NOVICIA

Hermana! Hermana!.- un hombre se atraviesa en mi campo de visión, me asusto y lo miro.

- Oficial, si dígame.- cierto que soy Novicia.

- Está perdida?, ¿necesita ayuda?.- me da una sonrisa cálida.

- Sí, necesito viajar a Madrid.- río nerviosa.

- En esa ventanilla de allí, los vuelos a Europa.- me señala a mi espalda, giro y veo que es una fila no tan larga.

- Gracias, que Dios lo bendiga.- lo toco y me dirijo a la fila.

- Destino?.- una mujer me da una sonrisa fingida.

- Madrid.- busco en mi bolso el dinero.

- Hermana usted paga la mitad.- me entrega el pasaje y se lo abono.

En una hora sale mi vuelo, me dirijo a embarcar antes de que me reconozcan, veo un periódico y lo llevo, subo y veo las noticias.

El conocido mafioso Tomas Colman, fue sorprendido a tiros en el día de su boda, con la Señorita Mía Castiglione, no sé pudo saber quienes fueron los atacantes, se especula que es su primo Jack Colman, parece ser que secuestró a su ex prometida y por rivalidad en quien ocupe el puesto Di Cappo, ambos hombres están en un enfrentamiento...

Cierro el periódico no quiero leer más, esto ya fue suficiente estoy en todos lados, ¿cómo llegaron a saber mi nombre?, ¿Qué haré ahora?, trato de dormir, las horas de vuelo son bastante...

Llegamos a Madrid y afuera llueve mucho el aire frío congela mis huesos, no hay ningún taxi afuera tendré que esperar que pare la tormenta para poder irme.

- NOVICIAAAAA!!!.- alguien grita y miro a mi costado, lo saludo sin saber que hacer, se acerca corriendo.

- A que convento, capilla o iglesia se dirige?.- que hermoso que es, su cabello corto y con ondas arriba, ojos verde por lo que veo tiene unos músculos bastante pronunciados, es joven y alto.

- He?.- se supone que no lo tengo que mirar con estos ojos de depravada, por favor soy una 'novicia' creo que soy ' La Novicia Rebelde'.

- A dónde se dirige?.- me sonríe y una dentadura perfecta te encandila.

- No tengo un lugar fijo, ir a todas hacer ayuda humanitaria.- levanto mis hombros nerviosa, ruego que sé dediquen a esto.

- Está castigada?.- enarca una ceja, ¿castigada?, como que las castigan, y ¿se arrodillan?, yo lo hago si me toca él como castigo soy voluntaria.

- NO!, no, lo siento.- me salió muy a la defensiva.

- Bien, bueno vamos a mi iglesia, ahí tiene capilla, monasterio, podrá estar con las otras hermanas y novicias.- empieza a caminar y yo lo tengo que seguir, en realidad tengo que hacer otras cosas por dios tengo lencería de cuero en mi bolso, me llegan a ver esto me mandan a la horca.

- Yo...- no sé que decir, tengo que seguirle el juego.

- No es que no tiene un lugar fijo?.- entre cierra los ojos.

- No, claro, es que no sé su nombre.- de bailar en el tubo a ser Novicia, uuff!!!!!

- Soy el Padre Federico Gigliotti.- pone su mano en mi brazo y me conduce.

- El suyo?.- me mira y sonríe.

- Mi... María Magdalena.- ¿en serio?, él me mira y abre sus ojos, si básicamente sería ella la misma profesión.

- Que original su nombre.- ríe y me da un guiño.

- Siii!! Mis padres creo que acertaron llamándome así.- suspiro.

- Acertaron?.- me mira confundido.

- Ya sabemos a que se dedicaba María Magdalena.- frunzo mis hombros, y él abre su boca anodado.

- Me dice en serio?.- llegamos hasta su auto que por cierto es un modelo viejo, y lo admiro seguro se lo gano laburando.

