Desafortunadamente, Me Enamoré De Mi Mejor Amigo.

Capítulo 19

Mari llega a casa de los Rossi y empieza a buscar a Murilo. Mira por toda la planta baja y luego sube a su habitación. Mariana está tan enfadada con su mejor amigo, que ni siquiera llama a la puerta, entra directamente y encuentra a Murilo tumbado en la cama, sólo en calzoncillos y jugueteando con el móvil. Mari se arrepiente al instante de no haber llamado antes.

Mari: ¿Se puede saber por qué estás así conmigo?

Murilo: ¿Se puede saber por qué entras en mi habitación sin permiso?

Mari: Te he hecho una pregunta primero, Murilo Rossi. Respóndeme.

Murilo: No me das órdenes.

Mariana pone los ojos en blanco ante su actitud infantil y se acerca a él, hasta la cama. No entendía nada y empezaba a disgustarse, pues nunca antes se habían peleado.

Mari: Murilo, deja de ser infantil.

Murilo: ¿Infantil? ¿Yo? Jaja Mariana, tú empezaste.

Mari: ¿Yo? ¿Estás loco, Murilo? Sólo quería hablarte de una persona que he conocido, eres mi mejor amigo y me gustaría que fueras de los primeros en saberlo, pero estas últimas 3 semanas no nos hemos visto y me gustaría hablar contigo en persona, Murilo.

Murilo: No quiero saber...

Mari: Deja de ser idiota, Murilo. ¡Por Dios! ¿Por qué te comportas así?

Murilo: ¿Cómo puedes querer a alguien que apenas conoces?

Mari: Cuando sepas quién es, lo entenderás, Murilo. Por favor, eres mi mejor amigo, para con esto.

Murilo: No quiero conocer a ningún novillo tuyo.

Mari: ¿Qué novio, Murilo? ¿Te has vuelto loco? No estoy hablando de ningún novio, no tengo novio. ¿Estás celoso de alguien que no existe? Jaja.

Murilo: Pues sabes qué... ¡Lo estoy! ¡Sí que lo estoy! Tengo muchos celos porque yo am...

Mari: Nunca nos hemos peleado, Murilo. Y ahora estamos discutiendo por alguien que no existe. No sabes cuánto me duele.

Murilo: Mari...

Mari: Estoy cansada de todo esto.

Murilo: Mah, por favor...

Mari: ¿Quieres hacer el favor de levantarte de una puta vez de esa cama?

Murilo: ¿Para qué?

Mari: Ve a ponerte algo de ropa. Hoy nuestra familia va a pasar el día en el lago. Ahora levántate y ve a vestirte.

Murilo: ¡Que no! Tampoco quiero conocer a nadie.

Mari: ¡Sí que vas! Vas a ir conmigo al lago, hay una personita que tienes que conocer y a la que quiero mucho.

Murilo: No...

Mari: ¡Ahora, Murilo!

Murilo: ¡No me das órdenes!

Mari: ¡Soy mayor que tú!

Murilo: ¡3 minutos!

Mari: Sigo siendo mayor. ¡AHORA LEVÁNTATE DE UNA PUTA VEZ, PONTE ALGO DE ROPA Y VÁMONOS!

Murilo pone mala cara, pero obedece a la mujer. Mari se tira en la cama y se queda esperándole mientras trastea con el móvil. A los pocos minutos, sale del vestidor ya vestido con una camiseta de tirantes y unos pantalones cortos. Mari se levanta y sin decir nada lo coge de la mano y juntos bajan las escaleras.

Mari: Vamos a pasar primero por mi casa, necesito ponerme algo más cómodo para el día de hoy.

Murilo: ¡Vale!

Se dirigen a su casa y, al llegar, ya no queda nadie. Murilo la espera en el sofá y Mari sube a su habitación.

Mari: Oh, hombrecito difícil, señor.

Dice Mari, pero luego sonríe con todo lo que ha pasado. Elige ropa cómoda y, una vez lista, sale de la habitación y se reúne con su amigo. Murilo, al oírla bajar las escaleras, silba, haciéndola enrojecer.

Murilo: Qué guapa.

Mari: Lo sé, jaja.

Murilo: Creída jaja. Pero, ¿y el bikini? ¿No te vas a bañar?

Mari: Hoy no.

Murilo: ¿Estás en esos días?

Mari: ¡También! ¿Vamos?

Murilo: Sí, señora.

Él le tiende la mano y juntos, cogidos de la mano, caminan por la finca Sanna hasta llegar al lago.

Van directos a la casita que hay allí, porque saben que la pandilla estará allí. Es una casa rústica, sin muchas pretensiones, que se encuentra a pocos metros del lago.

En cuanto llegan, Murilo frunce el ceño al ver un cochecito de bebé. Mari le suelta la mano y va a coger a su hija, que está dentro del cochecito entretenida por Luiza. Olivia, al ver a su madre, se anima más de lo que ya estaba.

Mari: Hola, mi amor. Mamá te echaba de menos, ¿lo sabías?

