casi vivo.

De pronto, una voz surge. No viene de un lugar específico. Parece filtrarse desde las paredes, desde el suelo, incluso desde el interior de la figura.

VOZ PROFUNDA (distorsionada, como un eco de muchas voces a la vez):

"El elegido... ya empieza a despertar. Pero no está preparado... su alma aún es frágil."

La figura no responde. Solo continúa avanzando, firme, hasta llegar a una cámara circular. En el centro, un altar de piedra cubierto por raíces negras. Encima, una esfera flotante, latiendo con una luz verde viva, casi dolorosa.

SEGUNDA VOZ (más grave, antigua, resonante):

"No puede huir de lo que es... ni de lo que lleva dentro. La Esencia lo eligió. Y pronto... el mundo también lo hará."

VOZ PROFUNDA (más tensa):

"¿Pero cómo enfrentará lo que viene? Apenas puede comprenderse a sí mismo. Está roto... confundido. Vive tratando de proteger a su hermana como si con eso bastara."

SEGUNDA VOZ (serena, segura):

"Tal vez no baste. Pero eso es lo que lo hace peligroso. El instinto... la conexión... la emoción. Esos impulsos pueden destruirlo... o salvarlo."

La esfera comienza a vibrar. Las raíces se retraen ligeramente, como si temieran lo que está por ocurrir. La figura da un paso al frente. Se detiene.

VOZ PROFUNDA (ahora más cerca, más íntima):

"La ciudad duerme. El mundo no sospecha. Pero la Esencia se agita. Y el ciclo... volverá a empezar."

Un crujido seco. La esfera se agrieta. Una línea de luz verde se extiende por su superficie como una vena viva. La figura alza el rostro, oculto aún en la sombra de su capucha.

SEGUNDA VOZ (como un veredicto):

"El sello caerá. Y cuando eso pase... nadie estará listo."

La esfera estalla. Una onda de energía recorre el templo. Las antorchas se apagan de golpe. Silencio. Oscuridad.

Un reloj digital suena insistentemente. Las cifras parpadean en rojo: 6:47 AM. El pitido corta el silencio como un disparo.

Lloyd se incorpora de golpe, respirando agitado. Tiene el rostro sudado, los ojos abiertos como platos. Parpadea, desorientado.

LLOYD

(voz baja, confundido)

"...¿Pero qué fue ese sueño...? ¿Qué carajos comí anoche...?"

Se queda quieto unos segundos, mirando a la nada. Luego se lleva una mano al rostro, frotándose los ojos con torpeza. Suspira y se sienta al borde de la cama. A través de la ventana, los primeros rayos del sol empiezan a teñir el cielo. El aire huele a mañana nueva.

De pronto, la puerta se abre con fuerza.

DIANA

(entrando con energía, voz alegre y rápida)

"¡Lloyd! ¡Ya levántate, flojo! ¡Es el primer día de prepa y tú todavía ahí tirado como si estuviéramos en vacaciones!"

Lloyd parpadea otra vez, procesando lo que acaba de escuchar. Hasta que...

LLOYD

(gritando)

"¡¡AY NO, ES CIERTOOO!! ¡Ya se acabaron las vacaciones!"

Se levanta a toda prisa. Se pone los pantalones del uniforme al revés, los cambia, tropieza con sus propios zapatos. Corre al baño como un rayo, se lava la cara y se cepilla los dientes a toda velocidad, con la pasta apenas espumando.

Desde el pasillo, se escucha la voz de Diana.

DIANA

(alzando la voz)

"¡Vamos, Lloyd! ¡¡Yaaa báaajaaa!!"

David, el primo mayor de ambos, aparece apoyado en la pared con una taza de café en la mano.

DAVID

(con voz calmada, mirando hacia el baño)

"Se volvió a quedar dormido, ¿verdad?"

DIANA

(asintiendo, con una pequeña risa)

"Sí... igualito que siempre."

DAVID

(negando con la cabeza, medio riendo)

"Este güey está perdido."

Momentos después, Lloyd baja corriendo las escaleras con la mochila medio cerrada. Llega a la cocina donde la abuela Elena sirve café mientras hojea una libreta con cuentas del hogar. Hay aroma a pan tostado.

LLOYD

(agitado, poniéndose un pan en la boca)

"¡Nos vemos, abuela!"

ELENA

(sin alzar la vista, con ternura firme)

"¡Que te vaya bien, mi niño! ¡Y cuida a tu hermana, eh! No me la dejes sola."

LLOYD

(asintiendo con la boca llena)

"¡Siiiii!"

Al salir de la casa, el sol ya está en el horizonte. Lloyd corre por el patio y ve el auto familiar encendido frente a la cochera. Diana ya está sentada en el asiento del copiloto, con una sonrisita de triunfo.

DIANA

(alzando la voz, burlona)

"¡Ya te gané el asiento, Lloyd~!"

LLOYD

(frenando en seco, molesto pero sin malicia)

"¡Carajooo... nooo, eso no vale! ¡Tú me despertaste tarde a propósito!"

DIANA

(riendo)

"Excusas de perdedor."

Lloyd da la vuelta y se sube atrás, derrotado, mientras David entra por el otro lado con calma.

En el asiento del conductor, su mamá Clara los mira por el espejo retrovisor con paciencia de madre guerrera.

CLARA

(dulce pero firme)

"¿Todos llevan lo necesario? Mochilas, loncheras, energía... y actitud, por favor."

LLOYD, DIANA Y DAVID (al unísono, medio dormidos):

"Sí, máaaa..."

El auto arranca. El primer día ha comenzado. Pero algo... algo en el pecho de Lloyd sigue latiendo distinto. Verde. Como si el sueño aún no hubiera terminado.

Después de un rato de viaje, el auto se detiene frente a una majestuosa institución de arquitectura moderna. Columnas metálicas se elevan hacia el cielo entre árboles altos y frondosos. El sol rebota en los ventanales pulidos, y una brisa suave sacude los arbustos del jardín frontal.

Sobre la entrada principal, un letrero dorado reza con orgullo:

"Preparatoria Lumina 147"

Clara apaga el motor. Diana, Lloyd y David abren las puertas y bajan, quedándose frente al edificio. La explanada está llena de estudiantes con uniformes de distintos grados, risas, charlas nerviosas, grupos reencontrándose después de vacaciones.

CLARA

(con una sonrisa cálida, desde el asiento del conductor)

"¡Suerte, chicos! Den lo mejor de ustedes, ¿sí? Y cuídense... especialmente tú, Lloyd, mantén la cabeza en su lugar."

LLOYD

(alzando la mano con la mochila chueca)

"¡Sí má, te juro que no voy a pelear con nadie! Bueno... trataré..."

CLARA

(suspirando)

"Eso me preocupa más que si lo juraras en serio..."

El auto arranca suavemente y se aleja por la avenida. Los tres jóvenes se quedan mirando la enorme entrada mientras estudiantes siguen pasando por los portones.

DIANA

(sonriendo con emoción, pero con nervios escondidos)

"Wow... está más grande de lo que imaginaba. ¡Ay no sé por qué siempre me emocionan tanto los primeros días de clases! Siento mariposas... pero no sé si son buenas o de las que te hacen querer correr."

