capítulo 18.

qCAPÍTULO 18...

(Liz)...

Qué día tuve hoy, mi peor pesadilla se cumplió porque lo último que quería en aquel momento era encontrarme con Tyler, para que me viera así, casi desnuda.

En cuanto salí de la escuela, me fui directo a mi casa. A mi suerte no volví a ver a mi supuesto novio o a mi mala suerte porque inconscientemente al salir de la escuela mis ojos lo buscaron en el lugar donde siempre suele estar, pero no lo vi ahí.

Al llegar a casa, hice mi tarea, me duché para ir a trabajar, pero antes de llegar a la puerta e irme, volví a ver a mi madre con ese hombre que a menudo suele visitarla por las noches, pero esta vez son las cinco de la tarde.

_ ¿Hija, por qué tan rápido? _ me dice mi madre cuando me ve.

_ Voy algo retrasada al trabajo _ me excuso.

_ No, tardarás mucho en saludar, quiero presentarte a mi novio _ me dice lo más feliz de la vida.

_ Hola _ respondo.

_ No seas mal educada, ven y saluda como una buena niña _ me dice, obligándome a acercarme a él y saludarlo con un beso en la mejilla.

_ Qué linda y apuesta mujercita _ dice ese desagradable hombre que me observa de pies a cabeza. Mientras yo empuño mis manos, al sentir su asquerosa mirada sobre mi cuerpo.

Me obligué a mí misma a concentrarme en mis objetivos y uno de esos es salir de ahí. Me di la vuelta y emprendí camino a la puerta, ignorando a esas dos personas que están en la sala de la casa.

Lo primero que hice después de salir, es maldecir mi patética y miserable vida. No comprendo como mi madre puede meter a cualquier hombre a nuestra casa, sabiendo que yo también vivo ahí.

Desde pequeña he tenido que lidiar con momentos y situaciones peligrosas. Con las malvadas intenciones de diferentes hombres, temiendo a ser abusada cuando mi madre no estaba consiente para cuidarme o cuando veía como la golpeaban hasta casi matarla, quedando yo sola y desprotegida.

Cada una de esas situaciones quedaron grabadas en mi retina. A medida qué fui creciendo, comencé a sentir más miedo por como los hombres me iban mirando con deseo al ver cómo mi cuerpo ya no era el de una niña.

Esos hechos me hicieron temerles demasiado a los hombres y por eso mismo mi metabolismo causó una reacción de odio y miedo a todos ellos.

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Con esos recuerdos y pensamientos llegué sin darme cuenta a la pizzería, apenas había prestado atención al camino, ni siquiera sé cómo llegué tan rápido.

Al entrar a la pizzería veo que está casi vacía, hoy terminaré temprano me digo a mmisma. Tomando mi delantal para ponerme a trabajar.

(Me llega un mensaje al móvil)

_ Hoy, pasaré por ti a la pizzería _ escribe Tyler.

Yo solté una carcajada irónica al leerlo.

_ No, gracias _ le respondo.

_ No te molestes en discutir conmigo. Te estaré esperando para llevarte a tu casa _ me responde.

_ ¿Desde cuándo te hago caso? _ volví a escribir.

_ Desde que decidí cuidarte, no quiero que andes sola por ahí ya de noche. Así que simplemente te llevaré a tu casa _ respondió.

_ Mesa cinco _ me dice mi jefe, entregándome una bandeja con gaseosas.

No pude seguir negándome a Tyler, ya que luego mi jefe me pidió que atendiera otra mesa que había llegado recién.

Tres horas después...

Cómo nunca la pizzería estaba vacía, así que el encargado decidió cerrar más temprano de lo habitual.

Al salir de la pizzería, por primera vez en mi vida deseaba que ocurriera lo que yo tanto no quería que sucediera. Mi cabeza me dice que ojalá no esté Tyler, esperándome afuera como dijo, pero mi corazón latía cada vez más fuerte al imaginar que me estaría esperando para llevarme a casa.

¡Dios mío, está aquí! Sentí que mi cuerpo temblaba de pies a cabeza al verlo parado al lado de su motocicleta.

Con dificultad me acerqué a él, tenía el cabello desordenado, vestía con una chaqueta de cuero el que le hacía lucir más apuesto de lo que ya es, obligándome a mí misma a concentrarme en lo realmente importante.

_ ¿No fui clara contigo? _ le pregunto.

_ Ignoré tu petición _ me contestó con una sonrisa en su rostro, mientras que sus ojos buscaban los míos.

Observo la hora en mi reloj y es muy temprano para volver a casa, más sabiendo que mi madre se encuentra con ese patético hombre.

_ Podemos ir a algún lugar, no quiero llegar aún a mi casa _ le propuse a Tyler.

_ Claro que sí _ me responde _ Pero yo elijo el lugar.

Tyler se sube a la motocicleta y extiende su mano para que suba con él. Aferrándome de inmediato a su espalda para que me llevase donde él quisiera.

Veinte minutos después...

La motocicleta se detiene, me saco el casco de mi cabeza y observo que me encuentro en un hermoso mirador donde se puede apreciar toda la ciudad desde ahí.

_ ¿Te gusta? _ me pregunta Tyler.

_ Es un hermoso sitio _ le respondo.

Tomamos asiento en una banca que hay para observar la hermosa vista. En silencio, yo observo el lugar y me sumerjo en mis pensamientos y en mis recuerdos que me atormentan.

_ ¿Estás bien? _ me dice Tyler sacándome de mis pensamientos.

_ No deseo hablar _ le respondo.

_ Está bien, trataré de estar callado entonces _ se disculpó.

_ No, mejor platícame de algo divertido _ le digo para no seguir recordando mi miserable vida.

De inmediato comenzó a hablar cuánta locura se le ocurre, Mientras él me platica yo lo observo maravillada de como su rostro se iluminaba cuando recordaba alguna historia o la inventaba para hacerme sentir mejor.

¡Madre mía! Se ve extremadamente guapo, sus ojos grises son lo más hermoso que he visto en toda mi vida. Ver cómo me hacía reír, me tocó hondo en mi corazón porque ahora no estoy viendo a ese chico frío y abusivo que se liga a cualquier chica de la escuela sin ningún tipo de remordimiento.

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