Profecía

En el centro del bosque un gran roble de color verde manzana abarcaba con sus ramas, la copa de los árboles de su alrededor; en el medio de éste se encontraba una pequeña abertura... Eidrian entró sin problemas, más Antonio pensó que él no cabría, Alejandra entendiendo sus pensamientos, sonrió.

- Mi rey.

- Mmm

- Entra conmigo.

Ella extendió su mano y él la tomó con firmeza... Pasaron al otro lado, dónde había una cascada.

- Ja. Creí haberlo visto todo.

- Shhh... Extiende tu mano.

Sin soltarse extendieron sus manos opuestas, tocando al mismo tiempo el agua... De pronto Alejandra se desmayo... Al despertar miró a su lado y vió a su esposo dormido a medio cuerpo sobre la cama donde ella estaba teniendo sus piernas arrodilladas en el suelo, reconoció el lugar... Aún estaban dentro del árbol.

Se incorporó sin despertarlo... Revisó su celular, confirmando que se desmayo pocas horas... Eidrian llegó con frutas en ese momento.

- ¿Ya despertó?... Pensé que debía cuidarla más tiempo... Desventajas de tener una reina Vampiresa.

- No me ames tanto...

Alejandra rodó los ojos tras el comentario de el chico... Con el sonido de las voces Antonio despertó y la abrazo suavemente, colocó su cabeza en el abdomen de ella, Alejandra se sintió feliz con ese acto.

- Eidrian, déjanos solos un momento.

Él salió mientras ella acariciaba los cabellos de su esposo.

- Tengo algo que reclamarte.

- ¿Qué será?

- Cada vez que te molestan mis decisiones, te inclinas ante mi.

- Eres la reina... No es...

- Eres el Rey... Me irrita que lo hagas...

Antonio se sentó mirándola a los ojos... Le tomó las manos y se las besó.

- Eres la reina... La elegida...

- Y tú mi esposo, no mi subordinado.

- No quieres que me incline.

- No.

- Ni que me arrodille.

- Menos.

Él toco la rodilla de su esposa y fué acariciando hacia arriba, hasta que ella lo detuvo.

- Espera... Aquí no. (Antonio volvió a tomar las manos de ella)

- ¿Sabes lo que ví en la cascada?... Dos bebés...

- Debió ser por eso que me desmayé... Salgamos... Debemos buscar a Francisco.

- Ésta vez, lo haré solo...

- No conoces a los trolls.

- No importa... Traeré a tu... Perdón, nuestro subordinado de allá... Cueste lo que cueste.

- Hice una promesa y la cumpliré...

- En otro momento... Por ahora no.

- Ja. ¿Ahora por qué no me dejas ir?... Antes ni me detenías para nada.

- Ya es diferente.

- ¿Por qué?

- Porque tienes a nuestros bebés... Por eso... (En susurro) Porque te amo y no permitiré que nada te pase...

- ¿Qué pasó cuando me desmayé?

- No es el momento.

Antonio se levantó y salió del lugar, ella se quedó pensando en lo que acaba de pasar, más no podía recordar nada... Volvió a la cascada, la tocó; Alejandra observaba el agua correr entre sus dedos mientras llegaba a su mente lo que su esposo había visto.

Salió a buscar a Antonio pero, éste ya se encontraba camino al reino Troll... Alejandra intentó correr tras de él; Sin embargo, su desesperación por alcanzarlo la devolvía al mismo lugar una y otra vez.

- Quiero ir con él.

Le gritó al árbol, cayó de rodillas y comenzó a llorar... No es la primera vez que lo hacía delante del gran árbol... Sus sentimientos de ira, frustración y enojo se transmitían al árbol, ese gran roble que lideraba el bosque.

- (Eidrian) Reina, si sigue alimentando al árbol con esos sentimientos, se me hará más difícil mejorar el bosque...

- ¡Quiero ir con mi esposo!

- Lo sé, lo sé... Debe calmarse... Eso no es bueno para ustedes.

Se calmó, se levantó y miró al árbol... Recordó a sus bebés y respiró profundamente. Cuando estuvo serena, tocó el árbol en uno de sus costados y se concentró.

