Capítulo 9

Ashley se encontraba en el lujoso baño de su penthouse en Atenas, con los dedos temblando levemente mientras sostenía una prueba de embarazo. Con un suspiro profundo para calmarse, rompió el sello del empaque y extrajo la prueba, siguiendo las instrucciones con meticulosa atención. Después de usarla, dejó el dispositivo en la encimera, su corazón latiendo con fuerza mientras esperaba los resultados.

La ansiedad la devoraba. Hacia seis meses estaba casada con Andreas. Era el monto para expandir la familia ¿no? Constantinos pronto cumpliría un años y que mejor que un hermanito para crecer. Era perfecto para el pequeño.

Ella recordó su infancia con Anabel y sus ojos se empataron por un momento ap recordar a su hermana.

Saliendo del baño, la ansiedad y la anticipación pintaron su rostro mientras llevaba la prueba de embarazo en la mano. Andreas no estaba; había ido a Londres para la inauguración de una nueva oficina de su empresa, dejándola sola con sus pensamientos y temores.

Mirando el reloj, Ashley contó los minutos, cada segundo estirándose como horas. Finalmente, tomó la prueba con manos temblorosas y miró la pantalla. Positiva. Una oleada de emociones la inundó: sorpresa, alegría, y un toque de miedo. “Un bebé,” pensó, “es justo lo que necesitábamos.”

En ese momento, la puerta se abrió y Andreas entró. Ashley, superada por la emoción, corrió hacia él, besándolo antes de mostrarle la prueba de embarazo.

—Mira, Andreas, ¡vamos a tener un bebé! —exclamó, su voz vibrante de emoción.

Andreas, sorprendido, abrazó a Ashley, su rostro mostrando una mezcla de felicidad y algo más profundo y calculador. Por dentro, maldecía. Un bebé ponía en peligro su plan, acelerando la necesidad de actuar.

—Esto es maravilloso, amor —dijo Andreas, su sonrisa escondiendo sus verdaderos sentimientos—. Prepararé algo para celebrar.

—Pero nada de alcohol para mí ¿eh?—dijo Ashley con una risa nerviosa, consciente de su nueva responsabilidad.

Andreas asintió, dirigiéndose a la cocina.

—Por supuesto, amor. Alcohol para mí, y algo sin alcohol para ti —respondió, su tono ligero.

Mientras Andreas preparaba las bebidas en la cocina, Ashley se dejó caer en el sofá, acariciando su vientre con una sonrisa de felicidad inocente. Andreas regresó con dos copas: una con whisky para él y otra con un líquido claro para Ashley, que suponía era agua.

Observando cómo Ashley tomaba de la copa, Andreas pensó con un destello de satisfacción fría, “Tan hermosa y tan ingenua”. La situación era escalofriantemente similar a lo que había hecho con Anabel, un eco oscuro de su pasado resurgiendo en el presente.

Ashley, con una sonrisa iluminando su rostro, terminó su bebida y, llevada por el entusiasmo del momento, sugirió una celebración adicional.

—Deberíamos salir a festejar, ¿y si vamos a la villa que tenemos en las afueras? —propuso, sus ojos brillando con anticipación.

Andreas, sorprendido por la sugerencia pero rápidamente recuperando su compostura, esbozó una sonrisa. La idea le resonó de manera inquietante, recordándole el trágico destino de Anabel. La ironía de la situación, que Ashley podría recorrer un camino similar al de su hermana, le pareció una coincidencia macabra, un regalo del destino que jugaba a su favor.

—Claro, eso suena perfecto —dijo, aunque luego frunció el ceño, fingiendo recordar un compromiso pendiente—. Maldición, se me había olvidado que tengo que arreglar unas cosas en la oficina, un asunto que quedé de ver con William.

Ashley, notando su cambio de expresión, propuso rápidamente una solución alternativa, su deseo de contribuir a la celebración superando cualquier dificultad y contratiempo que pudiera salir.

—Si quieres, puedo ir sola a la villa y preparar todo para cuando tú llegues —dijo, su oferta marcada por una mezcla de independencia y deseo de agradar.

Andreas, viendo una oportunidad en su propuesta, le sonrió con aprobación.

—¿Estás segura? No quiero que te sientas obligada a ir sola —respondió, su tono cuidadosamente medido para mostrar preocupación.

—Sí, estoy segura. Será agradable preparar una sorpresa para ti —aseguró Ashley, su entusiasmo intacto ante la idea de organizar algo especial para ellos.

Andreas, ocultando sus verdaderas intenciones detrás de una sonrisa amable, asintió.

—Entonces está decidido. Ve tú primero, y yo te seguiré en cuanto termine en la oficina —dijo, observando cómo Ashley recogía sus cosas, preparándose para partir hacia la villa.

En su mente, Andreas no podía evitar sentir una oscura satisfacción al ver cómo se desarrollaban los eventos, casi como si estuvieran siendo orquestados por una mano invisible que favorecía sus siniestros planes.

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Comments

Diana Blanco

Diana Blanco

me encanta cuando el enemigo siente que tiene todo ganado para luego sentarse y ver que ha creado un verdadero monstruo de verdadera venganza

2024-05-24

0

valeska garay campos

valeska garay campos

es un maldito 😡

2024-04-12

2

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