- Es broma.- río y él igual, no muy convencido, si supiera que ese nombre me quedaría pintado, mejor dicho si él supiera a lo que me dedico, subimos a su auto empapados, me mira y ya me imagino que puede ser mis pezones están duros, me remuevo buscando el cinturón, no llevo nada debajo de esta ropa solo bragas.

- Todo está bien?.- río nerviosa, acomodo mi bolso en mis piernas.

- Sí, ¿trajo ropa?.- buena pregunta, pésima respuesta.

- No!, no pensé que iba a llover, me traje ropa de dormir, soy de lavar todos los días mi uniforme.- miro mis dedos.

- No hay problema, le conseguiré uno.- arranca el auto y salimos, algo más que agregar al libreto de mi vida: PROMETIDA, NOVICIA,,, cuando le cuente a mis nietos la historia de mi vida se caen de culo.

Llegamos a la Iglesia, todas iguales nada que sorprenderse, no ingresamos por donde viene todo el mundo, al costado una puerta negra se abre, está pegada a la Iglesia con una pared que divide todo, parece un colegio internado.

- Padre Mariano, ¿cómo está usted?, ¿cómo le fue en Haití?.- debe ser la ladre superiora, una mujer mayor con el uniforme de negro, atrás de ella vienen 2 más jóvenes con el mismo uniforme.

- Madre Teresa, hermanas, ¿cómo están?, bien he tenido que también hacer de Doctor.- suspira nostálgico, yo lo miro incrédula, por lo visto él también hace 'ayuda humanitaria'.

- Dios lo tenga en la gloria.- hablan las 3 al mismo tiempo, yo miro para todos lados.

- Ella es la Novicia María Magdalena, está en la misión de ayuda humanitaria, nos agarro la tormenta y su uniforme se mojo no trajo más nada.- me presenta y les sonrió, me miran con desconfianza y yo me pongo nerviosa.

- De donde viene usted?.- la madre se acerca y me mira fijamente.

- De Miami, estuve ayudando en la causa de mujeres que sufrían abusos sexuales.- eso salió de mi corazón, una lágrima me traiciona y la seco rápido, la madre traga grueso y acaricia mi rostro, yo me quiebro y mi cara está bañada en lágrimas, todos están en silencio.

- Claro hija se te otorgará una habitación y ropa.- la abrazo y me olvido si eso está permitido o no, ella se queda quieta y la suelto rápido.

- Lo siento Madre Teresa.- junto mis manos y suspiro.

- Tranquila!.- toca mi brazo.

- Acompañen a la Novicia, a alguna habitación que está libre.- las sigo con mi bolso en mano, vamos al final del pasillo doblamos y muchas puertas en color verde aceituna están una al lado de la otra, la mía es la última que da al final.

- Póngase cómoda ya le traemos lo necesario.- se retiran dándome una calida sonrisa, me recuesto en la cama mirando el techo.

¡Wow Mía!, todo lo que has pasado, parece mentira, necesitas acomodar tu cabeza, eso significa salir de aquí y retomar tu vida, lejos donde nadie te encuentre, lo mejor sería Alemania no te conoce nadie, puedo mandar a buscar mis cosas y hacer una nueva vida, ya con esto fue demasiado, es hora de pensar en ti, hasta aquí llego tu vida de Scort, ahora eres Mía Castiglione una joven estudiante y trabajadora...

Me levanto y me desnudo, pongo el uniforme en las sillas para que se seque y la puerta se abre de golpe, tapo mis pechos y veo al Padre Mariano mirándome, se gira dándome la espalda.

- Perdón, perdón, no sabía que estaba en esta habitación, generalmente es mi oficina, como verá allí- señala con su mano- están mis libros, carpetas, cuadernos, etc.- esta de camisa azul y pantalón negro, ¿cómo puede tener semejante espalda?.

