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¿Por Qué Estoy En Este Cuerpo?

¿Por Qué Estoy En Este Cuerpo?

Status: En proceso
Genre:Romance / Aventura / Venganza / Matrimonio contratado / Amor prohibido / Amor tras matrimonio
Popularitas:2.7k
Nilai: 5
nombre de autor: Carlos Contreras

Álvaro, creyente en la reencarnación, se encuentra atrapado en el cuerpo de Felipe, un ladrón muerto en un tiroteo. Con una nueva identidad, pero con la misma mente astuta y sedienta de justicia, decide vengarse de Catalina y de su amante. Usando sus habilidades empresariales y su inteligencia, se infiltra en su propia casa, ahora ocupada por otros, y empieza a mover las piezas de un plan de venganza que se va tornando cada vez más complejo.

Entre situaciones cómicas y tensiones dramáticas, la novela explora temas de identidad, amor, traición y justicia, mientras Álvaro navega en un mundo que no le pertenece, pero que está dispuesto a dominar. La lucha interna entre el alma de Álvaro y el cuerpo de Felipe crea un conflicto fascinante, mientras él busca vengarse de aquellos que lo destruyeron.

NovelToon tiene autorización de Carlos Contreras para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

La traición descubierta

El comedor principal de la mansión Vega estaba perfectamente dispuesto, como siempre. Un gran candelabro colgaba en el centro, derramando su luz dorada sobre la mesa de caoba cubierta con un mantel de lino impecable. Los platos, cubiertos de detalles en oro, eran un reflejo del estilo de vida que Álvaro y Catalina llevaban: elegante, caro, y meticulosamente calculado.

Álvaro estaba sentado en la cabecera de la mesa, revisando correos en su tableta mientras esperaba a Catalina. Su rostro lucía serio, concentrado, pero su mente estaba lejos de los balances y propuestas que se desplegaban en la pantalla. Desde la llamada de su socio la noche anterior, un sentimiento de inquietud lo había estado persiguiendo como una sombra.

Catalina entró en la sala con paso ligero. Vestía un vestido negro que caía con gracia sobre su figura, acompañado por un collar de diamantes que Álvaro le había regalado en su último aniversario. A primera vista, parecía la esposa perfecta, pero Álvaro ahora la miraba con otros ojos.

“Qué puntual, como siempre,” comentó Catalina con una sonrisa mientras tomaba asiento frente a él.

“No es cuestión de puntualidad, sino de respeto,” respondió Álvaro sin levantar la mirada de la tableta. Aunque su tono era tranquilo, había un filo en sus palabras que no pasó desapercibido para Catalina.

Ella tomó una copa de vino y la giró distraídamente en sus manos. “¿Ocurre algo, Álvaro? Has estado distante últimamente.”

Álvaro dejó la tableta a un lado y la observó fijamente. Su mirada era tan penetrante que parecía capaz de atravesar cualquier fachada. “¿Crees que no lo sé?” preguntó en voz baja, pero con un peso que llenó toda la habitación.

Catalina levantó la vista, sorprendida. “¿De qué estás hablando?”

“De ti. De Manuel. De las ‘reuniones’ en las que te has involucrado últimamente.” Su voz permanecía calmada, pero sus palabras eran como cuchillos afilados.

Por un instante, Catalina perdió el control de su expresión. Fue un segundo apenas perceptible, pero para Álvaro fue suficiente. Había esperado negación, lágrimas, cualquier intento de manipulación, pero no el silencio que siguió.

“Álvaro…” comenzó Catalina, pero no terminó la frase. Dejó la copa en la mesa y lo miró con algo que no era arrepentimiento, sino desafío. “No entiendo a qué te refieres.”

“No te molestes en mentir,” dijo Álvaro, levantándose de la silla. Su voz ahora era más firme, casi autoritaria. “He sido lo suficientemente idiota para no verlo antes, pero no soy un estúpido.”