DAVID

(con una sonrisa pícara, alzando una ceja)

"Yo no tengo nervios. Yo vine a lo que vine: a coquetear con las nuevas."

DIANA

(con una mueca de asco)

"Ugh, David... qué horror, en serio. Tu cerebro es un chiste."

LLOYD

(riendo mientras le da un codazo amistoso a David)

"Jajaja, más bien tú vas a terminar rechazado por todas."

DAVID

(poniéndose serio, dramáticamente)

"Eso... lo sabremos al final del semestre."

DIANA

(burlándose, mientras camina adelante)

"O al final del día."

Los tres se ríen. Después de unos pasos, David les da un saludo con la mano y se aleja por otra ala del edificio.

DAVID

"¡Nos vemos al rato, en el receso! No se pierdan, niños de primero."

LLOYD

"¡Cállate! Tú también fuiste de primero alguna vez, anciano."

Diana y Lloyd siguen caminando juntos por los pasillos amplios. Hay carteles de bienvenida, salones con puertas abiertas, profesores hablando con padres, y un sinfín de estudiantes por todas partes.

Lloyd mira todo con curiosidad, pero también con algo de incomodidad. Diana, en cambio, sonríe a todo el mundo aunque no los conozca. Esa es su forma de calmarse.

DIANA

(hablando mientras camina)

"¿Crees que nos toque con alguien que conozcamos? ¿Y si nos toca con Camila? Eso estaría genial, ¿no?"

LLOYD

(levantando los hombros, distraído)

"No sé... igual estaría raro si hay puros desconocidos. Y si me toca con un loco al lado, me va a costar no decir nada..."

DIANA

(bromeando)

"¡Tú eres el loco al que les va a costar soportar!"

LLOYD

(riendo)

"Bueno... sí, tal vez."

Después de caminar un poco más, llegan a una cartelera donde hay una hoja impresa con los nombres de los alumnos.

DIANA

(señalando)

"Mira, aquí... ¡1D!"

Ambos se acercan. Diana busca su nombre con la mirada rápida y lo encuentra enseguida. Lloyd lo encuentra unos renglones abajo.

DIANA

(aliviada, sonriendo)

"¡Sí estamos juntos!"

LLOYD

(sonriendo también, aunque un poco tenso)

"Bueno... al menos no estoy solo en esta jungla."

Se quedan un segundo en silencio frente a la puerta del salón. Ambos respiran hondo. Diana le da un empujoncito en el brazo a su hermano.

DIANA

"Vamos. Somos Varek... no nos vamos a echar para atrás ahora, ¿verdad?"

LLOYD

(bajando la cabeza un poco, pero sonriendo)

"...Nah. Vamos."

Ambos entran al salón 1D.

El aula está casi llena. Voces, risas y pasos resuenan entre las paredes claras del salón 1D. Muchos ya conversan como si se conocieran de antes; otros están solos, más reservados. Lloyd y Diana caminan entre las filas de pupitres y se sientan al fondo, uno al lado del otro. El murmullo del ambiente les envuelve.

Diana, con su mochila sobre las piernas, observa a su alrededor con ojos grandes y brillantes, pero algo inquietos. Se encoge ligeramente en su asiento y se acerca a su hermano.

DIANA

(en voz baja, con un hilito de voz)

"Lloyd... tengo un poquito de nervios..."

Lloyd, que estaba distraído mirando una mosca que vuela cerca del ventilador del techo, voltea y le sonríe con total naturalidad, como si no notara el ambiente tenso.

LLOYD

"¿Eh? ¿Nervios? Bah... pues sí hay mucha gente, pero... no sé, está cool el lugar. Huele a nuevo."

Diana parpadea, sin entender si eso fue un intento de tranquilizarla o solo una observación al azar. Se muerde el labio, aún sintiéndose fuera de lugar.

El salón ya está completamente lleno, pero ningún profesor ha llegado todavía. Las conversaciones aumentan, risas van y vienen, algunos ya formaron pequeños grupos. Diana mira a Lloyd, que parece distraído jugando con las cintas de su mochila.

DIANA

(murmurando, incómoda)

"Oye... ¿tú crees que deberíamos hablarle a alguien...? Parecemos... no sé, aislados. Todos ya se están conociendo..."

LLOYD

(encogiéndose de hombros, mirando hacia los lados)

"¿Sí? Pues... no sé, tampoco me urge hablar con alguien. Aunque... mira eso."

Señala con la barbilla discretamente hacia unos asientos más adelante. Allí, un chico de cabello lacio, oscuro y perfectamente peinado está sentado de lado, recargado despreocupadamente en su banca. Sonríe mientras le habla a una chica pelirroja sentada junto a él. Ella ríe bajito, claramente entretenida.

LLOYD

(con media sonrisa, en voz baja)

"Ese sí que no pierde tiempo..."

DIANA

(mirándolo con curiosidad)

"¿Está coqueteando...?"

LLOYD

(afirmando con la cabeza, divertido)

"En plena clase... ni siquiera empezó y ya está en modo galán."

DIANA

(dudosa)

"¿Y si le hablamos? Digo... se ve sociable."

LLOYD

"¿Tú querías hablarle a alguien, no?"

DIANA

(con miedo)

"Sí... pero no a él. Tú hazlo."

LLOYD

"¿Eh? ¿Y por qué yo?"

DIANA

(puchero)

"Porque a ti no te da pena nada, y yo ahora mismo tengo poquita, ademas no estoy acostumbrada a hablar a alguien que no seas tu"

LLOYD

(suspira)

"Bueno ya, ya..."

Lloyd se levanta y camina despreocupadamente hacia el chico. Lo interrumpe dándole un golpecito ligero en el hombro. El chico se gira con tranquilidad, aún con media sonrisa en el rostro.

LLOYD

(con su tono directo y ligero)

"Hey. ¿Tú cómo te llamas?"

El chico lo mira de arriba abajo sin molestarse, con una mezcla de curiosidad y seguridad.

NATHAN

(su voz suave, segura)

"Nathan. ¿Tú?"

LLOYD

"Lloyd. O bueno... Adryel Lloyd, pero todos me dicen Lloyd. Y esa de allá es mi hermana, Diana."

Nathan voltea a ver a Diana, que le hace un saludo tímido con la mano. Él le guiña un ojo con una sonrisa ladeada.

NATHAN

(a Diana)

"Un gusto, princesa."

Diana se pone colorada de inmediato y se esconde un poco detrás de su mochila. Lloyd no nota nada de eso...

LLOYD

(apuntando con el pulgar al fondo)

"Estamos solos allá. ¿Quieres venir? Ya que se ve que tu conquista te está ignorando."

Nathan se ríe con suavidad, alzando las cejas.

NATHAN

"Eso fue cruel... pero no del todo falso. Va, me caes bien, Lloyd."

Nathan se levanta con calma y toma su mochila. Se despide con una sonrisa encantadora de la pelirroja (que ya está hablando con otra amiga), y se acerca al fondo con Lloyd.

Se sienta junto a ellos. Diana intenta parecer natural, aunque sigue algo roja. Nathan se recarga en su pupitre con soltura, como si ya los conociera de antes.

