Los hijos de Henry.

Asher se acercó a la puerta de la celda, mirando a su primo con una expresión de incredulidad y enfado.

—Sharif, eres un verdadero amigo, dijo Asher, con sarcasmo. —Me dejas en una celda infestada de pulgas y ratas, y me amenazas con que mi padre va a venir a ocuparse de mí. ¿Qué más puedes hacer para hacerme la vida más facil?

Sharif se detuvo en la puerta y se volvió hacia Asher, sonriendo.

—Podría dejar que te azotaran en público, luego de presenciar los latigazos de Latifa dijo Sharif. —O podría dejar que te encarcelaran durante varios años. Pero no, prefiero darte una oportunidad de reflexionar sobre tus acciones y de cambiar tu comportamiento. Así que, en realidad, estoy siendo muy generoso contigo.

Asher se enfureció al escuchar las palabras de su primo pero sabía que no podía hacer nada para cambiar la situación. Se dejó caer sobre la litera, resignado a su suerte.

—Gracias, Sharif, dijo Asher, con ironía. —Eres un verdadero amigo.

Sharif regresó al palacio, después de haber resuelto la situación de Asher y Latifa. Al entrar en el palacio, se dirigió hacia sus aposentos, sintiendo un gran alivio por haber podido resolver la situación de manera que todos quedarían satisfechos, menos Asher.

Al llegar a sus aposentos, se encontró con su padre, sentado en un sofá de la sala, leyendo un libro. Karim levantó la vista y sonrió al ver a su hijo.

— ¿No te mande a dormir?, ¿ qué haces aquí?, deberías estar descansando.

Karim sonrió.—¿Cómo te fue? ¿Lograste resolver la situación?

Sharif asintió y se sentó en un sofá frente a su padre.

—Sí, dijo Sharif. —Logré resolver la situación de manera justa y compasiva. Le concedi el divorcio al Jeque Issidri, ella cargara con la culpa. Deberás recibirlo. Latifa... bueno, Latifa va a estar bajo nuestra protección y cuidado. No puede quedarse aquí, con respecto a Asher lo deje en la celda pasara la noche ahí hasta que llegue mi tío y vaya por él

— ¡Sharif! exclamó Karim, aunque no estaba muy sorprendió, su hijo era muy estricto.

— Papá ni siquiera sé arrepiente de lo que hizo, cuando paso lo de Cesaré al menos era una mujer soltera. Unas horas de encierro lo harán reflexionar, por cierto le exigiré que se haga cargo de Latifa.

— ¿Lo obligarás a casarse con esa mujer?, pregunto Karim.

— No, pero ella no puede quedarse aquí, así que le exigiré la lleve a occidente y se ocupe económicamente de ella.

—Me alegra saber que todo salió bien, dijo Karim. —Eres un verdadero líder, Sharif. Un líder justo y compasivo.

Sharif sonrió y se inclinó hacia su padre.

—Gracias, padre, dijo Sharif. — Pero debo confesar que tuve un gran maestro. Hora de que vayas a dormir.

Karim sonrió se puso de pie.— Descansa hijo, se despidio de el y se dirigió a sus aposentos.

Sharif se dirigió a su habitación en cuanto ingreso y cerró la puerta, la luz se encendió.

—¿Es que nadie duerme en esta casa?, exclamo Sharif caminando hacia la cama mi padre estaba en la sala y tú aquí despierta.

Isra sonrió.—Estaba preocupada respondió mirando a su esposo mientras se quitaba la ropa.

—Ya la liberaron a Latifa y les concedi el divorcio. Le exigiré a Asher que la lleve a occidente y se ocupe de mantenerla no se puede quedar aquí comento Sharif acomodándose junto a su esposa.

— ¿Piensas que Issidri dará el asunto por terminado?, pregunto ella.

— Papá lo va a recibir, espero que favoreciéndolo un poco lo de por terminado. Por las dudas lo tendré bajo vigilancia.

— Gracias por liberarla exclamó Isra besándolo en el pecho.

— De nada ahora duerme mi bella niña debe dormir dijo Sharif acariciando el vientre de Isra.

Asher miraba el techo de la celda, ¿ en serio lo haría esperar hasta que llegara su padre?, su primo no podia ser tan terco.

Rashad se encontraba en su oficina de Londres, con unas vistas impresionantes del Río Tamesis, llevaba meses trabajando junto a su tío Chris en Beaumont Enterprises. Era el director general de operaciones desde que su primo Dante había sido apartado por su padre hacía unos meses. Aunque era un trabajo momentáneo, tarde o temprano él debería ocupar el lugar de su hermano en las empresas, de momento Sharif se ocupaba de todo, pero pronto lo dejaría y él quería adquirir la mayor experiencia y nada mejor que hacerlo junto a su tío además vivir en Londres tenía sus compensaciones como toda la libertad para disfrutar de las mujeres, ya que era un hombre libre, dado que su dulce y bella prometida le había arrojado el anillo a la cara para instalarse en New York para cumplir su sueño de ser una estrella, tarde o temprano saldaria esa vieja deuda con Rosse Hazbun.

Esa noche Rashad fue a Esparta, sus primos Dante y Christopher se encontraban ahí junto a Cesare y Constantine. Riéndose de la desventura de Asher, su tío John había tenido que viajar a Brasil en reemplazo de Henry quien se encontraba en Burhan.

— No puedo creer que lo dejara en la cárcel dijo Dante riéndose.

— Pues a mi me extraña que no lo hiciera azotar dijo Christopher riéndose.

— Ahí viene el hermano del reo dijo Cesaré burlándose al ver a su primo Charles ingresar.

Charles Beaumont era un hombre de 28 años con una ambición insaciable, siempre había estado rodeado de lujos y privilegios.

Charles había estudiado abogacía en la Universidad de Harvard, donde se había graduado con honores. Sin embargo, su verdadera pasión no era la justicia, sino el poder. Siempre había estado fascinado por la política y había decidido incursionar en ella para aumentar su influencia y control.

Con su apariencia impecable y su sonrisa encantadora, Charles podía engañar a cualquiera. Sin embargo, detrás de su encanto y elegancia, se escondía una persona fría y calculadora que no dudaba en hacer lo que fuera necesario para alcanzar sus objetivos.

Charles era un líder autoritario que no toleraba la oposición. Era capaz de manipular a las personas para que hicieran lo que él quería, y no le importaba pisotear a otros para alcanzar el poder.

Su objetivo a largo plazo era convertirse en presidente de los Estados Unidos y gobernar el país con mano de hierro. No importaba cómo lo lograra, siempre y cuando alcanzara su objetivo.

Con su ambición insaciable y su falta de escrúpulos, Charles Beaumont era un hombre peligroso que no debía subestimarse...

Asher escucho los pasos y al girar el rostro se encontró con la fría mirada de desaprobación de su padre.

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