Luiza: Ni se ha enterado, ¿te lo puedes creer? Bueno, claro, con una tía así, nunca te echaría de menos jaja.

Mari: Te crees muy importante, jaja.

Mariana mira con una sonrisa a Murilo y se da cuenta de que está parado un poco lejos de ellas observando la escena. Mari se acerca a él con la niña.

Mari: Lilo...

Murilo: ¿Tienes una hija? ¿Desde cuándo? ¿Estaba en Portugal? Mariana, explícame esto.

Mari: Tranquilo jaja. Sentémonos en un lugar más apartado y te lo explico todo.

Murilo asiente todavía en shock, pero acompaña a su amiga hasta un sofá que hay allí. Mari se sienta y sienta a la niña en su regazo. Olivia mira con curiosidad al hombre que tiene delante, al igual que Murilo mira a la niña.

Mari: Esta es la personita que quería presentarte, Lilo.

Murilo: ¿Por qué no me lo has dicho?

Mari: Porque quería decírtelo en persona. Al día siguiente de llegar aquí, fui al orfanato y conocí a Olivia. Fue amor a primera vista, Murilo. Me enamoré y me encariñé de ella en el primer segundo. Olivia lloraba desesperadamente y sólo se calmó cuando la cogí en brazos. A ella también le gusté, sólo se calmaba conmigo. Al día siguiente, mi familia y yo fuimos a verla, me hicieron ver que ya no puedo vivir sin mi niña, así que decidí adoptarla.

Murilo: ¿Lo has conseguido?

Mari: Estoy en ello. Voy a verla todos los días, por la mañana y al final de la tarde. Hoy cumple 4 meses y el juez que lleva su caso me ha dejado traérmela a casa, pero todavía hoy tengo que ir a dejarla al orfanato.

Murilo: Pero ¿y su familia, Mah?

Mari: Sus padres murieron en un accidente y el resto de la familia no quiso hacerse cargo de ella. Ya no puedo vivir sin ella, Lilo. Olivia se ha convertido en mi vida. No estaba en mis planes ser madre ahora, sobre todo soltera, pero ella llegó y lo cambió todo. Siento no habértelo dicho antes, Lilo. Es que quería decírtelo en persona y, al mismo tiempo, presentártela.

Murilo: No pasa nada, Mah. Siento el numerito de antes, yo...

Mari: No te preocupes jaja.

Murilo: ¿Puedo cogerla?

Mari: ¡Claro! Sólo que es un poco tímida, pero después se acos....

Murilo no deja que la mujer termine de hablar y coge a la niña. Olivia, en cuanto está en sus brazos, lleva su manita a la barba incipiente de él y la extraña sensación la hace reír.

Murilo: ¿Qué decías? Jajaja.

Mari: Enhorabuena, eres la segunda persona a la que no encuentra rara a la primera jaja.

Murilo: ¿Y la primera?

Mari: Yo, claro, Murilo. ¿Quién si no?

Murilo: Por eso te eligió para ser su madre.

Mari: ¡Sí!

Murilo: Entonces eso significa que me ha elegido para ser su padre.

Mari: De eso nada...

Murilo: Es la realidad, Mariana. Aprende a compartir a nuestra hija con papá.

Mari: ¿Murilo?

Murilo: Será mejor que te vayas acostumbrando, Mariana. Voy a ser su padre.

Mari: No te he dado permiso para eso.

Murilo: Quien decide eso es Olivia, ¿verdad que sí, hija?

Le hace cosquillas a la niña, haciéndola reír a carcajadas. A Olivia le ha gustado Murilo. Mari siente un poco de celos, después de todo, hasta hace un rato, la pequeña sólo la quería a ella.

Mari: ¿Puedes devolverme a mi hija, Murilo Rossi?

Murilo: ¿A NUESTRA hija? ¡Claro que sí, mi amor! Jaja.

Intenta entregarle la niña a la madre, pero Olivia no quiere irse, se agarra con fuerza a la camisa del hombre y empieza a llorar.

Mari: Pues quédate con ese hombre tan feo.

Mariana se marcha dramatizando, Murilo sonríe mucho y, para su sorpresa, la pequeña también se ríe. Mari entra en la casa y se tira en el sofá con los brazos cruzados.

Mari: Traidora.

María: ¿Qué pasa, cariño?

Mari: Mira allí...

Señala hacia donde están los dos y los demás miran en esa dirección. Murilo venía con Olivia en brazos y la niña no paraba de sonreír.

Murilo: ¡Papá, mamá, tengo una hija! Jaja.

Paulo: Qué maravilla jaja.

Mari: No has ganado nada, Murilo. Es mi hija.

Murilo: ¡Anda! Olivia me ha cogido cariño a la primera.

Mari: Ay...

Murilo: Olivia necesita un padre y no hay mejor persona para ocupar ese lugar que yo.

Mari: No qu...

Murilo: Todos estáis de acuerdo en que seré el padre ideal para Olivia, ¿verdad?