Una mirada

No pensé que tuvieras una casa tan grande.

- Está casa tiene una historia muy interesante.

Mi padre le hizo algunas modificaciones, pero siempre me informaba lo que iba a hacer, fue lo mejor del trato eso y el tratamiento de mi padre.

- Hija.

Antes de siquiera poder tocar el timbre él ya estaba abriendo la puerta, lágrimas comienzan a deslizarse por mis ojos y me lanzó a sus brazos, fueron solamente dos años sin vernos, pero hubiera parecido más tiempo.

Detrás de él sale corriendo mi hermana, una jovencita que ha estado juiciosa estudiando y trabajando en una pequeña cafetería, todo lo hace para ayudar a mi papá, con los gastos de la casa.

- Clara estás acá.

- Sí, estoy.

- Hija cuánto tiempo sin poderte dar un abrazo.

El tiempo se puede detener cuando estás con las personas que amas, solo nos separamos cuando escucho él carraspeó de alguien a mís espaldas.

- Clara, no se te olvide que yo estoy acá. - me separó de mi padre y mi hermana.

- Sí señor, le presento a mi padre y a mi hermana.

- Mucho gusto. - ellos se dan la mano, pero Caleb se detiene más tiempo con mi hermana, no lo puedo negar élla es bastante hermosa.

- Podemos dejar las maletas, tenemos una reunión.

Llevo poco tiempo de conocer a Caleb, pero lo que he visto es que es un hombre bastante serio y no lo había visto con nadie. Pero prefiero que las cosas vayan despacio no a la loca como a mí me tocó.

Mientras mi padre acomoda a Caleb en su habitación yo decido llamar, pero en cuanto cojo el teléfono mis manos empiezan a temblar hasta el punto de que este cayó al suelo haciendo un ruido estridente.

En un segundo todos ya estaban en la sala, trate de ignorarlos y mostrar que todo estaba bien. Pero no funcionó traté de alzar el celular pero mi cuerno no respondía, mis manos seguían temblando.

- Deja que te ayude. - Caleb se acerca a mí, primero recoge el celular y luego toma mí mano y me lleva al sofá.

- Gracia... - él solo suspira y coge el puente de su nariz.

- Que está pasando, no es la primera vez que te pones así, no soy adivino, pero sé que ibas a llamar para confirmar nuestra cita. - solo asiento. - Necesito saber que él lo que está pasando, si puedo contar contigo o en definitiva... - me puede despedir.

- Los dejamos, si necesitan algo vamos a estar en la cocina. - mi papá y sus detalles.

Estaba bastante nerviosa, desde hace unos meses la empresa de Rodrigo, fue la primera vez que me puse igual que el día de hoy, el solo escuchar el nombre de la empresa o el nombre de Rodrigo.

- ¿Qué tienes que decirme? - no puedo seguir dilatando la situación.

- Si hay algo que me pone así de nerviosa...

- Eso es muy obvio. - lo miro un poco divertida, aunque la manera en que lo dice es muy fría.

- Necesito que no vayas a decirle a nadie, es un secreto.

- Mujer me estás poniendo de los nervios.

- Rodrigo Santo Domingo es mi esposo, desde hace dos años lo dejé, y el haber escuchado que ibas a trabajar con él me alteró un poco.

- Eres la esposa de Rodrigo? - me sorprendió al escuchar. - Nunca había escuchado que él tuviera esposa, sé que está saliendo con alguien y se les ve muy seguido en restaurantes.

- Eso es lo que hay, estoy casada con él y este año se cumple el contrato.

- ¿Contrato?. - asentí. - Se supone que esas prácticas son del pasado.

- Eso es lo que pasa, no quería verlo tan pronto.

- Llevas dos años separada de él, y dices que es pronto. - me comienza a dar un ataque de risa. - Y ahora te ríes, en serio a veces me asustan tus cambios de humor.

- Lo siento mucho señor, pero es que es de los mismos nervios. - mientras me calmo Caleb se endereza y se pone de pie.

- Mira Clara no puedes seguir viviendo en el pasado, sé que falta una parte a la historia que me acabas de contar, no te voy a decir que me lo cuentes todo, pero si te puedo decir que debes de avanzar, si te quedas conmigo tienes que ser fuerte y poner la cara ante esta situación, separa lo personal de lo laboral.

Sé que él tiene un buen punto y la razón, si quiero seguir mi camino tengo que dejar ir el pasado. Además, el contrato con él ya se venció y nada me ata a él.

Tomo el teléfono para hacer la llamada Pero él me lo quita de inmediato.

- Yo me encargo de eso hoy, ve y te cambias, por favor lávate la cara eres un desastre.

Mientras me ducho, los recuerdos de hace tres años pasan por mi mente y hasta el momento que defendí a los gemelos. Fue desde ese momento en el que comencé a fijarme en él, era un tierno hombre, comprensivo, y después se volvió un hombre horrible.

Si he estado al pendiente de su vida, no porque quisiera, sino porque él aparece en las portadas de las revistas. Suspiro pesadamente sabiendo que dentro de poco tendré que verlo de frente. Me cambio lo más rápido posible y hago lo mejor que puedo con mi cara.

- Nos vamos señor.

- No te preocupes, al parecer el señor Rodrigo salió de viaje y nos dejó plantados. Por ahora vamos a trabajar desde acá.

- Las oficinas nos las entregan dentro de dos días, al igual que el edificio.

- Eres muy eficiente, aunque me hubiera gustado que todo estuviera listo el día de hoy.

- Lo siento mucho.

No le da mucha importancia y comenzamos a trabajar en cosas más importantes, la tarde se pasa rápido al igual que la noche, la reunión con Rodrigo se aplazó para dentro de dos días y lo único que podíamos hacer era esperar.

Tras habernos acostado tarde a la mañana siguiente Caleb decide ir de compras, pero no solo para él, sino para mí, según su apreciación hacia mí no tengo un buen gusto para la ropa y no tengo un vestido llamativo para esta noche.

Cuando llegamos a casa él me entrega la caja con el vestido, al verlo me quedo sin palabras es un color vino tinto, me queda como un guante.

- Lista.

- Si señor.

- Está noche vas a deslumbrar, eso sí por favor no vayas, a armar un escándalo.

-... Ok.

Él pidió que alquilaremos una limusina, la verdad nunca pensé en asistir a ese evento él fue el de la idea, sé que solo va gente importante no una simple asistente.

Al llegar mis nervios están desbordados la puerta de la limusina se abre, mostrando a un elegante Caleb quien me tiende la mano. Este gesto es tan íntimo que me hace sonrojar, solo lo había visto en películas y para personas que son parejas.

Mientras avanzamos para poder ingresar las cámaras no dejan de funcionar, solo espero que ninguna de estas fotos salga en la portada de ningún diario o revista.

Al ingresar me quedo sin aliento todo es bastante hermoso, respiro hondo y comenzamos a caminar, yo tomada del brazo de mi jefe.

De pronto mi cuerpo comienza a sentir en escalofrío, comienzo a sentir que alguien me está mirando, reviso el lugar y me encuentro con unos ojos grises bastante penetrantes.

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