- No lo sabía, aquí me trajeron las hermanas, si me dice donde encuentro otro dormitorio me voy ahí.- agarro la almohada y tapo mi cuerpo.

- La del lado, usé la del lado, tengo que entrar varias veces aquí y sería faltarle el respeto.- sigue bajo el umbral.

- Me puede aguantar hasta que me traigan la ropa?.- por mí no tengo drama de cruzar desnuda, pero no quiero terminar como Juana De Arco.

- Sí! Claro que sí.- cierra la puerta y se va, yo suspiro nerviosa, me siento en la cama esperando agarro mi bolso y reviso, ropa interior, ropa de cuero, pastillas, mi teléfono, unos ¿anillos?, cepillos, dinero, y una ¿carta? la abro y leo el contenido

Hola mujer, ¿cómo estás?, desapareciste de mi vida sin dejar rastros, quiero contarte que tu hermana se apareció en la puerta de mi casa, se hizo pasar por ti, cuando la recibí y vi que era ella le dije que se fuera me amenazó que iba a mostrar todo a la prensa, por eso la tuve que dejar entrar a mi domicilio, nunca pasó nada intento drogarme 2 veces y la hice meter presa, me contó muchas cosas de tu vida, no le creí nada se que lo hace por despechada, hace poco me enteré que pagaron su libertad un tal Jack o Jackson fue, una noche revisando las cosas de tu hermana di con tu dirección y me salía está mandé un investigador y esa casa pertenece a un tal Jack Colman, ¿estás con alguien y no me dijiste nada?, quiero que sepas que te sigo esperando y no tengas miedo te protegeré. Saludos Viky!!

Seco mis lágrimas y guardo la carta, si vuelvo a buscarla sería volver a pasar todo, necesito dejarlos atrás, que sena felices, la puerta se abre y las hermanas entran, me levanto rápido.

- Gracias.- les recibo lo que me traen.

- La cocina está en el otro pasillo, por donde ingresaron, este es el pasillo de las habitaciones.- me sonríe y salen, me cambio rápido tomo mis cosas y me voy a la habitación siguiente, veo que tengo puesto un camisón hasta los pies largo una carcajada fuerte y me lo quito, busco mi ropa de dormir, apago la luz y me meto a la cama, mañana tendré que irme...

Un golpe en la puerta me despierta asustada, me pongo de píe y abro, el Padre Federico me mira con los ojos cansados y ojerosos

- Disculpe María.- le miro las manos y están con sangre, abro los ojos como plato y él se da cuenta.

- Unas cabras dieron a luz y hemos estado en eso.- me recorre el cuerpo despacio.

- Qué hora es?.- hace frío y mis pezones ya me delataron.

- Las 04 de la mañana.- se apoya en el umbral y yo retrocedo unos pasos.

- Tendría que aprovechar para irme, ¿cómo consigo un taxi?.- me alejo en busca de ropa, recuerdo que estoy en pijamas y me siento en la cama.

- Irse? A donde?.- entra a mi habitación y cierra la puerta.

- A seguir.- frunzo mis hombros.

- Alguien la corrió?.- cruza los brazos y los músculos van a reventar la camisa.

- Claro que no!.- niego con la cabeza y él se dirige al baño a lavarse las manos, ¡vaya que confianzudo!, alguien golpea la puerta y yo me levanto de golpe.

- Ven.- me dice en un susurro, me esconde en el baño y abre bien la puerta quedo atrapada contra la pared.

- Padre Mariano, disculpe que lo moleste, ¿cómo estuvieron los partos?.- la madre Teresa entró a la habitación, ¿cómo sabía que estaba en está?, si yo duermo aquí.

- Fue una labor de horas, pero todo salio bien, sobrevivieron todas las crías.- si respiro siento que me descubren.

- Gracias a Dios, bueno lo dejo descansar lo veo en unas horas.- sale de la habitación y yo vuelvo a recuperar el aire.

