La leyenda del Jeque Negro

El desierto de Dahna Al-Harami se extiende como un mar de arena infinito, con dunas que se elevan y se desploman en un ritmo eterno. La arena es de un color dorado claro, que brilla como el oro bajo el sol del mediodía. En algunos lugares, la arena se vuelve más oscura, casi negra, como si estuviera teñida por la sombra de las rocas que se alzan en el horizonte.

Las rocas son monumentales, con formas erosionadas por el viento y la arena. Algunas de ellas se elevan como torres, mientras que otras se extienden como plataformas, como si fueran los restos de una civilización antigua. La piedra es de un color rojizo, como si estuviera teñida por la sangre de la tierra.

En el horizonte, se ven las siluetas de las montañas, como si fueran los guardianes del desierto. Las montañas son oscuras y misteriosas, con picos que se elevan hacia el cielo como si fueran las garras de un animal gigante.

El cielo es de un azul intenso, casi violeta, como si estuviera teñido por la magia del desierto. Las nubes son raras, pero cuando aparecen, son como grandes barcos que navegan por el cielo.

El viento es caliente y seco, y lleva consigo el olor a arena y a roca. El silencio es casi absoluto, roto solo por el susurro del viento y el crujido de la arena bajo los pies.

A las siete de la mañana de un miércoles cualquiera, tan caliente y soleado como solo el desierto de Dahna Al–Harami puede ser un poderoso consorcio empresarial celebraba una reunión para comenzar el negocio más grande del mundo era sociedad de varios paises arabes. El grupo de 6 hombres el jeque Sharif Bakhur, junto al Jeque de Jaddara Akram Hassan, el Jeque Durham Kalen Al- Halabi? el Jeque de Dhahabiya Murat Niri , el Jeque Malek Hazbun como representante de Raleigh y el Jeque Yassir Al‐ Daher acababan de crear Hielo del Desierto una enorme compañía, que traería riqueza y prosperidad a la región.

Gracias a haber descubierto enormes pozos de petróleo en las arenas del desierto de Dahna Al–Harami y una enorme mina. Este desierto que durante años había sido motivo de guerras, traiciones y alianzas. Hoy era el bastión de la sociedad de estos seis hombres, el presidente de esta sociedad era Sharif Bakhur ya que sus lazos de sangre y familiares con Jaddara, Dhahabiya y Raleigh y al ser el Rey de Marambit y futuro soberano de Burhan. Lo convertian en el hombre indicado. Incluso Yassir y Kalen que solo tenían un lazo de amistad daban fe qué Sharif sé regia bajo los más altos preceptos de honor y lealtad qué un hombre podía tener.

La iluminación, discreta, era perfecta para leer la letra pequeña de un contrato, y el emplazamiento era digno de sus majestades, una lujosa residencia en el corazón de Dahna Al–Harami. Sentados a la mesa junto a Sharif estaban dos hombres glamurosos y siniestros.

Sharif, Akram y Murat estaban molesto una periodista había escrito una noticia que hacía perder toda la credibilidad al negocio. Sharif tomo el periódico y comenzó a leer.

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Según la leyenda, el Jeque Negro es un hombre poderoso y enigmático que ha vivido durante siglos en el desierto. Se dice que tiene el poder de seducir a cualquier mujer que se cruce en su camino, utilizando sus habilidades en el arte de la seducción y sus objetos mágicos.

Se cuenta que el Jeque Negro posee una colección de inciensos afrodisíacos que pueden despertar la pasión y el deseo en cualquier mujer que los inhale. Estos inciensos están hechos de las esencias más raras y exóticas del desierto, y se dice que tienen el poder de hacer que cualquier mujer se sienta irresistible.

Además de sus inciensos, el Jeque Negro también utiliza pañuelos de seda para seducir a sus conquistas. Estos pañuelos están tejidos con hilos de seda fina y están impregnados con el perfume de las flores del desierto. Se dice que cuando el Jeques negro envuelve a una mujer con uno de estos pañuelos, ella se siente envuelta en un abrazo mágico que la hace sentirse irresistible.

Muchas mujeres han intentado encontrar al Jeque Negro, atraídas por su fama de seductor y su poder misterioso. Pero pocos han logrado encontrarlo, y aquellos que lo han hecho han regresado cambiados para siempre.

Así que, si alguna vez te encuentras en el desierto Dahna Al-Harami, y escuchas el susurro del viento en las dunas, no te sorprendas si sientes la presencia de el Jeque Negro. Puede que esté cerca, acechando para secuestrarte esperando a que te entregues a él…>>

Yassir y Zaid comenzaron a reirse, lo que solo aumento el fastidio de Sharif.

— Aún no se me ha dado por secuestrar mujeres dijo Yassir.— Sharif enarco una ceja.

— A mí menos, imagina podrían pensar que me las quiero quedar exclamó Zaid.

— Pues a tu padre no le importaría que te la quedaras si te lleva al altar. — Zaid negó con la cabeza.

—Isra tiene herederos de sobra, así que estoy cubierto exclamó Zaid.

— Nos estamos desviando del tema, nadie te tomará se tomará en serio al consorcio con esta reputación exclamó Sharif.

— Averiguaré de donde salió el rumor dijo Yassir.

— Está bien, esta semana recibiré a Asher y el geólogo. Si alguno quiere sumarse a la reunión será bienvenido. Por cierto mi tía y primas estarán llegando a Jazzaera ellos próximos días me preocupa su seguridad.

— No te preocupes Sharif me ocuparé de que sean bien recibidas.

— En lo personal metería a Eleonora una temporada en un calabozo rodeada de camellos dijo Zaid.

Yassir sonrió Eleonora Zouvelekis era el tipo de mujer que te discutiria hasta de que color es el cielo.

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