Una noche

Juanita

Fuerza Juanita, tu puedes afrontar este problema como lo has hecho antes. Llegó al casino de Alexander él de seguridad me pregunta para donde voy y lo único que le digo es que Alexander me espera, sigo mi camino y abro la oficina de golpe, la embarrada por lo visto estaba en una reunión con los dos hombres de la otra vez me invita a sentarme y lo hago.

Searq ir se va a volver una costumbre mía el irrumpir en su oficina y que él esté en una reunión, acaso eso me importa.

Las cosas se me salieron de las manos, cuando el quiso investigarme y descubrir mi pasado las piernas me tiemblan en este estado es muy dificil mantenerme la frente en alto cuando estoy entre la espada y la pared, o acepto su propuesta o revela mi pasado, que mierdas voy a hacer me está comenzando a entrar el pánico y por lo que veo en los ojos de él lo disfruta mucho.

- Si acepto su propuesta quiero que antes haga un documento y lo firme no quiero que después me salga con que no se acuerda.

- Como quieras corazón ya lo hago y lo firmo, tus deseos son órdenes para mí.

- Tan necesitado está de mi - Lo digo con ironía y rabia.

- No sabes cuánto he esperado este momento, tranquila te trataré muy bien, o bueno trataré de controlarme lo más que pueda. - El muy maldito se muerde el labio y se ve tan sexi.

Me hierve la sangre, mamá ojalá te arrepientas de lo que me has hecho no soy de las que le desea el mal a nadie y menos a un ser querido pero ojalá no vuelva a verte nunca, ojalá mueras sola porque desde hoy estás muerta para mi.

Me quedé sentada esperando a que Alexander redactará el documento, al cabo de 30 minutos me entrego una hoja. El documento estaba bien redactado, decía que recibía la casa y el efectivo y que por una noche con el se rebajaría el saldo a la mitad. Estuve de acuerdo y lo firmamos los dos que más podía hacer.

- Ya está corazón ahora serás mía por esta noche. - Parecía una maldita adolescente me temblaban las piernas estaba sudando, las únicas imágenes que se me vinieron a la mente fueron las de esos cinco hombres, el pensar que me.podria tratar como ellos, como un pedazo de carne.

Trate de sacar eso de mi cabeza y me concentre solo en Alexander y pensar que el me trataría de una manera diferente. No podía negar que este hombre era un Dios griego y que sus besos me vuelven loca. - No estés tensa tú sabes que también quieres estar conmigo.

Y pueden que me llamen loca por desear tanto a este hombre, él no se equivocaba pero no podía demostrarlo, no me podía enamorar de el ni siquiera podría gustarme, él es como la mayoría de los hombres solo te utilizan una vez y te botan pero esto lo hago para salir de la maldita deuda en la que estoy.

Por eso decidí y accedí a darle una noche por una deuda de mi madre pero pensándolo bien no lo hice por ella lo hice porque no quiero que mi pasado interfiera en mi carrera, años sacándola adelante como para que esté idiota la cabe en menos de nada.

Mateo no sabe eso de mí, es más nadie lo sabe siempre lo he ocultado. Perdida con mis pensamientos no me percató de que Alexander está de pie detrás de mi.

- MMM, solo con tu olor me vuelves loco. - Comienza a besarme el cuello, yo me tenso sus manos, se posan sobre mis caderas. - Relájate lo vas a disfrutar al igual que yo.

Un escalofríos recorre todo mi cuerpo cuando susurra esas palabras, se que no es mentira lo que me dice, se que lo voy a disfrutar, es malo disfrutar de este momento cuando lo estoy haciendo por una deuda, será que me estoy volviendo completamente loca. Esto me hace una puta.

Sus manos viajan por mi cuerpo, como si quisiera recordarlo por mucho tiempo. Mi cuerpo reacciona a sus caricias lo deseo a todo él, mi mente queda completamente en blanco no me importa nada en este momento.

- Parece que al fin si tenía razón me deseas al igual que yo - Lo dice con una voz ronca, por que su mano está en mi entrepierna. - Estás así por mí, no te preocupes esta noche seras una reina.

Mierda si sigue diciendo cosas así voy a tener un orgasmo, y eso que todavía tengo la ropa puesta. Es una sensación tan diferente de lo que me hicieron hace unos meses.

- Juanita lo siento pero en este momento te voy a tomar.

Y así es como me toma contra la pared, los dos sudamos la ropa está empapada. Antes de continuar se separa de mi y se dirige al sofá en donde oprime un botón y este se convierte en cama, me imagino la cara que debo estar haciendo yo porque me dice.

- Hay días que me quedo hasta muy tarde y para no irme a mi casa me quedo acá por eso lo compre.

- No he dicho nada, pero se me pasó por la mente que debes de utilizarlo mucho con todas las zorras que traes.

- La gatita está celosa, pero sabes que vas a ser la primera mujer en estar ahí.

- Nooo que privilegio. - Se acerca a mí y nuevamente se apodera de mis labios y sus manos se pierden en mis glúteos y me levanta en ese mismo instante lo rodeo con mis piernas me coloca suavemente en el sofá cama sus besos son intensos, salvajes.

Poco a poco me va quitando la ropa y yo le voy arrancando la de él, al verlo me quedo de piedra, se ve que hace mucho ejercicio. No tardó mucho en perderse en mi entre pierna y ahí llegó a mi primer orgasmo, cuando me vuelve a besar siento la necesidad de él y sin avisar me penetra aunque no soy virgen todavía duele y más por su tamaño.

Sus movimientos son lentos al principio pero poco a poco estos aumentan la velocidad, mientras me entrego al clímax entierro mis uñas en su espalda se que mañana le va a doler pero eso no nos importa está noche.

El resto de la noche lo hacemos varias veces cuando el agotamiento me alcanza me quedo profundamente dormida y en su pecho.

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