Pecados

Luck miró a Isadora, esa era una buena pregunta. Isadora le señaló la silla para que tomara asiento.

— Es una probabilidad considerando que estaban juntos respondió Luck tomando asiento. — ¿Qué opina tu esposo?.

— Está regresando de New York y no está muy contento con la posibilidad de que tenga que ver con nuestro pasado.

 — Sí se trata de eso, solo puede ser una persona exclamó Luck pensando en el hijo de su medio hermano.

— ¿ Y no te lo advertí hace veinte años?, exclamó Isadora furiosa.

— Alessandro era un niño, ¿qué se suponía debía hacer?, ¿matarlo?, preguntó Luck. — Hice lo que pude pague sus estudios y siempre cuide de él, pero nunca quiso verme.

— ¿Dónde está?, preguntó Isadora.

— En Itàlia. Tendré el informe completo en un par de horas, se supone lleva una existencia tranquila exclamó.

— ¿Cómo en el pasado la tuvo Luck Saracco?, pregunto ella enarcando una ceja, ambos sabían de lo que hablaban.

— Es una posibilidad, no creo que se los llevarán para matarlos, lo hubieran hecho en el lugar.

— No quiero ni pensar lo que está pasando mi hija ahora exclamó Isadora...

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Asher se encontraba durmiendo en su Penthouse cuando la puerta del ascensor se abrió, los tacones femeninos resonaron en el brilloso mármol, subió la escalera y abrió la puerta de la habitación, Asher abrió los ojos y vio a la impresionante rubia sonriéndole mientras se llevaba la mano a la cremallera de su vestido, los hombres de su equipo de seguridad sabían que si estaba solo debian dejar entrar a las mujeres.

— Freya Savasky , nunca dejas de sorprenderme dijo el corriendo la sabana para que Freya entrara en la cama. — Quítate todo lentamente, arrástrate hasta a mí.– Freya sonrió y se quitó toda la ropa como a Asher le gustaba luego se puso de rodillas y gateo hasta la cama, Asher sonreía fascinado...

A la mañana siguiente cuando despertó Freya ya no estaba, ella era una de las pocas mujeres que veía recurrentemente, solía abandonar a sus amantes a los pocos días, había excepciones como Freya, y Latifa porque seguía acostándose con ella. Mujeres que solo querían la diversión y lujos que él le proporcionaba. Asher se dirigió a la oficina y comenzó a trabajar ese día tenía una reunión junto a su tío Matt y luego volaría a Rusia.

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Después de un viaje en camioneta, Cesare y Selene fueron llevados a un puerto abandonado en la costa. Allí, los maleantes los subieron a un buque carguero grande y sucio. El buque se llamaba "El Dragón Negro" y solia ser utilizado para transportar mercancías ilegales.

Los maleantes les entregaron un fajo de dinero al capitán, su trabajo había terminado.

Cesare y Selene fueron llevados a una bodega oscura y húmeda en la parte inferior del buque, sus cabezas estaban tapadas con capuchas y fueron amarrados, luego le quitaron las capuchas ambos permanecieron con la cabeza baja, no era buena señal que los dejaran ver sus rostros. La bodega estaba llena de cajas y contenedores, y había una pequeña ventana.

—¿Dónde estamos? preguntó Selene, mirando a su alrededor con confusión.

—No lo sé, respondió Cesare, pero creo que estamos en un buque carguero.

De repente, se escucharon pasos en la escalera que conducía a la bodega. Un hombre grande y musculoso bajó la escalera y se acercó a Cesare y Selene.

–Bienvenidos a bordo, dijo el hombre con una sonrisa cruel. —Mi nombre es Viktor, y soy el capitán de este buque. Espero su viaje sea placentero.

Viktor miró a Cesare y Selene con desprecio.

–Ustedes dos son muy valiosos para nosotros, dijo. Y pronto descubrirán por qué.

Cesare y Selene se miraron a los ojos, preocupados por su situación.

