Amigos

¡No te muevas niña! ¡No se mueva! ¡Por favor! Pregúntale a Daniel.

Jordana estaba bastante nerviosa, después de todo, ¡era una serpiente de cascabel rozándole el pie!

-¡Daniel! Por el amor de Dios, ¿qué hago? ¡Estoy muerto de miedo! Dice la chica.

Pero el niño simplemente se agacha y levanta la serpiente con la mano, ¡así de simple!

- ¿Cómo... cómo hiciste eso, muchacho?

- ¿Qué? ¿Atrapar la serpiente? pregunta Daniel.

- ¡Sí! Dice Jordana.

Daniel camina unos metros y deja la serpiente en el suelo, que hace lo mismo.

- Niña, no hay maldad en el corazón de los animales, ningún animal es malo, ellos no matan ni atacan por ningún otro motivo que no sea defenderse, o buscar comida, a diferencia de las personas que destruyen la naturaleza para su propio beneficio. .Dice el niño.

Las palabras de Daniel hacen reflexionar a Jordana, y repensar muchas cosas....

- Oye, ¿es cierto que golpeaste a Heitor, el capataz de la finca?

Daniel está un poco desconcertado...

- Él fue quien nos amenazó a mí y a mi amiga Yasmin, no podía quedarme callado, además tenía otros 2 con él...justifica Daniel.

Jordana está impresionada por la valentía de Daniel...

- ¡Eres muy valiente! ¡Y fuerte también! Elogia a Jordana.

Daniel está avergonzado y un poco desconcertado...

- Daniel, ¿puedo ser tu amigo también? Sabes, tengo pocos amigos, y de hecho no conozco a nadie como tú o Yasmim, personas auténticas, sinceras y verdaderas...

- Claro que puedes, niña... Dice Daniel.

- ¡Chica! ? ¡Mi nombre no es Daniel, mi nombre es Jordana! No me llames más así, ¿vale?

- Está bien... ¡Jordana!

- ¡Eso es Daniel! ¡Así tiene que ser!

La hija de Sebastião le sonríe a Daniel, que se para torpemente frente a la niña.

- Daniel, me gustaste, quiero que seamos amigos, tú y Yasmin, creo que me voy a vivir aquí un tiempo, sabes...

- ¿Sabes pescar? él pide.

- ¿Para los peces? ¡Nunca he pescado un pez vivo en mi vida, y mucho menos un pez! Ella dice riendo.

- A Yasmin y a mí nos gusta pescar, nadar en el río...

- Bañarse en el río... ¿Desnuda? Pregunta Jordana.

La pregunta de la chica deja a Daniel muy avergonzado y avergonzado…

- ¡No claro que no! ¡Eh! ¡Yasmim es como una hermana para mí! Dice el chico.

- ¡Estoy bromeando, tonto! Pero entonces... ¿Hacemos algo mañana? ¿Yo, tú y Yasmim? ¡Báñate en el río! ¿Que crees? ella pregunta.

- ¡Todo bien! No creo que a mi abuelo le importe, está mucho mejor... ¡Gracias a tu padre!

Luego regresan a la tapera, donde Sebastião todavía estaba hablando con Ramon.

- Entonces señor Ramón... ¿Está realmente seguro de que no quiere vivir en la finca?

- No Dr. Sebastião, estoy feliz en mi rinconcito, como le dije...

Jordana y Daniel se acercan...

- ¡Padre! ¡Padre! ¡Ni siquiera lo sabes! ¡Daniel me salvó de una serpiente cascabel! La serpiente pasó por encima de mis pies, ¡pero Daniel la atrapó así! ¡Como si fuera nada! Dice Jordana.

Sebastião se preocupa por su hija, si no la hubieran picado...

- No se preocupe señor Sebastião, Jordana está bien... Dice Daniel.

- ¡Muchas gracias Daniel, por salvar a mi hija! Gracias Sebastián.

