Hora de cambiar.

Había despertado y necesitaba hablar de manera urgente con Gabriella Lombardi, no tuve que esperar mucho, ella no tardó en llegar.

— ¡Si sucede algo malo con la chica los mataré a todos! - gritó antes de entrar a la habitación en la que yo me encontraba.

Creo que ella notó que me encontraba bien, eso al parecer tranquilizó a todos sus hombres, creo que finalmente lograron respirar de forma tranquila.

— Dime, ¿qué era lo que planeabas? - le pregunté sin dejarla decir una sola palabra.

Ella levantó una ceja, claro con esa sonrisa de siempre. Se sentó en la cama en la que yo estaba, mirando hacia el techo y moviendo los pies.

— Bueno, si de verdad quieres saberlo.

Se paseó por la habitación, con sus manos en detrás de la espalda, para al final terminar justo frente a mí.

— Como te dije antes, tu tía Rosario trabaja para nosotros, generalmente en los bares que usamos para lavar dinero, reuniones y prostitución. Pero algo sucedió.

— ¿Qué cosa? - pregunté llena de curiosidad.

— Me di cuenta de que - pasó su mano oír su cabello negro como el carbón - nos está robando dinero y no hay nada que está mafia deteste más que la traición.

— Y - continuó - podría vengarme yo de una manera muy satisfactoria pero creo que, tú tienes más Razones.

Sé que ella me quiere utilizar en su venganza para divertirse, es obvio que le genera satisfacción. Pero, ¿por qué desaprovecharía yo una oportunidad así? Si es necesario convertirme en un peón para la mujer más poderosa de la mafia para lograr recuperar lo que es mío, entonces seré la mejor pieza de su tablero de ajedrez hasta convertirme en reina.

— ¿Cómo pretendes hacerlo? - le pregunté con determinación.

— Vaya, me sorprende esa cambio repentino, debí haberle pedido a mi hermano que te atropellara antes.

Me dijo que para empezar me dejaría conocer a alguien. También me dijo que yo seguía siendo demasiado noble y que ella se encargaría de cambiar eso.

— Esperanza, te presento al profesor Alfonso.  Uno de los mejores que encontramos en España.

— ¿Cómo lo trajiste aquí? - le pregunté mientras no dejaba de mirar al tan atractivo hombre.

— Bueno es que el - dirigió su mirada hacia él, asesinándolo con la mirada - tiene un fuerte deseo por conservar su vida y la de su familia, ¿sabes?

Ella podía conseguir lo que deseara, si no era gracias al dinero era gracias al miedo que generaba en las personas.

— Las cosas serán así Esperanza, aprenderás cosas básicas: leer, escribir, habilidades sociales, matemáticas básicas, historia, cultura, modales.

Abrí los ojos de par en par, no podía entender nada de lo que estaba diciendo y se le hacía mucho. Me sentía incapaz de aprender todo eso. Pero debo hacerlo.

— No he terminado aún - al parecer hay más - aprenderás defensa personal, aprenderás a analizar los riesgos, conocimientos básicos de armas y otras cosas... Cuando aprendas todo eso, tendrá que probarte para ver si aún tienes bondad dentro de ti.

El profesor Alfonso parecía tener unos 35 años, pero era bastante atractivo. Al parecer el se encargaría de que yo aprendiera algunas de esas cosas. De lo demás se encargaría Lombardi.

— Bueno, terminemos con esto rápido a ver si puedo regresar con mi familia - me dijo el hombre notándose muy dispuesto a ayudarme.

Tendría que tenerme mucha paciencia, pero aparentemente no le quedaba de otra.

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