Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ Qᴜɪɴᴄᴇ.

Siento su fría y húmeda nariz pasar por mi cuello.

Quedándome quieto, dejo que haga lo que quiera y retengo la respiración al sentir como agarra mi ropa con sus filosos dientes. Aprieto más mis ojos al sentir un mareo.

El aire cálido golpea mi cara y cuerpo de repente, haciendo que mis ojos se abran de manera lenta, es un alivio, sólo llevo una camiseta y un pantalón holgado.

Al ver al animal que me mira fijamente con sus ojos color escarlata, me alejo con rapidez.

Estamos en una casa, la misma donde desperté hoy.

—¿Qué...? ¿Qué pasó?— susurro quedando arrodillado.

Estoy muy confundido y asustado, creo que voy a desmayarme.

...

...

~Omega, no te asustes.~ digo acercándome.

Su rostro palidece aún más y se levanta apresurado, comenzando a correr hacia la salida.

Lo entiendo, está asustado.

~Detente.~ gruño y obedece al instante, cayendo de rodillas frente a la puerta.

Troto hasta él y acerco mi rostro al suyo. Tiene los ojos cerrados, con lágrimas descendiendo por sus rojas mejillas y su labio inferior forma un pequeño bulto.

~Soy Dievs, Ethan. ¿No reconoces mi aroma?

No tengas miedo.~ susurro lamiendo y limpiando las lágrimas.

~Abre los ojos.~ pido bajando por su cuello.

Se estremece ligeramente y abre despacio sus ojos, soltando todo el aire que estuvo conteniendo.

Sus manos temblorosas se posan a cada lado de mi rostro.

—¿Alfa? Eres... Eres... Pero tú hoy eras humano, ¿qué..?— comienza a balbucear y niega varias veces.

~Prometo contarte todo, ¿si?

Lo prometo.~ respondo suspirando, planeaba hacerlo luego de conocernos más.

~¿Sigues asustado, Omega?~ pregunto pasando de nuevo mi lengua por su cuello.

Asiente despacio, pero no se aleja.

~¿Me tienes miedo?~ lo observo sin pestañear.

El alivio llega a mi cuerpo cuando niega.

No sé que haría si decide alejarse. Lo mas probable es que pierda poco a poco la cordura hasta volverme completamente loco.

Si lo hubiera rechazado, ¿También perdería la cabeza?

~Ven, Omega, tienes que descansar. Mañana hablaremos.~ digo caminando hacia mi habitación.

—No.— susurra y volteo a verlo.

—Oliver, tengo que volver con mi bebé.— dice levantándose y apartando la mirada.

~Vas a dormir aquí, Ethan. Ven.~ entrecierro los ojos y luego de unos segundos él niega.

~Está bien, lo traeré.

—No, yo puedo ir a mi casa. No tienes que preocuparte.— murmura sin mirarme y retrocede hasta chocar con la puerta.

~Ethan, mírame.~ digo acercándome de nuevo.

...

...

—Quiero ir a casa.— susurro manteniendo la mirada en el piso, mis piernas parecen gelatina. Cubro mi rostro con ambas manos y un suspiro tembloroso sale de mi boca.

No quiero escuchar su rechazo, no creo poder soportarlo.

Quiero ir a casa, acostarme al lado de mi bebé y abrazarlo toda la noche.

Tengo trabajo, responsabilidades, no puedo dejarme caer por su, seguro, rechazo.

Abro la puerta y salgo de la casa. El aire está helado, pero no paro de correr.

Mis piernas y brazos comienzan a doler por el frío, más lágrimas salen de mis ojos y mi corazón palpita deprisa.

No sé donde estoy, pero no me importa. De algún modo volveré a casa.

—¡Ahh!...— jadeo fuerte al sentir mi espalda chocar contra el suelo.

Miro sorprendido al gran felino que está sobre mí. Su respiración es agitada y su mirada demuestra enfado.

Suelto el aire retenido sin saber que decir, él acerca su rostro al mío y gruñe.

~¿Por qué huyes?

Dijiste que no tenías miedo de mí.~ su respiración se calma y pasa su lengua por sus largos colmillos.

Puedo verlo perfectamente gracias a los faroles de la calle.

Niego varias veces y él inclina su cabeza.

~¿Y por qué saliste corriendo?~

—No... No quiero es-escuchar tu rechazo. Por favor, déjame ir a casa.— respondo apartando la mirada nervioso.

~Mírame.~ ordena y obedezco al instante, su voz en profunda, grave y muy potente.

~Eres mí Omega, mío. Jamás vuelvas a huir de mí.