NATHAN

"¿Ustedes de qué zona vienen?"

LLOYD

"Del barrio Arken. ¿Tú?"

NATHAN

"Zona Este. Medio aburrida, pero con buena vista."

DIANA

(haciendo un esfuerzo por hablar)

"¿Y... ya conocías a alguien aquí?"

NATHAN

(asintiendo)

"Sí, pero parece que hoy no vino. Así que... suerte la mía, ¿no? Caí con ustedes."

Los tres comienzan a hablar entre bromas y comentarios curiosos. Por primera vez desde que llegaron, Diana se ve más cómoda. Lloyd sonríe levemente mientras juega con una liga que saca de su bolsillo. Nathan, por su parte, se acomoda como si ya estuviera en casa.

El aula sigue llena de ruido. Pero aún no entra ningún profesor.

El murmullo del aula sigue, como una corriente constante. Risas, pláticas, pequeñas discusiones. Lloyd y Nathan ya charlan como si se conocieran desde siempre, mientras Diana observa a su alrededor con algo menos de ansiedad, aunque aún alerta.

NATHAN

(con tono relajado, apoyando un codo sobre la banca)

"Estuve en la secundaria Valle del Sol 63. Bastante normal... aunque los profes eran un asco."

LLOYD

(se le ilumina la cara)

"¿¡Neta!? ¡Yo también fui ahí!"

NATHAN

(lo mira, alzando una ceja con media sonrisa)

"¿Ah sí? Pues seguro eras el tímido del rincón, porque no me acuerdo de ti."

LLOYD

(se ríe)

"¡Tímido yo! Más bien tú eras el invisible."

NATHAN

(soltando una carcajada)

"Touché."

Ambos se ríen, relajados. Diana los mira de reojo con media sonrisa, contenta de que ya esten haciendo amigos...

El salón sigue sin profesor. El murmullo de los alumnos va creciendo conforme pasan los minutos. Algunos ya sacaron su celular, otros dibujan en sus libretas. Nathan, aburrido, decide adelantarse a lo importante: la comida.

NATHAN

(sacando su almuerzo sin pena alguna)

"Bueno... si el profe no llega, yo no pienso morir de hambre."

LLOYD

(girándose curioso, con tono infantil)

"¡¿Qué trajiste?! A ver..."

NATHAN

(alzando su torta envuelta en papel aluminio)

"Lonche de huevo. Bien grasoso, como debe ser."

LLOYD

(sacando su propio almuerzo con entusiasmo)

"¡Nosotros trajimos burritos de carne! Bueno, más bien Diana los hizo..."

DIANA

(sacando su lonche con orgullo, también una botellita de agua con limón natural)

"Con salsita especial, eh. No cualquiera."

Nathan, que ya estaba dando una mordida a su lonche, se detiene al ver la botellita de agua color amarilla claro en la banca de Diana.

NATHAN

(con picardía exagerada)

"¿Y esa agüita de qué es, hermosa?"

DIANA

(sonrojándose un poco pero sonriendo con amabilidad)

"Jeje... dime Diana. Me suena raro que me digas así, pero... gracias por el cumplido. Es agua de limón."

LLOYD

(poniéndose en medio, frunciendo el ceño como niño celoso)

"¿Y a mí por qué no me dieron agua?"

DIANA

(comiéndose un trozo de burrito como si nada)

"Porque tú te levantaste tarde y no alcanzaste a ayudar. Solo te subiste al carro y dormiste todo el camino."

LLOYD

(bajando la cabeza, rendido)

"Aaah... pues sí, cierto..."

Nathan se ríe, limpiándose con el dorso de la mano.

NATHAN

(mordiéndose una carcajada)

"Vaya hermanos que son ustedes..."

Mientras Diana da otra mordida a su burrito, una figura elegante se acerca y toma asiento justo frente a ella. Es una chica de cabello plateado, lacio y perfectamente peinado, con el uniforme impecable y postura recta. Diana la mira con curiosidad.

DIANA

(con una sonrisa sincera)

"Hola... me llamo Diana."

La chica levanta la vista. Sus ojos gélidos parecen escanearla por completo. Su voz es calmada, casi distante, pero no hostil.

VANESSA

(medida, pero sin intención de ser grosera)

"Em... hola. Un gusto, Dianita. Soy Vanessa."

DIANA

(masticando aún, pero emocionada)

"¿En qué colonia vives?"

VANESSA

(desviando un poco la mirada, sin mostrar emociones)

"Por la calle Degollado. Estación Consuelo."

DIANA

(asintiendo)

"Oh, bueno. He ido a esa colonia algunas veces con mi mamá. Hay una panadería rica por ahí."

DIANA

(pausa, luego sonríe más amplio)

"¿Quieres ser mi amiga?"

Vanessa la observa un momento. Es obvio que la propuesta le toma por sorpresa. No sabe bien cómo reaccionar al entusiasmo espontáneo de Diana... pero finalmente asiente.

VANESSA

(sin mucha emoción, pero honesta)

"Está bien... al fin y al cabo, no conozco a nadie."

DIANA

(contenta)

"¡Vale! Mira, ese de allá que parece bobo es mi hermano."

Vanessa gira la cabeza y ve a Lloyd, que está hablando con Nathan y agitando un burrito como si fuera una espada. Vanessa entrecierra los ojos ligeramente.

VANESSA

(neutra)

"Se nota."

Pasa un rato. Diana termina su comida, y comienza a moverse en su lugar con incomodidad. Se acerca a su hermano y Nathan, que siguen en su plática.

DIANA

(susurrando a Nathan)

"Oye... ¿sabes dónde están los baños?"

LLOYD

(interrumpiendo con voz escandalosa)

"¿Qué, ya quieres ir, Diana?"

Ella asiente con una mueca.

NATHAN

(encogiéndose de hombros)

"No, la verdad no lo sé. Apenas si sé cómo se llama el salón."

Vanessa, desde su lugar, gira levemente la cabeza.

VANESSA

(con voz clara, sin levantar la vista)

"Están saliendo del salón, sigues por el pasillo, pasas la explanada y luego a la izquierda. Junto al laboratorio."

DIANA

(amable)

"Gracias, Vanessa."

Luego, se gira hacia Lloyd y lo jala del brazo.

DIANA

"Ven. Acompáñame."

LLOYD

"¿Yo por qué?"

DIANA

"Porque me tienes que cuidar. Ya sabes. Hermano mayor y todo eso. ¡Ándale!"

NATHAN

(burlón)

"Qué mala excusa para llevártelo, eh..."

Diana le lanza otra de esas miradas frías y tajantes. Nathan se queda callado como si alguien le hubiera bajado el volumen.

Lloyd se deja jalar, resignado.

LLOYD

"Bueno, pero si me pierdo, dile a mamá que fui un héroe..."

Diana entra mientras Lloyd se queda en el pasillo, recargado en la pared, jugando con una piedrita que encontró. La hace girar con la punta del zapato.

Y entonces, siente unas manos suaves cubrirle los ojos.

VOZ FEMENINA

(juguetona, susurrando cerca de su oído)

"¿Quién soy?"

LLOYD

(concentrado... luego emocionado)

"¡Oooooh yo seeeee! Em... no, la verdad no sé."