Jordana y su padre se van, se despiden de ambos y Ramón habla con su nieto.

- ¡Hijo mío, son muy buenas personas! ¡Son mismo! ¡Creo que me apresuré a juzgar! Dice Ramón.

- Realmente lo son... Dice Daniel, completamente fascinado con Jordana...

Ramón nota la fascinación de su nieto y lanza una advertencia.

- ¡Cuidado hijo mío, puede que sea amable por su educación, pero no es para ti! ¡No crees problemas, nieto mío! Dice Ramón.

- ¿Qué quieres decir, abuelo? ¿De que estas hablando? Daniel no está de acuerdo, quien pronto entra a la cabaña.

Sebastião decide ir con su hija al pueblo, mostrarle lugares, como la iglesia, la tienda...

- ¡Padre! ¡Padre! ¡Vamos a la casa de mi amigo! Yasmin... ¡Ayer dormí en su casa, después de pelear con mi mamá!

De repente el auto de Sebastião se detiene frente a la casa de Yasmin, Jordana baja del auto e inmediatamente llama a su amiga.

- ¡Yasmín! ¡Yasmín! ¡Soy yo! ¡Vine con mi padre! Dice Jordana.

Sebastião mira esa casita sencilla... y cuando aparece Yasmin, para su sorpresa, era la misma chica que estaba con Daniel, apenas se conocieron.

- Jordana! ¡Atentamente! ¡Pensé que nunca volverías aquí otra vez! Dice Yasmim.

- ¡Dije que seríamos amigos! ¿No hablé? Dice la chica.

Yasmim reconoce a Sebastião....

- Entonces... ¿¡Este hombre es tu padre!?

- ¿Entonces ya se conocían? ¿Como es eso?

Sebastião le cuenta a su hija que la conoció el día que conoció a Daniel, los dos eran amigos y salían juntos.

- Yasmim.... ¿No es así? Mira yo ... Le di órdenes al mayordomo de mi finca, y a los peones, tú, Daniel y cualquiera del pueblo, podéis entrar a mi tierra y pescar, coger agua, hacer lo que queráis... Y como amigo de mi hija, sepan que ¡Será bienvenido en mi granja! Dice Sebastián.

- ¡Gracias Señor! y gracias por cuidar a Daniel, y a su abuelo también... Estoy feliz, ¡me gustan mucho los dos! Dice la joven Yasmin.

Sebastião se quita las gafas, y no se había dado cuenta la primera vez de lo hermosa que era Yasmin, aunque era una chica sencilla, tenía un cuerpo hermoso, a la altura de sus 19, 20 años... Una sonrisa bonita...

- ¿Con quién vives aquí en esta casa? pregunta Sebastián.

- Vive con su madre, la señora Lúcia... Responde Jordana.

- Mi padre falleció cuando yo era niña, mi madre y yo todavía vivimos solos, mi madre limpia las casas, pero después de que enfermó, soy la única que lava, sale, limpia la iglesia... Pero gracias a Dios tengo salud para trabajar y ayudar a mi madre... Dice Yasmim.

- ¡Soy médico! ¿Puedo llevar de repente a tu madre a los exámenes? No lo sé... Remitir a un especialista... ¡Por supuesto, todo por mi culpa! Tengo un hospital en la capital, fui dueño, ahora soy socio, pero aún así...

- ¡Acepta a Yasmim! ¡Mi padre, no es en absoluto lo que la gente cree, fue el capataz quien hizo que la gente pensara eso de él! Dice Jordana.

Yasmim promete pensar...

Mientras tanto, en la finca, la esposa de Sebastião, Nazaré, va al corral, Heitor estaba allí...

- ¡Solo mira! Tu jefe te regañó, ¿no? dice Nazaré.

- Lo tomé... ¡Así es! Pero... imagínate si supiera que me estoy follando a su mujer, eh... dice Sebastião, tirando de Nazaré y besándola en la boca.

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