- Por qué la madre Teresa entró así?.- salgo del baño.

- Porque está es mi habitación.- ríe y se desabotona la camisa.

- Qué?.- junto mis cosas.

- No puedes salir ahora, si te descubren aquí sabes cuales son las consecuencias?.- se quita la camisa y queda con su semejante torso a la vista, se quita sus zapatos y medias, dirige las manos a su cinturón....

- Padre, se tiene que desnudar frente de mí?.- no sé porque estoy nerviosa, es la primera vez que me sucede.

- Me voy a bañar, aparte usted tampoco está de camisón.- me señala con su mentón y yo me pongo colorada.

- Segura que la dejaban dormir así? O el simple hecho de no pertenecer a ninguna capilla ni monasterio duerme con casi nada?.- si quita su pantalón y ya fue demasiado, miro el suelo sin saber que responder.

- Lo segundo.- retuerzo mis dedos nerviosa.

- Y a donde paraba?.- se dirige al baño y yo tomo aire, dejó la puerta abierta al propósito, no caeré en su juego, golpean la puerta y yo corro al baño, me meto con él quedando empapada.

- Acaban de golpear la puerta.- entro en pánico, no miraré hacia abajo, ya el reflejo me confirma todo.

- QUIÉN ES?.- grita, alguien entra a la habitación y él se acerca a la puerta del baño quedando yo escondida entre la pared, estoy mojada y a punto de ser descubierta.

- Qué hace aquí Ana?.- su voz sale agitada, miro por la rendija y es una Novicia de uniforme todo blanco, es colorada con pecas en su rostro.

- A dónde estuvo?, necesitaba verlo.- ella habla de forma nostálgica y yo me quedo sin aire, ¡vaya!, somos varias Marías Magdalenas aquí.

- No Ana, necesitas sacarte esa idea de la cabeza.- acabo de ver que una pierna de él quedó a la vista y la otra tocando la mía.

- Por favor! Nadie se enterará de lo nuestro, nunca hablaré.- su voz sale rota, y siento pena por ella, se lo que es tener un amor no correspondido.

- Estas haciéndote mucha película.- lo dice enojado.

- Por Favor Mariano...- no la deja terminar de hablar.

- Basta Ana! Haremos de cuenta que esto nunca pasó, no vuelvas a ingresar a mi habitación, no me acorrales en la capilla, basta!.- suspira con lástima y cansancio.

- Está bien!.- se escucha como sorbe por la nariz.

- Vete!.- mueve su mano, los pasos se escuchan alejarse y la puerta se cierra, él suspira fuerte y apoya la frente en la puerta.

- Sé lo que ella siente.- se endereza y me mira incrédulo.

- Te enamoraste de un Padre? Cura? Monaguillo?.- me mira cansado.

- No! Simplemente me enamoré.- muerdo mi labio y él lo mira.

- Era una mujer?.- río ante su comentario, en parte tiene y no razón.

- No Padre! Déjelo ahí.- río negando con mi cabeza.

- Cuéntame entonces.- se vuelve a meter bajo la ducha.

- No me va a juzgar?.- lo miro fijamente a los ojos.

- No soy quién.- lava su cuerpo.

- No soy Novicia- él abre los ojos como plato- era Scort, y tuve que escapar de unos mafiosos vestida así.- no sé en que momento empecé a llorar.

- Qué?.- su voz sale queda.

- Prometo irme ahora mismo, no diga nada por favor.- me alejo he intento salir del baño, toma mi brazo y me atrae hacia él, toma mi rostro y me besa, me quedo quieta me alza apoyando mi cuerpo a la pared y nos besamos profundamente, quita mi ropa dejándome desnuda, me dejo llevar como siempre...

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Rocio Raymundo

Rocio Raymundo

hay novicia rebelde de María Magdalena el nombre que te pusiste te pasas Pero es la vida que llevas de escort

2024-05-03

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