Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ Tʀᴇᴄᴇ.

—Gala, ya me voy.

Me pongo el abrigo, agarro mi mochila y salgo apresurado de casa.

Se me hizo tarde, Oliver estuvo toda la noche quejándose con dolor estomacal. Gala le había dado una cantidad excesiva de dulces en la tarde, ya que no paraba de llorar.

¿En qué estaba pensando?

Estoy tan casado, llevo cuatro días con mi nuevo trabajo y siento que en cualquier momento caeré dormido a mitad de la calle, pero debo seguir. Sólo es por ahora, me acostumbraré con el tiempo.

Llego a casa de Anne y la encuentro en la cocina. Su cabeza está gacha y sus manos tiemblan mientras limpia su rostro con un pañuelo.

—¿Anne?— pregunto sentándome frente a ella.

Levanta la cabeza y sonríe, su ojos se encuentran rojos, como si hubiera estado llorando toda la noche.

—Lara me dijo que soy una mala madre, no me quiere ver ni a mí ni a su padre.— responde desanimada.

—Mi esposo ni siquiera sabe que ella está molesta con él.— sonríe de forma amarga y cubre sus ojos con una mano.

Suspiro, sintiendo algo de culpa. Lara vió como trataba a Oliver y ella me dijo que quería el mismo trato por parte de su madre.

—Anne, no soy experto en estás cosas, pero si estoy seguro de algo. Los niños necesitan mucha atención, más a esta edad y Lara debe sentirse muy sola, no los ve en todo el día.— digo apoyando mi mano sobre la suya. Ella baja su cabeza, tomando con fuerza mi mano.

—Quizás, ya sea hora de tomarte un tiempo de tu trabajo. Yo creo que es muy importante la presencia de los padres en la vida de su hijo, más en los primeros años.

Me mira sorprendida y asiente suavemente secando sus lágrimas.

—Tienes razón, ya es hora de tomar mi lugar como madre. Ella me necesita y mi esposo puede contratar a alguien más.— dice decidida y sonrío al verla recuperar su emoción.

—No voy a despedirte. Sé que necesitas el empleo así que desde ahora vendrás, limpiaras y te irás— sonríe amable y asiento emocionado.

—Podrás pasar más tiempo con tu hijo.

Genial, tendré más tiempo para Oliver y Gala también descansará más.

.......

—¡Ethan!

La voz de Dany hace que me detenga.

Estoy camino a casa, termine de limpiar rápido y Anne me dejó ir. Sólo tardé dos horas en limpiar todo, estaba muy emocionado e hice todo deprisa.

—Hola, Dany.— saludo feliz y recibo un abrazo de su parte.

Quedo estático entre sus brazos, es el primer contacto tan cercano con él. Me remuevo incómodo y me suelta pidiendo disculpas.

—¿Quieres que te lleve?

—No, gracias, iré en autobús.— aún sigo nervioso por lo que hizo y quiero alejarme un poco de él.

Me despido y camino hacia la parada del bus. Al llegar me siento y espero a que alguno pase.

Bostezo cubriendo mi boca y paso mi mano por mi cabello, acomodandolo.

Tengo que hablar con Dany, no es lindo que tenga alguna ilusión conmigo. No debería estar tan interesado en mí.

Mi pecho se oprime y respiro hondo alejando el llanto.

¿Por qué de repente siento tantas ganas de llorar?

—Omega, ¿te encuentras bien?

Giro mi rostro, asustado por la repentina pregunta, y observo al hombre a mi lado.

Cuando nuestras miradas se cruzan, aparto la mía con rapidez, sintiendo mi cuerpo temblar ligeramente.

¿Qué es esto?

Mi corazón se acelera y el adormecimiento se apodero de mi mente.

Es un Alfa, no me percaté del momento que se sentó a mi lado.

¿Qué hace aquí?

Me alejo con cuidado, quedando al borde del banco de metal y asiento con la mirada en le piso.

El aroma del hombre llega a mi nariz, bosque y lluvia, es el mismo que olí en mi habitación. Muerdo mi labio inferior con fuerza y cierro mis ojos.

¿Qué debo hacer?

Mis ojos comienzan a aguarse y mi corazón late deprisa.

—Tus ojos están rojos e hinchados, no duermes bien.— murmura parándose frente mío, levanta mi rostro con su mano y abro mis ojos para observarlo por completo.

Es muy lindo. Alto, cabello castaño claro tirando a rubio, su rostro esta adornado con una ligera barba y sus ojos son extraños, pero tan hermosos.

Mi mirada lo recorre por completo y él sonríe. Al sentir mi cara cada vez más caliente, trato de apartar la vista.

Por primera vez, no siento miedo de estar cerca de un Alfa. Su tacto es tan agradable que cierro los ojos de nuevo, inhalando más de ese embriagante aroma. No quiero alejarlo.

—Precioso.—

Gruñe cerca de mi rostro, siento su cálida respiración cerca y aprieto más la mochila sobre mi regazo.

Inclino mi cabeza hacia un lado dejando mi cuello descubierto, escucho que gruñe de nuevo y respondo con un suave suspiro, temblando por los nervios.

Su nariz acaricia mi cuello y su mano, la que sostenía mi mentón, acaricia con delicadeza mi mejilla.

Se siente tan agradable, cálido y seguro.

¿Qué estoy haciendo?

Es un extraño, pero se siente tan bien.

...

—¿Ethan?— susurro al sentir su cabeza contra mi pecho y su respiración más relajada.

¿Se durmió?

Es tan hermoso.

Lo cargo en mis brazos y comienzo a caminar hacia donde deje mi auto. Lo acomodo sobre el asiento y partimos rumbo a mi casa.

.......

