Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ Oᴄʜᴏ.

—Espera, espera.— el omega cubre sus ojos con una mano y suspira cansado.

—Tú...— señala a la pelirroja de sonrisa divertida.

—¿Eres un ser inmortal con la capacidad de saber el pasado de las personas?— dice levantando ambas cejas y quitando la mano.

Ethan está sentado en el piso con ambas rodillas contra su pecho. Frente a él, sentadas en el sofá, se encuentra la pareja de mujeres. Keket ya había conseguido algo de ropa y decidió que se quedaría en forma humana hasta que el Omega estuviera cómodo.

—Y futuro, cariño, de todo ser vivo.— responde con orgullo y apoya su cuerpo contra el pecho de la Alfa.

Gala le contó al Omega quien era y como había conocido a su compañera, estuvieron toda la mañana hablando y Keket relató como habían llegado a la casa.

—Había un enorme gato también.— menciona Ethan recordando aquel gran animal.

–No es un gato, es... Bueno él es... mmm.— la Alfa murmura lo último y mira nerviosa a su Omega.

Ésta suspira y niega levemente.

—Escucha, Ethan, nosotras no podemos decirte quien es, pero ya lo conocerás. No podrá mantenerse lejos mucho tiempo, es mas creo que vendrá esta noche.— dice divertida.

"Claro que vendrá, ese Alfa encontró su otra mitad después de tantos siglos, debe estar eufórico".

Piensa y sus ojos brillan entusiasmados.

—Es un Alfa, él... No, no querrá estar cerca mío.— susurra dolido. El aroma de aquel Alfa se quedó impregnado en su nariz.

Era fresco y relajante, se sentía a salvo con ese aroma a bosque y lluvia.

Sabía que era de él, ya que la Omega olía a rosas y la Alfa a cítricos.

—¿Por qué dices eso?— pregunta la pelirroja mirándolo con duda.

—Uhm... Bueno, los Alfas, ellos se alejan de mí. No les agrada mi aroma.— dice levantándose.

Gala mira confundida a su Alfa y ella asiente estando de acuerdo con el Omega.

—Bueno, no importa, yo... Yo no necesito a ningún Alfa. Oliver es el único que me importa.— el Omega se aleja dejando sola a la pareja.

—No lo entiendo, ¿qué sucedió?— la Omega se levanta agarrando su cabeza.

—Creí que sabias todo de él.— Keket mira como la Omega camina de un lado a otro.

—No, yo dejé de verlo luego de que Ana lo ayudara. No... No...— Gala comienza a murmurar confundiendo a su Alfa.

Keket se levanta y la rodea por detrás en un cálido abrazo.

—Gala, ¿qué sucede?— pregunta sintiendo la angustia a través de su lazo.

—No lo sé, no veo nada. No entiendo, ví todos los posibles caminos de ambos, pero ahora no, no puedo ver nada de ellos.— la Omega comienza a desesperarse y las lágrimas no tardan en aparecer.

"No, esto no puede estar pasando", piensa y se aleja de Keket.

—Me voy, cuida al Omega.— pide dejando un tierno beso sobre los labios de su Alfa y desaparece.

Keket suspira y ve al Omega pelinegro regresar.

...

...

Un Omega, un niño, mi alma gemela.

~Maldita bruja.~ susurro entre dientes.

Muchos años, siglos anhelando a mi compañera, imaginando como seria y resulta ser todo lo opuesto.

—No soy una bruja.—

Volteo mientras gruño por la repentina aparición.

—Tranquilo. Soy yo, Gala.— dice acercándose.

~Eras una fea anciana, ¿cuál es tu verdadera apariencia?~ pregunto relajando mi cuerpo sin dejar de estar alerta.

—La que ves, tome la forma de anciana para darle más seriedad y misterio a lo que tenía que decirte.— responde levantando ambos hombros.

~Keket es tu pareja~ digo olfateando y ella me mira sorprendida.

—Tienes razón, ¿te ayudo con ese collar?— sonríe y acerca sus manos, me inclino para que alcance la parte superior del collar.

Me había olvidado del collar.

Tarda unos minutos, pero logra quitarlo con mucho cuidado y el ardor se esparce por esa zona.

—Te lastimó, ¿qué mas te hicieron en ese lugar?— me mira con lástima y suspiro cansado.

~Muchas cosas, me dormían para realizar las pruebas que querían.~ respondo indiferente.

La crueldad de ese Alfa no tiene límites.

—¿Por qué no huiste?

~No pude, supongo que muchos años congelado dañaron un mi cerebro. Tarde un año en recuperar todos mis recuerdos y medio año más en controlar mis poderes. No quería matar a nadie, así que decidí esperar un poco.~ respondo recordando a los tres betas gritando asustados para que me detuviera.

