capitulo 4

Capitulo 4.

Sábado por la tarde...

Cómo hoy es sábado, me levanto tarde y aún me río del caos que quedó el día de ayer en la pizzería, claramente no vi sus caras, pero me las imagino perfectamente cuando lo recuerdo.

Cocino algo rápido, solamente para mí porque mi madre no llegó a dormir y dudo que hoy lo haga, puesto que acostumbra a perderse todo el fin de semana con algún hombre.

Al rato limpio la jaula de mi hámster, limpio mi habitación, me doy un baño y me visto para ir a la dirección que me entregó Margareth.

Esta vez recogí mi cabello con un moño alto sin dejar escapar una sola hebra de mi pelo, me puse un pantalón negro y una blusa blanca algo ceñida al cuerpo que solía usar en ocasiones cuando trabajaba en una perfumería los fines de semana en el tiempo que vivía en Dakota.

Salgo de casa y tomo un taxi señalando la dirección que me dio Margaret, llego a las 6:45 p.m y quedo con la boca abierta al ver la lujosa casa que tiene el mismo número de la dirección del papel.

_ Hola, vienés de mesera _ me pregunta una mujer que carga unas cajas con copas.

_ Sí _ le respondo al no saber que más decir.

_ ¿Eres la compañera de clases de mi hija? _ vuelvo a preguntar.

_ Sí _ le respondo.

_ Ven, sígueme y te diré en que me puedes ayudar mientras vienen llegando los invitados de la fiesta.

Yo la seguí tomando unas de las cajas de copas qué la señora cargaba en su carro, llegando así a la lujosa cocina, mientras me pide que ordene unas cajas con bocadillos que debo servir en la fiesta.

9:00 p.m...

Comienzan a llegar los invitados y lo que yo creí que era algún evento de la alta sociedad, con gente mayor vestidos de etiqueta, unos más estirados que otros. No era más que una fiesta de niños ricos y mimados que asisten a mi escuela.

_ Ve a ofrecer los bocadillos a la terraza _ me ordena la madre de Margareth mientras ella organiza y supervisa que todo el alcohol que viene llegando a la cocina sea el correcto.

¡Estoy destinada a morir en el intento de ser invisible! Me digo a mí misma cuando veo junto a la piscina a los mismos trogloditas musculosos qué me encontré el día de ayer.

Evito acercarme a ellos y solo ofrezco bocadillos a las personas que se encuentran cerca de la terraza, rogando al cielo no encontrarme de frente con uno de ellos porque sí, tienen algo de cerebro y saben sumar dos más dos... Ya deben de saber que fui yo quien les puso el picante en la pizza.

_ Liz, que bueno que estás aquí _ me dice Margareth quien disfruta de la fiesta como una invitada más.

_ Hola, ¿Quieres un bocadillo? _ le pregunto.

_ No, gracias, ven mira, quiero que veas a ese chico que está saliendo de la piscina _ me dice embobada con él.

_ Él es Tyler y es el chico más popular de la escuela y jefe de una pandilla que se hacen llamar los Dragones. Y el anfitrión de la fiesta _ me dice muy emocionada.

A mí no me emociona en nada ese tal Tyler y menos al ver cómo se besa con una y a los minutos se está comiendo a besos con otra, más bien me dan náuseas pensar en que clase de enfermedad de transmisión sexual debe de padecer.

_ Liz, ayúdame a servir estos cortos de tequila _ me dice la madre de Margareth quien viene hacia mí con una bandeja cargada con cortos de tequila.

_ Anda, ve a servir a los jóvenes que están alrededor de la piscina _ me dice muy contenta, y oliendo un poco a alcohol.

¡Dios me libre!, me digo antes de ir a la piscina...

_ Ollé, tú... Quiero dos cortos de tequila _ me dice un chico que está sentado en una reposera.

_ Aquí tienes, le entrego los dos tragos.

_ Brindemos por el cumpleaños de mi mejor amigo _ me dice el chico entregándome unos de los cortos de tequila para que brinde con él.

_ No, gracias, estoy trabajando _ le digo, rechazando el trago.

_ Pero... Tomate uno para que te relajes y dejes de lado la cara de mojigata que traes _ me dice mientras todos los que nos rodean se largan a reír.

_ Permiso _ logro decir abriéndome paso ante todos esos chicos ebrios y casi desnudos con sus diminutos trajes de baños que se creen Dioses por tener dinero o ser populares en la escuela.

_ Liz, ve y sirve más tragos que esto se está poniendo bueno _ me ordena la madre de Margareth, ya con un notorio estado de ebriedad.

Respiro profundo, y vuelvo con la bandeja de tragos al jardín en donde me topo de frente al troglodita mastodonte de la pizzería.

_ Miren a quien tenemos aquí, no es nada más ni nada menos que la chica nueva de la escuela _ me dice abrazando a otro chico mientras los dos me impiden el paso.

_ Me podrías dejar pasar por favor _ digo tratando de mantenerme lo más serena posible.

_ Ja ja ja, (Se ríe)

_ Permiso _ les pido tratando de pasar entre los dos perdiendo un poco la paciencia.

Pero el muy estúpido, al lograr darle la espalda me da un nalgazo con su mano. En donde perdí toda racionalidad y le lancé la bandeja con los tragos por la cabeza, haciendo que su ceja izquierda comenzará a sangrar de inmediato.

Se paró la música y todos quedaron en silencio, esperando que explotará una bomba nuclear entre ese imbécil y yo. Pero no pasó, puesto que un chico exige que siga la fiesta, luego me toma de un solo tirón de mi brazo derecho y me lleva a la cocina.

_ Toma tus cosas y te largas de mi casa _ me grita mirándome a la cara, muy molesto.

Me tragué mi orgullo, me sentí tan humillada, solamente asentí con mi cabeza, mirándolo fijamente a los ojos, tratando de que por nada del mundo cayera una sola lágrima.

_ Buenas noches _ logro decir tomando mis cosas y abriéndome camino para salir de ese nido de serpientes venenosas.

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Comments

Marta Bedetti

Marta Bedetti

cuánta maldad..

2024-03-22

1

dies cas

dies cas

no te dejes Liz, enséñales a respetar!

2024-03-12

1

Irais Lopez Huerta

Irais Lopez Huerta

cren que por ser ricos uno deve aguantar todas sus estupideces

2024-03-06

4

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