El retorno

¡Yasmín! Dice Lúcia asombrada...

- ¡No! ¡No puede ser! ¡Esto tiene que ser mentira! Dice Yasmin, quien huye poco después.

Lúcia intenta correr detrás de su hija, pero termina cayendo, debido a su debilidad y sus problemas de salud.

- ¡Lucía! ¡Tu sentiste! ¡Daniel! ¡Por favor ayúdame hijo mío! ¡Lucía cayó! Llama a Beatriz.

Daniel viene corriendo y ayuda a su madre a levantar a Lúcia... En ese momento llega también el cura.

- ¡Santa Virgen! ¿Que pasó aquí? Pregúntale al sacerdote.

-¡Daniel! ¡Corre a la iglesia, que ya debe haber llegado Sebastião, y llámalo aquí, hijo mío! pregunta Beatriz.

El niño obedece entonces a su madre y va a ver si Sebastião estaba en la iglesia.

- ¡Sacerdote! ¡Lucía me acaba de decir algo terrible! ¡Tú por el amor de Dios! ¡Dime la verdad padre! Daniel y Yasmin nunca salieron, ¿verdad? ¿Nunca tuviste nada? pregunta Beatriz.

- ¡Nunca diría nada que no fuera verdad, hija mía! ¡Que absurdo! ¡Y no1 Daniel ve a Yasmin como una amiga, como una hermana! ¿Pero qué pasa con eso? ¡Son libres y solteros! ¿O ahora que te has hecho rica te has convertido en una mujer orgullosa? Pregúntale al sacerdote.

- ¡No es eso, padre! ¡Lejos de ahi! ¡Resulta que Lúcia me acaba de decir que Alencar también es el padre de Yasmin! Dice Beatriz.

¡El cura se sorprende con la noticia, Alencar! ¡El padre de Yasmín! Puede recordar que Lúcia también trabajó en la finca, al mismo tiempo que Bárbara, ahora Beatriz.

Lúcia vuelve en sí...

- Dios mío... ¿¡Dónde está mi hija!? ¡Ella escuchó todo! ¿Qué pensará ella de mí? Dice entre lágrimas.

Luego, el sacerdote le aconseja que confíe en Dios y en el discernimiento de Yasmin.

- Por eso siempre fuiste tan estricta como Yasmin, y nunca dejaste que la chica se acercara a Danielzinho... pero creo que cometiste el gran error de ocultarle tu verdadero origen a tu hija, hija mía, la verdad cabe en todos lados y seguro Yasmin te entendería. Dice el sacerdote.

Daniel llega a la iglesia y Sebastião acaba de llegar con su hija y su esposa a la iglesia, para la misa de Ramón.

- ¡Doctor! ¡Doctor! ¡Por favor! ¡Sígueme a la rectoría! Dice el joven apurado⁷.

- ¿Qué pasó Daniel? ¿Algo con tu madre? pregunta Sebastián.

- ¡No! ¡Nada con mi madre, fue con la madre de Yasmin! ¡Se desmayó!

El doctor corre hacia allí... Jordana sostiene el brazo de Daniel...

- Oye, dime ¿qué pasó? ¿Por qué se desmayó la señorita Lúcia? Pregunta la hija de Ião y Nazaré.

- ¡No sé! ¡Me acaban de pedir que vaya a buscar a tu padre! Dice Sebastián.

Jordana acompaña al niño, para comprender mejor lo sucedido, a lo lejos, el capataz Heitor miró a Nazaré quien escondió la mirada en su amante.

Sebastião llega a la rectoría y toma el pulso a Lúcia...

- ¡Ella está bien ahora! Fue sólo un aumento de presión... El médico lo tranquiliza.

Lúcia mira a Daniel y se pone a llorar.

- Daniel hijo mío, ¡te pido disculpas! Durante años te traté mal, sin siquiera darte una explicación... ¡Solo intento alejarte de mi hija! ¡Pero tenía mis razones, hijo mío! Yo tenía los mismos motivos... Dice Lúcia.

