Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ Dɪᴇᴄɪsɪᴇᴛᴇ.

—Estoy seguro, ese collar está allí.— murmuraba entre dientes, Linares.

Se encuentra mirando fijamente la puerta de la oficina de Dievs, pensando como entrar.

—¿Cómo haré para sacarlo?

Si entro de nuevo, Dievs sabrá que estuve allí.

"¿Cómo?"

Y la solución aparece en su campo de visión, no puede evitar sonreír ampliamente.

Esa omega será de mucha ayuda.

...

...

—Ethan, por favor escúchame.— pide el Alfa tratando de acercarse.

El Omega niega varias veces, alejándose.

—No, no quiero que te acerques, no quiero escucharte. No quiero volver a verte, quiero irme a mi casa.— Ethan cubre su rostro con ambas manos.

Ambos quedan en silencio, Ethan tratando de calmar su respiración y llanto para que su hijo, que había mandado al cuarto del Alfa, no se sintiera mal.

Y Dievs, él trataba de asimilar lo que su Omega acababa de decir.

Sin que ambos se dieran cuenta, el cielo oscurecía cada vez más.

Densas nubes grises lo cubrían y la nieve, que caía con suavidad, comenzaba a descender con más fuerza. Una tormenta de nieve se estaba formando, aplacando a quien camina por las calles a esa hora.

—Ethan, déjame seguir habla...— dice Dievs siendo interrumpido por el pelinegro.

—No, sólo vas a seguir mintiendo.— exclama retrocediendo unos pasos chocando con la pared, respira hondo y continúa murmurando.

—Yo... Tengo que irme. Quiero irme.

—No.

—Quiero irme.— pide bajando más la voz.

—No... Omega.

—Yo- yo...

¡Te odio!— grita llorando y cubre su rostro, no quiere que Dievs vea la verdad en sus ojos, quiere irse de allí y eso fue lo único que pensó.

—¡Quiero ir a casa!, no quiero saber más nada de tí. ¡Déjame ir!

...

...

—Keket, ¿crees que sea algo malo?— pregunta la pelirroja.

Ambas estaban en la casa del Omega, Dievs les había dicho que esperarán allí.

—Claro que no. No te preocupes.— responde la morena acariciando el largo cabello de la Omega, buscando tranquilizarla.

Gala queda pensativa mientras recibe las caricias de su pareja. Dirige su mirada hacia la ventana y suspira cansada.

—Está cayendo mucha nieve, ¿cómo estarán nuestros cachorros?— pregunta apoyando su mano en el abultado abdomen.

—Los iremos a ver cuando terminemos de hablar con Dievs, ¿está bien, Omega?— la morena la abraza con más fuerza y deja un tierno beso sobre sus labios.

La pelirroja sonríe agradecida y se acurruca sobre el pecho de su amada Alfa.

...

...

Dievs queda en silencio, observando al joven frente a él.

Sus palabras se clavaron en su pecho, como afilados cuchillos, desgarrando todo a su paso.

No estaba preparado para sentir ese gran vacío y dolor.

Y esas simples, pero profundas palabras, fueron suficiente para hacerlo caer.

—No, no. Escúchame... por favor, Omega.— pide con voz quebrada cayendo de rodillas y rodeando con sus brazos al menor.

Se aferraba con fuerza a aquella delgada cintura, con miedo a que escapara.

Ethan queda estático por la repentina acción y descubre su rostro, observando sorprendido al Alfa aferrarse a él, con el rostro oculto en su estómago y llorando.

El Omega siente su camiseta mojarse por las lágrimas del Alfa.

Puede sentir su aroma a tristeza y le duele, le duele ver a su Alfa así, tan derrotado.

—Ethan. Por favor, Omega.— pide de nuevo y el pelinegro espera en silencio a que continúe.

—Todo lo que te conté es verdad, cada palabra, cada hecho. La imagen que tenía sobre mi pareja se vino abajo y no supe manejarlo, fuí un cobarde. Preferí huir que afrontar lo que sucedía...— más calmado, el Alfa puede hablar con claridad.

Tener a Ethan tan cerca, oler su aroma, sentir su calor, sus temblores y su agitado corazón; lo reconfortaba de una manera que ningún ser, hecho u objeto logró en todos sus años de vida.

—Te observaba. Al salir de tu trabajo o mientras dormías, me quedaba toda la noche mirando tu precioso rostro. Por más que quería alejarme, no podía y esa semana fue un infierno para mí. Saber que estabas cerca, que podía hablarte o tenerte entre mis brazos y todo mi maldito orgullo me lo impedía.