CAMILA

(con dulzura, divertida)

"Oh, por favor, Lloyd..."

Lloyd se gira de inmediato y la reconoce. Sus ojos brillan.

LLOYD

"¡Camila!"

CAMILA

(sonriendo, cálida)

"¿Cómo estás, Lloyd?"

Ella se acerca y lo abraza con naturalidad. Lloyd la abraza de vuelta, sin pensarlo.

FERNANDA

(a la distancia, divertida)

"¡Qué buenos amigos son! ¿Y a mí qué, Lloyd, no me vas a saludar?"

LLOYD

(corriendo hacia ella como niño emocionado)

"¡Fer! ¿Cómo estás?"

Camila observa con cariño mientras ellos se saludan. Lloyd los mira emocionado.

LLOYD

"¿Y ustedes también entraron a esta prepa?"

CAMILA

"Sí. Mi mamá fue la que insistió, ya sabes cómo es..."

En ese momento, la puerta del baño se abre y Diana sale. Al ver a Camila, sus ojos se iluminan.

DIANA

(corriendo hacia ella, gritando feliz)

"¡Cami!"

La abraza con fuerza. Camila sonríe y la abraza de vuelta.

DIANA

"No sabes cuánto quería verte. ¡Pensé que no te vería más!"

CAMILA

(suave)

"Siempre vamos a encontrarnos, tonta."

FERNANDA

(bromeando, cruzada de brazos)

"Qué drama... pero bueno, qué gusto verlos otra vez. Aunque por lo que veo, Lloyd sigue igualito. Solo un poco más alto."

LLOYD

(rascándose la nuca)

"¡Ja! Es que estoy en mi era de crecimiento."

Y justo en ese momento, aparece Nathan corriendo desde la esquina, agitado.

NATHAN

(gritando)

"¡YA LLEGÓ EL PROFESOOOOOOR!"

LLOYD Y DIANA

(al unísono)

"¡¿QUÉ?!"

Ambos se despiden apresurados.

LLOYD

"¡Nos vemos luego! ¡No se vayan!"

DIANA

"¡Después seguimos platicando!"

Nathan les hace una seña y se despide con una sonrisa coqueta, guiñándole un ojo a las chicas.

FERNANDA

(alzando una ceja)

"¿Y ese idiota qué...?"

CAMILA

(riendo suave)

"Ja... tranquila, Fer."

Los chicos entran apresurados al salón, aún riendo un poco por lo que pasó afuera. Lloyd tropieza con la esquina de una banca, pero se recupera sin perder el equilibrio.

Lloyd

(ajustándose la mochila con una sonrisa distraída)

- Ey, eso estuvo cerca... esta prepa tiene esquinas con malas intenciones.

Diana

(soltando una risita mientras se sienta)

- Lo que tiene malas intenciones es tu torpeza.

Nathan

(estirándose con exageración en su silla)

- O su suerte... aunque con esa cara, yo tampoco vería bien por dónde piso.

En ese momento entra al aula el Profesor Gálvares, de estatura media, cabello blanco corto y mirada serena pero atenta. Lleva una carpeta delgada bajo el brazo y una taza de café que parece eterna.

Profesor Gálvares

(con voz clara, caminando al frente del grupo)

- Muy buenos días, chicos. Espero que hayan tenido una excelente mañana... aunque algunos llegaron jadeando.

Lloyd intenta disimular que fue uno de esos. Nathan solo se encoge de hombros.

Profesor Gálvares

(apoyando la carpeta en su escritorio)

- Hoy hablaremos de algo... especial. ¿Alguno de ustedes ha escuchado hablar de los Maestros Elementales?

Silencio. Algunos alumnos se miran entre ellos. Vanessa cruza los brazos, sin apartar la mirada del profesor.

Profesor Gálvares

(alzando una ceja, con leve decepción)

- Nadie... hmm. Bueno.

(verificando una hoja en su carpeta)

- Los Maestros Elementales son personas capaces de manipular los elementos naturales: fuego, agua, tierra, aire... pero también hay otros más complejos: electricidad, hielo, espacio, tiempo... incluso algunos más raros que ya casi no se estudian.

Un chico del fondo levanta la mano, curioso.

Alumno cualquiera

- ¿Pero de verdad existen? ¿No son solo... mitos?

Profesor Gálvares

(apoyando ambas manos sobre el escritorio, con seriedad)

- Existieron. Y algunos aún existen. Antes eran más comunes, pero hoy... la vida moderna ha adormecido esos dones.

(su mirada se vuelve más profunda)

- La mayoría de quienes portan esos genes, jamás despiertan su poder. Pero cuando lo hacen... cambian la historia.

Un leve escalofrío recorre a Lloyd. Se le eriza la piel sin razón. Diana lo mira de reojo con una expresión confundida.

Profesor Gálvares

(se endereza de nuevo)

- Por ahora, quiero que se organicen en equipos de cuatro. Harán una investigación sobre los cuatro elementos principales. Qué son, cómo funcionan, su relación con el cuerpo humano y la naturaleza. Tienen hasta el viernes.

Nathan de inmediato se gira hacia Lloyd y Diana.

Nathan

(con media sonrisa confiada)

- Bueno, ya tengo equipo. ¿Verdad, hermanitos?

Lloyd

(alzando una ceja con entusiasmo)

- ¡Claro! ¡Equipo Aire-Tierra-Músculo!

Diana

(riendo mientras acomoda su mochila)

- No sé qué tipo de nombre es ese, pero cuenta conmigo.

Diana entonces gira hacia Vanessa, que está en su banca, revisando su cuaderno sin mucho interés.

Diana

(con voz dulce)

- Oye, Vanessa... ¿te gustaría unirte a nuestro equipo?

Vanessa levanta la vista. Se nota la duda en su mirada. Observa a Nathan -que le lanza una sonrisita ladina- y luego a Lloyd, que no se ha dado cuenta que tiene un pedazo de papel pegado en la espalda.

Vanessa

(frunciendo apenas el ceño)

- Supongo que sí. Mientras hagan su parte y no sean ruidosos, me da igual.

Nathan

(haciendo un gesto exagerado de dolor)

- ¡Auch! ¿Así saludas a tus compañeros ahora?

Vanessa

(sin mirarlo siquiera)

- Solo a los que no coquetean como si fuera su trabajo.

Nathan

- ¡Eso fue un halago disfrazado! Lo tomaré como una victoria.

Lloyd

(mirando a Diana mientras abre su libreta de trabajo)

- ¿Qué significa coquetear?

Diana

(riendo y sacudiendo la cabeza)

- Nada que te importe, Lloyd. Solo escribe "elemento tierra" en el título, por favor.

El reloj del aula marca el final de la clase. El profesor sale, dejando a los alumnos libres. Nathan se estira como si hubiera salido de una cápsula de hibernación.

Nathan

- Al fin... si escucho otra palabra como "ciclo natural" me desmayo en posición fetal.

Lloyd

(levantándose de golpe)

- ¡Hora de correr! ¡Comida! ¡Libertad! QUIERO MAS COMIDAAAAAAA

Vanessa

(a Diana, mientras recoge sus cosas con precisión)

- ¿Esto es normal en él?

