11. De vuelta a Rojo

Karoly había sido recibida en Fontana por sus grandes amigos, y las reinas con los príncipes Josag y Kuzelny fueron a Reviere, mientras el rey Georgeus y el príncipe heredero Fortem se quedaron en el palacio.

Krasa no pudo dejar desapercibida la mirada perdida de Karoly mientras los pequeños jugaban en el jardín, su amiga vivaz y divertida, ahora lucía taciturna y demasiado quieta para su habitual espíritu inquieto.

- “¿Tanto te preocupa el poder de Kuzelny?, ella va estar bien, te lo aseguro, todas las familias reales tienen diferentes poderes, y ninguna ha corrido riesgos por ellos”, dijo Krasa.

- “Estuve estudiando sobre el enigma rojo, y sabes que para que se despierta, ella deberá odiar, me preguntó si podrá vivir con ese odio en su corazón”, comento Karoly con un suspiro.

- “¿Nunca has odiado?, lo has hecho varias veces y te has cobrado caro cada vez que te han hecho daño, pero eso no te convierte en una mala persona, solo no dejas que eso te consuma, y eso es lo que debes enseñarle a la pequeña; ella es dulce, efusiva y llena de alegría; deja de tener tanto miedo, no es bueno”, manifestó Krasa.

- “A veces quisiera ser como tú, más calmada, positiva y creer que todo va a salir bien de alguna manera, pero no puedo es como si algo me dijera que, si no hago algo, todo va a ser un desastre”, expresó Karoly afligida.

- “Karoly, creíste que nunca ibas a ser madre, y prácticamente lanzaste a Carpio a los brazos de otra mujer, te confieso que pensé que eso traería de vuelta al que alguna vez fue, ¿y qué pasó?, tuviste a tu hija, y creaste innecesariamente otra familia al hombre que amas. Ya no puedes actuar como hace diez años, no arriesgues a tu familia por el miedo, podrías resultar sufriendo más”, aconsejó Krasa a Karoly.

Karoly recordaría años más tarde las palabras de su amiga como un cuchillo clavado en su corazón, una advertencia que debió escuchar detenidamente; pero su obsesiva fijación en el poder del enigma rojo, hizo que pasara una semana muy angustiante, peor fue tratar de mantenerse serena, mientras les decía a sus amigos que volvía al castillo de Susumira, cuando realmente iba a ir primero al ducado de Husag, para mantener ahí a los oficiales de Susumira que la custodiaban, mientras se camuflaba para ir a Rojo con su hija.

Lord Halal queda observando al Rey Carpio, quien mira desde el despacho a Lady Tiurname jugando con su hijo, algo lucía diferente en el monarca, que lo hacía recordar al Carpio que tomaba todo lo que deseaba.

- “Es cierto que hay mucho trabajo, pero debería ir a ver a la reina Karoly, un par de días, parece que la extraña y puede confundir las cosas”, dijo Halal.

- “¿A qué te refieres?”, preguntó Carpio.

- “Si me deja hablar como amigo”, respondió Halal.

- “Siempre puedes hablar como amigo”, comentó Carpio, yendo a sentar.

- “Parece que Lady Tiurname no le es indiferente ahora”, manifestó Halal.

- “Es la madre de mi hijo, no tendría que serme indiferente”, dijo Carpio.

- “La mira con deseo, no hacía eso antes”, expresó Halal mirando directamente al gobernante.

- “Te parece”, manifestó Carpio, esquivando la mirada.

- “No me engañas, llevas días mirándola diferente, si es provocado por la lejanía de la reina, deberías ir a verla y sosegar el espíritu”, afirmó Halal.

- “¿Sosegar el espíritu?, que ironía, Karoly y yo solo nos ignoramos últimamente, ella parece nunca entenderme, estoy harto de ceder todo el tiempo, se calla las cosas, está perdida en sus pensamientos y por más que intento conectarme con ella, pareciera que fuera una pantomima de quien alguna vez fue ella, finge incluso en… (guardó un silencio incómodo), en fin, no tengo ganas de ir a verla… creo que mejor seguimos trabajando”, manifestó Carpio.