—Entiendo. Y dime, ¿viste a tu compañero?— pregunta y percibo lo nerviosa que está.

~Si~ mi voz sale fría y cortante.

~¿Por eso dijiste que tenía que aceptar a mi otra mitad?

—Es un Omega muy lindo y amable, ¿qué importa si es hombre?— dice mirándome fijamente.

~Pasé años buscando a mi compañera. Deseando tenerla en mis brazos, imaginando como seria físicamente. No lo entiendes.~ giro mi cabeza, sintiendo un líquido cálido bajar por mi pecho.

—Te entiendo, Dievs, pero no dejes que eso afecte lo que realmente sientes. Tu mente te engaña creando una falsa imagen, proyectando a la compañera que tanto deseaste ver; pero es solo eso, una imagen, una ilusión.— la Omega habla tratando de que vuelva a mirarla.

—Por favor, no tomes una decisión sin pensar bien las consecuencias— dice acariciando mi pelaje.

Tal vez tenga razón y deba darle una oportunidad.

~¿Qué haces aquí?~ pregunto después de rato.

—Ehh... Quizás cometí un error y ya no puedo ver lo que sucederá con ustedes, por eso yo... — comenta en voz baja y apoya la mano en su vientre.

Suelto una pequeña carcajada y comienzo a caminar entre la maleza. Hora de terminar este pequeño juego.

~Me subestimas, Omega. ¿Creíste que no te conocía? Después de todo, yo fui tu creador.

Agradezco que me quisieras ayudar, pero ahora tengo que hacerme cargo de este mundo.~ confieso y ella abre sus ojos sorprendida.

—¡¿De qué hablas?!— corre hasta quedar en frente impidiendo que avanzara.

~Me sorprende que hayas caído ante esa pequeña farsa, a pesar que todos saben mi origen, tú te dejaste llevar por el sufrimiento que viste.~ respondo sonriendo por su confusión.

~Ya me cansé de seguirte el juego.

—Pero, entonces lo que ví de tu pasado y futuro, ¿fue falso?

~El pasado fue verdadero, el futuro no. Mi destino es incierto, cambia por cada decisión que tomo.~ me siento y veo como poco a poco el miedo se refleja en su mirada.

—Quizás tu hagas tu propio camino, pero, ¿y el Omega?

Me engañaste mostrándome un futuro falso, pero el de él es verdadero. Si no haces algo, ese Omega te odiará.

¿No te importa?— dice desesperada, rodeo su cuerpo y continuo caminado.

~Tengo que arreglar lo que hiciste. Adiós, Gala.

...

...

No, no, no...

Que tonta fuí, me dejé llevar por mis sentimientos y no ví más allá.

¿Qué puedo hacer ahora?

Aparezco en la casa del Omega y agarro a mi Alfa de la mano.

—Rápido, tenemos que irnos—

—¿Qué?, espera—

No la dejo terminar cuando de repente aparecemos en nuestro hogar.

—¿Qué sucede, Gala?— pregunta enojada, no le gusta que la ignore.

—No sé que hizo. Él me engaño, yo... Yo.— no puedo hablar por los nervios y el miedo.

—Calma, respira y cuéntame que sucedió.— dice agarrando mi cintura.

—Aquella vez cuando aparecí en la cueva y le dije sobre su futuro. Lo que ví fué mentira, una farsa creada por él.— respondo alterada.

—¿Por qué haría eso?

—No lo sé, no me dijo. Sólo mencionó que él me había creado.— murmuro sintiéndome agotada de tanto pensar en las posibles respuestas.

Keket me levanta y me lleva hasta mi nido.

—Gala, ¿podemos hacer algo para ayudar a Ethan?— pregunta acostándose a mi lado.

—No, a partir de ahora está en ellos, no podemos hacer nada.— susurro dolida, escondiendo mi rostro en su cuello.

No puedo hacer nada.

—Oye, ¿por qué te desagrada el aroma de Ethan?— pregunto de repente al recordar algo.

—No me desagrada. Es dulce y relajante, pero esta mezclado con otro aroma más denso, más dominante y siento que si estoy mucho tiempo con él, algo malo me ocurrirá.— responde y sonrío enormemente mientras salto fuera de mi nido.

—¡SI!— exclamo feliz, asustandola.

—Ese aroma, ¿no te resultó familiar?

—¿mm?

Pues ahora que lo dices, él...

—¡Si!— la interrumpo y ella ríe al verme saltar de un lado a otro.

Oh Dievs, idiota testarudo.

—Por cierto, Ethan no nos recuerda.— dice y mi felicidad se desvanece.

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