Diana

(con tono alegre)

- Más de lo que parece. Y créeme... cuando tiene hambre, es peor.

El grupo sale del salón entre risas y pasos rápidos, dejando atrás un aula que, sin que ellos lo noten aún... pronto será testigo de cosas mucho más intensas.

Nathan y Lloyd caminan por el pasillo casi corriendo, hablando entre risas y adelantándose al resto del grupo. Diana y Vanessa los siguen a paso lento.

DIANA

(viendo alrededor, impresionada)

Esta prepa es enorme... La secundaria donde estuvimos no era ni la mitad de grande. ¿Cómo no nos hemos perdido todavía?

Vanessa asiente sin mirarla, caminando con calma. Su rostro sigue inexpresivo.

VANESSA

(serena)

Porque siempre terminamos caminando detrás de Lloyd. El caos siempre marca el camino.

DIANA

(ríe con dulzura)

Sí, eso es cierto…

Poco después, Lloyd y Nathan regresan corriendo con comida en las manos. Lloyd trae dos tortas y Nathan una charola llena de cosas saladas. Lloyd le extiende un paquete de galletas a su hermana.

LLOYD

(satisfecho)

Toma, Diana. Pensé en ti cuando las vi.

DIANA

(recibiéndolas, pero arqueando una ceja)

¿Gracias...? Pero, Lloyd... ¿te vas a comer todo eso tú solo?

Vanessa, que ya iba a seguir caminando, se gira levemente al escuchar. Mira las tortas, sorprendida, pero solo frunce los labios, sin decir nada.

LLOYD

(con la boca medio llena)

Claro. ¿Por qué no?

DIANA

(sorprendida)

¡Lloyd! ¡Te acabas de comer dos burritos en el recreo anterior!

LLOYD

(encogiéndose de hombros)

No sé qué me pasa... Últimamente tengo mucha hambre. Ayer en la noche también... Me desperté dos veces solo para bajar a la cocina.

NATHAN

(ríe, señalando a Lloyd con la cabeza)

Imagínate cuando le llegue la cuenta al baño. Ni los de mantenimiento lo van a perdonar.

Lloyd lo mira serio, con la boca llena, como diciéndole "¿neta?". Diana suelta una risa y hasta Vanessa deja escapar una sonrisa fugaz.

Mientras caminan, escuchan voces elevadas en el fondo. Un grito seco resuena:

VOZ DESCONOCIDA 1

¡Déjenlo en paz!

VOZ DESCONOCIDA 2

¿Y si no queremos, qué?

Nathan frunce el ceño, deteniéndose en seco.

NATHAN

(alzando la cabeza, alerta)

¿Escuchaste eso?

LLOYD

(aún masticando)

Sí… sonaba a problemas.

NATHAN

Vamos a ver qué pasa.

Ambos chicos se desvían rápido hacia el pasillo lateral, mientras las chicas los siguen con pasos más prudentes. Al llegar, observan a tres chicos: uno de ellos, grande y musculoso, acorrala a un niño pequeño. Otro chico intercede, colocándose entre ellos para proteger al más débil. Es uno de los alumnos del salón: Ryan.

RYAN

(firme, con los puños apretados)

¡Déjenlo! Él no les ha hecho nada.

MATÓN GRANDE

(sobrado)

¿Y qué vas a hacer tú? ¿Ah? ¿Héroe de bolsillo?

Ryan no responde. Sin pensarlo demasiado, le lanza un puñetazo al agresor, pero este lo bloquea con facilidad y le devuelve un golpe certero en el rostro. Ryan cae de rodillas, sangrando por la nariz.

Lloyd da un paso al frente, con los ojos brillando de furia. Nathan lo detiene por un segundo.

NATHAN

(con urgencia)

¡Ey, Lloyd, hay que hacer algo!

LLOYD

(con la voz cargada de rabia)

Obvio... ¡Vamos!

Pero justo antes de avanzar, Diana le agarra el brazo con fuerza.

DIANA

(preocupada)

¡Lloyd, no te metas! ¡Es nuestro primer día!

Lloyd se detiene un segundo, dudando. La mira a los ojos, luego vuelve a ver a Ryan en el suelo.

LLOYD

(con voz más baja, pero decidida)

Diana... No puedo quedarme quieto viendo esto.

Se suelta con firmeza y camina directo al matón. Nathan lo sigue de cerca.

LLOYD

(alzando la voz, sin miedo)

¡Oye tú! Déjalos en paz.

El matón lo observa, burlón.

MATÓN GRANDE

¿Y ustedes dos qué? ¿También quieren acabar en el piso?

Ryan, aún en el suelo, escupe sangre y lo mira con desprecio.

RYAN

(murmura)

Eres un maldito cobarde…

NATHAN

(firme, con tono sarcástico)

Qué valiente, golpeando a chicos más pequeños. ¿Eso te hace sentir fuerte?

El matón ruge y lanza un golpe directo hacia Nathan, pero Lloyd lo intercepta por reflejo. Su mano desvía el golpe con una precisión inesperada, y aprovecha para empujar al grandulón con fuerza. El tipo pierde el equilibrio y cae de espaldas al suelo con un estruendo.

Lloyd, agitado, ayuda a Ryan a levantarse.

LLOYD

(preocupado)

¿Estás bien? ¿Cómo te llamas?

Ryan se limpia la sangre del labio, aún con el ceño fruncido.

RYAN

(gruñendo, pero agradecido)

Ryan. Ryan Álvarez.

NATHAN

(con una sonrisa ligera)

Un gusto, Ryan. Buena forma de presentarte, por cierto.

Ryan esboza una sonrisa torcida, medio avergonzado pero agradecido. Las chicas, desde atrás, observan en silencio. Vanessa se cruza de brazos. Diana mira a su hermano con una mezcla de orgullo y nerviosismo.

El matón, aún en el suelo, se incorpora furioso. Sus ojos están inyectados de rabia, y su cuerpo tiembla de impotencia. Se sacude el uniforme y da un paso amenazante hacia Lloyd y Nathan... pero antes de que pueda decir algo, una voz helada lo detiene en seco.

VANESSA

(interponiéndose con calma y firmeza)

Si das un paso más… te reporto. Y créeme… para mí es muy fácil hacer que expulsen a alguien como tú.

El chico se detiene, paralizado. Mira a Vanessa, visiblemente molesto, pero algo en la seguridad con la que lo mira lo hace retroceder.

MATÓN

(siseando mientras se retira)

Me las vas a pagar, Ryan…

Se marcha dando empujones, tragándose su orgullo. Nathan se cruza de brazos y resopla.

NATHAN

(asintiendo)

Cobarde hasta para irse...

Lloyd se agacha y ayuda a Ryan a terminar de ponerse en pie. Su mirada, aunque algo torpe, es genuina.

LLOYD

(con preocupación)

¿Estás seguro que estás bien?

RYAN

(se limpia con la manga)

He tenido peores... pero sí. Gracias, en serio.

NATHAN

(esbozando una sonrisa burlona)

Lo tuyo fue muy valiente… aunque también un poco suicida, ¿eh?

