El pago

Yo tenía que poseer a esa mujer, una mujer que me había cautivado solo en un día, pero solo la quería por una noche que eso era lo que a mí me duraba el enamoramiento y toda esa mierda.

Ya habían pasado 12 días y no me podía sacar de la cabeza a Juanita la mantenía vigilada, parecía un maldito novio psicópata, pero la verdad no quería que nadie la tocara, trabajaba duro y no descansaba, no tenía vida privada, no salía a bailar o tomar, para ella solo existía el trabajo. Mis pensamientos iban y venían al punto que no me di cuenta de la presencia de alguien en mi despacho.

- Pero, en que piensa tanto que ni cuenta te das que tus amigos llegaron.

- Y para que quieren que me dé cuenta si solo molestan.

- Huy pero que sensible no me digas que no te cogieron anoche y estás irritado.

- Callate Jeison eso no es tu puto problema. - Y si había cogido con alguien pero Juanita no salía de mi mente.

- Huy pero que vocabulario.

- El señorito está irritado - Entra Maicol diciendo.

- Si - Responde Jeison - No le dieron anoche y amaneció como vieja menopáusica.

Ambos se ríen menos yo, estos dos son exasperantes pero son los mejores en sus trabajos y son mis amigos.

- Bueno si no tienen nada importante que decirme se pueden largar tengo cosas que hacer.

- Como que, pensar en la joven hija de Lucia. - Dice Maicol, maldita sea el día que les conté sobre ella.

- Como sabes que es eso lo que tengo y no otra cosa.

- Solo te falta ponerte un letrero que diga quiero tener a la hija de Lucia bajo mis sábanas y follarme la toda la noche para luego botarla como lo hago con todas las mujeres que pasan por enfrente mío.

- Así de predecible soy, que me pasa estoy perdiendo mi encanto tendré que mejorar, pero si, esas son las palabras solo que no se cómo hacer para que ella caiga y como hacer para que ella quedé atrapada con la deuda de su madre.

- Al jefe se le está acabando el repertorio eso es preocupante. - Dice Maicol.

- Demasiado, el infierno se debe de estar congelando y los diablos deben de estar convirtiéndose en ángeles. - Inquiere Jeison nos reímos los tres a pesar de todo ellos dos son mi familia y puedo contar con ellos en cualquier momento.

Juanita

Unos días después de mi enfrentamiento con mi mamá ella llega al hotel de nuevo y me dice que alguien está interesado en mi cocina dudo por un momento pero sé que ella con lo relacionado a mi profesión no me mentiría o si. Estaré cometiendo un error al confiar en ella.

Sin importar nada, decido darle un voto de confianza muy en el fondo seguía queriéndola, al fin y al cabo me recibió con los brazos abiertos cuando salí de la cárcel.

Pero con lo que no contaba era con que ella me llevará a un casino, porque tengo la impresión de que esto no va a salir nada bien para mi y que mis problemas se van a intensificar.

Cuando entramos a la oficina, está era bastante hermosa, grande una decoración muy llamativa en color rojo y negro, no es que mate mucho el color rojo pero se ve muy bien.

- Alex, te traigo parte del pago de mi deuda. - Maldita bruja, soy una maldita estúpida, una estúpida que se dejó engañar de ella. Mientras un remolino de emisiones pero antes de que explote la persona detrás de la silla responde sin darse la vuelta.

- Espero que al menos valga la pena - Esa voz la conozco en eso gira la silla y lo veo.

- Ale... Alexander de que se trata todo esto. - El solamente sonríe, es una sonrisa hermosa pero no demuestra nada tranquilizador al contrario es algo más perturbador, es como si el lo estuviera esperando y yo soy ajena a este maldito mal entendido.

- Se conocen. - Mi mamá rompe en silencio - Bueno eso ya no me importa ahora le perteneces a él.

- ¿Cómo estás diciendo?, yo no le pertenezco a nadie ni a ti ni a ese hombre. - señaló a Alexander. - porque me haces esto mamá. Estaba tratando de darte una oportunidad y mira a dónde me has traído. Me has vendido todo por tus malditos vicios otra vez, que decepción de mujer.

- En eso te equivocas Juanita, ella te dió como parte de pago de su deuda y ya va muy alta aunque agradezco la casa también. - Me quedo mirando a Alexander, mi mamá le entrego mi casa me dan ganas de matarla con mis propias manos pero no puedo, no soy una asesina.

- Mamá no me digas que eso es cierto - Me giro para verla a la cara.

- Si, que más da, al igual para que la quería - Lo dice sin ningún remordimiento.

- Pero como lo hiciste si las escrituras están a mi nombre, mi papá me la dejo, era lo único que me quedaba de él. - Alexander se queda mirándome con los ojos abiertos.

- Como así que las escrituras están a tu nombre.

- Si, como acaba de escuchar la casa es legalmente mía ella no puede hacer nada así que tú deuda mamá, sigue llegando muy alto y respecto a mi, no soy una cosa por la que puedan negociar y si no es más me voy.

- Si tu sales por esa puerta tu mamá muere - Alexander escupe esas palabras con desdén y a grito entero.

- Haz lo que quieras con ella no me importa. - Doy media vuelta para salir, pero el guardia no me deja, mi mamá se sienta en el sofá temblando al escuchar lo que yo acababa de decir.

- Juanita, esto no a acabado la deuda la tienen que pagar y punto, si no respondes puedo acabar tu reputación en el restaurante y que no te den trabajo en ningún otro sitio. - Esto no me puede estár pasando a mi, si el llega a hacer eso mi vida se acabaría, y eso es lo que no me a dejado caer a las calles y me ha hecho olvidar aquella noche tan desagradable.

- De cuánto dinero estamos hablando y que plazo tengo de pagar, pero eso sí nunca voy a ser suya ni de nadie.

- Está bien - El me entrega un pagaré y las escrituras de mi casa, bueno una falsificación las originales las tengo yo , cuando veo el total casi me desmayo - Si, ese es el total, tienes un plazo de 2 semanas para pagar parte parcial y el total en un mes no doy más plazos, si después de ese tiempo no has pagado tomaré lo que ella me acaba de ofrecer por las buenas o por las malas. - Tomo una respiración profunda, quién iba a imaginar que aquel dulce hombre que me acompaño al hospital hoy era mi maldito verdugo.

- Está bien, un mes y pago. - Y sin esperar más salgo, esta vez el guardia no me dice nada y me da el paso.

Al salir de aquella oficina me encuentro de narices con Camila y Matt no es raro encontrarlos en lugares como estos, los dos me abrazan pero Matt es el que se queda más tiempo.

- Que está pasando Juanita - Camila me dice eso con una cara de preocupación.

- No quiero hablar de ello nos podemos ir a mi apartamento. - Ambos asintieron y salimos del casino para mí apartamento. En cuanto llegamos me boto en el sofá, no puedo creer lo que acaba de pasar.

- Como sabía dónde estaba.

- Te seguimos no nos dio buena espina que tú mamá estuviera en el hotel, y pues es nuestro lugar favorito, a ambos nos gusta apostar. - Responde Matt

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