- “¿La reina sabe que, si no decidías con quien casarte hasta los 30, le prometiste a tu madre casarte con Lady Tiurname?”, preguntó Halal, Carpio dejó de caminar y volteó a mirarlo. “Pese a los comentarios de su origen, tu madre pensaba que ella era adecuada para ti, aún sin toda la preparación; porque era en muchos sentidos parecida a Krasa, calmada, afectuosa, de nobles sentimientos, capaz de ser la paz que tu impetuoso espíritu necesitaba; esas del tipo que siempre fueron tu ideal de esposa, además se parecía un poco a la arquera que te dejó deslumbrado en Fontana, por eso aceptaste, Lady Tiurname era muy joven por eso era necesario esperar algunos años, pero tu viaje a Rojo te llevó a Karoly, te enamoraste de ella y decidiste hacerla tu esposa. Si no pones un alto al deseo que evidentemente ha despertado en ti, Lady Tiurname, si cedes a ello terminarás lastimando a las dos, si ambas fueran diferentes como aquellas con las que acostumbrabas a salir no te diría nada, pero ellas no son así, sus sentimientos son sinceros, si las lastimas será un infierno para ti, a una tú la amas profundamente, y a la otra le tienes un gran cariño; las dos te terminarán odiando y tú te convertirás en un ser horrible por la culpa”, terminó de decir Halal y volvió a su trabajo.

Aunque Carpio podía entender lo que su amigo le decía, le era imposible tener control total de ese deseo que inexplicablemente había aparecido, tal vez Halal tenía razón, si iba a ver a Karoly se la iba a ir toda esa sensación, después de toda siempre fue ella quien despertaba todo en él, amor y pasión, desde que empezaron ella se convirtió en todo su mundo.

Cuando Carpio llegó al palacio de Fontana, el primero que salió a recibirlo fue el príncipe Fortem, quien se alegraba al verlo, porque aun desde pequeño siempre entendió su necesidad de ser diestro en el manejo de la espada; además podía ver el aura de divinidad que emanaba, aunque en esa ocasión lucía algo distinta, menos brillante y más opaca.

Después de enseñarle unos movimientos rápidos que alegran al joven príncipe, ingresa con él al palacio, causando la sorpresa de Krasa, que venía con Josag de la mano.

- “No sabíamos que venías, Georgeus fue a una expedición. Toma asiento, espero poder ayudarte”, dijo Krasa después de los saludos protocolares invitándolo a sentarse.

- “No se preocupe Su Majestad, vine a ver a mi reina y mi princesa”, dijo Carpio.

La mirada de sorpresa de Krasa lo confundió, era mediodía y si la familia real de Fontana estaba en el mismo lugar, se suponía que Karoly y Kuzelny también lo estuvieran.

- “Su Majestad, Karoly y la princesa llegamos de Reviere hace tres día y luego se marcharon al castillo de Susumira, si estuvo en otro lado, quizás por eso no sabe que ya regresó”, expresó Krasa.

- “Vengo del castillo de Susumira, y ellas no llegaron, ¿algunos de los oficiales de Fontana la acompañaron a la frontera?”, preguntó Carpio.

La reina Krasa ordenó que mandaran traer a uno de los oficiales que acompañaron a la reina de Susumira, y les comentó que dejaron a la reina y la princesa en el ducado de Husag; de pronto Carpio, pudo tener una premonición Karoly y Kuzelny en Rojo, desenterrando algo debajo de un árbol, el recuerdo de su padre, haciendo crecer aquel árbol volvió y una expresión extraña se formó en su rostro; se disculpó de Krasa y dijo que ya sabía donde estaban, se excusó mintiendo que se había olvidado que le habían dicho que pasarían por Rojo; Krasa no creyó del todo esas afirmaciones, más no podía hacer.

Karoly salía de la residencia real de Rojo, con su hija en brazos, cuando las puertas se abrieron se topó con Carpio y su fiera mirada, su corazón se sobresaltó, nunca la había mirado de esa manera, sabía que estaba en problemas.

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