Capítulo 10

—Perdón, señor. ¿Usted vio a mi mamá? Es alta y rubia. Tenía maquillaje... como Barbie. —intenta explicarse, buscar ayuda de un desconocido era muy nuevo para él. Siendo un niño, el miedo que sentía lo aterrada más que a un adulto.

Richard observa al niño, no era tan pequeño como parecía, pero su expresión de miedo y esperanza era suficiente para intuir que era un niño ingenuo, tal cual como otros de menor edad que él.

El menor parece haber llorado, su nariz, ojos y mejillas están de un tono rojizo que lo delatan. Podría ser que estuviera enfermo, pero debido a la situación en la que estaba y los restos de lágrimas que se sacaban en sus mejillas, era otra cosa.

Llorar es común en un niño, más si se trata de que ha perdido de vista a su madre. La sensación de abandono es a la que más le temen.

–...¿Cómo se llama tu madre? Creo que la conozco.—miente,  sonriedo forma forzada.

—Eh... mamá.—su respuesta hace reír a Richard, era obvio que el niño no sabía el nombre verdadero de su madre, ni siquiera debe saber escribir su propio nombre.

—¡Claro que la conozco! Íbamos juntos a la escuela primaria. Ella me avisó que te llevara conmigo, no pensé que fueras tan idéntico a tu padre.—le tiende la mano al menor, y sin esperar a que corresponda, agarra su mano y la aprieta ligeramente.

—¿Conoce a mi papá?

—Sí.—afirma con rapidez, sin cruzar miradas con el menor.

Las piernas pequeñas del mocoso no logran seguir sus pasos, lo cual era notable, ya que si no fuera por su agarre, ya estaría tres metros atrás de él intentando seguirle el paso.

Sus ojos miran al cielo, aún está de noche, calcula que deben ser las cuatro y algo de la mañana, rozando las cinco. Baja su mirada y mira sus pies, por accidente pisó un charco de lluvia y terminó mojando sus zapatos y pantalón.

Escucha por atrás de él unos estornudos, el niño se está enfermando por su ropa mojada.

—¿Y cómo te llamas?– pregunta Richard, quería conocer por lo menos su nombre antes de hacer lo que tenía en mente. "Más vale que por lo menos sepa pronunciar su nombre o le rompo el cráneo ahora mismo" piensa, deseando que estuviera en lo correcto.

—Kevin.— le responde a su pregunta pensando un poco mientras metía sus dedos en su nariz.

—Realmente es un mocoso.— menciona, mirando al frente.  Ya casi llegaban al lugar.

Kevin no escucha lo que dice, solo sigue estornudando y jugando con sus mocos. Piensa que el hombre no le miente... es tan ingenuo que da pena.

Una sonrisa macabra aparece en el rostro de Richard, de la nada, el cansancio abandona su cuerpo. En su mente pasaban posibilidades de que mágicamente más mujer descrita como una Barbie los viera y arruinara su plan, pero las estadísticas eran pocas.

¿Qué tenía planeado? No tenía ni idea, su cuerpo actuaba por si solo.  Como si estuviera apegado a un instinto.

El agarre se vuelve más fuerte, escucha chillidos, pero le da igual.

Su sonrisa se desvanece, y su expresión es de piedra. A lo lejos distingue una luz proveniente de un tren. Ya ha pasado el primero, solo faltaba el último que pasaba a las 5 de la madrugada.

Movió al pequeño y lo empujó hacia las vías, el sonido de otro tren acercarse era una buena señal para él. El más pequeño miró al mayor con confusión.

—Tu mamá está en ese tren, siéntate aquí. No importa cuánto miedo sientas, quédate en frente del tren y espera. Tu mami parará el tren a tiempo.—dicho esto, empuja el pequeño cuerpo hasta hacer chocar las rodillas contra las vías, sus pies también sienten como los carriles precipitan la llegada del tren con temblores. El temblor era menor, estaba cerca pero lo suficientemente lejos para darle el tiempo de convencer al niño y hacerlo caer en su trampa.

Pasaron unos segundos, el pequeño debajo de él tiembla de miedo al ver las luces del tren. Richard, con sus manos apoyadas en los hombros ajenos, siente como tiembla y ríe por ello.

—Hey, Kevin. Si tienes miedo cúbrete con tus brazos y mira hacia el piso, es un truco de magia que te ayudará a aparecer dentro del tren. Sin embargo, solo funciona si pasa encima de ti, ¿Entiendes? Por si tu madre no logra detenerlo a tiempo.— sigue explicando, mostrando la sonrisa más amable y tranquila que podía hacer. Le encantaba jugar con la inocencia de la gente, más específicamente con la de los niños. Ya los ha manipulado para tomar caminos equivocados, darle dinero y otras cosas que se consideraban crímenes menores, ahora saldría de su comodidad y cruzaría la línea de lo que podía llegar a hacerle a alguien con el poder de sus palabras.

Se aleja de las vías y mira como el valiente niño se queda estático, agarrando con sus manos las vías de acero para que su cuerpo no falle y salga corriendo por miedo.

Mientras más rápido se acerca el tren, Richard nota como los pantalones del menor se mojan de miedo.

Se estaba orinando del terror que sentía. Sus ojos estaban bien abiertos mirando la luz volverse más y más grande. Su cuerpo temblaba frenéticamente, rogando que su mente no lo dejara escapar.

Kevin recuerda las palabras del buen hombre y se agacha, protege su cabeza con sus brazos encima y cierra los ojos con fuerza. Lo último que vio fue el piso, lágrimas cayeron y recordó los últimos momentos con su madre.

La mujer adulta se había maquillado,y él le había dicho que parecía una muñeca Barbie que aparecía en las propagandas de TV. Sus ojos celestes, labios pintados de rojo, párpados maquillados de celeste y sus pestañas postizas la hacían ver igual que esa muñeca. Habían salido al centro comercial a comprar ropa y más útiles escolares para él. Al no tener un padre presente y responsable que pagara la pensión, debían de comprar sus caprichos una vez al año, ya que no les alcanzaba el dinero.

A pesar de ese detalle, se llevaba bien con su padre, aunque no estaba muy contento de pasar mucho tiempo con él, prefería visitarlo poco y no exceder sus visitas. Las pocas veces que lo veía, le hablaba de lejos, lo más lejos posible para no arrugar su nariz y maldecir por el asqueroso olor a alcohol. No podía quejarse mucho de eso, su madre también apestaba a alcohólica,  incluso después de echarse perfume barato hasta por su cabello.

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