RYAN

(se ríe entre dientes)

Lo sé. Pero no podía quedarme quieto...

Las horas pasan sin incidentes. Las clases siguen con normalidad hasta que suena la campana final. El grupo sale del aula entre mochilas, risas y comentarios sueltos. En el camino hacia la salida, se forma un grupo dividido por afinidad.

Lloyd, Nathan y Ryan caminan juntos unos pasos más adelante.

LLOYD

(con curiosidad sincera)

Oye, Ryan... ¿por qué ese tipo te estaba molestando a ti y al otro chico?

RYAN

(encogiéndose de hombros)

Porque no soporta que alguien le diga que no. Y el otro chico… bueno, solo estaba en el lugar equivocado. Como yo.

NATHAN

(seco, cruzando los brazos)

Ese tipo va a necesitar una buena lección si sigue así. Pero bueno, hoy se la llevó gratis.

RYAN

(sarcástico)

Gratis para él, pero a mí me cobró con la cara…

Los tres ríen. Mientras tanto, detrás de ellos, Diana y Vanessa caminan en silencio. Diana se ve inquieta, sus manos juguetean con las correas de su mochila.

DIANA

(mirando de reojo a Vanessa)

...

VANESSA

(sin mirarla, con tono neutro)

¿Quieres decir algo?

Diana asiente rápido y luego lo niega, insegura.

DIANA

Es que… no sé, me cuesta no hablar cuando hay silencio. Me hace sentir que algo está mal.

VANESSA

(se limita a responder, sin suavizar)

A veces el silencio está bien.

Diana la observa un segundo, sorprendida, pero luego sonríe con ternura.

DIANA

(alegre, casi infantil)

¡Pero es que yo hablo mucho! ¡Mi cabeza nunca para!

Vanessa no responde, pero su mirada se suaviza un poco. Solo un poco.

El grupo comienza a despedirse frente a la reja. Las conversaciones se cruzan brevemente, y poco a poco cada quien toma su camino. Lloyd y Diana se quedan esperando en la acera, solos por un momento. En eso, una voz familiar aparece detrás de ellos.

DAVID

(riendo al acercarse)

¿Y bien, mis enanos? ¿Sobrevivieron al primer día?

DIANA

(con una sonrisa enorme)

¡Sí! Fue muy divertido… ¡bueno, quitando lo de los golpes y eso! ¿Y tú?

DAVID

(encogiéndose de hombros)

Lo normal. Mis amigos siguen igual de idiotas, pero supongo que eso ya es parte del encanto.

En ese momento, Camila se aproxima con pasos firmes. Se detiene junto a Lloyd y le dedica una sonrisa cálida, distinta a la que le muestra al resto del grupo.

CAMILA

(tranquila, suave)

¿Y tú, Lloyd? ¿Cómo te fue hoy?

LLOYD

(se rasca la nuca, con una sonrisa algo torpe)

Mejor de lo que esperaba, la verdad. Me la pasé bastante bien…

Camila asiente, mirándolo un segundo más de lo necesario.

CAMILA

(bajando un poco el tono)

Oye… ¿cuándo salimos otra vez tú y yo?

Lloyd la mira con cara de pensar, sin entender del todo.

LLOYD

(parpadeando)

¿Tú, yo… y Diana?

Camila cierra los ojos un segundo, conteniendo una sonrisa.

CAMILA

(ríe bajito)

Sí, claro… Diana también.

LLOYD

(asintiendo, entusiasmado)

¡Entonces cuando tú quieras! Podemos ir a donde fuimos la última vez, ¿te acuerdas?

Camila asiente mientras un auto se detiene frente a ellos. El conductor, un hombre robusto de unos cuarenta años, le hace una seña desde el asiento. Es el padre de Camila.

CAMILA

(sonriendo)

Me tengo que ir. Nos vemos pronto, ¿sí?

LLOYD

(sonriendo también)

Sí, cuídate, Camila.

Ella se sube al auto. Desde el volante, su padre mira fijamente a Lloyd por un par de segundos, su expresión es seria, casi intimidante. Lloyd le devuelve la mirada… confundido, pero con una pequeña sonrisa nerviosa.

David y Diana lo observan, ambos con expresión cómplice.

DAVID

(entrecerrando los ojos con picardía)

Mira nomás… Camila se ha puesto muy bonita, ¿no, Lloyd?

DIANA

(riendo, dándole un codazo a su hermano)

¡Sí! Y a ti te brillan los ojos cuando te habla…

LLOYD

(poniéndose rojo, nervioso)

¡Cállense los dos! No digan tonterías…

Se rasca la cabeza y aparta la mirada, claramente incómodo pero sin dejar de sonreír.

En ese momento, un claxon suena. Es el auto de Clara, su madre, esperándolos al otro lado de la calle.

Clara mira a sus hijos por el retrovisor mientras conduce. La luz naranja del sol se cuela por la ventana. Lloyd va en el asiento del copiloto con cara de satisfacción, mientras Diana se acomoda en el asiento trasero junto a David, ambos revisando sus celulares.

Clara (con tono alegre):

—Entonces... ¿cómo les fue? ¿Todo bien?

Diana (sonriendo, animada):

—¡Sí! ¡Nos fue súper bien, mamá! Aunque Lloyd casi se duerme en medio de la ceremonia…

David (burlón, cruzado de brazos):

—Nah, según él estaba "meditando su conexión con la vida", ¿no, primo?

Lloyd (inocente, mirando por la ventana):

—Estaba en paz… además, ese tipo con el micrófono hablaba muy lento.

Clara (riendo un poco):

—Ay, Lloyd… al menos no hiciste ningún desastre esta vez.

Lloyd (de pronto, girando hacia ella con cara seria):

—Mamá…

tensión dramática ficticia en el auto

Clara (extrañada):

—¿Qué pasa, hijo?

Lloyd (sin rastro de ironía, con tono suplicante):

—Tengo… mucha hambre.

Diana lo mira con los ojos bien abiertos, completamente sorprendida.

Diana (exageradamente incrédula):

—¡¿Lloyd, qué?! ¡¿Pero si acabas de comerte dos tortas… y dos burritos?! ¡¿En qué parte de ti cabe todo eso?!

David (levantando una ceja):

—No es humano… es un agujero negro con piernas.

Clara (mirándolo por el retrovisor, sin saber si reír o preocuparse):

—¿Cómo no te duele el estómago, Lloyd?

Lloyd (tocándose la barriga con orgullo, completamente sincero):

—No sé… creo que mi poder es comer...

Diana (murmurando para sí):

—Más bien para destruir refrigeradores...

Lloyd (mirando a Clara con cara de cachorro abandonado):

—¿Podemos ir por pizza? Una de esas con triple queso… y borde relleno… y piña…

David (interrumpiendo):

—¡Puaj! ¿¡Piña!? ¡Eso ya es un crimen!

Diana (agregando, divertida):

—Sí, mamá, llévanos… antes de que empiece a devorar el asiento.

Clara suelta una risa, resignada, y enciende la direccional para cambiar de ruta.

Clara (con cariño):

—Está bien… pero solo porque yo también tengo antojo.

Lloyd (alzando el puño):

—¡Sí! ¡Victoria para el estómago!