- No sé si funcione... Pero, debo intentarlo.

Su tatuaje era desde la muñeca hasta el codo, rodeando todo el antebrazo... Al cerrar los ojos su tatuaje comenzó a brillar, al principio parecía que iba a desaparecer... Nada más lejos de la realidad. Se expandió por todo el brazo, siguió creciendo hasta cubrir su cuerpo con ese enredadera brillante... Le crecían flores, al árbol a tal punto que Eidrian se sorprendió.

En el camino Antonio no sé percató del brillo en su cuerpo, ni las miradas de sorpresa de las pocas personas en su viaje... Hasta que un troll se le atravesó.

- No eres de los nuestros... ¿Qué quieres extraño?

- Vengo a hablar con Francisco.

- ¿El vampiro?

- Si...

- ¿De parte?

- De parte de una vieja amistad.

El hombre piedra lo guió por un sendero peligroso, dónde cada vez se acercaba más a un despeñadero, éste a su vez se hacía cada vez más angosto.

- Espero que sepas volar.

Antonio sonrió transformándose en el ser inmortal que es... Sus alas desnudas, sus ojos color ámbar, sus dientes y uñas afiliadas, sin contar con el brillo de enredadera que tenía por todo su musculoso cuerpo.

- Enséñame la dirección.

- ¿No se sienten más libres así?

- No... Somos los reyes del disfraz... Solo nos liberamos para aparearnos

Los ojos de sorpresa del hombre le dieron risa, por eso dejó el sarcasmo.

- No seas ridículo, nos sentimos bien en cualquier etapa... Más con éste aspecto si puedo volar.

El hombre le señaló una cueva en la cúspide de la montaña, en lo que Antonio abrió sus alas y voló al lugar... Una vez allí, su brillo aumento sorprendiéndolo, se miraba sus manos y cuerpo.

- ¿Qué es esto?

- (Mujer piedra) No lo sé... Debes ser vampiro... Nadie llega aquí volando... Siempre llegan a pie.

Tras decir eso señaló un camino pedregoso y mucho más seguro que el anterior. Antonio sonrió al descubrir que el hombre le mostró el camino difícil.

- Estoy buscando a Francisco.

- ¿Quieres saber de tu brillo o buscas a Francisco?

- Es más importante encontrar a Francisco.

- Ok.

La mujer lo guió por varios lugares de la cueva, con la excusa de buscar al vampiro, sabiendo ella perfectamente donde estaba... En uno de los lugares, se encontraron con los reyes trolls y aunque ella lo quiso ocultar, el brillo y el aspecto de él les llamo la atención.

- (Rey Summer) Tráiganme al rey Vampiro.

- ¿Cómo sabe que soy rey?

- Soy el rey Summer y ella es la reina Sprinter.

- Un placer.

- Tu brillo es de la realeza... Aunque podría decir que no eres el elegido.

- No, no lo soy... Mi esposa...

- (Sprinter) Ah, por supuesto... La reina que vimos en el lago.

- ¿El lago?

- Sí... Es un lago mágico... Te muestra fragmentos del futuro...

- ¿Cómo funciona?... ¿Pueden ver los futuros de los demás?

- (Summer) No, nosotros vemos nuestro propio futuro.

- ¿Qué vieron con mi esposa?

- Ella tenía una espada de zafiro y diamante, a pesar de eso, no le teníamos miedo.

- (Sprinter) No, más bien estábamos agradecidos con ella.

Esas palabras le dieron curiosidad a él quién insistió en ver el lago... Un vez allí, volvió a ver los que vió en la cascada.

--- Visión ---

Alejandra fué al reino Troll, apareció un dragón escarlata que peleó con ella... Una espada de zafiro y diamante le fué otorgada a ella, al mismo tiempo que el dragón le abrió el vientre y sacó dos bebés... En su dolor, ella sabe la espada y clava en la cabeza de la bestia... El sacrificio... Sus hijos.

--- Fin de la Visión ---

- No... Haré lo que sea necesario, pero mientras mi esposa esté embarazada, no subirá aquí.

- ¿Quién te dijo que estaba embarazada?

- La cascada y el lago.

