Capítulo 17

Volvió al funeral para escuchar como dictaban el testamento de su madre, estacionó el auto y lo dejó en marcha, no le tomaría tanto tiempo, después de todo, sólo reclamaría todo y se iría de nuevo a Estados Unidos. Escuchó a un hombre dictar lo que decía el papel en mano, los lloriqueos de sus parientes se desvanecieron de fondo por un instante, estaba tan concentrado en lo que se escuchaba por el micrófono que no le dio más importante al exterior. Pasaron minutos, demasiados, y nunca nombró su nombre, sólo decía frases conmovedoras que le importan una mierda. Ya cuando mencionó la herencia, sus ojos se iluminaron y escuchó tan atentamente que ni siquiera el zumbido de una mosca podia distraerlo.

-Y yo, Katarzyna Kowalski de Kozłowski, dejo toda mi fortuna a mi sobrino Bogusław, quien me ha acompañado los últimos años que me fueron dificiles. Espero que luego de mi muerte, me recuerdo por los momentos que vivimos y aprecie la poca fortuna que tengo.

--Bastardo de mierda.- susurra, mirando como un hombre unos pocos años mayor que él se levanta de su asiento,

¿Ese era su primo Bogusław? Vaya que había cambiado, su rostro era serio, lo cual es lógico, ya que está en el funeral de su propia tia, tiene una barba de cabellos cortos, su cabello es rubio oscuro, casi llegando a ser de un tono castaño, su cuerpo es delgado, demasiado, y su altura es considerada grande. El brillo de sus ojos marrones se ha desvanecido, quizás por el pasar de los años perdió el ánimo que tenía, parece tan tieso que podría decir que tiene los ánimos más bajos que él. Sus movimientos son rápidos, pero parecen de robot, parece estar forzado a acercarse al cajón y quedar al lado del hombre que leia el papel. Se acerca al cajón abierto y mira a su tía, sus ojos están aterrorizados, pero su expresión sigue siendo de total seriedad.

Richard lo observa, cada movimiento le parece extraño. Los ojos de Bogusław vuelven a tener brillo, pero era el brillo de sus ojos cristalizados siendo iluminados por los pocos rayos del sol que salían entre las nubes. Lágrimas salen de sus ojos, sus mejillas se tornan rojas y su rostro neutro comienza a ceder a la tristeza.

Bogusław se derrumba, deja su cuerpo caer sobre sus rodillas, se escucha el golpe de su cuerpo cayendo contra el suelo. Su cabeza queda contra el cajón, sus lágrimas caen por la madera del cajón y su cuerpo se apoya contra él. Su tia Marylin se acerca a abrazarlo junto a su otro primo y otros familiares que ni se acuerda como se llaman.

Observa siendo espectador de la escena de película con final trágico, quiere reirse, pero debe mantenerse firme y no caer ante su humor negro. Quiere soltar un chiste, pero quedaria como un imbécil. No sabe si se supone que así debería reaccionar por la muerte tan asquerosa de su madre, pero ni en sus pesadillas haría esa escena. Ni siquiera una lágrima salía de sus ojos, y eso le encantaba, nunca lloraría por esa mujer. Ahora comprende el porqué su primo fue el elegido, el estuvo muy apegado a su madre en estos años que él estaba trabajando, él era muy sensible y era asquerosamente cariñoso. Le repugna ver como sus familiares están muy unidos, es una verdadera estupidez innecesaria.

Con mirada de furia, se va del lugar y vuelve a su auto, al final fue a un funeral para nada, sólo para cumplir su deseo infantil de escupirle a su madre en su cara.

Antes de arrancar, decide quedarse un rato adentro, sintiendo el temblor que recorría su cuerpo, y no era sólo su auto que estaba encendido, era la ira que consumía su cuerpo. Su mandibula está apretada, tanto que siente que se romperá un hueso.

Sus puños están tan apretados que su mano se vuelve roja, decide desquitarse contra su propio auto. Golpea con puño cerrado el tablero de su automóvil, da golpes con tanta fuerza que termina rompiendo el vidrio. No le importa en lo más minimo que los pedazos de vidrio se claven en su mano, muerde sus labios hasta causar que un hilo de sangre baje desde ellos hasta su barbilla. Golpea los asientos y por último, da un cabezazo contra el volante.

Una lágrima cae por su ojo al sentir el dolor ardiente en sus manos, muerde su labio con mucha fuerza, sintiendo como se sigue desgarrando y el hilo de sangre no deja de salir. Le importa una mierda ese auto, ni siquiera es suyo, se lo quitó a su primo cuando estaba en el aeropuerto, y ni siquiera se acuerda del nombre de ese primo lejano.

Se pone en marcha al aeropuerto, llega de inmediato ya que anduvo a máxima velocidad, no quería seguir en ese país, quería volver a Estados Unidos y pasar un dia completo en su trabajo de mierda que ni siquiera le gustaba, pero prefería estar allá sufriendo que viendo como en Polonia siguen respirando esos estúpidos.

Estaciona el auto afuera, susurra un "Que se vaya a la mierda" viendo el teléfono, debería de llamar a su primo y avisarle que su auto ya estaba en el aeropuerto, pero ni siquiera tenía el número de teléfono y ni sabia si seguía en el funeral.

Da unos pasos hacia el aeropuerto luego de salir del auto, pero vuelve a acercarse. Abre la puerta y deja la llave debajo de uno de los asientos, cierra las puertas y rompe un vidrio de un puñetazo. El sonido de la alarma se escucha por todo el lugar, pero no hay tanta gente pasando a estas horas, así que no debe preocuparse.

Sus manos duelen por los vidrios insertados, piensa en lo raro que sería ir al aeropuerto con su mano llena de sangre, por lo que se acerca a un kiosco y compra pinzas y una botella de alcohol. Va caminando lento mientras se saca los trozos de vidrio, luego de estar seguro de que sacó cada pedazo en su piel, se echa el alcohol en su mano y la envuelve con la propia manga de su camisa. Aunque no lo parezca, antes ya tuvo esa clase de heridas, y sin siquiera haber ido al hospital pudo curarse.

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