El ver lo que te sucedió, saber que pude protegerte y no hacer nada. Esa noche escuché tu llamado, pero ni siquiera sabía quién era... Lo lamento... Lo lamento tanto.— se levanta quedando frente al lloroso rostro del Omega.

—Por mi culpa te sentiste rechazado estos años y ahora también. Te hice sufrir tanto mi perfecto y precioso Omega.— acuna su rostro y junta sus frentes

—Ethan, yo si te acepto como mi Omega, mi pareja. Quiero protegerte y cuidarte, pero no por satisfacer mi instinto protector. Si fuera eso, no me hubiera molestado en contarte sobre mi vida.— dice con una pequeña sonrisa llena de esperanza.

El Omega lo observa, con sus bonitos ojos brillando de satisfacción al escuchar al mayor.

Sabe que no puede negarse, con sólo oler su aroma y mirar la sinceridad en sus ojos, reconoce que su Alfa le dice la verdad.

Y aunque lo acepta con todo su ser, le sigue doliendo el no cumplir con los ansiados anhelos de su alma gemela.

Porque tarde o temprano, Dievs se daría cuenta que no es perfecto, que está fracturado y que el único impedimento para terminar de romperse, es Oliver.

Trata de alejarse y esas cálidas manos se lo impiden.

—Por favor, Omega, no te alejes.— susurra dolido, ajeno a los pensamientos del Omega.

—Te herí mucho con mis palabras, pero necesito ser sincero contigo. Te quiero tal y como eres. Quiero cortejarte, conocer todo sobre tí, tus gustos, tus sueños, lo que odias, lo que amas, todo. Así como también quiero que me conozcas a mí, que confíes en mí.— acaricia con delicadeza la rojiza y húmeda mejilla del Omega.

Ethan queda en silencio sin saber que decir, traga con dificultad tratando de desaparecer el nudo en su garganta.

—¿Me dejas, Ethan? ¿Me dejas conocerte?— pregunta con suave voz, rozando su nariz con la del Omega.

El pelinegro asiente varias veces, rindiéndose ante lo que su corazón gritaba. Pasa sus brazos por el cuello de su Alfa, aferrándose con fuerza a él.

Quizás se lo dejó muy fácil, pero él lo quería. Quería darle una oportunidad a su Alfa de demostrarle que lo amaba y aceptaba.

Dievs sonríe con alivio y rodea con su fuertes brazos la cintura del menor, ocultando su rostro en el cuello del otro.

—Ethan, ¿recuerdas como llegaste a ese lugar anoche?— pregunta colocando una mano en la nuca del Omega.

—No.— susurra en respuesta, distraído.

...

...

—Entonces, ¿lo harás?— pregunta el Alfa agarrando con fuerza la cintura de la Omega.

Ella asiente pérdida entre el placer.

El Alfa la había sorprendido en uno de los pasillos y la llevó al cuarto de limpieza. La acorraló contra una de las paredes y comenzó a besarla de manera profunda sin darle oportunidad de reaccionar.

Fue sencillo para el Alfa hacer que la Omega cayera rendida, la mujer llevaba tiempo ofreciéndose y se detuvo cuando Dievs llegó.

Esa fue otra razón para estar con la chica, no soportaba ver como ella se arrastraba y se mostraba más descarada con aquel Alfa. No la amaba ni siquiera se sentía atraído por ella. Simplemente no aguantaba que ese Alfa, en tan sólo días, se haya ganado el afecto y respeto de todos.

Nadie le prestaba atención ni seguían sus ordenes, es como si de repente se hubiera vuelto invisible y eso le fastidiaba, lo enloquecía.

Necesitaba sacar del camino a Dievs y regresar a ser el líder de aquel lugar.

Necesitaba destruirlo por completo, hacer que desapareciera y lo haría.

Su plan ya estaba armado.

Encontraría al animal, luego investigaria todo sobre el Alfa, asesinar a todos sus seres queridos y luego hacerlo suplicar por su vida.

Un plan sencillo.

Ni él podía explicar el gran odio que sentía hacía Dievs, pero en cuanto lo vió sintió las inmensas ganas hacerlo sufrir.

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Comments

Rossi

Rossi

será q el alfa es la reencarnación del dientes sable y por eso tanto odio hacia Dievs?

2023-05-04

0

Lea

Lea

Ese tipo me da mala espina, espero que Ethan no esté en peligro por ese hombre

2022-07-25

5

Daxy Ortiz Monsalve

Daxy Ortiz Monsalve

que tipo tan arogante

2020-12-11

8

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Updated 30 Episodes

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