Daniel se inclina cerca de Lúcia y la tranquiliza...

- ¡Está bien señora! Después de todo, Yasmin tuvo esa conversación sobre salir conmigo, ¿qué madre querría a su hija con alguien sin futuro como yo, que vivía en una choza ruinosa con mi abuelo? Dice el chico.

- Pero yo siempre, siempre... Vi y amé a Yasmin como a una amiga, ¡de hecho como a una hermana! Tranquilízalo.

Beatriz se acerca a su hijo y le pone la mano en el hombro.

- ¡Pero eso es exactamente lo que Yasmin es tuyo, hijo mío! ¡Ella es su hermana! ¡Tu hermana por parte de tu padre! ¡Al igual que tú, ella también es hija de Alencar! revela Beatriz, dejando a todos boquiabiertos, especialmente a Daniel y Sebastián.

Jordana en el fondo se siente feliz y aliviada, al fin y al cabo, al ser hermana de Daniel, Yasmín no sería un obstáculo y no tendrían que convertirse en rivales.

- ¡Yasmín! ¡Mi hermana! Dice Daniel sorprendido... ¿Y dónde está ella? Pregunta.

- ¡Escuchó a mi hijo, escuchó a Lucía hablarme y salió corriendo! Daniel fue tras y buscó a Yasmín, y Jordana también fue con él.

- ¡Quién diría! ¿Qué clase de hombre era realmente Alencar? Pregunta Sebastián...

En la iglesia, Heitor se acerca a su jefe, y le dice a Nazaré que su marido la estaba llamando detrás del altar, aún faltaban 20 minutos para que comenzara la misa, y el sacerdote aún no había aparecido, Nazaré se levanta del banco. y va al lugar dicho por Heitor, pero no encuentra a Sebastião.

Heito llega de repente y agarra a Nazaré.

- ¿Estás loco?¿Has perdido la noción del peligro? ¿Qué pasa si alguien viene y nos pilla aquí? Dice Nazaré.

- ¿Qué ocurre? ¡El peligro sólo hace que las cosas sean más emocionantes! Dice besando el cuello de Nazaré.

- ¡Para con eso! ¡Déjame ir! dice, dejando escapar un gemido...

Luego empuja al capataz y le hace una pregunta.

- Dime, fuiste tú, ¿no? ¡Quién quemó al anciano y la cabaña juntos! ¡Él habla! Sabes que puedes decirme...

- ¡Fui yo! ¡Estas satisfecho! pero no era mi intención matar al viejo, solo quería dejarlo sin un lugar donde vivir, ¡quería vengarme! ¡Apenas eso! ¡No vi al viejo! Dice el capataz.

- Al final quedó realmente bien... Dice Nazaré.

- ¿Bien? ¿Es bueno matar a una persona? él pide.

- si, por qué ahora... Bueno, ahora ya nadie vive en nuestras tierras, de todos modos... Mira, mañana Sebasião va a hacer un turno... ¿Qué tal... hacerme compañía por las noches? Prguta NAzaré.

Medio desconfiado, medio emocionado Heitor acepta, y se emociona, Nazaré regresa a su casa.

Yasmin llega a un lugar más alejado del pueblo, y se pone a llorar, a llorar mucho... Cuando aparece un hombre cerca de ella...

- Llorar es lavar el alma de adentro hacia afuera... Dice el anciano.

- No lloro para lavarme el alma, estas lágrimas son de ira hacia un viejo sinvergüenza, que abusó de mi madre... ¡A quien me culparon de ser hermana del hombre que amo, y recién ahora descubrí eso! Dice Yasmín.

- Yasmin... la vida está llena de sorpresas, encuentros y coincidencias, que muchas veces aún no somos capaces de comprender...

- ¿Como sabes mi nombre? Pregúntale a la niña que, al levantar la vista secándose las lágrimas, se encuentra con Ramón...

- ¿Está vivo, señor Ramón? ¡Daniel y todos están muy preocupados por ti! Dice la chica con los ojos muy abiertos.

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