Mariana estaba muy feliz, por primera vez llevaría a su pequeña a casa y principalmente hoy que es un día especial para la bebé. Apenas llegan a casa, Mari saca a su hija de la sillita, coge el bolso y entran en casa. Ella sabía dónde estaban sus padres a esa hora, así que deja el bolso de su hija en el sofá y se dirige al comedor, como imaginaba, María y Octavio estaban desayunando.
Mari: Mira quién ha venido a pasar el día con nosotros jaja
Otto: No me lo puedo creer.
Olivia, al ver a sus abuelos acercarse, comienza a agitarse en brazos de su madre. María coge a su nieta y la llena de besos, al igual que Otto.
María: ¡Qué sorpresa tan buena!
Mari: ¡Sí! El juez le ha dado permiso para pasar el día de hoy con nosotros. Estoy tan feliz.
Otto: Eso merece una celebración. De hecho, dos celebraciones. Una por su llegada y otra porque es el cumplemes de la nieta más guapa del mundo.
Olivia parece entenderlo y suelta un gritito sonriendo, haciendo que los abuelos y la mamá se derritan. Vuelven a la mesa del comedor y Mari aprovecha que la pequeña está con su abuelo para poder desayunar.
María: Esta princesita está cada día más lista.
Mari: ¡Mucho! Parece que entiende todo lo que decimos.
Otto: Cariño, sujétala unos minutos, voy a llamar a mi secretaria para cancelar todo lo que tengo hoy. Hoy voy a tomarme el día libre para estar con mi familia, hoy es un día de celebración.
María: Estás emocionado, ¿eh? Jaja.
Otto: Mucho jaja. Voy a quitarme esta ropa de trabajo y a ponerme algo más informal. Vamos a pasar el día en el lago.
Mari: Voy a hablar con mi hermana y llamar también a los Rossi, les encanta Olivia.
María: Tenemos que encargar una tarta también para celebrar un mes más de Olivia.
Otto le entrega la nieta a su esposa y se marcha. Mari, mientras come, se queda charlando con su madre sobre el día, sobre lo que iban a hacer. Unos minutos después, van al salón, Mariana coge a su hija y se queda jugando con ella.
María: Ya he avisado a Luiza y también a Cintia.
Mariana: Seguro que en cuanto vean el mensaje, vienen corriendo jaja.
María: Hasta yo vendría después de saber que esa niña está aquí jaja.
Mari: ¿A qué hora vamos al lago? Necesito organizar algunas cosas para Olivia, no quiero estar yendo y viniendo.
Otto: Nos vamos dentro de un rato, hija.
Mari: ¡Vale! Además de este bolso, también quiero llevar algunas cosas más. Por favor, quédense con ella, ahora vuelvo.
Octavio coge a su nieta y se acomoda junto a su esposa. Mari, que ya había comprado algunas cosas para su hija, va a la habitación que le estaban preparando a Olivia y empieza a coger algunas cosas más para llevar. El lago está situado en su propiedad y también en la de los Rossi, pero al estar un poco alejado de la casa, prefirió llevarse todo lo que necesitaba. Después de organizar todo, coge el móvil y llama a Murilo, una, dos, tres veces y a la cuarta contesta.
Llamada en curso...
Murilo: ¿Qué pasa, Mariana?
Mari: ¿Sigues enfadado, Murilo?
Murilo: ¡No!
Mari: ¿No? ¿Y por qué me hablas así? ¿Qué he hecho tan malo para que estés así conmigo?
Murilo: ¡Nada!
Mari: Deja de ser idiota, Murilo. Pareces un niño pequeño mimado. ¿Dónde estás? Quiero hablar contigo en persona.
Murilo: ¿Qué quieres hablar?
Mari: Sobre lo mismo de ayer.
Murilo: No quiero hablar, no quiero saber nada.
Mari: Pero qué mie***, Murilo. ¿Por qué estás así? ¿Qué he hecho mal?
Murilo: ¡Tengo que colgar!
Mari: ¿Dónde estás, Murilo?
Murilo: No te lo voy a decir.
Fin de la llamada...
Mariana ya estaba empezando a irritarse con todo aquello, coge el bolso con todo lo que había organizado para la bebé y sale de la habitación dirigiéndose a donde están todos. A medida que va bajando las escaleras, percibe que el salón está muy animado con la llegada de Luiza y Fred, Cintia y Paulo. Saber que Olivia es querida por todos los que están allí, hace que su corazón se caliente y una enorme felicidad crece en su interior.
Otto: Paulo, yo tengo una nieta y tú no.
Paulo: Yo estoy jubilado y tú no.
Cintia: Allá vamos jaja.
Otto: Eso se va a solucionar dentro de unos meses, mi querido amigo. Entonces estaré jubilado y con una nieta.
Paulo: Y además, dentro de poco Federico me va a dar un nieto también...
Fred: Yo...
Otto: ¡Entonces tendré DOS nietos y tú sólo uno, porque por suerte, mi hija está casada con tu hijo jaja!
Luiza: Eh eh, vamos a parar aquí.
Mari: Estos dos parecen dos niños pequeños mimados, restregándose sus logros en la cara jaja.
María: Es verdad.
Mari se acerca a los demás y los saluda con cariño.
Mari: Cintia, ¿está Lilo ahí?
Cintia: Sí que está.
Mari: ¿Puedo pasar a verle? Necesito hablar con él.
Cintia: Claro, querida. Sólo tienes que entrar y preguntar por él.
Mari: ¡Gracias! Cuiden de mi hija y cualquier cosa me llaman.
Otto: Ya nos vamos al lago, id vosotros luego.
Mari: ¡Vale!
Da un besito a su hija y luego se va a casa de su mejor amigo, quería resolver esa historia de una vez. No entendía por qué estaba así.
María: ¿Cuándo se van a arreglar estos dos?
Paulo: No lo sé, sólo espero que sea pronto, porque yo también quiero tener una nieta jaja.
Otto: ¡Oye!
Luiza: Casi se besan al día siguiente de que ella llegara, pero el cabezota de Federico los interrumpió.
Cintia: ¿Fred?
Fred: Yo sólo iba a decirles que se besaran de una vez. Vaya, sólo ellos no se dan cuenta de que están enamorados el uno del otro.
Luiza: No, cariño. Ellos saben que están enamorados, sólo que no quieren decírselo el uno al otro.
María: Su amistad siempre está en primer lugar. Creo que están ocultando ese sentimiento por eso, tienen miedo de perder la amistad el uno por el otro.
Paulo: A veces creo que ya están juntos y todavía no han dicho nada.
Otto: ¿Será?
Luiza: Creo que no. Ella me lo diría.
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