Uno

...*** Narra Kaylee ***...

Acabábamos de sepultar a mi madre, acababa de ver como la metían en un oscuro y vacío agujero metros bajo tierra.  

No importaba cuanto deseara que estuviera a mi lado, simplemente estaba consciente de que ese día jamás llegaría. Porque ahora estaba muerta. 

Escucho que estacionan un auto, así que me giro a verlo, era negro y probablemente último modelo, con los vidrios polarizados. Todos observamos atentos para saber de quien se trataba. Pero ya me lo puedo imaginar.

El chofer sale del auto y abre la puerta trasera. De ahí baja un hombre de ojos verdes, alto, con su cabello peinado perfectamente hacía atrás, vestido completamente de un solo color, desde sus pantalones de vestir, su camisa negra, el saco negro y sus zapatos recién lustrados.

Me busca entre la gente y al encontrarme ya no despega su mirada de la mía. 

De la otra puerta sale una chica, de cabello cobrizo, con unas facciones delicadas y unos lentes oscuros. Estaba vestida con un vestido negro de encaje, unas zapatillas negras y su bolso del mismo tono, la mismísima definición de la elegancia y belleza. 

Ambos caminan hasta mi y el hombre me abraza, pero no me resisto y le devuelvo el abrazo. 

-Tranquila pequeña -me susurra mientras acaricia mi cabello lentamente 

-Es bueno que estés aquí 

-No te íbamos a dejar sola en un momento como este 

-Gracias papá -le doy una sonrisa triste y limpia la lágrima que resbala por mi mejilla 

Mi papá se hace a un lado.

-Lo siento mucho -me dice Haylee, mi gemela 

-Ambas perdimos a nuestra madre, Kaylee -le digo con una sonrisa triste 

Termina con la distancia y me abraza con todas sus fuerzas. Y como lo recordaba, una mitad de mi se siente completa al sentirme cerca de ella. 

Tenía años sin verla. Mis padres se divorciaron hace años, y cada uno se quedó con una gemela. Haylee se había ido a otro país con mi padre y yo permanecí con mi madre y mi hermana mayor, ya que no compartimos al mismo papá. El suyo murió en un accidente de auto hace muchos años.

Mi padre saluda a mi hermana mayor llamada Colette, después a mi tía Makena, que es la hermana de mi mamá. 

Haylee no se despega de mi, ni un solo minuto, lo cual le agradezco infinitamente, porque ella me da la fuerza que necesito para mantenerme de pie y no dejarme arrastrar por la tristeza. 

Después de que la ceremonia termina, todos comienzan a irse. Hasta que solo quedamos, mi padre, mi hermana mayor, mi gemela, mi tía y yo.

-Bueno, vayámonos a casa -me dice mi padre mientras me abraza y empieza a caminar conmigo

Subimos a su auto negro, junto con mi gemela. Ya que mi hermana y ni tía se irían en la camioneta que antes era de mi madre. 

-Mi más sentido pésame señorita Kaylee -me dice Malik, el chófer de mi padre por más de 10 años 

-Gracias Malik 

Arranca el auto y vamos hasta mi casa. 

Mi familia es de dinero, pero me considero una persona sencilla y muy amable con absolutamente todos, incluso con las personas que no lo merecen, porque es algo que me enseñaron desde pequeña. 

Llegamos por fin, una casa bastante grande, pero muy colorida y llena de vida, o al menos eso intentaba mi madre. Ahora esa responsabilidad pasaba a ser parte de Colette, mi tía y mía. 

Al llegar Malik estaciona el auto en el amplio garaje y abre nuestras puertas, después la cajuela y comienza a sacar maletas.

-¿Se van a quedar? -le pregunto confundida a mi papá

-Si, así es, espero que no te moleste

-Para nada 

Pero sería extraño, solo lo veía una vez al año. 