Catalina se mantuvo inmóvil, pero sus manos temblaron ligeramente. “¿Qué esperabas, Álvaro?” Su tono era frío, y sus palabras, calculadas. “Siempre estás trabajando, siempre pensando en tus negocios, en tu imperio. Yo solo...”

“¡Cállate!” explotó Álvaro, golpeando la mesa con tal fuerza que los cubiertos tintinearon. “No tienes derecho a justificarte. He trabajado toda mi vida para construir esto, para darte todo. Y tú… tú me has traicionado con mi mejor amigo.”

El silencio que siguió fue tan denso que parecía aplastar el aire en la habitación. Catalina, lejos de derrumbarse, se levantó con calma, enfrentándolo con una mirada de acero. “¿Y qué esperabas, Álvaro? ¿Que me conformara con ser la esposa decorativa mientras tú vivías para tus negocios? No tienes idea de lo que significa sentirse invisible.”

Las palabras de Catalina atravesaron a Álvaro como una daga. No porque creyera que ella tenía razón, sino porque confirmaban que nunca lo había amado. Todo había sido una farsa.

“Te vas a arrepentir,” murmuró Álvaro, casi para sí mismo. Sus manos se cerraron en puños, y su respiración comenzó a acelerarse. Una punzada en el pecho lo obligó a llevarse la mano al corazón, pero él la ignoró. Su rabia era demasiado intensa como para preocuparse por un simple malestar.

“¿Arrepentirme? Por favor, Álvaro,” dijo Catalina con una sonrisa irónica. “¿Qué puedes hacer? Todo lo que tienes, todo lo que eres, me pertenece tanto como a ti.”

Esa última frase fue la gota que colmó el vaso. El dolor en el pecho de Álvaro se intensificó, extendiéndose como fuego a través de su brazo izquierdo. Trató de responder, de lanzar un último ataque verbal, pero su cuerpo no le respondió. Sus piernas cedieron, y cayó de rodillas al suelo, con los ojos desorbitados y la boca abierta en un grito silencioso.

“¡Álvaro!” exclamó Catalina, pero no había preocupación genuina en su voz, solo pánico. Corrió hacia él, pero se detuvo a medio camino, como si no supiera qué hacer. Su esposo, el hombre que había construido su mundo, estaba muriendo frente a ella.

En los últimos segundos de su vida, Álvaro tuvo un solo pensamiento: “Si hay una segunda oportunidad, quiero vengar todo esto. No puedo dejar que se salgan con la suya.” Su creencia en la reencarnación, algo que había mantenido en secreto durante años, se aferró a él como un clavo ardiendo. Y con ese pensamiento, todo se volvió negro.

En el silencio que siguió, Catalina miró el cuerpo inerte de su esposo. El sonido del reloj en la pared marcaba el paso de los segundos, pero para ella, el tiempo parecía haberse detenido. Sin embargo, lejos de estar paralizada por el dolor, sus labios se curvaron en una sonrisa tensa.

“Supongo que ahora todo esto es mío,” murmuró, tomando su copa de vino y brindando hacia la nada. Pero mientras bebía, un viento frío recorrió la habitación, apagando de golpe las velas del candelabro.

Catalina miró a su alrededor, un escalofrío recorriéndole la espalda. En el aire, algo había cambiado. Como si alguien, o algo, estuviera observándola.

¿Qué será de Álvaro? ¿Realmente ha desaparecido para siempre? O quizás... ¿su venganza apenas comienza?

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Aranza Aguilar
estaba muy emocionante, tiene una segunda oportunidad y no hace que la mujer pague que estupidez
CaloAldo: /Smile/
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Inirida Contreras
maravillosa la historia felicidades
CaloAldo: /Heart/
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Inirida Contreras
emocionante divina la historia felicidades autora
CaloAldo: /Smile/ gracias
total 1 replies
Inirida Contreras
fascinante
CaloAldo: muchas gracias
total 1 replies
Inirida Contreras
me encanta la historia
CaloAldo: Excelente
total 1 replies
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