Capítulo 6 Culpa del alcohol

Evans

Después de salir del departamento de Candy, no me apetecía ir a mi casa ni quedarme con ella, a pesar de lo que me insistió. A veces me desespera. Pensé que ya le había quedado claro que solo éramos s#x* y ya. A fuerzas quiere que hagamos cosas de pareja, ¡mención casarnos! Esta mujer está loca. Con la única mujer que me quería casar, me dejó plantado. Ella no lo sabe, pero ese es un tema difícil. A pesar de todas sus súplicas, salí de su departamento y me fui a un bar a ahogar las heridas en alcohol. Por más que quise, no pude evitar acordarme del día de nuestra boda, en donde me dejó plantado. Antes de llegar al bar, recibo un mensaje de mi hermano diciéndome que está en mi departamento para que vayamos al restaurante de nuestro mejor amigo. Ignoro su mensaje y le escribo a Cristian disculpándome de no ir, quedando mañana de ir. Hoy mismo no quiero estar con nadie, lo único que quiero es ahogarme en whisky y tequila.

Ya eran las 2 de la mañana. Ya estaba saliendo de aquí. Debo admitir que estaba borracho, pero aún soy capaz de manejar. Estaba en el estacionamiento y me sorprende no ver el carro de la chiquilla. Al parecer, ella también salió. ¿En dónde anda a esta hora y con quién? Ignoro mis pensamientos y me dirijo al vestíbulo. Sorpresa la mía al encontrarme a la chiquilla. Está hermosa. Lleva un vestido negro pegado a su cuerpo. Dios, tiene unas curvas que Jesús nos combinó. Sin darme cuenta, al verme, puede notar la sorpresa y el desagrado en verme, y más al ver que también entro al elevador. ¿Pero qué se cree? ¿Que iba a esperar para no subir con ella o usar las escaleras? Con esta borrachera, soy capaz de comerme las escaleras. Por más que le desagrade, me iré con ella. Dios, se ve tan hermosa. Sé que me está mirando, aunque lo niegue. No es la única, yo también la estoy mirando. Como dije, estoy borracho y cualquier cosa que haga es culpa del alcohol. No aguanto más y la besé. Al principio se sorprendió y se negó, pero después se dejó llevar. Dios, sus labios son el jodido paraíso. Por sus labios me convierto en asesino, si es necesario. Al ser tan pequeña delante de mí, la tuve que cargar. Y Dios, esta mujer me hará volverme loco. Los besos cada vez subían más, y no me importa. La haría mía aquí mismo.

Cuando el elevador se abre, somos interrumpidos por la vecina chismosa del edificio. Nicole se baja de mí y sale prácticamente corriendo hacia su departamento. Yo también estaba por salir tras ella, cuando la vecina me para.

X

—Ustedes lo que son son unos indecentes, sin educación, sin moral. Si el elevador no se hubiera abierto, sabrá Dios lo que hubiera pasado. La fornicación antes del matrimonio es pecado. ¡Pecadores! Esto nunca se hubiera visto. ¡Esto es un edificio decente! Aquí vivimos gente decente. ¿Qué hubiera pasado si hubiera sido un niño el que los hubiera visto y no yo?

—Mire, señora, con todo respeto, a usted ¿qué le importa lo que hagamos ella y yo? Es nuestra vida. No tenemos la culpa de que usted vea tener s#x* como pecado. Ya que usted tiene no sé cuántos años sin siquiera echar un polvo y que usted no tenga s#x* y esté amargada, no se desquite con lo que sí tenemos. Nadie debe meterse en mi vida o en la de ella. De mí, usted podrá decir lo que quiera, pero de ella jamás. Y si un niño nos hubiera visto, ahí su explicación de cómo se hacen los bebés. Es responsabilidad de los padres permitir que los niños estén fuera a esta hora. Y con su permiso, buenas noches. Y si no sabía, el s#x* es bueno para el corazón, se lo dice este cardiólogo. Estoy seguro de que la vecina se encargará de regar el chisme, pero como dije, de mí podrá decir lo que quiera, pero de ella no. Y me encargaré de eso. Si esa mujer sabe lo que le conviene, no abrirá la boca. Después de decirle eso, me dirigí al departamento de Nicole, pero como lo suponía, no me iba abrir. Insistí mucho. Ya cuando me iba, ella abrió la puerta y me besó. Pude sentir toda la adrenalina en ese beso. No duró mucho, ya que me besó y luego me abofeteó, y entró y cerró la puerta. ¿Qué le pasa a esta chiquilla? Lo único que puedo decir es culpa del alcohol y sus efectos secundarios. Ya estaba en mi casa, dándome una ducha con agua fría, quitándome la calentura y odiando a la vecina tumba polvo. Si no hubiera sido por ella, ya tendría a Nicole haciéndola gemir mi nombre. Pero no. Aunque creo que fue lo mejor, ya que después de besarla, sus besos me volvieron loco. No me quiero imaginar en la cama.

—No sé en qué momento él se volteó y me besó. Al principio me negué, pero dentro de mí salió un deseo tan fuerte que me fue imposible seguir negándome. Dios, cómo besa. Nunca nadie me había besado así. Despertó ese deseo carnal. Estoy segura de que si el elevador no se hubiera abierto y estuviera la vecina, hubiera sido suya, ya que toda mi coherencia está apagada y todo mi cuerpo me decía que sí. Mi cuerpo nunca antes había reaccionado así ante nadie. Desde hace tiempo, solo dos personas han causado ese impacto en mí: Evans y Carlos. Más adelante les hablaré de él, pero con Evans fue tan fuerte que hizo apagar todas mis neuronas. Cuando el elevador se abrió, no sabía dónde poner la cara de la vergüenza. Estaba toda roja. Bajé de Evans y me fui corriendo a mi casa. Sabía que él me iría a buscar, así que estaba esperando. Ya tenía rato cuando sentí que se iba. Hice algo que jamás pensé: salí y lo besé. Fue un beso lleno de adrenalina. Sorprendida de mi acción, lo abofeteé y salí corriendo a mi casa. Después de haberme bañado con agua fría para bajarme la calentura, estaba en mi cama pensando en lo que sucedió y el porqué sentía sus besos tan familiares. Y un recuerdo llegó a mí, y ahí recordé lo que pasó. No puedo creer que lo jale y bese, y por qué encontré todo en orden en la mañana. Ahora todo cuadra y por qué en la mañana estaba así y lo que me dijo él. Pensaba que recordaba lo que no entiendo. ¿Por qué permitió el beso? Yo estaba borracha, pero él no. Y ¿por qué me besó si no lo entiendo? A él, pero tampoco a mí. ¿Por qué lo permití si se supone que nos odiamos? Lo único que sé es que el único culpable es el alcohol.

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