Llegamos luego de unos minutos y el Omega no da señales de querer despertar.

Me adentro a mi hogar y lo llevo hasta mi habitación. Dejándolo sobre la cama, le quito la mochila y lo cubro con la manta.

Al fin lo tengo cerca, paso mi mano por su cabello y observo su cansado rostro, sus ojeras son muy notorias al igual que la palidez de su piel.

No fue el mejor encuentro, no sabía si acercarme, me decidí al ver aquel beta abrazándolo. Se notaba lo inquieto que estaba ante el contacto con el beta.

No podía esperar más.

Sonrío al recordar la manera con la que actuó al tenerme cerca y acaricio su rostro con las yemas de mis dedos, rozando su suave piel.

—Precioso.— susurro y su rostro se mueve dejando a la vista su pálido cuello, suelta un suspiro con su cuerpo completamente relajado.

¿Eso significa que estás cómodo a mi lado?

Yo también siento lo mismo.

Me acerco a él, inhalando su dulce aroma y paso suavemente mi lengua por el lugar donde pondré mi marca.

Un gemido ahogado sale de sus labios, pero sigue sin despertar.

Me alejo con rapidez, manteniendo el control. No era el momento ni el modo para hacer aquello.

Salgo de la habitación, cierro la puerta y me apoyo en ella cubriendo mis ojos con una mano.

El celular que está en mi bolsillo suena y respondo rápido.

Gala me enseñó a usarlo, me mostró lo avanzada que era esta época y no me tomo mucho tiempo adaptarme.

—¿Qué necesitas?

^^^—Ya sé que está contigo, necesito que lo traigas. Oli tiene fiebre y llama a su mami.—^^^

La preocupada y desesperada voz de la Omega se hace escuchar.

—Está bien.— cuelgo la llamada sin dejarla responder y gruño tratando de tranquilizarme.

No quiero dejarlo ir, pero su cachorro necesita de él.

¿Qué debería hacer?

Abro la puerta de nuevo y me sorprendo al verlo sentado, refregando su ojo izquierdo mientras bosteza.

Su mirada se dirige con rapidez hacia mí y sus mejillas enrojecen.

Es hermoso.

—Yo... Tengo que irme.—

Dice apartando la mirada y levantándose.

El lazo que tiene con su hijo es fuerte.

Agarra su mochila y se voltea mirando el piso.

—Omega, mírame.— demando y obedece con lentitud.

—Te llevaré a casa. Por favor, ven.— mi tono se suaviza y extiendo mi mano.

...

¿Por qué confío en este hombre?

Podría ser un asesino o un secuestrador.

Pero su presencia es tranquilizadora y puedo ver en su mirada que no tiene planeado hacerme algo malo.

Después de todo, él es...

—Omega, vamos.

Su voz es firme y dulce a la vez.

Acepto su mano, es muy cálida.

Salimos de la casa, me guía hacia un automóvil muy bonito de color azul oscuro y abre la puerta del copiloto dejándome entrar.

—Ponte el cinturón.— pide encendiendo el auto, obedezco y me quedo mirándolo.

—¿Quién eres?— pregunto nervioso apretando la mochila contra mi pecho.

—Mi nombre es Dievs, un placer, Omega.— responde con una sonrisa sin apartar la mirada del camino.

Agarra mi mano y la lleva hasta sus labios, dejando un pequeño beso sobre ella.

¿Dievs?

Que nombre más extraño, al igual que su portador.

—Me llamo Ethan.— digo parpadeando varias veces sintiendo mis mejillas arder.

Miro por la ventana y no reconozco el lugar donde estamos, comienzo a tener miedo y él se percata de eso.

—Tranquilo, Omega, estamos cerca.—

Me observa unos segundos y regresa la mirada al frente, manteniendo su dulce sonrisa.

Mi cuerpo se relaja al sentir su aroma.

No debería sentirme tan a gusto con él, terminará rechazandome.

.......

Llegamos a mi casa y bajo con rapidez del auto, dejando solo al Alfa.

Gala abre la puerta y sus ojos están llorosos.

—Ethan. No sabia que hacer, él no me deja acercar.— dice sollozando y le sonrío para que se tranquilice.

—Lamento no haber estado aquí más temprano. No te preocupes, todo está bien.

Me alejo de ella y corro hasta mi habitación, entro y escucho el suave llanto de mi bebé.

—Oli.—susurro acostándome a su lado en mi nido. Él se aferra a mí, llorando contra mi pecho.

Tiene fiebre, su rostro está muy caliente y está sudando.

Cuando Oliver se enferma no deja que nadie, aparte de mí, lo toque ni se acerque, ni siquiera Ana. Ella siempre me llamaba para que volviera rápido a casa.

A los minutos calma su llanto y cae dormido. Me levanto para buscar un paño frío y cuando lo tengo regreso a la habitación colocando el paño sobre la frente de Oliver, él se despierta quejándose y aprovecho para darle un poco de medicina.

El tiempo pasa y su fiebre comienza a bajar un poco.

—Ethan, ¿cómo está?

Gala entra a la habitación y se acerca.

—Bien, la fiebre bajó un poco.— respondo tocando las mejillas de Oliver.

Ella se disculpa y comienza a jugar con su cabello.

—Dievs me pidió que te dijera que tenían que hablar y me dió su número.— dice entrecerrando sus ojos y entregandome un papelito.

Lo tomo y lo aprieto en mi puño.

¿Dievs?

Me había olvidado de él, es un hombre muy extraño, pero es mi Alfa, sé que lo es.

Quizás quiera decirme que no me quiere como su Omega, como su compañero.

Supongo que sólo me queda aceptar su rechazo.

Cierro mis ojos para tragar el nudo en mi garganta.