- ¿La cascada?... ¿Cuál cascada?

El temor de los trolls los hacía vibrar, para ellos solo existe una cascada, y esa está en la cueva del dragón, muchos han intentado matarlo, pero ninguno lo ha logrado.

- En la casa de los vampiros, está un bosque con un cedro gigante... Dentro del cedro está la cascada.

- No sabíamos que los vampiros tuvieran el poder de plantar un árbol mágico... Las hadas, Elfos, todos, incluso nosotros daríamos cualquier cosa por ese árbol... ¿Dónde lo consiguieron?

- No lo sé, mi esposa fue quien lo plantó y nunca le pregunté.

- (Summer) Llámala, queremos conocerla.

- Lo lamento mucho, pero no dejaré que venga. El motivo de mi visita es conseguir a Francisco.

Antonio se mantuvo firme, no iba a permitir que sacaran a sus hijos por salvar a ese reino, no le importa ser egoísta en éste momento... Él no perdería otro hijo.

- Rey Antonio, sé que no viene con malas intenciones; sin embargo, no puedo dejar que se lleve a un excelente guerrero de mis filas.

- Lo sé, por eso lo vine a buscar...

- ¿Me está declarando la guerra?

- Para nada, más bien queremos hacer una alianza con ustedes.

- (Sprinter muy enojada) ¿Una alianza?... Esperaremos que ustedes nos salven primero... No confío en ustedes los vampiros, me desespera que siempre quieran hacer su voluntad en todos los reinos.

- Nosotros no...

- Siempre imponiendo sus decisiones, sus reglas...

- Reina Sprinter, no sé qué pasó en los reinos anteriores.... Nosotros hemos cambiado nuestras normas... Deben conocer a mi esposa.

- (Summer) Entonces, tráela... Debemos conocer la verdadera elegida.

- No la puedo traer por ahora...

- Si no lo hace, no le permitiremos verlo...

- Entiéndame...

- ¡NO!

- ¡No son sus hijos los que morirán ese día!

Las lágrimas de Antonio corrían en cascada, su dolor era tan intenso que volvió a su forma humana, su brillo aumento y sus dientes ojos pasaron de color ámbar a gris... Los reyes trolls, no sabían que decir ante tan afirmación, por más que no toleren a los vampiros, los bebés no deben entrar en esa batalla... Lo discutieron entre ellos mientras Antonio seguía desconsolado.

- ¡Iris!

La mujer de la entrada entró nuevamente a la oficina y se arrodilló ante sus reyes.

- Su majestad.

- Tráelo.

Iris miró con odio a Antonio más se limitó a contestar.

- En seguida Sr.

La mujer de piedra salió dando grandes zancadas de la ira, en su interior no entendía cómo es posible que después de desterrar a un excelente soldado, ahora lo quieran de vuelta... Ella se había enamorado de Francisco, sabía que era imposible su unión, primero porque sus cuerpos no son compatibles, ella tiene cuerpo de piedra y él de humano, y también porque el amor de él está en el reino vampiro.

Varios minutos después Iris regreso con Francisco, dándole a entender a Antonio que ella siempre supo dónde estaba.

- (Summer) Francisco, él te busca.

Francisco miró a Antonio de arriba a abajo, lo detalló tratando de saber el motivo de su visita, ya que pareciera que solo fuera un humano con tatuajes brillantes.

- (Antonio) Me llamo Antonio Camacho.

Francisco abrió los ojos y prosiguió a inclinarse, nunca lo vió más Alejandra siempre les habló sobre él.

- (Francisco) Mi rey, en qué le puedo ayudar.

- La reina solicita tu regreso de inmediato, ella no reconoce el liderazgo de Sergio y después de que este se revelara contra ella, se lo devoró... Despídete.

- Como ordene mi Sr.

- (Iris) ¡¿Es en serio?!... ¡¿Solo bastó unas simples palabras para que te fueras?!

- Es mi rey.

- Y nosotros los que te dimos apoyo.

- Siempre estaré agradecido con ustedes.

- (Antonio) Mi reino está en deuda con ustedes siempre.

- (Sprinter) Eso espero Rey Antonio, eso espero.

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