David (fingiendo suspirar):

—Un día este chico se va a comer a sí mismo por accidente.

Diana (riendo):

—O el mundo entero.

Después de eso Clara llega asta la Pizzeria... compra la pizza y conduce asta la casa...

El auto se detiene frente a la casa. Lloyd, Diana y David bajan casi corriendo mientras Clara sale con la caja de pizza en mano. Todos parecen animados, con ese típico ambiente relajado de después de clases.

Clara (cerrando el coche con el pie mientras sostiene la caja):

—¡Cuidado con la mochila, David! No quiero más raspaduras en la pintura.

David (bromeando mientras sube los escalones):

—Sí, tía, sí... tú cuida el coche, que yo cuido de Lloyd, que es más peligroso.

Lloyd (entrando a la casa como torbellino):

—¡Diiiana, el baño es mío! ¡Primerooo!

Diana (corriendo tras él, gritando):

—¡Ni lo sueñes! ¡Primero las damas, Lloyd! ¡Regla básica!

David (alcanzándolos):

—¡Yo soy el mayor, así que tengo prioridad universal!

Clara entra con la caja de pizza y la coloca sobre la encimera. Elena, su suegra, está lavando algunos platos. Ambas se acomodan juntas para repartir las porciones en platos mientras conversan.

Clara (negando con la cabeza):

—No entiendo a Lloyd… Diana me dijo que se comió dos tortas gigantes y dos burros en la escuela. ¿Cómo puede tener hambre otra vez?

Elena (con calma, sonriendo):

—Ay, hija… a su edad están en plena etapa de crecimiento. El metabolismo se les dispara. Y ya conoces a Lloyd... tiene energía para alimentar a un pueblo.

Clara (sirviendo una rebanada):

—Sí, pero esto ya roza lo sobrenatural. No sé si preocuparme o ponerle una lonchería.

Elena (riendo suave):

—Déjalo, mientras no se coma los muebles, todo está bien.

Los tres adolescentes están frente a la puerta del baño, empujándose y forcejeando por quién entra primero.

David (gruñendo mientras trata de pasar):

—¡Yo soy el mayor, tengo derechos adquiridos por antigüedad!

Diana (cruzándose de brazos):

—¡Y yo soy mujer! ¡Primero las damas! Es de educación básica.

Lloyd (aferrándose al marco de la puerta como un koala):

—¡ESO NO APLICA CUANDO HAY PIZZA ESPERANDO!

Diana y David intentan jalarlo por los brazos, pero Lloyd resiste apoyándose entre la pared y el marco. En un momento, su mano se apoya sobre el interruptor de la luz.

Lloyd (gritando entre esfuerzo):

—¡Voy a ganar… voy a ganaaaaaar!

De pronto, un destello verde tenue surge de su palma y se desliza hacia el interruptor. Nadie lo nota, pero el foco parpadea con un brillo extraño, y ¡BOOM!, estalla con una luz intensa.

Todos se quedan petrificados.

Diana (asustada):

—¡¿Qué fue eso?! ¿¡Lloyd, estás bien!?

David (entrando al baño, olfateando el aire):

—Parece que se quemó el foco… ¿una sobrecarga, tal vez? Qué raro.

Lloyd, en el suelo, se reincorpora lentamente. Mira su mano, extrañado.

Lloyd (en voz baja, casi para sí):

—Sentí… como un cosquilleo.

Diana (agachándose junto a él):

—¿Estás seguro que no te electrocutaste?

Lloyd (sacudiendo la cabeza):

—No… sólo fue como si algo se encendiera.

David enciende la linterna de su celular.

David (mirando el casquillo del foco):

—Bueno, ya quedó inservible. Ni modo… lávense rápido o me como su parte de pizza.

Eso los motiva. En menos de dos minutos, todos salen corriendo escaleras abajo.

Emiliano y Marco ya están sentados frente a la televisión, comiendo pizza como si nada. Naeris, la prima menor, está callada, con sus piecitos colgando del sillón, atenta a una caricatura.

Lloyd (mirándolos indignado):

—¡¿Y ustedes qué?! ¡Ni los vimos pelear por el baño!

Emiliano (sarcástico, masticando):

—Nos lavamos aquí mismo, genio. Hay un fregadero en la cocina, por si no lo has notado en los últimos 15 años.

Marco (riendo):

—¡Jajaja! Bola de tontos, se pelearon como simios por nada.

Diana (riendo mientras toma su plato):

—Eso no se hace… pero fue divertido.

David (tomando asiento):

—Lo bueno es que aún hay pizza… si no, sí hubiera habido una verdadera guerra.

Lloyd (con la boca llena ya):

—Mmm… vale la pena, ¡esto está bueníiiisimo!

[Habitación de Lloyd – Atardecer]

La luz anaranjada del atardecer entra por la ventana, tiñendo la habitación con tonos cálidos. Lloyd está sentado en su escritorio, con el ceño fruncido, concentrado… o al menos intentando concentrarse.

Lloyd (leyendo en voz baja mientras escribe):

—"Si Juan tiene una cuerda de 7 metros y necesita cortarla en segmentos de 2.8 metros, ¿cuántas piezas obtiene y cuánto le sobra?" … ¿Qué rayos es eso…

De pronto, sujeta su mano derecha y suelta el lápiz, que cae al escritorio con un clac seco.

Lloyd (sobándose la palma):

—Auch… ¿qué fue eso? ¿Otra vez la punzada?

(suspira)

—Tal vez sí me electrocuté con ese foco… ¿Y si ya tengo superpoderes? O peor… ¿y si me vuelvo un mutante o algo?

En la habitación hay varias medallas colgadas en la pared, con cintas azules y doradas. También hay una fotografía enmarcada donde Lloyd, Clara, Diana y su padre sonríen frente al mar. A un costado, un uniforme de karate cuelga bien doblado en un perchero. Junto a él, otra foto: Lloyd con un señor mayor, el río Soren, en lo que parece ser un torneo.

La puerta se entreabre.

Clara (asomándose con voz suave):

—Lloyd… acompaña a tu hermana a la tienda, por favor. Necesitamos comprar unas cosas antes de que lleguen tus tíos y tu papá.

Lloyd (se voltea):

—¿Ahora? …Sí, está bien mamá. ¿Qué hay que comprar?

Clara (entra a la habitación y recoge una prenda del suelo):

—Tu hermana ya te espera abajo. Pan para hamburguesas, carne molida, lechuga, tomate, cebolla… cosas básicas. No se tarden.

Lloyd se pone de pie y se acerca a su madre, mostrándole la palma de la mano.

Lloyd:

—Mamá, desde que explotó el foco, esta mano me arde un poco… como si algo me picara por dentro.

Clara (tomando su mano con delicadeza, la observa con atención):

—No se ve nada raro. Quizá fue un golpe, o la tensión del momento. No te preocupes, cariño. Si mañana te sigue molestando, te ponemos algo.

Lloyd (bajando la mirada, algo dudoso):

—Sí… tal vez.

Clara le da una suave palmada en el hombro.

Clara (sonriendo):

—Y deja los cómics un rato, ¿sí? Ya te vi tratando de convertir esto en origen de superhéroe…

Diana ya está en la puerta, con una pequeña lista en la mano. Lleva una sudadera ligera encima del uniforme.