El buque se dirigia a Italia. La tensión y la culpa entre Cesare y Selene solo iba en aumento.

—¡Esto es todo culpa tuya!, gritó Selene, su voz resono en la bodega oscura. —Si no me hubieras seguido, no estaríamos aquí ahora.

—¡No es mi culpa!, respondió Cesare, a gritos. Tú eres la que me golpeo en el estacionamiento. Si no hubieras hecho eso, no habríamos terminado aquí.

Selene se rió con amargura. —¡Tú eres el que siempre tiene que tener la última palabra! ¡Eres un idiota!"

Cesare miró a Selene, estaba furioso. —¡Y tú eres una inmadura, mira lo que ocacionaste!.

La discusión continuó, con ambos culpándose mutuamente por su situación. Pero mientras discutían, no se dieron cuenta de que el buque estaba cambiando de rumbo, y que la costa italiana se estaba acercando.

De repente, se escuchó un ruido en la escalera. Viktor, el capitán, bajó a la bodega con una sonrisa en su rostro.

—¡Buenos días, mis queridos pasajeros!, dijo. Espero que hayan pasado una buena noche. Pronto llegaremos a nuestro destino.

Cesare y Selene se miraron, confundidos. ¿Qué destino? ¿Y qué planes tenía Viktor para ellos?...

Alessandro Saracino sonrió. Sabía que la mercancía había sido entregada y se encontraba rumbo a Italia.

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El avión de Danielle y Eleonora aterrizo en Burhan, los hombres de Sharif las estaban esperando, Isra les dio la bienvenida en el palacio, el médico le había prohibido volar así que ella se quedaría en Burhan hasta el nacimiento de su hija, Sharif solía viajar constantemente.

— Tu tía está en el desierto, volverá esta tarde dijo Isra.

— ¿ Cuánto falta?, pregunto Danielle apoyando su mano en el vientre.

— Seis semanas, estoy preparando la habitación exclamó Isra muy sonriente.

— Lo que quiere decir que el general Bakhur está en su peor momento exclamó Eleonora.

— En cualquier momento lo estrangularé, no me deja mover del palacio.

— Haciendo que mi esposa hable mal de mí dijo Sharif al escucharlas.

— Sería incapaz de hacer algo así dijo Eleonora.

— Compórtate no quiero tener que encerrarte como a Asher.

— ¿Así que intentaste diciplinarlo? , ni a latigazos dijo Eleonora riéndose...

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Había ido a Nueva York para cerrar un importante negocio y en aquel momento estaba celebrando la adquisición con los directivos, los que habían ejecutado la despiadada compra.

Los de la otra empresa no habían querido venderla, pero el Príncipe Rashad Bakhur había forzado el negocio. Y había conseguido lo que quería. Siempre lo conseguía…

Rashad sintió una punzada de deseo; el deseo de un cazador, el de un depredador.

Rashad estaba preparado para cazar. Había cosas peores que forzar a una mujer a casarse contra su voluntad.

Al sonido de la música, Rashad observó alinearse en formación a las delgadas y elegantes chicas, vestidas con ajustados y diminutos shorts blancos y negros. Botas de cuero hasta las rodillas.

Rashad las miró una a una, y descubrió a la hija de Khalil Hazbun la última de la fila.

Delgada, con el cabello largo castaña con unos mechones dorados, llevaba unos pequeños apliques tapando sus senos.

Qué haria Khalil si viera que su hija estaba exhibiciendo sus encantos. Rosse Hazbun tenía problemas. Y más de uno. Primero ajustaría cuentas con ella y luego se la entregaría a su padre.

Rashad apretó la mandíbula, nunca se había sentido tan tonto, la había respetado, había hecho lo que un hombre de honor haría, pedido permiso a sus padres y pedir su mano. Habían acordado que se casarian cuando el terminará sus estudios y que había hecho ella, había huido de casa, cancelado su compromiso sin darle la cara y había posado desnuda, Rosse tenía demasiados pecados encima y el se los cobraria todos...

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