" LA PRINCESITA DÉBIL "

Caballero: ¿ Alteza, Mia ?

Todos están sorprendidos, no pueden creer a quien tienen en su vista, pronto, las expresiones cambian a unas de júbilo.

Caballero: Nos alegra tanto que esté bien.

Entre el bullicio, Mía reconoció a un hombre imponente que se acerca.

Mía: Marqués Deán - Sonríe ampliamente.

El hombre le devuelve el gesto y la abraza fuertemente, después se hinca en una rodilla, mirando hacia el suelo.

Deán: Alteza, es un honor verla, mi esposa Rossi, estaría encantada.

Mía: Entonces, será la primera a la que visite cuando ganemos la guerra.

Deán: Es una promesa.

Mía: Por favor, de pie, marqués.

El hombre le obedece y vuelve a escucharse el bullicio.

Leo: Alteza, me había preocupado.

Mía: Lo siento, pero ¿ cómo están los demás ? - Dice preocupada.

Leo: Por suerte, no hubo heridos, encontramos a un par de caballeros que nos reconocieron de inmediato.

Una voz interrumpe la plática de Mía y Leo, la chica no escucho exactamente lo que dijo, así que se dio la vuelta, para llevarse una grata sorpresa.

Mía: ¡ Din !

La chica, en contra de todo protocolo, corre hacia donde está el joven, da un pequeño salto y lo abraza, él la envuelve en sus brazos y da unas vueltas, haciendo que a ella le cuelguen los pies, los dos estaban eufóricos por volver a verse.

Todos los presentes saben de la relación tan cercana de ellos, así que sonríen al ver la cara de felicidad del muchacho, pues a él es al que más le afectó la noticia de que iban a decapitar a la princesa por " traición "; El chico en verdad se puso muy mal, sus padres casi no lo pueden controlar, luego recibieron la noticia de una rebelión, así que se puso a entrenar como loco junto a sus caballeros, en dos meses se volvieron de los más fuertes en el imperio.

Pero en todo este tiempo...

Din: Pensé... - Solloza - Y-yo creí que... habías muerto. - Descansó su cabeza en el hombro de la pelinegra.

Para Mía era dolorosa la escena, en todos los años de vida que compartió junto a Din, nunca lo había visto así, él siempre fue muy calmado y sereno, incluso llegó a pensar que era un tanto insensible, pero las lágrimas en su hombro, reafirma que el chico tiene corazón.

Mía: Espera ¿ muerta ? - Frunce el ceño.

Cuando Mía escapo, todo el imperio se dio por enterado, pero la dicha les duro poco, pues el autoproclamado emperador, anunció públicamente la falsa noticia de que los cuerpos de los príncipes, fueron encontrados en el bosque, aparentemente los lobos los destrozaron, incluso enseño algunas de las partes que " quedaron de ellos ". Por eso, el imperio entró en luto, ahora tendrían que soportar a Florián en el mando, pues ya no habí descendientes de la sangre real aptos para el lugar.

Mía: No te podrás deshacer de mi tan fácil.

Din: Que alegría me da al escuchar eso.

Leo: Alteza, debe descansar.

Mía: No te preocupes, yo haré guardia.

Din: Yo te acompaño, en un rato nos relevan.

Leo: Entiendo, buenas noches.

Mía y Din, se entretuvieron hablando, empezaron con recuerdos graciosos, hasta como la familia Grey se habia sentido tras " la muerte " de la princesa, resulta que el duque Adam casi golpea a Florián, pero fue detenido por los guardias del templo, incluso casi lo condenan a muerte por " traición ".

Din: Nos quitaron todo, desde el título, hasta la última migaja de pan, por suerte, nos libramos de la muerte, gracias a que papá ayudó a la emperatriz de otro imperio cuando eran más jóvenes, por lo que ganó el título de Barón del imperio Zafiro, ahora somos nobles de rango bajo, pero seguimos con vida y es lo que cuenta. - Contó el chico con una sonrisa triste y tono de voz bajo.

Mía: Lo siento tanto.

Din: No te preocupes, todo esto pasará.

Mía: Sí, es cierto.

Caballero: Alteza, joven, ya pueden descansar.

Dos caballeros tomaron el turno y ellos se fueron a dormir, pero Mía no podía conciliar el sueño.

Mía: ~ Otra vez, no puedo dormir, uff... Pero... Tengo que ser fuerte, tengo que devolverle con creces todo lo que le quitaron a aquellos que lucharon y luchan por mí; Es lo mínimo que puedo hacer por ellos, es lo que esperan de mí.

Mía Hermet, primera princesa, segunda hija del emperador Alan, a los seis años, se enteró de la muerte de su madre y de su hermano, a pesar de ser una niña pequeña, no pudo sufrir a gusto sus pérdidas, pues sus medios hermanos siempre la molestaban, aunque ella tenía el favor del emperador y siempre castigaban a esos niños, pero eso no bastaba, ellos siempre encontraban nuevas maneras de fastidiarla. Recibió el apodo de " la princesita débil " y escuchaba como algunos nobles, la comparaban y despreciaban, denigrando su imagen ante la sociedad.

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