Cumpleaños.

Ángela Esposito.

Hola soy Ángela, hoy me siento muy triste ya llevo tiempo en este lugar y no me gusta para nada aquí son muy extraños, nadie me habla y me dicen que soy una perra o una zorra, no sé por qué me dirán así debe ser porque soy tierna como ellos, no lo sé el día que me fui con Mario y su amigo la pasé muy mal nunca me habían hecho eso, lloré toda la noche tenía miedo ellos dijeron que nos acostaríamos, pero todo estuvo muy extraño, al otro día todos veían mis marcas en las muñecas y en mi cuello, unas me veían tristes y otras solo se reían, siempre es lo mismo con ellos, después de ir a su mansión regreso adolorida y toda marcada.

La monjita nunca me dijo que podía pasar esto, solo me decía que obedeciera siempre y es eso lo que hago por qué si no vienen los castigos, y no me gustan para nada. Ya han pasado alrededor de cuatro meses, estoy muy triste, mi cumpleaños se acerca y sé que ese día no abra pastel ni regalos.

Los días siguen pasando y ni el joven Bianchi ni su amigo han venido a buscarme gracias a Dios, no me gusta irme con ellos, pero aquí tampoco es tan lindo las chicas me golpean y se burlan de mí todo el tiempo, cuando hay muchos hombres en la mansión me esconden o me encierran sobre todo Melissa, ella no me quiere y no sé por qué, hoy hay muchos hombres aquí, pero no está Melisa se fue con un señor y aprovecharé para pasear al jardín, ya que me siento muy triste hoy, bajo las escaleras con un hermoso vestido rosado es algo corto, pero no tanto así que no me molesta mucho por qué es rosita, al llegar a la sala un señor se me acerca y le dice a Madame.

Señor: Si tú fuiste capaz de dejar ir a mi perra con cualquiera, me llevaré a esta, que es la de esos asquerosos, y no te puedes negar, ah no la esperes porque la compro ahora mismo.

Ay no qué terror siento, los señores me dijeron que si me iba con otros hombres me harían lo mismo que ellos, pero mucho peor, Diosito ayúdame sí, el señor me jala hasta la oficina de Madame luego de un rato me dice que nos vamos corro a mi habitación y tomo mis cosas, pero sobre todo a pochito y salgo, él me hace entrar a su auto, en el camino voy muy asustada, de verdad tengo mucho miedo y este hombre es muy serio, es alto, piel clara, su cabello es castaño un poco largo, sus ojos de color azul y es un hombre fuerte, este hombre da miedo con su seriedad.

Después de mucho rato en su auto llegamos a una mansión enorme y muy linda, Woow era tan grande como la de madame Elizabeth, pero esta era solo para él, me dijo que fuera con una chica de servicio, apareció una mujer de unos cuarenta y algo, me llevó a una pequeña habitación bonita, entré, me duche, abracé a pochito y empecé a llorar muchísimo estaba asustada, tenía mucho miedo, pero me quedé dormida de tanto llorar.

Al día siguiente desperté temprano, tocaron mi puerta, era él y me dijo.

Hombre: mira perrita, te vas a levantar y vas a ayudar con el servicio de la casa solo cuando termines podrás comer y descansar ah y mi nombre es Lorenzo Fabbri el capo de la mafia Sacra Corona Unita, así que no hagas que me moleste.

Lo miré confundida ladeando mi cabeza, que era una mafia, no lo sé, pero por su cara me debería asustar, los días siguieron pasando y yo hacía mi rutina diaria, que era levantarme temprano, hacer los quehaceres y luego me voy a mi cuarto a descansar, el señor Lorenzo siempre dice que me venderá, ya que no va a dormir conmigo por qué fui la perra de ellos.

Los días seguían igual, hasta que a esta casa llegó otro señor, es muy lindo y muy buena onda, se llama Damián Cappelletti y me contó que es el capo de la Cosa Nostra no sé qué sea un capo, pero es muy divertido, el señor Lorenzo no está viene mañana, ya que él dijo que me vendería a cuatro hombres espero que sea mentira.

El joven Damián es muy guapo, es muy alto, de cabello alto, liso y negro, de ojos grises azulados, labios gruesos, es muy fuerte, tiene muchos músculos, y es de piel clara tiene muchos dibujos en su cuerpo me encanta estar con él es muy, divertido y juega mucho conmigo estábamos hablando y le conté que hoy cumplía años así que me llevo al centro comercial y me dijo que comprara la ropa que quisiera, no quise, pero insistió y hasta hizo un puchero, parecía un perrito tierno.

Escogí tres conjuntos lindos dos de color rosa y uno amarillo él se acercó a la vendedora y le dijo que de ese estilo buscara más, luego con mucha pena le dije que si podríamos ir por juguetes, él arrugó su entrecejo y luego siguió conmigo tomada de la mano, pero serio, iba caminando a una tienda con luces extravagantes y que tenía la silueta de una mujer y un hombre en la vidriera no creo que vendan juguetes allí, pero él sabe más que yo, entonces tiré mi vista a un lado y vi una tienda con una muñeca igual a la que había dejado en casa y me le solté de la mano y salí corriendo, él corrió detrás de mí a lo mejor pensó que escaparía, pero no, luego me dio miedo y lo abracé.

Ángela: Señor, no me castigue, juro que no me iba a escapar, solo quería el juguete que le dije y en esa tienda no creo que vendan.

Él me miró con una carita como de disculpa y entramos, escogí la muñeca y la abracé, la vendedora me veía raro, pero no le hice caso, luego vi un oso más grande que pochito estaba hermoso, pero no podía abusar, pero entonces.

Damian Cappelletti

Damián: señorita, por favor quiero uno de cada juguete de la tienda.

Al escuchar eso salté de alegría y caminé con él con mi muñeca abrazada, me llevo a comer helado, él solo me veía y se reía, al llegar a la mansión fui a mi habitación y él entró.

Ángela: Desea algo, señor Damián.

Damián: solo dime Damián, por favor, podemos hablar es tu cumpleaños.

Ángela: claro que sí, saqué mis juguetes y le expliqué cómo debía jugar conmigo, así como lo hacía la monjita, él se reía de él mismo y yo estaba muy feliz.

Luego entro una señora con un pastel y Woow era hermoso, lloré de alegría y lo abracé, le di mil veces las gracias a Damián.

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