—Pe-perdón... yo no lo volveré hacer.— digo y tiemblo un poco al sentir que acerca más su gran cuerpo al mío, es muy cálido.

~No llores, Omega. Yo lo lamento, no debí hablarte así.~ suspira y relaja sus facciones.

~Eres mi pareja, Ethan. Te quiero y deseo que estés a mi lado, que lleves mi marca, que seas completamente mío para amar y adorar.~ su tono cambia, ahora es suave y relajante al igual que su aroma.

Su rasposa lengua pasa por mis mejillas, secando las lágrimas.

~Traeré a tu cachorro, pero quédate. Duerme aquí.~ pide amable y asiento cerrando mis ojos.

Dejo de sentir la fría y dura superficie del pavimento. La calidez vuelve a rodearme y suspiro aliviado.

Abro mis ojos y estoy sobre la cama donde desperté hoy temprano.

¿Qué es esto?

~Duerme, Omega, prometo traer a tu cachorro.~ giro a verlo y asiento, sintiendo mi rostro calentarse.

...

...

No tarda mucho en quedarse dormido, se nota que está muy agotado.

Cambio de forma, busco mi ropa y desaparezco de allí.

—¡¿DIEVS?! ¿Qué sucedió?!¡¿Dónde está Ethan?!— Gala comienza a gritar apenas me ve y la miro enojado.

—¿Por qué?— pregunto apretando mis dientes.

—No podía dejar que ocurriera lo mismo de aquella vez.— murmura bajando la mirada.

Keket se acerca para rodear el cuerpo de la Omega en un abrazo.

—Sólo iba por esa basura.— digo con desprecio.

—¿Qué hubiera pasado si no sentía su presencia y me iba del lugar?

Se hubiera quedado solo, asustado y con frío.— me acerco a ellas y ambas inclinan sus cabezas hacia abajo.

—Lo siento.

—Ya no importa, mañana hablaremos con calma. Yo...

Una adormilada voz me interrumpe.

—¿Mami?

Por la puerta aparece el cachorro abrazando un peluche.

Nos quedamos unos segundos en silencio, observándolo.

—Oli, tu mami. Él...— Gala trata de explicar, pero la interrumpo.

—Te llevaré con él, vamos, cachorro.— tiendo mi mano y duda un momento.

Sonrío y se acerca despacio, agarrando con fuerza mi mano. Lo levanto para sostenerlo en brazos y él rodea mi cuello con sus brazos.

Ahora que lo veo más de cerca, compruebo su parentesco con el Alfa que asesiné.

Son iguales.

Alejo mis pensamiento y en un parpadeo aparecemos en mi habitación. El niño me mira sorprendido y recorre todo con su mirada.

—¡Mami!.—exclama bajando de mis brazos y corriendo a la cama.

—No grites, está durmiendo.—digo ayudándolo a subir.

Asiente y se mete bajo las mantas acurrucandose en el pecho de Ethan, durmiendose cuando el Omega, al sentirlo, lo abraza con fuerza.

Me siento al borde de la cama y los observo.

No sé nada sobre él, nada de mi Omega.

No sé sus gustos o deseos, pero tengo mucho tiempo para conocerlo y cumplirle cualquier cosa que me pida.

Me pregunto cómo reaccionará al despertar, al enterarse quien soy y lo que hice.

¿Me aceptará como su Alfa?

Recuerdo a Gala decirme lo mucho que el Omega anhelaba conocer a su Alfa.

^^^—No quiero escuchar tu rechazo.^^^

Suspiro al recordar sus palabras.

Él ya aceptaba a su Alfa sin conocerlo. Y yo lo rechacé a penas lo ví.

Sonrío de forma amarga y apoyo mis brazos en mis piernas, observando un punto fijo en la pared.

Lo acepté con ayuda de Gala.

Si le cuento esto a Ethan,

¿Se sentirá de alguna forma rechazado?

Gruño molesto conmigo mismo, me levanto y vuelvo mi mirada hacia la cama.

Los miro por un tiempo y decido acostarme junto al Omega, pasando mis brazos por su cintura, abrazándolo con fuerza.

Olfateo su cuello en busca de su dulce aroma para poder relajarme y dormir.

Sólo espero que me acepte después de contarle todo.

...

...

~¿Crees que estén bien?~ pregunta la pelirroja a su compañera.

~Claro que sí, Gala. Ven a descansar, tienes que cuidarte.~ responde la morena, ya entre las mantas del nido.

~Te recuerdo que no es el primer cachorro que tengo.~ dice sentándose al lado de Keket.

~Por cierto, tenemos que ir a visitarlos.

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