El hecho de que mi gemela este conmigo me da cierta emoción pero también incomodidad, jamás hemos estado juntas viviendo bajo un mismo techo, solo una o dos veces nos quedamos a dormir juntas, una vez en navidad y otra en año nuevo, y fue hace muchísimo tiempo.

Llegan mi hermana acompañada de mi tía y miran las maletas.

-¿Cuanto tiempo se piensan quedar?

-Bueno la custodia de Kaylee ahora me pertenece -dice mi padre mientras besa mi coronilla -Está vez nadie me separara de ella 

Mi tía lo mira con mucha seriedad.

-¿Podemos hablar en privado? 

-Por supuesto, supongo que el estudio aun es un estudio 

-En realidad es una sala de lectura -dice mi tía -Pero nadie nos va a interrumpir 

Ambos entran a la casa con mucha seriedad. Miro a mis dos hermanas.

-¿Quieren que les prepare el desayuno? -dice Colette 

-Sería fantástico -le dice Haylee con una sonrisa 

-Bien -se va Colette sin decir nada más  

Solo quedamos mi gemela y yo.

-Me gusta como llevas tu cabello -le digo tratando de hacer una sonrisa 

-Oh muchas gracias, cuando quieras puedo hacer lo mismo con el tuyo 

-¿Lo teñiste cierto?

-Si -dice con una sonrisa -Es del mismo tono que el tuyo 

-Castaño claro 

-¿Qué tal si me muestras la casa? -dice mientras la mira con atención -La última vez que estuve aquí fue a los 5 años 

-Claro, vamos 

Ambas entramos, comencé a mostrarle la sala, después la puerta que llevaba a la sala de lectura, después al cuarto de juego, donde había una mesa de pin-pon, repisas con muchos juegos de mesa, una mesa para jugar dichos juegos, también había un rincón con muchos vídeo-juegos, ya que Colette adoraba jugar en sus tiempos libres.  Después la lleve a la que era la habitación de mi madre. La habitación de Colette, la de mi tía, la mía, y la que sería la suya. 

No pude contener una risa al ver su cara al entrar a la habitación. Ya que estaba completamente vacía, con las paredes blancas y el suelo limpio sin nada descansando en él.

-Mi mamá siempre reservó esta habitación para ti, pero nunca quiso amueblarlo porque no conocía tus gustos

-Siempre tan linda -dice con una sonrisa sincera -Bueno, tendré que pedir muebles o terminaré durmiendo en el suelo 

-Si quieres yo puedo ayudarte 

-Sería fantástico

-Genial 

-¿Cuál será el cuarto de mi padre?

-Supongo que él escogerá uno de los dos que quedan disponibles 

 -Bueno, vamos hay que hacer el pedido de mis muebles 

Ambas bajamos y la veo sacar su laptop blanca de una de las maletas, nos dirigimos a la sala y la enciende. En el fondo de pantalla tiene un collage de fotografías de paisajes hermosos, perfectamente organizados.

Entra a su pagina favorita para comprar muebles, que en mi opinión no era la mejor, hasta que vi que era porque sus gustos no eran los mismos que los míos.

Pidió una cama individual, con una base de madera oscura, con varios juegos de sabanas y colchas azules con plateado. También compro muchísimos cojines del mismo tamaño pero diferente diseño. 

Pidió un escritorio oscuro, con una silla del mismo tono, excepto el asiento ya que ese era blanco dando un contraste realmente lindo. 

Compró muchísimos cuadros para enmarcar fotos, también lámparas de noche y tapetes discretos que darían un toque elegante. 

-¿El cuarto tiene closet? -me pregunta 

-Si, pero está vacío 

-Okey, ya lo llenaremos después 

-¿Te gusta ir de compras?

-No mucho 

-A mi tampoco 

-Bueno una cosa que tenemos en común 

-Chicas el desayuno está listo -dice Colette con una sonrisa 

Todos nos sentamos a la mesa, incluidos mi papá y mi tía que parecían tener sus reservas. Y comemos en completo silencio.

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