Caminar con un gran buque de rosas rojas llama la atención. Más bien yo con esto llamo la atencion.
Según papá la mejor manera de disculparme son las rosas y una tarjeta.
La he observado durante una semana completa se que es como acoso pero tengo la necesidad de tenerla cerca.
Aquella pelirroja en menos de un mes ha logrado ocupar mis pensamientos y controlar mis emociones. Aquella tarde en la que sentí su mano en mi pecho aquellas mariposas que daba por muertas en mi estómago revoloteaban como nunca.
Ya en la entrada de su salón, miro a mi alrededor que nadie me vea, he ingresado camino hasta la cuarta fila puesto ocho y dejo mi regalo.
Se que debería entregárselo yo pero no soy tan valiente.
Antes de cruzar la puerta es abierta y un profesor ingresa.
Su mirada se clava en mí—Buenos días—saludo, asiente en modo de respuesta.
Estoy por cruzar el umbral de la puerta—Sebastián—dice.
—No profesor mi nombre es Bastián, con su permiso—
—Un momento—me detengo—tu apellido muchacho—pregunta.
—O'Conner Collens—su cara palidece.
—Oh, puedes retírate— y así lo hago con los nerviosismos a flor de piel por saber la reacción de Becca.
Maldito despertador.
Maldita agua fría, por primera vez en toda mi vida estudiantil y estoy llegando tarde, no encontré un autobus asi que corro con mi cabello mojado por las calles, con el dinero que me manda mi madre apenas me ayuda para pagar la renta. Me dormí super tarde por buscar trabajo.
Solo buscan chicas con experiencia y de eso yo carezco.
Tenía una vida llena de lujos y comodidades, mi padre era dueño de una cadena de hoteles en Panamá, todo lo perdimos en un abrir y cerrar de ojos. Mi padre resultó ser todo un criminal del lavado de activos, ahora está pagando una sentencia de veinticinco años en una cárcel de máxima seguridad en California, mi ciudad natal.
Contaba con cientos de amigos y conocidos cuando estaño el escándalo solo quedamos mamá y yo, vendimos lo poco que nos quedo y me mandó a empezar una nueva vida.
Con lágrimas en mis ojos miro mi reloj doce minutos tarde, carajo. Cinco minutos caminando por los pasillos desolados llegó a mi clase.
Uno.
Dos.
Golpes y no abren.
Diosito ayudame prometo ir mas seguido a la iglesia y dar un dólar de limosna.
La puerta se abre de golpe,doble mierda, con el profesor Parker.
—Buenos días, puedo pasar—pido
—Adelante, y que sea la única vez—donde quedó aquel hombre con cara de limón.
Dentro con mi cabeza gacha llego a mi fila y en mi mesa hay un gran ramillete de rosas rojas.
Miro a todas las direcciones buscando a la dueña de esto—Pueden llevarse sus rosas—digo.
—Son suyas señorita un joven las dejo en ese lugar antes de iniciar la clase—informa el profesor, escribiendo en el pizarrón.
Las dejo en el suelo y guardo la tarjeta en mi mochila.
Le resto importancia al presente y me concentro en mi clase.
Cuatro horas y treinta minutos después , tres asignaturas diferentes y ya estoy por salir a mi receso, le hecho la última mirada a las rosas y recuerdo la carta.
Aquel sobre rosa palo, tiene una escritura de tinta negra elegante y delicada.
Becca, mi nombre escrito en letra cursiva, del sobre saco una pequeña nota escrita a mano.
Perdón, sólo esta palabra puedo repetirla una y mil veces sé que no fue la manera correcta de reaccionar cuando lo único que querías era apoyarme y agradezco que lo hayas intentado.
En modo de disculpa te invito a un almuerzo en la cafetería te espero a las trece horas y quince minutos no llegues tarde niña.
Att Bastian O'Conner.
De inmediato mi mirada viaja el reloj una y diez tengo tiempo, pero estoy en un debate mental si debo perdonarlo o no.
Los cinco minutos pasan tan lentos y tomo una decisión es bueno dar segundas oportunidades.
Jugando con mis manos cruzó las puertas de cristal, lo busco con la mirada y hay esta con un libro entre sus manos, en una mesa de la esquina con una silla vacía frente a él.
Tomó una bocanada de aire y me acerco.
No nota mi presencia, sacó la silla y me siento, su mirada azulada me da la bienvenida.
—Esta será tu última oportunidad—suelto con voz nerviosa.
Una sonrisa es mi respuesta, y que bien se le da sonreír.
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Comments
Hilda Sánchez
Buenos días, aquí de chile, recién estoy leyendo tu novela y muy buenas las dos, ya leí la primera parte. Espero que ya estés mejor y se hayan solucionado tus problemas. Mucha fuerza y apoyo desde aqui
2021-03-25
0
laura cares
más capítulos por favor
2020-11-01
2