David (desde el sofá, sin voltear):

—¡Ey! Si ven algo rico, tráiganme algo, ¿sí?

Diana (alzando una ceja):

—Vale, pero si no encontramos lo que quieres, te aguantas lo que yo elija.

David (riendo):

—Confío en tu gusto, princesa.

Lloyd (abrochándose una chaqueta ligera):

—Qué raro... normalmente me insultas cuando digo eso yo.

Diana (riendo):

—Es que tú nunca confías en mis elecciones. ¿Recuerdas los dulces de chile con sabor a queso?

Lloyd (poniéndose serio):

—¡Estaban buenos!

[Caminando por la calle, rumbo a la tienda]

Las calles están tranquilas, bañadas por los últimos rayos de luz. Hay niños en bicicleta y uno que otro vecino barriendo hojas. Los hermanos caminan en silencio un rato, hasta que Diana rompe el hielo.

Diana (curiosa):

—Oye… ¿has seguido entrenando con el río Soren esta semana?

Lloyd (encogiéndose de hombros):

—Sí. Hoy no me tocó ir, pero el lunes estuve con él. Me hace hacer cosas raras, como pararme en un solo pie sobre un tronco… dice que quiere que aprenda a “sentir la tierra”.

Diana (riendo):

—¿Y eso para qué sirve?

Lloyd:

—No lo sé… nunca me explica nada. Solo dice que es “para lo que viene”. Pero me gusta entrenar con él, es como… tranquilo, pero fuerte. Como si supiera más de lo que parece.

Diana asiente, pensativa. Luego mira la lista en su mano.

Diana (leyendo en voz baja):

—A ver… pan, carne, lechuga, tomate…

Lloyd (se detiene en seco):

—No. No, no, no. Ni lechuga ni tomate.

Diana (rodando los ojos):

—Otra vez con eso… ¿por qué te molestan tanto?

Lloyd (haciendo una mueca):

—¡Porque saben rarísimo! La lechuga no sabe a nada, y el tomate es como... morder un moco frío.

Diana (riendo a carcajadas):

—¡Lloyd, qué asco! ¡No digas eso cuando vamos a comprar comida!

Lloyd:

—Lo digo porque es verdad. Mejor carne, pan, queso, y ya está. Eso es una hamburguesa.

Diana (suspirando como si hablara con un niño pequeño):

—Eres incorregible… no sé cómo no estás hecho de puro aire y azúcar.

Lloyd (sonriendo con orgullo):

—Estoy hecho de puro poder, hermana. ¡Y pizza!

Ambos ríen y continúan su camino por la calle mientras el sol se va ocultando del todo.

[Afuera de la tienda – Tarde cayendo]

Las puertas automáticas de la tienda se cierran detrás de Lloyd y Diana mientras ellos salen cargando algunas bolsas. La luz del sol ya casi ha desaparecido; solo queda un resplandor rojizo en el horizonte. Las farolas se han encendido una a una, bañando las calles con un resplandor tenue y cálido.

Diana (mirando el cielo):

—Wow… qué rápido se fue el día. Me gusta cuando las farolas apenas se prenden, se siente como si todo se pusiera en pausa por un segundo.

Lloyd (mirando a su alrededor, alerta):

—Sí… pero igual mejor no nos distraemos. No me gusta cómo se ven estas calles tan vacías.

Diana (riendo con suavidad):

—Siempre tan exagerado. No estamos en una película de terror, Lloyd…

Lloyd (serio, caminando al lado de ella):

—No se trata de eso. Solo… quiero asegurarme de que estés bien. Es raro pero... hoy siento que algo está raro.

Diana lo observa de reojo. No dice nada, pero sonríe un poco. En el fondo, le encanta ese lado protector de su hermano, aunque él no se dé cuenta.

[Una cuadra antes de su casa]

Ambos caminan por una calle más estrecha. La luz de las farolas dibuja sombras largas en el pavimento. Las casas están silenciosas, con alguna que otra televisión encendida detrás de las ventanas.

Diana (con una chispa traviesa):

—¿Unas carreritas, Lloyd?

Lloyd (alzando una ceja, divertido):

—¿Me estás retando?

Diana (poniéndose en posición de arranque):

—Sabes que nunca te diría que no si te propongo algo divertido…

Lloyd (sonriendo, copiando la postura):

—Y sabes que nunca te dejaría ganar tan fácil.

Diana (gritando):

—¡Uno… dos… TRES!

Ella sale disparada riendo. Lloyd intenta seguirla, pero en cuanto da el primer paso…

Lloyd (deteniéndose con un gesto de dolor):

—¡Agh! ¡Mi mano… otra vez esa punzada!

Sujeta su brazo con fuerza. El dolor no es superficial… es interno, como si algo estuviera empujando desde dentro de su cuerpo.

Diana sigue corriendo, riendo, sin mirar atrás. Cruza la banqueta y llega al borde de la calle, justo cuando Lloyd levanta la vista.

Lloyd (mirando hacia el frente, ojos muy abiertos):

—¡Diana…!

Unos faros se aproximan a gran velocidad desde el cruce. Un auto dobló sin frenar, y va directo hacia ella.

Lloyd (gritando con todo el aire en sus pulmones):

—¡¡¡DIANAAAA, QUÍTATEEEEE!!!

Diana (volteando, confundida):

—¿Qué—?

Se queda paralizada al ver las luces del auto acercarse. Lloyd no piensa. No duda. Solo corre.

Lloyd (voz interior mientras corre):

—No… no… no puedo llegar tarde…

En una fracción de segundo la alcanza, la abraza con fuerza por la cintura y gira para protegerla con su cuerpo.

Y entonces…

¡PUMMMM!

Una explosión sorda retumba por toda la cuadra. El aire se sacude con un estruendo seco. Un torbellino de polvo se eleva alrededor de ellos. El auto ha quedado frenado justo frente a los dos hermanos, su capó totalmente abollado, humo saliendo del motor.

Pero ellos están bien.

Diana (todavía en los brazos de Lloyd, con voz temblorosa):

—¿Q-qué pasó…?

Abre lentamente los ojos. Lloyd también los abre. Ambos miran hacia el frente y lo ven: entre ellos y el auto, hay una especie de muro translúcido, verde esmeralda, con bordes vibrantes, como cristal líquido suspendido en el aire. Está unido al brazo de Lloyd, extendido aún en un intento instintivo de protegerla.

Diana (boquiabierta):

—Lloyd… ¿qué es eso…?

Lloyd (mirando su brazo con los ojos como platos):

—No lo sé… Yo… yo solo…

Ambos se quedan en silencio. Todo alrededor está quieto, salvo el zumbido de la farola y el chirrido del motor destrozado.

Lloyd (susurrando, incrédulo):

—¿Qué acaba de pasar…?

[FIN DEL EPISODIO]

1
nalxyt
¡Qué emocionante esta historia!😆
catalina trujillo
Me encanta cómo escribes, pero necesito más de tu historia para satisfacer mi curiosidad. 😜 ¿Cuándo actualizas?
luhax
No puedo esperar por el siguiente, bendiciones
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